Era la primera vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de 25 años de matrimonio mi mujer y yo nos propusimos irnos de vacaciones al Caribe, en la agencia de viajes nos ofrecieron una estancia en un Resort de bungalows a pie de playa privada, después teníamos a nuestra disposición una inmensa piscina rodeada de palmeras y con la perfecta vista al mar.
Al llegar a la recepción del Resort nos acogieron como dignatarios, nos acompañaron al bungalow, nos enseñaron todo lo que teníamos a disposición.
Como era nada más llegar y con el problema de la diferencia horaria, decidimos ponernos cómodos y recorrer todo el complejo, mirar las posibilidades de las excursiones y actividades.
Así estuvimos hasta la hora de la cena, que al estar cansados dijimos que si nos la podían traer al bungalow y así hicieron.
Mi mujer estaba con el bañador puesto y en la cintura llevaba un pareo que le tapaba un sola pierna.
Yo en bañador de surfista a pecho descubierto.
Cuando tocaron a la puerta aparecieron dos camareros.
Mi mujer se quedó observando al más alto que dijo llamarse Roberto y yo me acerqué al más bajo que se nombró como Luis.
Los dos muy simpáticos colocaron la comida encima de la mesa sin dejar de sonreír y con voces cómplices de bromear de lo blanco que estábamos.
Entre risas y miradas yo me día cuenta de que no hacía otra cosa que mirar a mi mujer, que no es que tenga unos pechos grandes pero son turgentes aún con su avanzada edad ya que pasamos ya de los 50.
Yo no me enfadé ya que cuando yo les miraba ellos educadamente me solventaban con las frases típicas de que tenía el cielo ganado con semejante belleza.
Les dí una buena propina y se fueron sin dejar de bromear.
Mi mujer y yo cenamos tranquilamente observando a través del enorme ventalón el mar.
Mientras hablábamos empezamos a divagar un poco, mi mujer sacó el tema de la vez que hicimos el trío cuando aún eramos novios.
Fue una experiencia gratificante para los dos, pero nunca más volvimos a hacerlo.
Esa noche hicimos el amor en la cama y por la humedad que hacía como habíamos sudado de lo lindo nos fuimos a duchar y en la inmensa ducha volvimos a hacerlo, deleitándonos en acariciarnos.
Al día siguiente nos fuimos de excursión, nos levantamos pronto y cuando estábamos llegando al minibus se acercaron Roberto y Luis, sonriendo como siempre, me dejaron una nota y se fueron con cara pícara.
Cogí la nota y me la guardé en el bolsillo.
Mientras viajábamos en el minibus saqué la carta y empecé a leerla.
Cuando llevaba tres líneas empecé a dudar si eso era verdad o me estaban haciendo el cambalache.
Me estaban proponiendo una noche loca de sexo a reventar, con mi mujer en el centro de atención.
Estuve apunto de romperla, pero con la curiosidad de mi mujer que ya estaba leyéndola me puso la mano encima del paquete y me dijo, no te lo pienses mucho que yo estoy ya mojada.
Se me quedaron los ojos como platos.
Estuvimos toda la excursión pensando en cuando volver al Resort.
Cuando ya volvíamos mi mujer no hacía nada más que acariciarme y tocarme el paquete, la dije que no siguiese que iba a reventar en cualquier momento.
Ella sonreía con mirada pícara.
Llegamos a nuestro bungalow, nos fuimos directamente al baño a asearnos, nos pusimos cómodos y pedimos de nuevo la cena.
Al poco tiempo llegaron los camareros, pero no eran ni Roberto ni Luis, nos extrañó, pero no hicimos tampoco mucha cuenta.
Mi mujer ayudaba a los camareros cuando uno de ellos me dejó un sobre.
Les dejé la propina y se fueron, me fui al baño y allí abrí el sobre.
Cuan sorpresa verdad?
Era Roberto detallándome lo que iba a pasar esa noche, la única condición era que echásemos todas las cortinas y dejásemos la puerta a la playa abierta.
Yo a mi mujer no le dije nada, pero la dije que después de cenar me gustaría ir a la ducha y prepararnos bien para jugar en la supercama.
Ella accedió como siempre.
En la ducha nos duchamos juntos y la preparé como si fuese la primera noche, con una maquinilla la depilé totalmente excepto la zona alta del pubis, luego ella hizo lo mismo conmigo, teníamos la piel de nuestras partes como la cara de un niño, riéndonos nos dirigimos a la cama.
como yo ya tenía preparado todo había echado las cortinas y en vez de encender las luces había puesto velas alrededor de los muebles de la cama, dando una iluminación romántica.
Pero la sorpresa estaba allí a cada lado de la cama estaban Roberto y Luis, totalmente desnudos.
Mi mujer me miró y yo la dije que no pasaba nada, ella me cogió de la mano y según se iba acercando a la cama, los dos mulatos hacían lo mismo, Roberto exhibía una polla descomunal de por lo menos 22 centímetros no muy gorda pero empinada como una lanza, Luis la tenía un poco más pequeña 18 pero bastante gruesa con un capullo sonrosado.
Los dos se acercaron a mi mujer y la ayudaron a que se tumbase a lo largo de la cama suavemente, mientras lo hacía la manoseaban lentamente, mi mujer gemía como una gata en celo.
Después de dejarla acostada se acercaron a mí y colocaron una silla al final de la cama, me hicieron sentarme y con dulzura me ataron con dos pañuelos de seda las manos y los pies.
Luis se fue hacia mi mujer y empezó a acariciarla con la punta de los dedos, recorrió todo su cuerpo pero sin tocarla ni los pechos ni su vagina.
Mientras Roberto hacía lo mismo conmigo.
A mi nunca me había tocado un hombre de esa manera, pero mi polla estaba que reventaba.
Mi mujer se movía como una serpiente con el manoseo de Luis, se fue acercando con su pollón hasta que se la dejó a la altura de la cara, mi mujer no lo dudó un momento, con las dos manos en la polla todavía le sobraba para poner dos más y se la acercó a sus labios, intentó meterse el capullo en la boca pero al primer intento no pudo, empezó a jugar con la lengua rodeando el capullo y al tercer intento se la metió en la boca sin dejar de gemir, mientras Roberto bailaba a mi alrededor sin dejar de tocarme, estaba super excitado, cuando me quise dar cuenta estaba con la polla de Roberto junto a mis labios y él con movimiento lascivo me la colocó justo en los labios, yo al principio noté el calor del capullo de una forma rara, pero no pude resistirme empecé a jugar con la polla de Roberto, recorría toda su extensión, de vez en cuando él me la colocaba para que mis labios al abrir entrasen en mi boca.
Esa sensación abarcó todos mis señales sexuales, nunca había pensado en que eso me podía gustar, estaba comiendo una polla el doble que la mía y me estaba gustando, a la vez que la visión de mi mujer viendo como se comía la enorme polla de Luis.
Transcurrían los minutos como segundos, me parecía todo a cámara lenta.
Cuando Roberto notaba que me estaba poniendo a mil retiraba su polla de mi boca y se ponía de nuevo a manosearme, nunca me había tocado mi polla, pero se colocó de rodillas y con una maestría superior se la metió en la boca, su lengua recorría toda mi polla con un deleite que más quisiera mi mujer hacerlo como lo estaba haciendo Roberto.
Cuando notaba que iba a estallar con maestría colocaba el dedo en un sitio de mi polla que me cortaba las ganas de correrme, pero acto seguido volvía a chupármela, mientras Luis estaba comiéndole el coño recién afeitado de mi mujer, se deleitaba con maestría, mi mujer gemía y le sujetaba la cabeza para que no se quitase del clítoris, era la parte de mi mujer que más le gusta que la toquen, bueno antes era yo pero ahora estaba Luis jugando con ella.
Al cabo de los diez minutos de juego Roberto y Luis se cambiaron los papeles.
Luis cuando se acercó a mí me desató y me llevó hasta la cama, me colocó boca arriba.
Empezó a moverse encima de mí mientras yo notaba su enorme polla como se restregaba por mi cuerpo, al rato me puso la cabeza de su polla a la altura de mi boca, no podía resistirme y cogiendo el tronco con una mano me acerqué el capullo a mis labios, me costó un poco menos que a mi mujer por lo enorme de su capullo, pero entró en mi boca, jugué con mi lengua recorriendo su capullo mientras salía y entraba entre mis labios, Luis gemía y Roberto mientras ya estaba penetrando a mi mujer.
Gemía como una loba, la polla de Roberto entraba y salía con una facilidad abismal ya que los flujos de mi mujer eran de campeonato, estaba tan excitada que sus jugos mientras entraba y salía la polla caían lentamente hacia su culo, y Roberto con maestría manoseaba con una mano su ojete, introduciendo lentamente primero uno y después otro.
Cuando ya tenía los dos dedos dentro les daba la vuelta abriendo camino para un tercero, mi mujer no se quejaba mucho estaba tan excitada y dilatada que pedía más.
A mi mujer si la gustaba de vez en cuando que la diese por detrás incluso llegaba a correrse con ganas, pero esta vez era distinto, las pollas que estaban a nuestro alrededor eran bastante más grandes que la mía.
Pero con maestría Roberto colocó una almohada en la espalda a mi mujer lo suficiente para levantarla con delicadeza y tener el pollón a la altura del culo.
Lentamente colocó el capullo en la entrada y con empujoncitos metió el capullo, mi mujer se estremecía de gusto, mientras Luis me dejó por un momento y se unió a mi mujer tocándole las tetas y manoseándola el clítoris.
Yo estaba de espectador pero no por mucho tiempo, indicándome que me acercara, le puso la polla en la boca de mi mujer y poniéndose un poco en pompa me sujetó la cabeza por detrás para que le comiese el culo, otro acto que nunca hubiese echo, pero esa noche era loca de verdad.
Mientras Roberto seguía penetrando dulcemente el culo de mi mujer, ya había conseguido meter la mitad, entraba y salía con soltura y mi mujer pedía más.
Al cabo de los minutos Luis se levantó y se cambió por Roberto.
Que hizo lo mismo colocar la polla en la boca de mi mujer y me invitó a que le comiese el culo.
Luis humedeció con los jugos del coño de mi mujer el capullo, la metía en la vagina pero solo la punta, suficiente para que mi mujer cada vez que lo hacía gemía y apretaba la polla de Roberto, que se ponía más tiesa y venosa de lo que era.
Luis cuando notó que ya tenía suficiente liquido vaginal en el pollón lo acercó al culo, lo restregó y con suavidad supina intentó meterla, el primer envite no pudo, pero al segundo medio capullo desapareció del culo dilatado de mi mujer que no dejaba de chupar y gemir.
Luis sacó la polla y volvió a intentarlo, momento en que el capullo desapareció por completo, mi mujer gemía como una loca pero Luis la sacó y volvió a meterla tan lentamente que parecía eterna la penetración, cuando desaparecía el capullo empuja un poco más y la volvía sacar, repitiendo otras tantas veces hasta que por fin la metió hasta el fondo.
Mi mujer se contorsionaba pero no de dolor si no de gusto.
Eso sí sin dejar de chupar huevos y polla de Roberto, yo alternaba con su culo y me gustaba sentir la polla en mi mano mientras la manoseaba y tocaba los huevos.
Luis estaba con su faena cuando mi mujer se corrió moviéndose como lo hacía implicó a Roberto que no dejó de gemir mientras echaba toda la leche en la boca y cara de mi mujer que no dejaba de chupar y deleitarse.
Con una mano me invitó a que acompañase a mi mujer, que yo observándola no pude resistirme, el gusto de lefa ajena me estaba poniendo a mil.
Pero Luis seguía bombeando en el culo de mi mujer, Roberto con la polla aún tiesa aún después de correrse, aprovechó mi posición para salirse de entre los dos y ponerse detrás mía, empezó a comerme el culo metiendo de vez en cuando un dedo y después otro y cuando quise darme cuenta me estaba dando por culo, la polla de Roberto me estaba atravesando con pasión, no tenía dolor ninguno, sería por la excitación o sería por lo que estaba pasando por mi cabeza, era gusto.
Mi mujer se movió un poco hacia un lado para cogerme mi polla y metérsela en la boca y mientras observaba como los huevos de Roberto chocaban contra mí parte baja del culo, de vez en cuando acariciaba los huevos de Roberto y los míos que coincidían con los envites, Luis no dejaba de embestir a mi mujer por el culo en un interminable ciclo de mete y saca.
Al cabo de unos minutos Luis retiró la polla del culo de mi mujer y se acercó al mío, en un principio al notar su capullo tan enorme me puse un poco a la defensiva pero no pude moverme ya que Roberto sujetaba mi cintura.
Con delicadeza el enorme capullo de Luis entró en mi culo, sentí un leve dolor pero que al instante se empezó a convertir en gusto supino, me había dado por culo una culebra y ahora estaba una anaconda entrando.
La diferencia era abismal, el pollón de Luis era mucho más duro y venoso a la vez que el calor que emanaba junto al mete y saca hicieron que me corriese en la boca de mi mujer, increíblemente se lo estaba tragando todo cuando eso no lo hacía muy ha menudo por que no le gustaba con tanta deleite como estaba haciéndolo ahora.
Roberto aún con la polla tiesa se la metió a mi mujer por el coño húmedo, empezó a bombearla a cuatro patas, Luis sacó su enorme polla de mi culo, todavía no se había corrido y lo necesitaba se le notaba, se acercó a mi mujer y cambiándola de posición la empaló mi mujer se movía encima de la anaconda con maestría, pero Roberto la tumbó un poco y aprovechó para metérsela por el culo, la estaban ensartando por los dos agujeros, yo que me había corrido hacía dos minutos ya estaba de nuevo a mil, cuan sorpresa cuando Luis me indicó que me acercase y empezó primero a comerme los huevos y después la polla eso sí, sin dejar de bombear a mi mujer, Roberto se corrió en el culo de mi mujer, invitándome a que viese el agujero del culo de mi mujer lleno de leche y cogiéndome de la cabeza me metió en entre el culo de mi mujer y los huevos de Luis que no dejaba de bombear a la vez que caía la lefa de Roberto por la polla de Luis, entre los dos empezamos a chupar los jugos que estaban embadurnado la polla de Luis y los huevos, de vez en cuando nuestras lenguas chocaban pero seguíamos a lo nuestro, cuando de repente mi mujer empezó a correrse la polla de Luis desaparecía casi completamente, prácticamente los 18 centímetros estaban dentro, solo se veían los huevos chocar contra el culo de mi mujer, la levantó en vilo y nos obligó a que entre los dos estuviésemos jugando con su capullo, momento en el que Roberto volvía a penetrarme por el culo, su polla aún estaba tiesa, mientras mi mujer y yo jugábamos con la superpolla de Luis, esta empezó a escupir borbotones de lefa, me resultó extraño como por lo menos que me diese tiempo a contar fueron 8 chorros como un geiser y después otros tres minigeiser que nos embadurnó la cara a mi mujer y a mi.
Mientras Roberto seguía metiéndola y sacándola de mi culo, sus huevos chocaban contra mi entrepierna, mientras Luis acercaba su mano para manosear los huevos de Roberto, este echaba la mirada para atrás hasta que noté que se estaba corriendo en mi interior, sus golpes de lefa los notaba como si fuesen tiros, mi polla se puso tiesa de nuevo y Luis con una maestría me estaba ordeñando mientras mi mujer se acercó a la polla de Roberto ya medio flácida y chorreante para comérsela y limpiarla.
Yo empecé a notar como la lefa de Roberto salía y caía lentamente pero Luis lo que hacía era restregarme con ella los huevos y después pasármela por la polla para lubricarla y así poder manosearla mejor, momentos después empecé a gemir y con una mano manoseaba y con la otra se estaba haciendo una paja, la visión de su polla flácida ya excitaba pero ver como volvía a poner a tope me hizo que mi corrida fuese mas larga de lo normal.
Quedamos los cuatro tumbados en la cama, chorreando de sudor y lefa, nos manoseábamos como si fuesen solo dos, era una sensación sorprendentemente agradable.
Pasaron unos minutos hasta que recobramos de nuevo la lucidez, Roberto y Luis se levantaron y se fueron a duchar, al rato me entraron ganas de mear y entre en el baño.
Cuando entraba la escena no me conmovió me puso a mil, Luis estaba dando por culo a Roberto con una fuerza bestial como poseído, Roberto con la polla tiesa se la estaba meneando mientras Luis se la estaba metiendo con tanta fuerza que cuando chocaban los huevos con Roberto sonaba como si fuese un tambor, los dos con complicidad no dejaban de mirarme, me excitaba la escena, entre en la ducha y empecé a comerle la polla a Roberto que no tardó en correrse en mi boca, ya con menos lefa que antes, pero sentí como dos flechazos llegaban a mi campanilla, Luis estaba corriéndose cuando agarró de los brazos a Roberto hacia atrás para darle dos fuerte embestidas para que este notase que ya había llegado al final.
Terminamos de ducharnos, salimos del baño y mi mujer estaba con una mano indicándonos a los tres que eso no había terminado.
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