Esclava de mi novio y su padre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por relatos..
Hasta que un día me invitó a cenar en su casa con su padre, al cual había visto en muy pocas ocasiones y nuestras conversaciones habían sido muy escuetas.
Mi novio, Alex, me compró un vestido rojo muy atrevido y ceñido para la ocasión.
Mi escote no dejaba mucho a la imaginación y mi culo se marcaba de forma descarada.
Mi pareja parecía muy satisfecha con el resultado, sin embargo me sentía incómoda.
Aunque cuando se trataba de complacerlo hacía lo que él gustaba.
Al llegar con mi novio que había pasado por mí para ir a la su casa, nos recibió su padre.
Un señor de nos 50 años de edad, fornido, canoso y con un mostacho poblado.
Me dio un beso sonoro en la mejilla, y no me pasó por alto su mirada fugaz en mi escote.
Aunque era normal, hasta un ciego se habría fijado.
La velada transcurrió sin mayor revuelo, aunque no dejé de sentir a mi chico ansioso.
Supuse que era porque quería quedarse a solas conmigo.
Y sin pasar mucho tiempo su padre se retiró a su dormitorio.
– Mi padre me ha dicho que tengo mucha suerte de estar contigo.
–Reí ruborizada y al mismo tiempo orgullosa.
Así lo empecé a besar castamente, pero se notaba su intensidad en cómo invadió mi boca y la rapidez con la su miembro se paró.
– Espera- digo entre un leve jadeo – debemos cuidarnos, puede salir tu padre.
– Pero hizo caso omiso y continuó al mismo ritmo.
En ese entonces me encontraba a horcajadas encima de él, ambos sobre el sofá.
Me giré para cerciorarme de estar solos, pero cuál fue mi sorpresa al ver al padre de mi novio apoyado en el marco de la puerta, masturbándose.
El susto fue tal que caí al suelo sorprendida y confundida.
Alex (mi novio) acunó mi cara entre sus manos tranquilizándome.
– ¿Quieres estar de verdad conmigo? – soltó mi novio, a lo que asentí inmediatamente.
– Mira es normal que se excite con un mujerón como tú – me dijo de modo conciliador.
Sin embargo no me estaba convenciendo con su fundamento, así que me levanté ante la vista de ambos decidida a marcharme.
– Si sales por esa puerta, no quiero volver a saber de ti –espetó firmemente Alex, lo que hizo que me quedará paralizada por un momento meditando la situación.
Me giré sobre mis talones en su dirección.
-¿Qué quieres que haga? –dije.
Mi novio se acercó a mí, besándome satisfecho con mi decisión.
Se colocó tras de mí, y bajó mis tirantes dejando mis pechos desnudos al aire.
Me los sujetó con firmeza ofreciéndoselos a su padre.
El hombre se lanzó como una fiera por carnaza, y empezó a devorármelos como un enfermo.
No sabía muy bien cómo reaccionar, mi novio besaba mi cara y no paraba de susurrarme cosas que realmente no prestaba mucha atención.
Al cabo de un momento me di cuenta que su padre había babeado mis tetas a más no poder, e intentó besarme en la boca.
Pero aparté la cara, encontrándome con la de mi novio: -se buena chica anda- me dijo mirándome.
Cuando giré nuevamente la cabeza, su padre estaba sentado en el sofá.
Con los pantalones bajados me dirigí hacia este.
Tenía la polla curva, al igual que mi novio, esperó que me arrodillase y sujetándome de la cabeza la llevó hasta su miembro.
Solo me dio tiempo abrir la boca para recibirlo.
No tenía mucho tacto, sentía su urgencia, así que me acomodé a su ritmo.
Chupaba como si me fuera la vida en ello, y por un momento me olvidé de Alex.
Solo me concentré en complacer a su padre.
– ¿Te gusta comer la polla de viejos verdad putita? – me dijo su padre, y eso me puso verdaderamente ¡Zorra! – Lo miré a los ojos –ajá ummm- dije atragantándome con su verga erecta en mi boca.
– Menuda nena más puta te has conseguido Alex, ¡ese es mi chico! –al hacer alusión a su hijo, recordé su presencia.
Me giré para verlo, y se notaba que disfrutaba con la escena, porque se estaba masturbando como un loco.
Eso no hizo más que incrementar mi lujuria.
Más atrevida que antes, me dispuse a besar al señor, a lo cual me correspondió de buena gana.
Envueltos en un beso aposesionado manoseaba mis tetas con saña.
Y entre sus labios se me escapaban gemidos de dolor y placer.
El viejo hizo una seña a su hijo y este se acercó, yo aún permanecía arrodillada.
Alex se agachó a mi altura, y siguiendo las indicaciones de su padre, succionó uno de mis pechos, mientras que él se encargaba del otro.
Y ahí estaba yo, con un padre y un hijo, cada uno comiéndome una de mis tetas con fervor.
Mordiendo mis pezotes y tirando de ellos, dejándome marcas para que pueda recordar ese día.
De lo mojada que estaba empecé a meterme un par de dedos, disfrutando enormemente del placer y morbo que me estaban brindando.
Sin pedir permiso su padre metió un dedo por mi culo con posesividad.
Y al cabo de un momento tenía a Alex debajo de mí, su padre me sentó sobre su cara, y empecé a sentir la lengua de mi novio en mi ano.
La sensación era magnifica, estaba sudando debido a la candencia del momento.
Mientras el señor se masturbaba gustosamente viéndonos.
Frotaba mi culo y parte de mi vagina por la cara de mi novio.
Sin nuevamente aviso, su padre tiró de mí poniéndome de pie.
Me colocó de espaldas a él, agarrando fuerte mis nalgas me inclinó hacia adelante.
Sin esperármelo empezó a azotarme el culo –¡¡TAAAZ, TAAAZ!!- sin parar.
Alex se acercó y como si fuera un ritual, me abrió el ano, mientras su viejo padre me metía la verga haciéndome gritar del morbo, del dolor, de la sorpresa y excitación.
Me empezó a partir el culo y lo único que escuchaba era una retahíla de insultos, que me ponían más cachonda si eso era posible.
Ante la atenta mirada de excitación de Alex, como si la naturaleza nos hubiera sincronizando los tres nos vinimos casi simultáneamente.
Su padre dentro de mi culo, cuyo semen se discurría por mis muslos y mi vagina, entremezclándose con mis fluidos, y la corrida de Alex la mayor parte la recibí en la cara.
Y una pocas gotitas en mis labios, así que empecé a lamer lo que había caído en el suelo.
Esa es la manera en la que me inicié como la esclava de mi novio y su padre.
Ya quisiera un no novio así