FUI BANQUETE
De como de ser la banquetera pasé a ser parte del banquete.
El servicio de banqueteria que ofrezco fue el motivo con que inició todo esto. Me contrataron para llevar la comida a una reunión de 8 personas, en el sector de Dapa un viernes en la noche. Tenía que llevar dos meseros, y como cosa curiosa, pidieron que uno fuera hombre y la otra mujer. A la entrada en un patio enrejado tenían dos hermosos labradores color café. En la parte de atrás había un establo donde tenían un pony. Grandes zonas verdes y jardines llenos de flores, con antorchas encendidas para esa noche. Los anfitriones escogieron el menú que solo debíamos preparar. Llegamos finalizando la tarde, para acomodar todo, los samovares con la comida, las mesas con bocadillos, la mesa principal con su cubierteria, etc. Pronto todo quedó listo, a la espera que llegaran tanto los invitados como los anfitriones. Había otra persona, encargada del bar, que estaba aperando las bebidas y licores que habían de consumir. Tenían de todo, desde glamorosos champañas como Veuve Clicquot, Don Preignot, whiskeys como The Macallan y Dalmore, hasta nuestro Aguardiente del Valle, además de Jägermeister, tequila Don Julio y hasta cervezas. Trago no iba a faltar. La casa era preciosa, el comedor era bastante grande, contiguo a una amplia sala que tenía acomodados cuatro sofás en forma de cuadrado, uno por lado y en la mitad había una mesa redonda de madera, y un par de divanes. Pasadas las siete empezaron q llegar, que recibían Pedro y Lucía – los meseros – con una copa de Jager en la entrada. Primero los anfitriones, Oscar y Elena, elegantes, esbeltos, de cincuenta y tantos años; Carlos y Lady, ambos altos y hermosos; Arturo y Sofía, con un pronunciado escote que dejaba ver un par de senos asombrosos, y finalmente, Esteban y Alicia, el un rubio grande y musculoso, ella mucho mayor. Se acomodaron en la sala, cada pareja en un sofá, mientras departían alegremente. Los hombres tomando whiskey y las mujeres champagne, a excepción de Alicia que tomaba ron. La reunión era para celebrar el éxito de un negocio de inversión que representaba para todos unos grandes dividendos. Todos se conocían desde la época de la universidad y habían mantenido el vínculo gracias a negocios en común. Llegado el momento de la cena, pasaron al comedor donde les atendimos. Servimos la entrada solicitada, láminas de salmón ahumado con una selección de frutos rojos (fresas, frambuesas, arándanos) para una entrada fresca y afrodisíaca, acompañados de una copa de vermut. Ya estaban todos dicharacheros y felices. Como plato fuerte se sirvió solomillo asado con higos, acompañar de un vino tinto Pinot Noir, para cerrar con un postre de Mousse de chocolate blanco y frambuesas, acompañado de una copa de jerez. Muy buenos comensales todos los asistentes, que regresaron de nuevo a la sala, ya mucho más extrovertidos. Pregunté a la señora Elena si me podía retirar. A lo que respondió que no, que quería que los atendiera hasta el final y que la noche apenas comenzaba. Llame a mi marido para contarle y advertirle que me iba a demorar. Desde la cocina, desde un ventanal podía ver cómo transcurría la velada en la sala. Estaban charlando animadamente, y en ocasiones alguna pareja se paraba a bailar al ritmo de la música que sonaba. Con la combinación de licor a lo largo de la noche, las mujeres estaban más coquetas, no solo con sus maridos sino con todos. Bailaban, tomaban y comían fresas, que habían pedido que mantuviéramos en el salón. Oscar y Elena, bailaban apretujados, besándose sin pudor delante de todos. Alicia, recostada en su sofá, tenía la blusa abierta con sus senos al aire por fuera de su sostén, mientras Esteban se los devoraba con lujuria, a la vez que su mujer le masturbaba un portentoso pene completamente erecto. Lady, ya se había despojado de su vestido, dejando ver unas deliciosas tetas y estaba arrodillada mamándole la polla a su marido recostado en uno de los divanes; mientras que Arturo y Sofía también bailaban mientras él le sobaba sus nalgas. Ya hacía frío y el Señor Oscar prendió la gran chimenea que estaba en la sala. Fue cuando la señora Elena sacó dos jarrones; en uno estaban los nombres de los hombres y en el otro el de las mujeres. Apenas puso los jarrones en una mesa todos se desvistieron, quedando completamente desnudos. Desde la cocina, recostada en el mesón, incrédula veía como en la sala estaba a punto de empezar una orgia. Apagaron las luces de la sala, y encendieron muchas velas y velones que igual iluminaban el salón. Los 4 hombres se pararon uno junto al otro con sus vergas erectas, con sus mujeres arrodilladas al frente. A la orden de Oscar, cada mujer empezó a mamar el pene de su hombre. Se veían sincronizadas engullendo su verga correspondiente. Con las luces apagadas en la cocina, contemplaba extasiada el show sintiendo una calentura que me recorría el cuerpo. Me tome una copa de Jager, mientras en el salón Oscar ordenaba cambiar, y las mujeres se movieron un puesto para seguir mamando una polla que no era la de su esposo. Cada mujer se esforzaba por tragar lo más profundo la verga que le correspondía. Oscar, alzó la voz, pidiendo que les llevaran whiskey. Que hago? me pregunto Lucía. Pues llévele los vasos a los caballeros pero no los mire a la cara. Pedro preparó los vasos con el licor y hielo, y le pasó la bandeja a Lucía. Esta se acercó a ellos y a cada uno le entregó un vado con whiskey. Cambiaron nuevamente de turno y las mujeres chupaban una nueva verga. Y así hasta que todas las esposas dieron sexo oral a todos los hombres. Yo estaba absorta observando envidiosa a esas mujeres mientras sentía como mi entrepierna ya estaba mojada; y no me percaté, que Pedro una vez regresó Lucía del salón la estaba esperando con la polla afuera y que está sin pensarlo se abalanzó sobre ella para chuparla ansiosa. La calentura era general. Mirando a los meseros amantes, me acariciaba mi coño que estaba completamente emparamado. Y allí, a unos metros de mis empleados sin participar tuve un orgasmo que me hizo temblar de placer. Se escuchó de nuevo la voz de Oscar pidiendo champaña para las damas. Ocupados como estaban los meseros, fui yo misma al bar y preparé las copas y las llevé a las mujeres que habían cesado en su tarea. Cuando me iba a retirar, Oscar me cogió del brazo y me hizo señas que esperara. Él era el director de orquesta. Dijo que Elena y Lady formarán una pareja, y Sofía y Alicia la otra. Ellas obedecieron y empezaron a besarse y acariciarse. Oscar se paró frente a mí con su mástil elevado, y mirándome a los ojos, solo me preguntó: Pamela, quieres? Y sin titubear, me cogí el cabello con un moño, me arrodillé, y cogí esa tremenda verga con ambas manos, y la empecé a masajear. Su glande, era grande y brillante. Esa imponente polla podría tener 25 cms, gruesa, dura; le colgaban dos testículos gigantes, que empecé a lamer con cuidado, mientras seguía masturbando su verga. Pronto estaba rodeada de los otros machos, que igual me ofrecían sus trancas, mientras sus mujeres se daban sexo entre ellas. Mientras chupaba con deleite la polla de Oscar, masturbaba a Arturo y a Carlos. Fui turnando mi boca entre esas cuatro vergas. La de Esteban era la más gruesa, casi no me cabe en la boca; la de Arturo era la más larga y delgada; y por ende fue la que me penetró más profundo la garganta. Carlos, la tenía como la de mi esposo, siendo la menos grande, pero igualmente apetecible. Con cada mamada me excitaba más hasta sentir como mis fluidos corrían por mis piernas. Esteban, fui el primero en correrse, desparramando su semen sobre mis gafas, mi nariz y mi boca. Siguieron Carlos, que meneando su polla vertió su leche sobre mi frente y mi cabello. Arturo, quitándome los anteojos llenó mi rostro con su semen, y finalmente, Oscar descargó su abundante semen abriéndome la boca y haciendo que lo tragara. Mi blusa también quedó manchada del esperma de los cuatro caballeros. Oscar, del jarrón de las mujeres, sacó el nombre de Elena, quien separándose de Lady, se acercó a mí y literalmente limpió mi rostro con su lengua. Chupó cada gota de semen sobre mi, hasta introducir su lengua en mi boca, convirtiéndose en un beso que devolví gustosa. Oscar, me ordenó que regresara a la cocina hasta que me volviera a llamar. Las 4 mujeres se acomodaron en forma de cruz en la mesa en el centro de la sala, quedando juntas sus cabezas con las piernas hacia afuera, de forma que cada hombre empezó a follar a su mujer, mientras todas gemían de placer. Regresé a la cocina completamente arrecha, para encontrarme a Pedro que se follaba a Lucía recostada sobre el mesón. Estaba en su furioso vaivén, y sacándola de su vulva, me la ofreció, y no me negué a mamar la quinta polla de la noche. Esta era la más grande de todas, realmente un portento de polla. Lamí su tronco con lujuria, y chupaba su glande. Lucía mientras me quitaba la blusa y el sostén, dejando mis tetas a su antojo, que acurrucada junto a mí mordía mis pezones lo que me excitaba más. Pedro mugía y queriendo sentir su descarga dentro mío, lo acomodé sobre una silla y me senté sobre el, introduciendo toda su polla en mi coño, me llenaba completamente y empecé un sube y baja frenético hasta que sentí que un chorro me llenó toda. Simultáneamente también sentí correrme en medio de una orgasmo. Por segunda vez en la noche, una mujer, esta vez Lucía, me beso apasionadamente compartiendo nuestras lenguas y nuestra saliva. Me acomodé sobre un sillón y abriendo mis piernas Lucía me limpio con su lengua lamiendo todo rastro del semen de Pedro. Al terminar, los tres quedamos exhaustos y continuamos observando lo que ocurría en la sala. Mire mi celular y ya eran las 10:30 de la noche. Las 4 mujeres sobre la mesa habían sido folladas por turnos por los 4 hombres, y estaban descansando en los sofás con sus respectivas parejas. Oscar, la voz cantante, dijo que iban a hacer una doble doble penetración, por lo que dos de las mujeres, deberían ofrecerse. Silencio. Ninguna? Pregunto de nuevo Oscar. De nuevo silencio. Salí presurosa de la cocina y acercándome dije que yo. Los hombres me terminaron de desnudar completamente. Mientras Alicia que quería tomarse un Jager, al encontrarse en la cocina a Pedro y Lucía desnudos, los trajo para el salón. Lady se ofreció para ser la segunda mujer. Óscar y Esteban se acomodaron en la mesa boca arriba en sentido contrario con sus piernas colgando y con sus vergas completamente erguidas. Me senté sobre la polla de Oscar, a la vez que Lady era penetrada por Esteban. Al estar muy cerca del borde y al inclinarnos, dejábamos nuestros culos expuestos; y así Arturo se acomodó detrás mío, y Carlos detrás de Lady. Al estar en sentido contrario mi rostro estaba frente al de ella, por lo que estirándose un poco me dio un beso en la boca que respondí con dulzura. Sentí como con la verga de Oscar insertada en mi coño, Arturo me lamia el ano ensalivándolo. Una vez lubricado con saliva puso la punta de su pene y empujó; tuvo dificultad al principio, pero finalmente mi año cedió permitiendo su ingreso. La verga de Arturo no era muy ancha pero si larga. A su vez Carlos penetraba analmente a Lady, qsi gimió de dolor. Los 4 machos empezaron a sincronizarse, cuando Oscar entraba, Arturo salía; y así como una máquina estaba siendo perfectamente penetrada con fuerza; recibiendo oleadas de placer; sudaba montones. Lucía se acercó y con su boca llena de champaña me dio de tomar, repitiendo lo mismo con Lady. En medio del jaleo, podía ver como Sofía y Elena, entre ambas estaban mamándole la polla a Pedro; lamiendo juntas dicha tranca y chupando sus pelotas. Mientras Alicia y Lucía se besaban con pasión mientras se tocaban sus partes. Sofía se sentó sobre Pedro metiéndose su pollon, y Arturo queriendo hacer una doble penetración a su mujer se bajó de mí para ir a encularla a ella. Seguí cabalgando a Oscar que seguí con su verga como una piedra, pero sentía el vacío de la polla de Arturo en mi culo. Viendo a Elena sola la llamé y le susurré al oído. Fue a embadurnar su delgado brazo con aceite, y acercándose a mi trasero, empezó a introducir su mano por mi ano. Dos dedos, luego tres, y luego la mano entera; sincronizada con su marido fue metiéndome cada vez más su brazo hasta que lo tuvo metido hasta el codo; podía sentir como sus dedos palpaban a la altura de mi estómago. No quería que sacara esa mano, sentía mi esfínter completamente dilatado y me gustaba. Alicia y Lucía, viendo la escena se animaron y embadurnaron sus manos y brazos con aceite, se acercaron a la mesa. Alicia retiró a Carlos que culeaba a su mujer, y la penetró con su mano; mientras que Lucía repetía la operación en el culo de Alicia. Carlos que seguía empalmado, se acercó y me ofreció su polla, que cogí y empecé a chupar. Luego fue y se la dio a su mujer hasta acabar descargando en su boca. Y allí estábamos todos follando con furia, en medio de gemidos, gritos y bufidos. Sofía y Arturo, terminaron exhaustos, pero Pedro tenía su mástil como si nada. Le pedí a Elena que cediera su espacio a Pedro; quería sentir su verga en mi culo a lo cual él no se negó. A pesar de lo expandido de mi ano por el brazo de Elena, la polla de Pedro lo amplió más. Oscar seguía clavándome ahora sincronizado con Pedro que con cada empujón pareciera querer sacarme de la mesa. Elena, ahora metía su brazo en el culo de Lucía, formando un tren de brazos culeadores. Lady follada por Esteban, y por el brazo de Alicia, ésta por el brazo de Lucía y ésta por el brazo de Elena, terminaron en un órgano simultáneo, y quedaron postradas en los sillones. Esteban se paró para follarme por la boca, y allí estaba con tres vergas en mis orificios. Me sentía una puta, quería más. Cambiaron de posición, Pedro se hizo abajo, Esteban en mi culo y chupaba la polla de Oscar. Cámbianos de nuevo, Esteban abajo, Oscar en mi culo y la polla de Pedro en mi boca. Cuando los tres acabaron, descargaron sus chorros de semen sobre mi cara y mis tetas. Entre Elena, Sofía y Alicia, se encargaron de limpiarme con sus lenguas. Quería más, y levantándome fui y le mame la polla a Carlos y a Arturo, hasta que se excitaron de nuevo y con sus vergas erectas, hice de nuevo una doble penetración. Carlos me cargó de frente y me ensartó su polla en el coño, mientras Arturo me la metió por el culo. Entre ambos me levantaban, mientras me taladraban con sus penes. Carlos me chupaba las tetas, mordía mis pezones y yo le metía mi lengua en su boca deseándolo. Me bajé para cambiar de posición, ahora Carlos me enculaba y Arturo de frente me follaba con su larga herramienta, mientras yo chupaba su lengua y el amasaba mis tetas. Sentía como esas dos vergas entraban hasta su base, lo que me enloquecía. Sintiendo que ya iban a acabar, me bajaron al piso; y abriendo lo más que pude mi boca, alcancé a meterme los dos glandes, que lamía con mi lengua mientras masajeaba sus penes. Nada que acababan. Se acostaron entrelazando sus piernas de forma que sus vergas quedaban una junto a la otra, y me senté encima de ellas. Elena ayudó a que me penetraran. Dolía un poco pero ambas entraron; ellos estaban quietos y era yo la que me movía sobre sus pollas, hasta que un nuevo orgasmo me hizo explotar. Me bajé de las vergas que seguían erectas y Lady ocupo mi lugar, que cabalgaba sobre esas pollas bamboleando sus tetas. Esteban y Oscar, imitaron a sus amigos, y follaron doblemente a Elena, que gemía de placer, para terminar haciéndolo con Alicia y con Sofía. Después de Lady, Lucía ocupó su lugar sobre Carlos y Arturo. Todas recibimos nuestra doble porción de polla en nuestras vaginas. Pedro observaba toda la acción mientras se masturbaba, y trayendo una copa exprimió todo su semen en ella. Oscar viéndolo, le dijo a los otros hombres, que no fueran a acabar en las mujeres, sino que todos descargaran su leche en la copa; y así fue, entre todos ellos llenaron casi dos copas de semen. Sentaron a todas las mujeres en el piso, y nos fueron pasando las dos copas para que entre las 6 nos acabáramos las dos copas; pero al llegar una a mi, tomé un sorbo prolongado, y me relamí esa mezcla de semen de nuestros machos; pero me incorporé con la copa y se las ofrecí a ellos, diciéndoles que con la copa sellábamos la intimidad de esa noche; así que empezando por Oscar, lo bese en la boca y le obligue a beber, haciéndolo luego con todos, los cuales no se negaron. Mire mi reloj, y eran las 2:34 am, y tenía 8 llamadas perdidas de mi marido. Lucía sirvió de nuevo champaña para todos, ofreciéndonos además fresas. Fuimos todos al baño principal en el que había una gran tina, en la que nos metimos todas las mujeres, y los hombres desde afuera y rodeando la tina empezaron a orinar, dándonos a todas una gran lluvia dorada. Recibí el chorro en mi boca de Pedro que luego de llenarla me roció la cabeza para luego seguir mojando a las otras. Bañadas con dicho elixir que me sabía a champaña, nos untábamos y nos acariciábamos pasando nuestras manos por tetas, manos y coños. Elena a mi lado, cogiéndome de la cabeza, me beso quedándonos unos minutos entrelazadas con nuestras lenguas, mientras con una mano me introducía su dedo gordo en el coño apretando mi clítoris, a la vez que otros tres me los metía en el ano, que dilatado como estaba la dejaba hacer. Podía sentir sus dedos a ambos lados, lo que me arrechaba sobremanera, consentida además con los apasionados besos que me daba Elena. Así tuve un orgasmo más en esta noche loca. Los hombres se masturbaban mientras nos magreábamos lascivamente unas con otras. Así que después de la lluvia dorada tuvimos lluvia de semen. Embadurnadas como quedamos nos limpiamos unas con otras, entre caricias, risas y besos. Nos duchamos y nos arreglamos para despedirnos, pues las 4 parejas pernoctarían en la casa. Elena, se despidió con un apasionado beso, diciéndome que había quedado encantada con mi servicio y que me volvería a llamar. Subimos las cosas al carro, y de regreso en Cali, dejamos primero a Lucía, y al llegar a casa, aprovechando la seguridad de los vidrios polarizados, di la penúltima mamada toda vez que Pedro, aún arrecho sacó su verga para despedirse y vaciar su última descarga de semen en mi boca. Entre a la casa a las 5:10 am, en nuestro cuarto mi esposo dormía profundamente. En el baño mientras me desnudaba, me llegó un mensaje de WhatsApp; era Elena, con un gracias y un video. El video era de todo lo que hicimos en la sala. Excitada de nuevo y metiéndome bajo las cobijas, saqué el pene del bóxer de Raúl y me dediqué a dar la última mamada, hasta que él y su verga estuvieron listos para culiarme. Porque quería que me diera por el culo y cerrar así la jornada de trabajo.
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