GERMAN 7, PRIMER ENCUENTRO CON EL CURA, MARIELA Y ALGUIEN MAS…..
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por GGozador.
Y ya, despues de aquella tarde con mi profesor Ricardo y su amigo Matias, que fue mi primer encuentro con alguien de raza negra, muy placentera, me dirigí raudo a la parroquia.
Con 12 años y ya habiendo descubierto los placeres del sexo, no podía dejar pasar otra experiencia que ya imaginaba sería muy especial, con el padre Pedro y la rubia Mariela, de quien ya antes explique como habia conocido.
Al llegar al lugar de encuentro, justo iba llegando Mariela, el padre Pedro ya nos aguardaba algo nervioso, pero estaba acompañado de otra persona, que al acercarme comprobé tambien era sacerdote, por su cuello clerical.
Se presenta como el padre Gustavo, dándome un fuerte apreton de manos.
A mi amiga la saludó con una caricia al mentón, pero con una mirada que mostraba la lujuria interna al conocerla.
Nos vamos en dirección al que era nuestro escondite secreto, pero antes de llegar el padre Pedro nos encamina en otra dirección y llegamos a su dormitorio personal.
No tenia grandes lujos, pero si una cama grande con varios cojines, estaba muy bien iluminado casi como si fuera un set de cine.
Mientras el padre Gustavo conversa con Mariela poco a poco le iba metiendo mano, el padre Pedro me lleva a un lado y me dice que todo ésto trata de sus deseos de poseer analmente a la rubia, pero que considerando que aquel tesoro aún no ha sido profanado, y ante el riesgo de dañarla gravemente por el tamaño de su verga, es que me ha invitado para que yo sea el primero en llenar su cuevita, y al dejarla dilatada y lubricada, sería mas fácil para él conseguir su objetivo.
Dicho eso, se acercó a los otros dos y acercó a la rubia a la cama y la invito a acostarse en ella.
Mientras ello ocurria,ambos hombres se empezaron a desnudar quedando solo en interiores, y la chica semi desnuda fue hecha presa de la pasión de ambos, que se lanzaron sobre ella cual jauría de lobos, besandola, acariciandola, chupandola sin parar.
El padre Gustavo se fue rapidamente a su entrepierna, exclamando un ¡OHHHH! al mirar aquella conchita rosada, con apenas unos pelitos rubios y unos labios que ya se veían brillar de humedad.
Aplicó su boca y lengua en ella, arrancándo los primeros gemidos a la niña junto con el diminuto calzon que apenas lo cubria.
Por su parte, el padre Pedro hacía de las suyas en las dos manzanitas que recien se manifestaban en el pecho de la niña, besando, chupandolas, chupando sus pezoncitos y de reojo mirando a su colega como disfrutaba.
Por mi parte y ante esa escena y sin esperar me lo digan me desnudé, masturbandome, absolutamente erecto ante aquella vista estilo fiesta romana.
El padre Gustavo, no puede aguantar mas, y se saca su boxer acomodandose entre las piernas de Mariela.
Deja a la vista un pene de buen tamaño, casi del tamaño del de su anfitrion, y sin mayor preámbulo lo aplicó a la entrada del sexo de la niña, quien hacia su parte separando los labios vaginales, preparándose a recibir el garrote de carne, el que sin contemplaciones una vez ubicado en posición, se empezó a clavar, para en dos o tres enviones, llegar hasta el fondo, arrancando un quejido de dolor de la rubia, el que fue ahogado por una exclamación de placer del violador.
Sin preambulo empezó a follarla como si se acabara el mundo, la chica mostrando su expertiz, cruzó sus piernas en la espalda del cura, para facilitar la penetracíon, mientras con sus manos se aferraba a la espalda de éste gimiendo y moviendose amenazando con desarmar la cama.
Aquel ritmo no duró demasiado, la calentura de ambos era demasiada por lo que a poco andar, el cura aceleró su respiración y ritmo de embestidas.
Puso las piernas de la niña sobre sus hombros lo que nos permitía al otro cura y a mi observar en inmejorable posición la entrada y salida de aquella verga en la cuquita casi infantil, mirando como los huevos rebotaban en las blancas nalgas de la chica, arrancando gemidos de placer.
Sin aviso empezó a bramar cual un animal herido, pero era la expresión del placer al expulsar su semen inundando el interior de la rubia, la que gemia y sus azules ojos se tornaban blancos de placer.
Luego de un último suspiro de placer, abandonó la posicion quedando acostados uno al lado del otro.
La chiquilla con sus piernas abiertas mostrando su rosado chochito del cual seguía emanando un blanco líquido.
Como el semen rebasó y se empezó a derramar por todos lados, el padre Pedro rapidamente ubicó a la chica sobre los cojines, a horcajadas y con las piernas bien separadas, tomó un lubricante que tenia a mano, y le empezó a aplicar en el virgen culito, aprovechando ademas los restos de la acabada de su socio.
Poco a poco iba introduciendo el dedo medio, hasta que entró entero.
Luego trato de meter un segundo dedo, pero la chica protestó y se detuvo.
Ante esto me hizo acercarme y ubicarme entre las piernas de Mariela, y el mismo cura agarró mi verga y la embardunó de crema para ponerla a la entrada de la virgen grutita.
Apenas entró mi glande, él me agarró del culo y me empezó a empujar para hacer presión y penetrarla.
Por mi parte como ya tenía experiencia en esas lides, me empecé a mover en mete saca y cada vez presionando para que entrara mas y mas, escuchando los gemidos de la chica y alguna palaba de protesta.
Como he dicho antes, mi pene en esa epoca media unos 14 o 15 cms.
Y no muy grueso, asi que a poco dar, ya estaba hasta el fondo.
Haciendo gala de mi experiencia (reciente por cierto) la empece a follar murmurando cosas calientes a su oído, y dando mordiscos a su cuello y orejas.
Mientras la culiaba yo sentía dos manos en mis nalgas que me ayudaban en el movimiento de mete y saca.
Como nada es eterno, de pronto empecé a sentir aquel calorcillo interno, y en especial en mi pene que se ensanchaba y palpitaba a cada rato a mayor velocidad, ayudado por la calentura y estrechez de aquel templo recién profanado, y los chorros de mi leche inundaron por vez primera la cuevita de Mariela.
Uno y otro y otro mas, chorros de vitamina caliente que rebasaban del interior,que era lo que el padre Pedro esperaba.
Rapidamente me sacó de mi posición y se instaló con su balloneta preparada y aprovechando la dilatación y lubricación, la enterró de golpe hasta algo mas de la mitad, arrancando un grito de dolor a la chica, ante lo cual se detuvo diciendole “ aguanta un poco, que ya dilatas y te entra todo”
Por mi parte me quedé absorto a un costado de la cama, de rodillas y observando todo aquello, cuando sentí dos manos que separaban mis nalgas y una lengua que se metía en mi rajita.
Ohhh, me habia olvidado del padre Gustavo, y por lo visto el NO se había olvidado de mi.
Me empezó a acariciar todo el cuerpo, sin sacar su lengua de mi interior, causándome un gustito ya conocido.
Su lengua se sentía bastante grande y no tenía problema para llegar a lo mas hondo de mi culo, el que además habia sido penetrado un par de horas antes, por lo cual dilató con facilidad.
El cura notó ésto último asi que sin mas vueltas, acercó su blanco pene a mi hueco anal, y me lo empezó a meter.
Me quejé que me producía gran dolor, por lo que tomó la crema lubricante aplicando abundantemente en su pene y en mi culo y retomó la penetración que ahora si fue efectiva.
Lentamente pero sin detenerse me la fue metiendo hasta llegar al fondo.
El cura me tenia en 4 apoyado en el borde de la cama, y justo enfrente mio podia ver al padre Pedro como clavaba sin misericordia el culo de Mariela, y exclamaba que por fin tenia ese culito que tanto deseaba, y otras frases calientes.
De pronto y sin aviso, se ubicó sobre su costado derecho, con lo que la penetración quedó a vista nuestra con total claridad, ademas de poder ver la vagina de la niña que chorreaba de sus jugos, veíamos el pene que se inncrustaba hasta el fondo saliendo casi hasta el borde para volver a clavarse, en una visión mravillosa de un pene muy negro entrando en aquel cuerpo blanco como leche.
La pierna izquierda de la chica estaba sobre la del cura lo que permitia una mejor vista y mejor follada.
La visión que se nos mostraba casi volvió loco al padre Gustavo quien me empezó a follar con inusitada violencia, manoseandome entero, sacando su verga para clavarla de nuevo de golpe al fondo de mis intestinos, con un sonido de golpeteo de sus huevos en mis nalgas y sus bufidos y gemidos y todo tipo de manifestaciones de la calentura que estaba viviendo.
En un momento incluso se esforzó para dale unas lamidas al sexo de la niña, ante lo cual su clavada me llegaba al alma.
No se si ambos curas tenian algun tipo de pacto o señales secretas, el hecho es que en un momento ambos casi al unisono empezaron a dar muestras que la acabada ya venía, aumentando el ritmo de la culiada.
El padre Pedro pone a Mariela de piernas al hombro, postura que yo ya habia probado comprobando la penetracion total y profunda que permite, mientras que el padre Gustavo hace lo propio conmigo, uno al lado del otro y nos empiezan a culiar a ritmo constante hasta que yo siento como aquel invasor se hincha y escupe algo humedo que inunda mi interiór y que sale mojandome las nalgas y cambiando el sonido de la follada por uno acuoso.
Lo mismo se siente de parte del padre Pedro que ya está inundando las entrañas de su amante ocasional lo que ocasiona los gemidos de ella, quien se hurga el sexo con sus dedos buscando completar el placer lo que al parecer logra por las expresiones faciales que tiene y los gemidos de placer que emite.
Ahi se desencadenó un concierto de gemidos, suspiros y muestras de gozo de los 4, ya que practicamente todos nos fundimos en un solo orgasmo.
Yo mismo y sin haberme tocado sentí como mi leche volvió a salir ante la vista de la enculada de aquella rubia chica mas la deliciosa follada que me prodigó el padre Gustavo.
Poco a poco retornamos a la normalidad, y procedimos a asearnos, que la hora habia pasado muy rápida y habia que retornar a la casa.
Nos vestimos y nos despedimos.
Los curas le dieron un abrazo doble a Mariela, obviamente con la intencion de manosearla entera por ultima vez en la tarde.
A mi solo un agarrón de culo de ambos, y de ahí a la salida con un ¡HASTA LA PROXIMA !
Buen relato