Intercambio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Mario.
Artur me habia caido bien, me gustaba su punto vicioso. Ademas, cuando pensaba en el no podia quitarme de la cabeza aquel inmenso apendice de que estaba dotado: un largo y sobre todo grueso pene erecto hasta el limite, entrando y saliendo con decision del coño de mi esposa.
Un dia, poco mas un mes despues de aquel episodio, sono el telefono y resulto ser Artur. Quede un poco cortado al principio pero en seguida se establecio la cordialidad entre los dos. Dijo que si nos parecia bien le gustaria invitarnos a una velada muy especial en su casa, intima, solo nosotros, su novia Esther y el. Que nosotros le evocabamos la mejor epoca de su vida y queria compartir, aunque fuera interiormente, el espiritu de aquellas vivencias. Dije que me parecia estupendo y le pase el telefono a Silvana, que tambien acepto encantada.
Para celebrarlo pegamos un polvo glorioso, con ciertas incursiones de sus dedos en mi culo que me colmaron de felicidad y que ultimamente habian adquirido un caracter especial de complicidad entre Silvana y yo.
El dia señalado llegamos a su piso con un gran ramo de flores y dos botellas de champagne. Artur abrio la puerta, nos saludo y presento a Esther: una chica de unos treinta años, morena con el pelo corto y unos ojos preciosos de color verdoso. Alta como yo y un cuerpo que se adivinaba deseable bajo un vestido tunica que caia desde los hombros hasta casi los tobillos. Sonriendo nos besamos en las mejillas y nos acomodamos en el largo sofa sobre el que cabiamos holgadamente los cuatro.
Esther y Silvana se dirigieron a la cocina y regresaron con la tarta de cumpleaños y una botella de champagne en un cubo de hielo. Brindamos y charlamos un rato hasta que, nada mas apurar la segunda copa, Esther se levanto. “Vamos a felicitar debidamente a Artur”, dijo mientras se situaba frente al homenajeado y con decision, mirandonos a los tres, deslizo los tirantes de su vestido, que cayo al suelo desde los hombros dejandola desnuda, pues no llevaba ropa interior. “Se lo que te gusta y hoy es tu dia” y dirigiendose a Silvana: “debemos tratarle como a un sultan, ¿quieres ser su odalisca conmigo?”. “Claro, sera un autentico placer…” respondio mi mujer al tiempo que se incorporaba para situarse junto a Esther y, como ella, quedarse desnuda en pocos segundos, pero no sin antes haberme besado en la frente. Se acomodaron en el sofa dejando a Artur entre ambas, de modo que quede en el extremo, junto a Esther. Artur paso el brazo alrededor de los hombros de Silvana y la atrajo hacia si y me pregunto si me parecia bien. A modo de respuesta, me levante y me fui desnudando mientras Artur se morreaba con mi mujer y le palpaba los senos y Esther, tras haberle desabrochado el pantalon, le acariciaba la verga, que ya comenzaba a erguirse.
Una vez me hube quitado toda la ropa Artur me dijo que le sacara los pantalones y me arrodille delante suyo para empezar a quitarle los zapatos y los calcetines. No sabia por que lo hacia, por que me humillaba desvistiendo a un hombre que a estas alturas tenia toda la mano en la entrepierna de mi esposa, sobandole el coño mientras ambos seguian comiendose el morro. Esther le estaba mamando la polla y tuvo que interrumpirse el tiempo necesario para que yo consiguiera quitarle los pantalones y los calzoncillos al muy cabron. Me sentia humillado y vejado pero disfrutaba haciendolo, sentia placer al servir al amante de mi mujer y queria facilitarle al maximo el goce y el placer que le proporcionaban aquel par de hembras. La interrupcion motivo que Silvana se desasiera del abrazo para hundir su cabeza entre las piernas de Artur e iniciara una humeda serie de lametones a los huevos del fulano, que sobaba a la vez los culos que le ofrecian sus dos feladoras, ya que Esther no se sacaba de la boca aquel pollon tieso y nervioso.
Yo seguia de rodillas muy cerca de ellos y tambien quise disfrutar del festin. Me arme de valor y dije, mirando a Artur, que queria desearle un feliz aniversario y que mi regalo no era solo mi mujer sino que por mi parte queria hacer lo posible para tambien darle placer, si asi lo deseaba. Respondio que si lo deseaba, pero que mejor nos fueramos al dormitorio, ya que la cama proporcionaba el espacio idoneo para nuestra fiesta.
Se deshizo el abrazo lubrico y nos fuimos hacia la estancia, que tanto Silvana como yo ya conociamos, sin dejar Artur de acariciar el culo de aquella durante el breve trayecto. Se tumbo en el centro de la cama y Esther y Silvana lo hicieron a ambos lados y se reinicio la sesion de toqueteos, ora con una ora con otra, ora con ambas a la vez hasta convertirse en un amasijo de carnes entrelazadas. Esther me tomo de la mano y me atrajo hacia ella, pero Artur tenia sus propias ideas y me pidio que me encargara de su polla, que se la pusiera a punto para poder follarse a Silvana en mi presencia. Obedeci sin rechistar y me situe entre sus piernas de modo que pudiera introducirmela en la boca con comodidad. Asi lo hice e inicie la primera mamada de un pene de mi vida. Sabia bien y despedia calor y tersura. Me afane en mi tarea y pude entrever como mi esposa me miraba con ojos viciosos mientras con una mano acariciaba mi espalda y con la otra el pecho y el vientre de Artur.
A todo esto Esther se habia colocado detras de mi y me besaba las nalgas mientras su diestra mano jugueteaba con mis huevos a punto de estallar. El homenajeado tenia ambas manos ocupadas, en el coño y en los pechos de Silvana. Y suspiraba de gusto el muy cabron mientras sentia su polla ponerse rigida con mis lamidas, que de vez en cuando alternaba con lengüeteos en sus cojones gordos y rigidos de excitacion. Mi placer era inmenso y seria injusto menospreciar la contribucion que a ello prestaba Esther, quien sin gozar de caricia alguna al estar mis manos ocupadas en la entrepierna de Artur y las de este dedicadas por completo a mi esposa, se atareaba en tratar de introducir su lengua en mi orificio anal –cosa que me hace enloquecer– y en masajearme con esmero la polla.
De pronto Artur me dijo que parara, que lo hacia de puta madre pero que no queria correrse en mi boca en esta ocasion (oir esto casi provoco que me corriera). Queria follarse a mi mujer y yo le habia puesto a punto. Silvana se incorporo y monto a horcajadas sobre el, colocando su precioso culo a la altura de la ingle de su amante. Con ambas mano agarro la polla y en un saltito de riñones se la introdujo en la vagina. Estaba embelesado viendo aquella preciosa criatura gozando en vivo, saltando sobre aquel pedazo de pollon y metiendoselo hasta lo mas profundo de sus entrañas para exprimir todo el placer que pudiera. Esther no habia cesado de prodigarme las caricias mas guarras y ahora la atraje hacia mi y la abrace y bese con ganas. Su boca era un volcan en llamas y sorbia mi lengua como si en ello le fuera la vida. Fui bajando, sin dejar un poro sin besar, hasta aquella mata de vello negro rizado sobre el que frote las mejillas. Poco a poco acerque la lengua a su coñito y me sorprendio lo abierto y mojado que estaba. Meti la lengua y saboree aquel chochito delicioso mientras sentia como de vez en cuando le provocaba pequeños estremecimientos. Continue hacia abajo, queria devolverle lo que me habia hecho. Ella lo noto y levantando las rodillas separo las nalgas con las manos, para facilitarme la tarea. Devoraba su culito a mi antojo, al tiempo que le frotaba el sexo con todos los dedos y esto provocaba un incremento de sus estremecimientos.
Mientras tanto, la cama se movia por los embates a que la sometian los pollazos que clavaba Artur a Silvana, esta colocada ahora a cuatro patas –su postura favorita– . La llamaba “putita caliente” y de vez en cuando me miraba, buscaba mi mirada y la sostenia, gozando con la presencia del marido de la que se estaba tirando. De pronto empezo a gemir con fuerza, aumento el ritmo de sus embestidas y jadeando descargo en el coñito de mi mujer toda la leche que sus huevos acumulaban. Se desenlazaron y quedaron tumbados boca arriba mientras Esther y yo deteniamos nuestros juegos para contemplarles. Artur dijo que su polla chorreaba los jugos de mi esposa y que yo debia recogerlos en mi boca. Asi lo hice con presteza, hasta dejarsela limpia. Entonces Silvana entro en el juego y pidio primero a mi y luego a Esther que le comieramos el coño, sabedora de que yo encontraria en el el semen de su amante. Me estremeci de placer cumpliendo su deseo y tragando.
Cuando cedi el puesto a Esther apenas encontro restos de leche, pero lamio todo lo que encontro y se centro en el clitoris de Silvana. Esther habia quedado con el culo levantado, me puse detras suyo y cogiendo un poco de vaselina de un tubo que habia sobre la mesilla de noche, le unte el culito y comence a penetrarla suavemente con un dedo. En pocos minutos, mientras ella seguia comiendole el coño a Silvana –con sabiduria, a juzgar por los gemidos que provocaba– consegui introducirle facilmente tres dedos, momento que juzgue ya estaba preparada para la sodomia. Ante la mirada de mi esposa y de su amante penetre en el culo de la novia de este, que la recibio con satisfaccion.
Sin dificultad alguna se la meti hasta el fondo; se notaba que esta via no le era desacostumbrada y que gozaba de ella, a juzgar por sus sosegados lamentos y por lo movimientos de caderas, mas tendentes a absorber mi barra de carne que a repelerla. Disfrute como un animal dando por el culo y sometiendo a aquella belleza a mi vicio mas sordido.
Esther gimoteaba y me pedia que le rompiera el culo y que la ensartara. No pude resistir por mas tiempo y me corri con violencia dentro de aquel culito enloquecedor, llenandolo de semen.
Quedamos derrengados, jadeando y llenos de sudor. A los pocos minutos me dirigi al baño para lavarme y al regresar encontre a Silvana acariciando la polla de Artur, que iba recobrando poco a poco su esplendor gracias en parte a las manipulaciones de mi mujer y en parte a la torrida vision que acababa de brindarle su novia al ser sodomizada en su presencia. Jugueteaba con los pezones de Silvana apretandolos, pellizcandolos y besandolos en una escena maravillosamente excitante, tanto que pese al cansancio y a haberme corrido minutos antes ya volvia a sentir el escozor del deseo. Artur, maestro de ceremonias y amo de la fiesta, dijo que le habia encantado la follada que le habiamos ofrecido y que, sabedor de la virginidad anal de mi mujer, proponia que como compensacion tanto ella como yo le pusieramos otra vez a tono para continuar.
Me ordeno mas que pidio que prestara especial dedicacion a sus huevos mientras mi mujer, de rodillas a su lado, se la mamaba. Silvana se entretenia sumergiendo la cara entre las nalgas de Esther y acariciandome entre las piernas, al tiempo que por mi parte rendia adoracion a los cojones de aquel macho. El sabor me resultaba extraño pero no molesto y me entretuve jugando con la lengua entre los rizos de su vello, besandole en esta zona que se extiende entre los huevos y el ano que tan loco me pone a mi. Silvana por su parte le dedicaba la mamada de su vida y Esther me prodigaba los toqueteos mas guarros, consiguiendo levantar mi polla otra vez.
La dedicacion de Silvana y mia produjo pronto sus efectos y Artur, con el mastil tieso, pidio a Esther que se pusiera en posicion y ella, conocedora de los gustos de su novio, se coloco a cuatro patas apoyando las rodillas cerca del borde de la cama, dando cara al centro de la misma, de manera que Artur se levanto y se puso de pie detras de ella y en pocos diestros movimientos ensarto aquel pedazo de polla en el culo oferente de Esther, quien desde el principio pidio mas. El la llamaba puta zorra y le daba fuertes y sonoras palmadas en las nalgas, mientras ella le pedia que la siguiera enculando hasta llenarla de leche.
Silvana y yo nos enfrascamos en un goloso sesenta y nueve. Goce lamiendo aquel adorado chochito que todavia sabia y olia a otra polla mientras me la chupaba con ganas, pero pronto dejo mi pene para colocarse entre las piernas de Esther y comerle el coñito con devocion, lo que unido al mete y saca que le horadaba un culo ya dilatado por mi incursion, motivo que se corriera sonoramente cayendo desplomada sobre la cama, de manera que quedo separada de Artur. Este quedo con la polla erguida y se masturbo hasta derramarse sobre la espalda de Esther. Silvana, encendida como una bacante, volvio a mamarmela y en poco tiempo hizo que mi semen se mezclara con el de Artur sobre la espalda de Esther.
Fue una bonita fiesta de cumpleaños.
Autor: Mario(cabramario@hotmail.com)
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