Intercambios matrimoniales
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola chicos y chicas. Somos un matrimonio muy jóven, mi esposa Jessica de 22 y yo soy Manolo de 23 años. El siguiente relato se refiere a como surgió una gran aventura que tuvimos con otro matrimonio joven y gozamos un intercambio de parejas.
Hace un año aproximadamente, conocimos a un matrimonio jóven, ella es Johana y él es Antonio, de 20 y 23 años respectivamente. Los conocimos porque eran vecinos de apartamento y luego de entablar amistad nos empezamos a reunir frecuentemente los fines de semana. Nuestro matrimonio ha sido excelente, sexualmente hablando, con Jessica nos hemos acoplado muy bien en ese aspecto. Jessica tiene un bonito cuerpo delgado, con lindas piernas largas, un busto mediano y un tremendo par de nalgas, aparte tiene una carita de niña inocente. En mi caso, soy alto, no delgado, pero tampoco obeso, mido 1.82 mt y bien dotado de una pija gruesa de más de 6.75 pulgadas. Con mi esposa hemos incluido en nuestra relación, algunos juguetes, como unos vibradores, dildos, cremas lubricantes, para hacerlo más emocionantes, etc. Y nos gusta usarlos en nuestras relaciones. Pero poco a poco habian dejado de ser novedosos.
Al parecer Johana y Antonio también son personas que disfrutan de las relaciones sexuales y creo que ese fue el punto de unión de nuestra amistad. Pero dejenme decirles que lo de intercambiar parejas fue algo natural y espontáneo.
Fue un sabado cuando ellos llegaron a nuestra casa, después de ver un partido de futbol en la televisión, en eso mi esposa y la esposa de Antonio se sentaron en nuestras piernas (ellas ya estaban de acuerdo previamente) y nos empezaron a besar ardientemente, ambas tenían puestas faldas de distintos largos, mi esposa me tomó la mano y la puso entre sus piernas, dándome a entender que quería que le acariciara su conejito, el cual está casi depilado totalmente. Perdí la noción de la otra pareja, mi lengua y la lengua de Jessica, mi mujer, se volvieron serpientes en celo, mi mano estaba en la braguita de ella, acariciando su vulva que se humedecía conforme pasaban los segundos. Luego mi mujer me desabotonó la camisa y comenzó a lamer mis tetillas, eso siempre me pone a mil, mi polla se empezó a poner dura, en ese momento voltee la cabeza y pude ver a la otra pareja. Johana también besaba a Antonio por el cuello, las orejas y su mano estaba sobre su bulto, masajeandoselo con deseo. La escena no era tipica, pero era muy caliente.
De pronto mi esposa se quita de mis piernas y se pone de rodillas ante mi, comienza a bajarme el cierre de mis pantalones y a sacar mi polla erecta, yo me siento incomodo con mis amigos a unos tres metros donde estoy, pero veo que Johana esta casi haciendo lo mismo con Antonio, solo que ella se puso de rodillas sobre el sofá, ofreciendome la vista de su trasero que apenas puede tapar su falda corta. Jessica empieza a chuparme la polla con pequeños chupones en el glande, luego su lengua recorre el largo de mi tronco, ohhh tengo que cerrar los ojos para degustar eso. Al rato oigo gemir a Antonio, desde mi angulo solo veo la cabeza de Johana moverse de arriba a abajo entre las piernas de su marido.
La habitación se comienza a llenar de ruidos producidos por los gemidos mios y los de Antonio, asi también del ruido que hacen las bocas de nuestras mujeres chupando y mamando las pollas. En lo mejor de la mamada de mi verga estaba mi mujer, cuando siento que ella lo deja de hacer, abro los ojos y puedo ver que a gatas mi mujer se dirige hacia donde esta la otra pareja, pero también veo que Johana hace lo mismo y se dirige donde yo estoy, toma mi polla húmeda por la saliva y algunas gotas de semen que se han escapado y engulle mi polla sin reparo y comienza a mamarla con ganas con largos y profundos chupones, la excitación es terrible, mi polla se erecta como nunca. Mi mujer está haciendole lo mismo a Antonio y se ve que la chupa con deseo.
Durante la mamada, le pido a Johana que me chupé las bolas, siempre me ha gustado eso, pero mi mujer no es partidaria de hacerlo por mucho tiempo. Johana empieza a comerme las bolas una por una, las lame y se las mete entre la boca, cada testiculo es chupado y lamido por ella, yo estoy gozando como nunca, mis gemidos ahora son más fuertes y no se diga los de Antonio que tiene sujetada a mi mujer de la cabeza y mueve su pelvis como follándole la boca.
Johana se va quitando su falda y su braguita mientras termina de chuparmela toda. Luego se coloca a horcajadas sobre el sofa con su trasero afuera, sin decirme nada sé que quiere que la penetre, con dudas, pero victima de la perversión, me colocó de pie por atrás de sus nalgas, me bajó los pantalones y pongo mi polla tiesa en su panocha que esta mojada, froté mi pene entre sus labios vaginales, ella gimió, y se la dejó ir hasta la mitad en su raja, luego la sujeto de sus nalgas para dejarle ir la otra parte, se la tengo metida hasta los huevos. Volteo a ver y mi mujer esta en la misma posición de Johana, Antonio que ha visto como me cojo a su mujercita ahora empieza a clavarse a mi mujer, dándole buenos chicotazos dentro de su coño. Pareciera que es una competencia a ver quien coje más fuerte a la mujer ajena, ya que yo ahora sujeto a Johana de la cintura y se la bombeo profundamente, la sala parece un prostibulo barato con gemidos por todos lados. Todo es tan erótico y morboso que mi polla esta como piedra, entrando y saliendo del coño de Johana que está como sopa, mojadísima.
Primero es mi mujer la que lanza un quejido sonoro, que pone de manifiesto un brutal orgasmo, luego a los dos o tres minutos es Johana la que comienza a decir oprobios, -que rica verga, asi asi cogeme duro!- y llega a su orgasmo. Antonio se corre segundos después y ni siquiera saca su polla de la raja de mi mujer, por lo que yo acelero mi bombeo y estoy llegando a mi venida, también le inundó el bollo a Johana de tibia leche, el chorro es enorme, aún le doy algunos pistonazos secos para dejarle ir hasta la úlitma gota dentro de su vagina.
Todos nos sentamos y recostamos en el sofá, rendidos ante la pasión de éste rico intercambio. Luego empezamos a bromear para cortar la tensión. La opinión es que nos ha gustado a todos esta experiencia. Aunque nadie lo dijo, todos esperabamos que se reptiera y asi sucedió quince días después en otra reunión de parejas. Esa vez nuestras mujeres se pusieron de acuerdo en vestirse como unas verdaderas putitas, con medias a los muslos, faldas cortisimas, que apenas cubrian sus ricos traseros y blusitas tipo top con el ombligo descubierto y sin sujetadores. Como siempre, primero nuestras mujeres nos calentaron besándonos y tocandonos nuestras pollas para ponerlas duras, luego Johana tomó la iniciativa y me pidio que la acompañara a sacar hielo para las bebidas.
Ya en la cocina nos empezamos a comer a besos, yo la abrazaba y bajaba las manos para manosearle sus buenas nalgas, siempre me había gustado el trasero de Johana, de hecho Johana tiene mejor forma de nalgas que mi mujer, meti mis manos entre sus nalgas para tocarle su culito y su raja que ya empezaba a mojarse, luego dedearle su raja, me puse de rodillas con ella recostada en la pared y le hice a un lado su delgada braguita y comencé a darle una buena mamada de coño, la chica estaba mojada y su raja estaba bien depilada, parecía el coño de una adolescente; luego, ella puso una de sus piernas levantada sobre mi hombro para facilitar que mi lengua llegara hasta lo más recóndito de su raja, yo le agarraba con mis labios sin moderla sus labios vaginales, su clítoris y vez en cuando pasaba mi lengua sobre su arrugadito orificio de su ano, los gemidos de Johana se hicieron más fuertes conforme se iba excitando, la oí quejarse cuando se corrió, en ese instante la punta de mi lengua se metió hasta la entrada de su vagina para saborear su miel agria.
-Ahora me toca!- me dijo y su raja se desprendió de mi boca, yo me subi sobre la mesa de madera en la cocina, después de bajarme los pantalones y mi boxer, ella tomó mi polla y se la empezó a comer ardientemente, metiendo y sacando mi polla de su garganta, le pasaba la lengua también por todos lados, la mamaba como desesperada.
-Vamos a coger!- me dijo muy decidida, me subi los pantalones y nos tomamos de la mano para llegar a la sala. Mi mujer y Antonio no habian perdido el tiempo mientras estuvimos en la cocina, ya que ella estaba sentada con las piernas abiertas de frente sobre las piernas de Antonio, quien a su vez estaba sentado en el sofá de la sala, ella tenía abajo la blusa y le ofrecia sus tetas a Antonio que las devoraba con fuerza. Ni siquiera se percataron que habiamos vuelto de la cocina, enconces, jalé de la mano a Johana y le dije que nos fueramos a una habitación, ella estuvo de acuerdo.
Ya en la cama, le dije que quería desnudarla con mis manos, asi que prenda de ropa que le quitaba le chupaba lo que la prenda cubría de su cuerpo, asi que al quitarle la blusa, le mamé sus dos buenas tetas y sus pezones, ella me tomaba de la cabeza jalandomela hacia sus tetas. Luego le quité su faldita y le besé su vientre, su ombligo y sus caderas, después fue su braguita mojada allí le di una olimpica comida de coño, tanto que ella saltaba sobre la cama de la excitación que tenía, y me decía recio que se la siguiera mamando, se veía que Johana era una mujer muy caliente.
No se porque los hombres somos más liberados cuando follamos con mujer ajena, ya que la cogi en varias posiciones que ni con mi mujer me atrevía a hacerlo. En cada una Johana me decía que se lo hacía rico y que quería más y más duro. Aunque no suelo hacerlo, esa noche le eché dos polvos seguidos sin descanso y sin sacarsela a Johana, me corri y seguí follandola fuerte, me sentía un semental esa noche, cogiendome a una caliente y dispuesta mujer.
Cuando estaba por correrme por segunda vez, la estaba cogiendo de lado con su pierna levantadita, y ella presintió que me vendria de nuevo, por lo que me pidio que lo hiciera en su boca, asi que me paré sobre la cama, apreté mi tronco para evitar que saliera la leche y ella se puso de rodillas en la cama, le puse mi polla en la boca, ella comenzó a chupar y en segundos disparé varios chorritos de semen que ella tragó generosamente, luego me limpió toda la polla hasta dejarla limpia de leche.
Nos aseamos y vestimos, regresé de la mano con ella a la sala, allí estaba mi mujer acostada en el sofa semi desnuda descansando también de la batalla sexual que había tenido con Antonio, apenas tenía puesta su blusita y su calzón. Ambos se vistieron cuando nos vieron llegar. Como si nada hubiera pasado cada mujer se fue con su marido y nos servimos tragos y comenzamos a bromear de todo este asunto.
Las semanas transcurrieron y al menos un día de cada semana intercambiabamos nuestras mujeres, se convirtió en una hobbie o una obsesión de todos, no lo sé con certeza.
La situación llegó al limite cuando, cierto inicio de fin de semana, mi mujer llegó de la calle y estaba acompañada de Johana, quien llevaba una maleta de viaje con ella, yo pregunté de que se trataba, ellas me explicaron entre risas y miradas, que habían decidido pasar un fin de semana de intercambio, es decir Johana llegaba conmigo a mi casa y mi mujer se iba con Antonio ese fin de semana. La cosa era muy caliente, yo estaba ya con el pene duro, pero me hice como el rogado, pero la verdad es que quería pasar ese fin con la mujer de Antonio.
Esa noche, antes de empezar a fornicar, Johana me dijo muy paciente –mira Manolo hazme en la cama lo que siempre haz querido hacerle a tu mujer y no has podido o ella no ha querido, cumple tus fantasias conmigo!-
Le contesté -Johana, siempre me ha gustado el sexo anal y a mi mujer no le gusta mucho, además quisiera hacerlo en la arena de la playa- le dije como un niño cuenta sus sueños.
Esa noche me cogí a Johana de varias posiciones sexuales, pero la mayoria fueron para destrozarle y hacer mio su rico culo, tenía un riquisimo orificio anal, además ella llegó al menos a un orgasmo a través de su delicioso culito. Claro que usamos algunas cremitas para lubricar bien su huequito. Esa vez le eché tres polvos durante toda la noche, y dos de ellos fueron dentro de recto. Luego en la segunda noche del fin de semana ella me llevó a un hotel que está a la orilla del mar, a tres horas de allí, rentamos una habitación que da al mar y a las 11:00 de la noche estabamos desnudos haciendo el amor en la arena de la playa, mi polla estaba tan dura de la excitación que la estuve cogiendo más de una hora sin lograr correrme, hasta que finalmente se la puso Johana entre sus tetas y me hizo una rica cubana con la que logré echarle mi leche que ella trago por partes.
Al día siguiente, domingo, ambos maridos entregamos de vuelta a la mujer ajena. Yo se que los extremos nunca son buenos, y creo que hemos llegado al extremo de las parejas intercambiadas, pues ahora resulta que me veo con Johana a solas, sin consentimiento de su marido y la llevó a un motel para cogerla por sus tres orificios. Se que mi mujer también se ve con Antonio sin decirme nada, como una cita. No se si esto es normal en las parejas cambiantes, pero tengo miedo de que estemos aruinando ambos matrimonios. Pero que es rico es rico!.
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