Karina, me entregó su cuerpo a la vez que Julieta su culito
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con Sofía manteníamos hace ya un par de semanas, sexo casi todos los días.
Así fue como nos descubrió Julieta y tuve que desvirgarla también.
Pero lo que todavía yo anhelaba era poseer ese culito hermoso que poseía Julieta, la verdad que para sus nueve añitos, la pendeja tenía un orto fenomenal.
Y yo quería ser el primero en penetrarla tal como con su vagina.
Ella lo sabía y me buscaba permanentemente, pero la que siempre frustraba la ocasión era Sofía, se sentía celosa de su hermanita, a pesar de que yo hasta dos veces por día le metía verga.
Pero los días pasaban y no podía llevar a cabo la obtención de ese agujerito tan preciado por mí.
Pero tanto va el cántaro a la fuente que al final!!!!.
Karina finalizó la limpieza de la planta alta de casa, y se acercó a mi que estaba en mi computadora, para decirme que debía ir con Sofía hasta la tienda de la avenida, eran tres cuadras desde casa a comprarle un pantalón a la Sofi.
Estaba creciendo tanto que todo le quedaba chico, menos mi verga, le entraba y calzaba justo.
La pendeja se tragaba los 21x7cms sin problema alguno.
Ya sea por la chuchita o por el ojetito, pero le entraba toda, y la disfrutaba al máximo.
Acababa cuatro y hasta cinco veces seguidas.
Como le gustaba garchar.
Me dejaba al cuidado de Julieta, ellas venían enseguida.
Y se fueron sin que antes Sofía me echara una mirada como de advertencia.
Apenas se fueron llamé a Julieta, cuando vino , ya venía desnuda corriendo.
Se arrodilló entre mis piernas y comenzó a mamarme el rabo, se metía todo lo que podía, se le atoraba la cabezota entre los dientes, pero ella no aflojaba, y lograba hacerme acabar, le lanzaba unos chorros de semen en su boquita que ella tragaba sin hacer morisquetas.
Despues se ponía boca abajo arrodillada en el diván a la espera de que le chupara la conchita con el fin de hacerla acabar un par de veces y finalmente cuando la lubricación vaginal ya le corría por sus piernitas enterrarle hasta sus ovarios mi pija.
Y así fué, le corrí lengua y saliba a esa vaginita, y luego de lograr arrancarle sus orgamos me arrodillé atrás de ella y la penetré hasta que la cabeza de mi chota pegó en sus ovarios.
Ella soltó un largo suspiro y se acomodó mejor, abriendo más sus piernitas, lo que me brindaba una visión generosa del agujerito de su culito.
Chiquito, apretadito, rosado y a la espera de que alguien fuera el primero.
Debía ser yo, sin ninguna discusión.
Mientras iba y venía al palo por su canal vaginal arrancando gemidos y suspiros de la pendejita, le ensalibé bien el culito y le metí un dedo hasta el tope.
Pegó un corcovo y dandose apenas vuelta me dice, malo.
Me dolió, pero como me gusta.
Sin perder más tiempo, ensalibé nuevamente su agujerito y metí dos dedos dentro de él.
Julieta no decía ni pío.
Pero se movía como una serpiente, ese culito rotundo iba de un lado para el otro con mis dedos dentro.
Pidiendole que me espere, le saqué los dedos del culo y la pija, me fuí hasta la pieza y traje el gel lubricante con el que mi papá le hacía el orto a mi Mamá.
Le heché un chorro generoso dentro del arito de su culo ayudandome con los dedos, y regando bien con gel la cabeza de mi chota se la poyé en su esfinter.
Le abrí bien los cachetitos y empujando suavemente metí la cabeza dentro de su túnel.
Julieta se quejó de que estaba muy gruesa y la lastimaba, yo sabía que le dolería al principio pero cuando tuviera toda la tripa dentro, ya se acostumbraría.
Y seguí empujando suavemente hasta que finalmente mi pubis chocó contra los cachetes de ese hermoso culo.
Estaba totalmente empalada.
Julieta arañaba los almoadones del diván, gritaba despacito y gemía fuerte.
Yo empecé a bombearla lentamente, de a poquito, pero me empecé a exitar y enseguida le corría pija al por mayor, se la sacaba toda y volvía a entrar en ese culo terriblemente apretado.
Estaba por venirme dentro del culo de Julieta y se abre la puerta de calle.
Tremendo quilombo en puerta.
Yo con la pendejita empernada hasta las bolas, Sofía gritandome de celos y la madre que se me para al lado, y me agarra de los pelos tironeandome para que salga de adentro de su hijita menor.
Al salir mi pija de ese culito, se escuchó un plop, como si una ventosa estuviera succionando.
Karina me pegó un cachetazo que me sentó de culo, y se me tiró encima para seguir golpeandome, tropezó con mis pies y se cayó encima mío.
Yo tratando de defenderme, la abracé, claro en el medio de los dos quedó mi badajo parado, lo sintió en el medio de su concha, y se quedó media sorprendida, y de repente me agarró la cabeza y me plantó un beso de lengua que me la hizo llegar hasta la garganta, me soltó y con su mano derecha agarró mi verga y la apretaba con todas las ganas.
Esto hizo que se parara más todavía, yo no había acabado mientras garchaba con Julieta, la cabeza de mi pija latía, pulsaba contra la mano de Karina.
Yo ya lanzado le digo, queres pija, tambien tengo para vos y le manotee una teta.
Me mordió los labios, y haciendo culebrita se fue desplazando hacia abajo hasta lograr quedar con la boca encima de mi pedazo al que inmediatamente le brindó las atenciones de esos labios carnosos.
Mi fantasía se hacía realidad, mientras tanto Sofía y Julieta miraban como su madre se cojía a su machito.
Yo apretaba esas tetas, le manoteaba las nalgas, por encima de la calza le punteaba el agujero del culo, ella estaba desaforada.
Se paró y se desnudó totalmente, lo que me mostró por fin ese escultural cuerpo.
El motivo de tantas pajas en su nombre.
Se arrodilló encima mío y tomando la verga con sus manos, la orientó hacia su depilada concha, y se ensartó solita, emitiendo un largo suspiro, y se le escapó, carajo pendejo, que buena tranca tenés.
Estaba empernada hasta los huevos, se había tragado los 21×7 en su primer intento.
Su vagina estaba apretada, no como la de sus hijas, pero la utilizaba con una maestría genial, apretaba y largaba, succionaba con su concha mi badajo, y prontamente me sacó la leche, los chorros de semen pegaban en su interior mientras ella en un arrebato de calentura levanto sus caderas y sacándose el badajo lo alineó al agujero de su culo y se comenzó a enterrar la pija.
Al principio el grosor no le permitía hacerlo , pero se abrió los cachetes haciendo lugar a mi Verga y relajándose se la fue metiendo.
Mi tripa ante ese nuevo aprete y el calor de ese culo, tomó vigor y se hinchó nuevamente.
La tomé de las caderas y comencé a bombearla sin miramientos, ella cabalgaba mi pija muy oriunda, con un juego de cintura que hacía entrar totalmente el tronco, mis huevos pegaban en su conchita, y así le sobrevino el primer orgasmo, y luego un segundo, para eso ya se sacaba todo el rabo y se dejaba caer hasta chocar con mi pelvis.
Duré cinco minutos y nuevamente me derramé en su canal.
Muy dentro de ella.
Su culo parecía un guante, me lo apretaba y soltaba mientras subía y bajaba.
Estuvo así hasta que mi tripa finalmente se ablandó y se salió de ese caldero, el semen goteaba de su concha y de su culo.
Yo estaba totalmente vencido, desparramado sin ninguna gana más de tener sexo.
Karina se paró, abrazando a sus hijas, me mira y les dice, que quede claro, a partir de hoy o tiene sexo con las tres o no lo hace con ninguna.
Así que dictada la sentencia.
Sofía y Julieta aplaudía, Karina me miró y soltó la carcajada.
Yo tenía asegurado el mejor sexo del mundo por mucho tiempo.
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