La cocinera del campamento (segunda parte donde Adán paga su apuesta)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por capicapicapicapi.
A los pocos días de haber regresado Adán ya casi no me hablaba y yo no esperaba cobrarle la apuesta hasta que él lo sugirió.
Era un Sábado cerca de las 8 de la noche cuando me llamó
–¿Qué pedo compa que anda haciendo?– me decía Adán por teléfono
–Aquí en casa saliendo de bañar–
–Pues véngase, estamos aquí en La Terraza echándonos unos tragos–
–Es que no sé, tenía pensado salir a cenar y dormirme–
–A cenar esta bien ¿pero a dormirse? ¡Como crees! Además tenemos una apuesta pendiente–
Apenas oí lo de la apuesta y me calenté, me apresuré para llegar con ellos.
Al llegar le mandé le marqué para decirle que ya estaba ahí, salió a recibirme y en eso llegamos a donde estaba su novia
–Ésta es mi chava Capi– me dijo Adán muy orgulloso
–Así que tú eres el famosísimo Capi ¡Adán no para de hablar de ti! Y vaya que estás gigantón mira nomás cabrón que alto eres, soy Sarah, por cierto– me dijo la novia de Adán con una naturalidad que parecía nos conocíamos de años.
–Pues yo soy…–
–Ya todos sabemos Capi mejor siéntate– me dijo Adán después de haber saludado a su chava con su respectivo beso y abrazo.
Cuando la salude pude oler lo rico que olía, ya saben las mujeres siempre se ponen perfume, era morena clara, cabello corto, de melena y teñido de rubio, a mi parecer debía medir 1.
70 ya con sus zapatillas altas, voluminosa, unas tetas enormes y un culo que ni se diga, tremendo culo de esa chava, Adán me había dicho que ella tenía 30 años, así que es más grande que él.
Sus ojos eran algo pequeños y oscuros pero su sonrisa enorme y contagiosa.
Yo ya me la estaba saboreando.
Cuando observé el bar miré que había muchos jóvenes, yo creo que era de los mayores en todo el bar.
Entre charla, risas y uno que otro coqueteo salimos del bar para ir a cenar.
A pesar de tener tanta hambre cené ligero pues nos iríamos a coger, cenamos y bebimos bastante vino.
–Nos vamos o qué onda– dijo Adán
–Ay amor un par de tragos más– respondió Sarah
–Como ustedes decidan, quieren seguir bebiendo o irnos a un motel, su casa o mi casa–
–No Capi, nada de eso porque esta noche es especial– me dijo Adán
–Te veo muy emocionado Adán–
–Así es mi viejo, en cada cita swinger se emociona– añadió Sarah
–Tengo reservada una suite con balcón en el Best Western Plus– decía Adán muy emocionado
–Entonces no se diga más– les dije –¡Vámonos al hotel!–
Como miré que Sarah quería seguir bebiendo pasamos a una vinatería a comprar un par de botellas, ella se fue adelante conmigo y Adán iba en el asiento trasero, Sarah no dejaba de levantarse su diminuto vestido dejando ver sus hermosas piernas y se frotaba sus pezones que ya estaban duros.
Llegamos al hotel y pasamos, ellos ya se habían registrado.
Cuando ya estábamos en el hotel salimos al balcón y observábamos el cerro de La Prieta.
Ahí fue cuando Sarah le pidió a Adán que nos sirviera unos tragos y en eso ella comenzó a agarrarme la verga por encima de mi pantalón que yo ya la traía dura y babosita.
–Vamos a esperar a Adán– le dije con todo respeto
–No, en nuestra relación yo soy la que manda.
A él le gusta más ver– dijo Sarah
–No te preocupes Capi que esta noche mi chava es toda tuya, es parte de la apuesta– decía Adán
Sarah se hincó y comenzó a sacarme la verga, en verdad que estaba tan excitado que mi verga lubricaba bastante que hasta mi trusa estaba ya chorreada
–Babositas como me gustan y mira nomas que tamañote tienes Capi, que gruesa y que bolotas–
decía Sarah muy emocionada mientras observaba y acariciaba mi verga, luego con sus largas uñas me agarró los huevos y los rosaba, sus uñas estaban largas y con decoraciones, llenas de color, había escuchado que se siente bien unas uñas así pero no lo había experimentado, sentí tanto placer y mucho más cuando ella puso sus labios carnosos en mi verga y me la empezó a mamar.
Vaya que la chica es buena mamando, garganta profunda y sin meter dientes.
Adán se recargó en el balcón bebiendo y fumando, sobándose la verga de vez en cuando mientras veía como su hermosa novia me mamaba mi verga, se puso de pie Sarah, recargada en el balcón, levantó su vestido a la cintura, hizo su tanga a un lado y me tomó de la verga para que se la metiera, vaya que rico se sentía, esa mujer estaba totalmente húmeda, tanto que con mi verga lubricada y su conchita húmeda fue fácil meterla completa, a fondo ¡Qué maravilla! Ahí, en el balcón hacíamos pequeños movimientos disimulados, yo tomé más vino mientras ella se movía y Adán me decía que la gozara.
Cuando dijo eso la voltee para que estuviéramos cara a cara, le levanté una pierna y se la besé y se la dejé caer toda en su estrecha puchita, ella gritaba un poco y era muy excitante hacerlo en el balcón, le di duro, luego se agarró de mi cuello, yo la tomé de sus piernas y así colgando me la llevé ensartada caminando a la cama, nos quedamos de pie mientras yo le daba así duro.
Estaba tan duro y ella tan dilatada que mi verga entraba y salía completamente, se escuchaba el choque de nuestras pieles y uno que otro airé que ella aventaba de su vagina.
La costé en la cama y le dije a Adán que le hiciera sexo oral mientras yo follaba la cara de Sarah.
Luego la abrí de pies y de misionero me puse sobre ella para dejarle caer mi verga de nuevo y bombearla muy duro.
Así estuvimos en varias posiciones a ella le encanta de perrito, esa es una de las pocas posiciones que no disfruto mucho pues me gusta verles la cara cuando las penetro pero en estos casos se trata de que todos quedemos felices y satisfechos así que si ella lo pedía así le daría.
Adán se desnudó y se recostó al lado de nosotros, me puse de pie en la cama y entre los dos me mamaron la verga, es lo más rico que te puede hacer una pareja.
Que uno te mame los huevos y la otra la verga y así se vayan turnando para hacerlo, eso es placer puro.
Adán se acostó y Sarah se montó en su cara, mientras él le hacía sexo oral yo fui metiendo los dedos hasta que le metí de nuevo mi verga, y así Adán daba pequeños roses entre mi verga y su clit, era tremendo gozo de los tres hasta que me vine dentro de ella, me retiré un poco y fue cuando Adán comenzó a mamarle la puchita con mi leche adentro, cumpliendo la apuesta que habíamos hecho.
Y aunque no hemos repetido fue una gran experiencia.
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