La isla capitulo 2
Al fin volvemos a la civilización pero no todo es tan bueno como parece.
Tras descubrir que ambas hermanas estaban embarazadas, siendo aún tan jóvenes decidí decirles la verdad, esa misma noche al acostarnos hable con ellas
D: Sandra, Tamara, debo confesar les algo, yo ..
S: lo se, se que has hecho lo mismo con mi hermanita que conmigo, y se que también está embarazada
D: que? Pero como?
S: ella es mi hermana y la conozco bien, se cuando algo le pasa, y no te preocupes, estoy feliz de que ambas seremos madres del hombre que amamos
T: siii ya quiero tener a tus bebés!
S: y ahora que no hay secretos, hay que celebrarlo como sabemos
Ambas nenas se abalanzaron sobre mi verga, estaba parada como siempre y ahora tenía a dos nenitas de 11 y 12 años mamandome, dos nenitas que estaban embarazadas de mis hijos, estaba súper excitado más porque sabía que podría acabar dentro de ellas tanto como quisiera, Tamara se metía mi verga en la boca mientras Sandra subía por mi pecho hasta mis labios, empezó a besarme, pide ver qué abrió las piernas y acomodo mi verga en su vagina, Tamara seguia lamiendo mis huevos, yo mamaba las tetitas de Sandra como queriendo tomar la aún inexistente leche que tendrá una ves nazca nuestro hijo, tomaba la cabeza de la dulce Tamara con la mano para metérsela más profundo, entonces cambiaron de lugar, ahora me comía la boca de Tamara y Sandra me daba una excelente mamada, yo las amaba a las dos y ahora hacíamos un trio.
Les pedí que hicieron algo que siempre había querido hacer, ambas se pusieron sobre mi, abrieron sus piernas y mi verga quedó atrapada entre sus dos vaginas, ellas movían sus caderas restregandose mi verga en ella, me hicieron venirme tanto que salió volando, cayendo a los rostros de ambas, es noche la pasamos cogiendo hasta que el cansancio nos venció.
Así pasaron los días, semana y meses, cada día cogimos, sus pechos y sus vientres crecían cada ves más y una preocupación llegó a mi, como haría para que nacieron mis hijos sin arriesgar a mis mujeres, estuve días pensando hasta que un milagro me dio la respuesta, una tarde vi que cercas de la playa se veía un arrecife, ahí atorado había un fragmento del barco, era una pequeña parte pero esperaba que tuviera algo que me sirviera, nade a él y me metí, busque por todos lados hasta que encontré algunos botiquines y unas maletas con ropa de los pasajeros, las lleve al refugio y revise todo, era poco pero gracias a qué mi madre me había pedido ayudarla algunas veces cuando vecinas iban con ella, además había ayudado un tiempo a mi abuela en su rancho, así que me la jugaría.
Cuando se llegó el día del parto prepare el refugio, tras 10 horas agotadoras ambas nenas tuvieron a sus bebés, dos hermosas hijas igual de hermosas que sus madres, a la hija de Sandra le pusimos Daniela y a la hija de Tamara le pusimos Lucia, mis mujeres estaban agotadas pero había hecho un milagro.
Habían pasado un par de meses desde que nuestras hijas nacieron, mis mujeres se veían hermosas, sus pechos habían crecido y la maternidad las hacía más calientes, cada ves querían sexo más seguido, me encantaba cogerme a Tamara mientras Sandra daba pecho a las dos nenas y viceversa, habíamos aceptado nuestra nueva vida, y así en un abrir y cerrar los ojos pasaron dos años.
Habían trascurrido 3 años desde que llegamos a la isla, 2 desde el nacimiento de nuestras hijas, Tamara tenía 14 y Sandra 15, yo tenía 17 años ya, el sexo era el pan de cada día, nuestra hijas crecían bien, ya tenían 2 años cada una, habíamos sido muy cuidadosos cuando cogiamos pues no sabía si podría repetir el milagro, pero un día todo cambio.
Estaba como cada día cogiendo con Tamara, la tenía acostada con las piernas abiertas, mi verga dentro de su conchita deliciosa, Sandra cuidaba a las niñas, cuando Lucia empezó a llorar, Tamara la atrajo y le empezó a dar pecho, yo aún seguía dentro de su conchita, verla dar pecho me lleno de ternura y amor, la bese, luego bese a Lucia y acaricie su cabello, pero algo en mi cambiaba, acaricie su espalda, llegué a su culito, Tamara vio mis intenciones, cuando acariciaba a nuestra hija mi verga se ponía más dura, entonces Tamara dio el primer paso, llevo su mano a la pierna de Lucia y la levantó, pide ver su pequeña y virgen conchita, mi verga agarro más fuerza, lleve mis dedos a su conchita y le metí un dedo, la nena comenzó a soltar pequeños gemidos, Tamara me vio con complicidad, yo estaba por correreme entonces dijo:
-hechame tu leche en las tetas, quiero que veas algo
La obedecí, llene sus tetas de leche y pego a Lucia a su pezón, nuestra hija bebía la leche de su mamá y su papá, Sandra vio todo y ya de encontraba mintiéndose los dedos en su conchita, mi amada Tamara abrió un bueno mundo de perversiones para nosotros, después de ese día repetimos la rutina, me cogía a mis mujeres y acababa en sus tetas, acto seguido nuestras hijas tomaban mi leche directo de las tetas de sus mamás, parecía gustarles, yo acariciaba a mis hijas, mientras les metía la verga a sus madres, tocaba sus culitos, sus pequeñas conchitas, y Tamara dio de nuevo un paso insospechado.
-Mi amor, cuando las niñas crezcan un poco me gustaría ver cómo las desvirgas, es mejor que aprendan rápido y de su propio padre
-Si!! Nuestras hijas deben sentir la verga de su padre
-Estoy de acuerdo, cuando crezcan un poco las desvirgare y los 5 podremos hacer el amor cada noche
Mis mujeres les entusiasmo mucho la idea, cada día les dilataba las conchitas a mis hijas para que no les costará recibir mi verga que para ese momento era más grande, pero un día todo cambio.
Era de mañana, mis mujeres aún dormir con nuestras hijas en sus regazos, yo me levante temprano para ir a pescar algo, cuando a lo lejos veo un barco, no podía creerlo, volví corriendo al refugio, desperté a mis mujeres y les dije, el entusiasmo nos sobrecogio y tomamos la poca ropa que teníamos de las maletas y nos vestimos, hicimos señas y al final el barco nos vio, al subir era un barco pesquero que nos llevo al continente, fuimos noticia nacional un par de semanas, los niños que sobrevivieron al naufragio, para evitar problemas dijimos que la mamá de Sandra y Tamara había sobrevivido y están embarazada pero murió durante el parto, no revelamos que las bebés eran mías, así volvimos al fin a casa.
Ya en casa me recibió la única familiar ue me quedaba, mi abuela
-Mi niño! No sabes que alegría me da saber que tú sobreviviviste, lamento mucho lo de tu papá y mi hija, y estás señoritas?
-abuela, son Tamara y Sandra, sobrevivieron conmigo pero su mamá no lo logro
-bueno se pueden quedar con nosotros el tiempo que deseen
Así pasaron los días, por la constante vigilancia de mi abuela no podíamos hacer el amor, además usar ropa ya nos parecía extrañó, añorabamos nuestra isla donde éramos libres, un día decidí sincerarme con mi abuela y le conté toda la verdad, ella solo nos miro sin decir nada y se fue a su cuarto, pensé que estaría furiosa o decepcionada, cuando volvió con unos papeles
-hijo, esto debía ser de tu madre cuando me fuera, pero ahora es tuyo, son las escrituras del rancho, allá podrás vivir con tus esposa sin que nadie los moleste, no puedo juzgarte, me case con tu abuelo cuando tenía 12 y el 24 y a tu mamá la tuve un año después, así que te entiendo, el rancho lo administra un señor llamado don Rosendo, es mi capataz, procura no tratar mucho con el, es un hombre eficiente pero nefasto como persona
Mi abuela nos llevo al rancho, era un lugar enorme, con un casa en el centro que fácilmente albergaria a varias familias, me presento con el personal, don Rosendo era un hombre gordo, de 60 años con barba y se veía desaseado, con cara de malo, don Lalo era su mano derecha, un señor de 55 bonachón y muy amable, doña rosa era la esposa de don Rosendo, 35 años, morena se notaba que en sus tiempos fue una mujer exuberante pues tenía un culo enorme, Monse y Ana eran sus hijas, de 8 y 10 años, unas preciosuras, doña Laura era la cocinera, una señora de 48 años muy amable y por último Laurita su hija de 19 años que no dejaba de ver a mis esposas, ella era morena clara con un cuerpo muy lindo y pechos de tamaño normal, nos presentamos como hijos todos de mis padres, hermanos para evitar suspicacias, Rosendo fue el primero en hablar
-patrona lo siento por su hija, era hermosa y la extrañare mucho, chamaco mis condolencias
Se escuchan en su voz la hipocresía, era obvio que le alegraba la muerte de los dueños de la granja, el resto del personal dio sus condolencias con mayor sinceridad, se notaba que apreciaban mucho a mi familia.
Esa misma noche, a las 8 PM todo el personal se retiró a sus respectivas cabañas ubicadas en la misma granja, mi abuelo les había construido casa a todos, al cerrar las puertas las ropas cayeron al suelo, mis mujeres y yo moríamos de deseo por sentirnos nuevamente, nos fuimos al cuarto principal acosté a mis mujeres y primero a Sandra le comía el coño mientras Tamara le metía 3 dedos, las bebés dormían ya y Tamara entre gemidos dijo
-vieron como nos miraba Laurita? No se pero siento que nos vio con deseo no creen?
-como crees, han de ser ideas tuyas. Le respondió Sandra
Yo seguía en mi mío, mi verga ya durísima de no coger en varios días, cuando le abrí las piernas a Sandra, está ves no me contendría, les dejaría los coños llenos de leche, pero al ver su culito rozado y aún virgen decidí tomar otro camino, escupí en mis dedos y los metí en el culito de Sandra, ella dio un pequeño salto y gimió un poco, pero Tamara ahogo ese gemido con su coño mojado en la boca de su hermana, sujete mi verga de un solo estoque ensarte el culo de Sandra, ella grito fuerte, entre dolor y placer empezó a sentir mi amada mujer, Tamara lamía mis huevos mientras sodomizaba a su hermana
S: ahhh por dios amor nunca me lo hiciste por atrás se siente increíble!!!!
T: yo también quiero tu vergota en ni culito mi amor, llenamelo de leche porfavor!!
Sujete de las caderas a Sandra para ayudarme a dar golpes más y más duros, los sonoros golpes de sus algas contra mi cadera se escuchaban por toda la casa, los gemidos de ambas hermanas no se hacían esperar, saque la verga de ella y se la metí a Tamara en la boca para que me la lubricara bien, me puse del otro lado para ensartarle el culo ahora a la dulce Tamara, sentía que mi leche estaba por salir, a lo que Sandra sujeto fuerte ni verga, la apretó para que no saliera aún no leche, admito que me dolió un poco pero evito mi orgasmo, ambas se pusieron de rodillas con sus boquitas abiertas y me empecé a masturbar, tres chorros salieron de mi verga hasta sus bocas, les gustaba besarse para compartirla y no desperdiciarla, Tamara se levantó aún con mi leche en su boca y se dirigió a nuestra hijas, yo jadeaba de placer, se agachó y escupió un poco en los pequeños coños de nuestras hijas
S: Tamara eres una enferma, de seguro antes de los 5 harás que las penetren
T: si te descuidas antes de los 4
Ambas rieron mientras a mí me volaba la cabeza con la idea, nos acostamos a dormir, mis mujeres cayeron tendidas, durmiendo casi en el acto, pero un ruido me alertó, me levanté rápido y me puse el pantalón, salí corriendo del cuarto para ver huellas afuera del mismo, alguien nos había estado espiando, salí corriendo buscando, cuando vi una sombra salir de la casa, en silencio la seguí hasta la cabaña de don Rosendo, espere unos minutos a ver si salía pero nada, así que me acerque solo para escuchar unos sollozos y gemidos, se escuchaba a don Rosendo bramar como bestia, pensé que al vernos habría vuelto a desquitarse con su esposa pero nada más alejado de mi idea, me asome por la ventana y vi a don Rosendo cogiendo con furia a Monse, su hija de 8 años mientras Ana era consolada por su madre mientras le ponían una crema para el ardor en su coñito, doña Rosa semi desnuda, ahora entiendo lo que decía mi abuela, al poco tiempo Monse se separó de su padre llorando
R: puta madre! Pequeñas zorras no me hicieron acabar, y tú maldita puta vieja ya no me complaces, iré al pueblo a ver qué consigo, más vale que esas mocosas ya no estén llorando cuando vuelva!
Salió furioso mientras seguía con sus insultos, tomo su caballo y cabalgó lejos de ahí, volví a la casa sorprendido de la escena que vi no sin pensar que debía hacer algo al respecto.
Cuando salió el sol mandé a don Rosendo a revisar las cosechas, aproveche para llevarle ropa y comida a doña rosa y sus hojas, la encontré aún con ojeras, era obvio que nada de lo que pasaba en esa cabaña era su elección
D: doña rosa, tomé le traje esto para usted y sus niñas
R: ay don, no se hubiera molestado, es tan bueno como su difunto padre
D: no se preocupe, tantas veces como pueda le traeré cosas, solo no le diga a su marido, creo que no me agradará la idea
Así pasaron los días, doña rosa era cada ves más atenta con migo, y a sus niñas les encantaba jugar con mis hijas.
Un día don Rosendo fue al pueblo con don Lalo para comprar trampas para oso, había un animal que había estado matando al ganado, aproveche para ir con doña rosa que se había reportado enferma, toque a la puerta pero nadie respondía, estuve unos minutos tocando así que decidí abrir la puerta, encontré a doña rosa en el suelo con una botella de tequila en la mano y al lado unas pastillas, temi lo peor así que la levanté, vestía solo un camisón blanco casi transparente, la ayude a caminar hasta el baño, por decirlo así, puesto que el baño eran 4 palos enterrados rodeados por plásticos negros, dentro una silla de plástico y un tambo azul con una pequeña cubeta para bañarse, procedí a sentarla en la silla
D: doña rosa me escucha, se encuentra bien???
R: ay patroncito que vergüenza que me vea así, es que….
Comenzo a llorar, al parecer solo estaba ebria
R: ya no se que hacer, desde que se fue su padre Rosendo está incontenible, el lo mantenía a raya, pero ahora el me hace daño, y mis niñas… ellas
D: tranquila, se lo que les hace, no permitiré que les hagan daño, se irán la tres a vivir en la casona, es una orden
R: ay señor, usted es tan bueno como su difunto padre
Me abrazo con fuerza, debo reconocer que sentí una erección pues sus tetas eran entonces, y se le veía todo, no me soltaba y cuando al fin libero un poco sus brazos me miró a los ojos
R: señor Diego, es tan bueno como su padre, y más apuesto
En eso me planto un beso en los labios, no podía creerlo, mis manos en automático fueron a amazar sus enormes tetas, rápido levanté su camisón dejandola completamente desnuda, ver su cuerpo que, a pesar de los años mantenía cierta firmeza, me hizo excitarme de sobremanera, sus enormes tetas, su culo gordo y redondo, su coño sin depilar, era el cuerpo de una mujer madura y me fascina, me quite la ropa y le ofrecí mi dura verga en su boca, la cuál ella con gran gozo aceptó acariciándo con su lengua desde los huevos hasta mi glande, se apretaba las tetas mientras me chupaba l verga, era morena y muy sexy, la levanté y me senté en la silla, la puse frente a mi y abrió sus piernas para aceptar mi falo sin vacscilacion, se dejó caer enterrandolo hasta su útero, era la primera ves que estaba con una mujer con tales proporciones, solo se escuchaba el erótico aplauso producto de sus enormes nalgas chocando contra mis piernas, mientras ponia sus manos sobre mis hombros y las mías las colocaba en sus generosas caderas, se escuchaba el “plop” de sus jugos vaginales cada ves que se dejaba caer a mi verga y sus gemidos eran fuertes y profundos, era evidente que tenía tiempo sin gozar de un verdadero hombre, de seguro don Rosendo ya no la satisfacía o hasta no le hacía caso por cogerse a sus hijas, puta vieja lo escuché decir una ves, pero está “puta vieja” era excelente cogiendo, estaba muy cercas de correrme y se lo hice saber
D: doña rosa me voy a venir, le voy a llenar el coño de leche!
R: SII siii porfabor, lléname el coño de leche, quiero sentir la leche de un hombre de verdad! Dios eres mejor que tu padre!
Me sorprendió saber que mi padre se la cogía también, supongo que por eso don Rosendo me odiaba a mi y mi padre, pronto sentí tras tal revelación mis huevos vaciarse en su útero, varios chorros calientes y espesos acabaron en mi más profundo de sus sexo hasta empezar a desbordar, chorros de jugo vaginal salian de ella junto al mejor gemido que jamás escuché en mi vida.
R: ahh por dios, si que eres un hombre, estuvo riquísimo, disculpa por revelarte lo de tu padre en esta situación
D: no se preocupe doña rosa, siempre sospeche que papa le era infiel a mi madre, no lo culpó al ver semejante hermana hambrienta de verga
R: si y solo tú verga la quiero dentro de aquí en más
Se levantó un poco para sacar mi verga de ella solo para ver el chorro de jugos sexuales salir de su coño, se sentó sobre mi verga dejándola apuntando a la puerta del baño, nos fundimos en un abrazo, sus tetas a cada lado de mi rostro, mis manos aún apretando sus enormes nalgas, entonces sentí algo inusual, una lengua en mi verga, volteados y vernos a Ana pegada a mi verga lamiendo los líquidos que salían de nosotros, y Monse chupando mis huevos, ambas demás desnudas metiéndose los dedos en sus pequeñas y apretadas conchitas
R: niñas basta! Eso no deben hacerlo frente a don Diego
D: dejalas, lo hacen excelente
R: disculpelas patrón, Rosendo les enseño que siempre que me coja dejen participar y lo tomaron muy enserio
D: ahh chupan bien las pequeñas, déjelas, quiero sentirlas, después de todo vivirán conmigo en la casona
R: es verdad, niñas hagan sentir bien la patrón, el es muy bueno con nosotras, ahora solo a él le harán lo que le hacían a papá
Ana y Monse asistieron al unísono, y siguieron mamando ni verga mojada que empezaba a ponerse dura de nuevo, con mis manos abrí las nalgas de doña rosa dejando su culito negro expuesto
D: Anita, deja que tu mami sienta tu lengua en su colita
R: no señor como cree, ahí no!!! Ahhhhh por dios! Condenada chamaca que bien lames
Las niñas eran completamente sumisas, don Rosendo les había enseñado bien, al punto que lo que les pidiera obedecían, pude sentir el cuerpo de doña rosa estremecerse con un nuevo orgasmo por la lengua de su hija, así que aproveche para levantarla y ensartarla, le abrí las piernas y la cargue sobre mi, con sus piernas abiertas su culo era propiedad de sus hojas, que la hacían gemir de bueno, mi verga de nuevo estaba durísima por las mamadaa y volví a cogérmela hasta llenarle de nuevo su coño de espesa leche.
Nos terminamos de bañar los 4 y nos vestimos, les ordene tomar sus cosas e ir a uno de los cuartos de la casona, con el pretexto de que pondría un maestro especial para que les enseñará a leer y escribir, así don Rosendo no se quedaría, o al menos eso pensaba yo.
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