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Fantasías / Parodias, Intercambios / Trios

La lujuria de un niño de 6

No recomiendo leer este relato en caso de sensibilidad ante menores de edad cometiendo actos sexuales.
Más que un bonito recuerdo, este hecho que les quiero compartir es uno de mis fantasmas más odiados. Tal vez solo quiero desahogarme o llamar la atención y estarán pensando:

“¿Por qué ponerlo en una web erótica?”

Y es porque  prefiero que lea esto con lujuria que con pena.

Pero bueno, no les interrumpo más, aquí va mi relato:

Siempre he sido una niña muy alegre, de ojos grandes color miel y unas muy largas pestañas, un pelo rizado negro y de nariz fina.

Estuve toda mi vida en la misma escuela de un mal barrio. Por mala suerte, en mi clase se encontraban esas niñas populares que dan miedo y en la cabeza de una niña de tres años ese miedo era aún más notorio, por lo que me acostumbré a convivir con los machos.

Nuestra lujuria comenzó más o menos a los 5 o 6 años, en este tiempo yo era amiga de 4 niños, los principales de esta historia, a los cuales identificaré por letras por seguridad:

El primero y al que más cariño le encontraba era S un niño de tez blanca y rubio, de ojos marrones y voz chillona, era pequeño y delgado, pero tenía las más hermosas pecas en su cara, él siempre estaba acompañado de un niño llamado B, su mejor amigo, un niño moreno y con gafas más pequeño que S y mucho más depravado, él estaba enamorado de mí como supe años después, éramos nosotros el grupo principal en el cual se formaba una extraña relación, siempre buscábamos arañas en las paredes y huecos, pues a mí me causaba  una gran curiosidad, aunque nunca las tocaba tan solo veía como ellos dos las manipulaban le daban de comer etc.

Tal vez y solo tal vez le tengo más cariño a S por su inocencia, pues B a esa corta edad me acompañaba a los baños en los cuales no había cerrojo para supuestamente vigilar la puerta, mentiría si dijera que me fiaba de él, en mi mente hay un profundo recuerdo de ver un ojo suyo asomando de la pequeña ranura de la puerta en aquel baño sin luz, una mirada que no buscaba mi cara, ni siquiera dudaba y yo en shock mientras intentaba no tocar la taza del baño, en  cuclillas, trataba de llegar a la manilla de la puerta estirándome lo más que podía, mientras él no se cortaba en mirar.

Por eso antes de pedirle a B  que me acompañara se lo pedia a S  sin que B lo sepa y sino acudía a una de esas chicas populares a las cuales con el tiempo les había perdido el miedo.

Una de estas niñas a la que llamaré L una vez se metió al baño conmigo, minutos antes una conversación sobre vello púbico había crecido una curiosidad inocente en ella, que le habia hecho correr junto conmigo al baño para ver el vello que yo le presumía y soltar palabras como:

“Waooo, es verdad que tienes pelo…

Yo no tengo todavía”

Esta conversación salía de un grupo de persona un tanto extraña, mi grupo que nos hacíamos llamar el grupo mariposa y un niño africano, muy delgado casi en exceso y con una extraña predeterminación a tener conjuntivitis, el era  V, el siguiente más importante que posteriormente se convertiría en mi mejor amigo, este es el primer acto que me avergüenza pero no escatimaré en detalles:

En mi zona de recreo había una esquina perfecta, un árbol que escondía la esquina, una protuberancia en la pared que servía como sillas y la lejanía perfecta para ver si alguien se acercaba, aquella protuberancia es la responsable de este hecho, pues además de usarlo como ring de pelea  para insectos también era normal apoyar las pequeñas pollas de aquellos niños.

S, B, V y yo nos encontrábamos allí enseñándonos nuestras respectivas partes íntimas:

La de V era arrugada  y muy negra casi parecía que no tenía capullo y se la podía sujetar con dos dedos. Era pequeña en todos los sentidos lo que ahora me parece extraño.

La de S era suave el la sujetaba con al mano entera con vergüenza. Pero en mi opinión era la más bonita de las que allí había. Blanca de punta rosa sin una arruga larga a su medida y muy fina.

B era el último, con su polla marrón de capullo grande era gorda pero corta y con muchas arrugas tal y como la de V

En este acto no hubo ningún tocamiento ni mucho menos pero el siguiente…

Es este el principal motivo de todo esto.

Se había unido al grupo un niño llamado J  con el que actualmente tengo contacto y me debe dinero, el era alto rechoncho nos llevaba un año y según supe después sufría bulling de sus compañeros por eso se tendía a juntar con personas menores que el.

Cuando nos juntábamos con otros grupos ya sean de chicos o de chicas siempre había un juego que sobresalía por encima de todos y que cuando una de esas tantas voces chillones lo mencionaban ya se decidía jugarlo:

“Juguemos a mamás y papás”

Un juego normal dentro de lo que cabe pero con un problema, hacer lo que hacen los padres y madres puede ser peligroso, aún así este no fue el juego que jugamos, sino que J con su ingenio lo había modificado, ese día jugaríamos a los adultos.

No recuerdo mucho de este acto pues como dije no lo recuerdo con unos bonitos ojos pero por lo que recuerdo jugábamos a beber alcohol, pero este alcohol tenía nuestros nombres es decir la cerveza que bebía J era cerveza J y la que bebía S era cerveza S. sin embargo esta era una práctica más compleja de lo que parecía, pues además de fingir el estado de embriaguez era preciso que en el caso de que bebieras una cerveza de otra persona hicieras absolutamente todo lo que esa persona diga.

En mi caso yo bebí una cerveza J lo que me hizo estar bajo sus órdenes.

A partir de este momento mis recuerdos me abandonan por lo que por el bien del lector voy a relatar un aproximado de los hechos que creo que ocurrieron:

J me llevó al árbol de la esquina y me instó a bajarme mis leggins rosas en un principio me negué pero al final de alguna manera, tal vez la amenaza de terminar el juego, o el simple hecho de obligarme ,mis leggins se acabaron bajando y mis nalgas quedaron expuestas al aire , yo escondía mi cabeza en el árbol con vergüenza mientras ellos me acribillaban, su forma de hacer el acto era un tanto curiosa, era una fila en la cual yo siempre era primera, en la primera ronda, J estaba detrás mío después B y por último S. Ellos embestían con todas sus fuerzas al de adelante pegándome más y más al árbol hasta el punto de sentir más su madera que el pene de J.

por sus pequeñas pollas y su edad a la cual ni siquiera estoy segura de si se podían empalmar, era obvio que no iba a haber penetración, no trataban de hacerlo tampoco, tan solo la situación los transformaban en seres lúbricos tal vez el morbo o puede que fuera lujuria sincera pero después de tres o dos rondas me cansé tan solo esperaba a que aquella tortura terminara mirando a donde quiera que pudiera menos a atrás. En un momento de cambio donde B se iba a poner atrás del todo para darle su espacio a S me salí. Subí mis leggins y camine frustrada enfadada y confundida afuera de la fila, cuando J fingiendo que traía una cerveza en la mano me arrastró nuevamente a la fila, tampoco recuerdo lo que pasa momento posteriores a este pero he de suponer que terminaron su cometido, de lo más animado y este hecho no afectó nuestra amistad pues aquel grupo mariposa duró más de 1 año o dos más.

Y esa fue la primera experiencia sexual que tuve a la corta edad de 6 años.

Espero que haya disfrutado el relato y que no se haya notado mucho mi fanatismo a la forma de escribir de el marqués de Sade (creador del sadismo: mejor libro- “salo o 120 jornadas de Sodoma”)

A  sido un gusto.

 

3 Lecturas/21 noviembre, 2025/0 Comentarios/por Noporfavor
Etiquetas: alcohol, amiga, amigo, baño, compañeros, escuela, polla, recuerdos
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