La mujer de mi jefe, me enseña a follar, tenia yo 16 años

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
De este relato, ya han pasado muchos años, nuca se lo mencione a nadie excepto a mi esposa. Tendria yo por aquel entonces 15 años, la precaria situacion economica en casa, me obliga a incorporarme al mudo laboral, para los pobres, en el pueblo, solo existen dos alternativas, la pesca o albañileria, decidi por esta ultima.

Una mañana mi madre, me comunica que me presentara en la obra que Antonio “El Asturiano” esta llevando a cabo en una casa cerca de la iglesia, se habia enterado que andaba buscando un “Pinche”

El asturiano era un hombre joven estaria en sus 35 años, tal vez menos, el hombre me dio el trabajo de inmediato, “Empieza mañana, comprate una paleta y un metro” con esas dos herramientas y muchas ganas de trabajar era como los que nacimos en el 50 iniciabamos nuestra vida laboral.

En la cuadrilla eramos 6 contando al jefe, normalmente los otros hombres iban directamente a la obra, yo tenia que pasar por la casa de Antonio, siempre habia que llevar algun material o herramienta del almacen que tenia colindante con la casa.

En una de las ocasiones que estaba en el almacen buscado un par de reglas, entro una persona, me cogio desprevenido y me lleve un buen susto, era la mujer de Antonio, se reia a carcajadas de la cara de asustado que me quedo, Milagros tenia 28 años, igual que el marido era de Asturias, era una mujer solida, no muy alta, morena y lo que mas llamaba la atencion de ella eran sus enormes tetas.

“Buenos dias Tono, ¿Que te asuste? Me saluda “Me he llevado un susto de muerte” contèsto timidamente, el almacen tambien es usado para lavar la ropa, ella se dirige a la pequeña pileta y comienza con su tarea, yo tengo que cortar las reglas a una medida especifica y eso requiere un tiempo, mientras sierro, no puedo de dejar de mirarla, esta de espaldas y el culo se le mueve mientras lava, como si tuviese vida propia.

Solto la prenda que habia lavado para coger la siguiente, -el cubo esta en el suelo- al hacerlo, se coloca frente a mi de cuclillas y con las piernas abiertas, toma su tiempo en sacar del cubo la proxima prenda, yo me quedo anonado y sin darme cuenta, ceso con mi tarea, me quedo boquiabierto disfrutando de las primeras bragas que veo puestas en una mujer, -por aquel entonces las bragas eran siempre blancas- la ereccion es inmediata, ella finalmente coge la prenda a lavar, me mira con una sonrisita de granuja, se da cuenta que el bulto que sobre sale de mis pantalones, no es un bocadillo.

Aquel primer encuentro me dio inspiracion para pajearme un par de veces por dia, me imaginaba de todo, comiendole las tetas, frotandole el coño, sobandole las nalgas y como no fallandomela, a partir de ese momento cuando nos encontrabamos me daba vergüenza mirarla a la cara.

Pasaba el tiempo y no coincidiamos en el almacen. Un buen dia Antonio me manda al almacen, esta orden la acataba con alegria, tenia que disimular mi entusiasmo para que el jefe no se diese cuenta. No tenia suerte cuando yo llegaba al almacen Milagros salia de la casa “Hola Tono ¿vienes a por algo? Me pregunto muy amablemente, “Si, Antonio me mando por una escuadra” le contesto sin atreverme mirarle a la cara, “Bueno yo voy a la plaza antes de que caiga el chaparron que se avecina”, que buena que estaba la Sra. Milagros, quien fuera “El Asturiano para poder follarla, me decia a mi mismo mientras abria la puerta del almacen.

Ya en el almacen buscando la dichosa escuadra, al mirar hacia la pileta para volver a vivir el momento mas excitante de mi vida, me doy cuenta que el cubo de la ropa sucia esta al lado en el suelo, primero me acerque para ver que prendas habia encima, una falda de Milagros, ropa de cama, no se veia superficialmente lo que yo buscaba, calcule en cuestion de milesimas de segundo el tiempo que le llevaria a Milagros, llegar a la plaza, comprar y regresar, “30 minutos”.

Mis manos temblaban entre la ropa buscado una prenda en particular, a falta de una encontre dos y a lo contrario de lo que yo creia, tambien hay bragas negras, las blancas estaban manchadas, y la marca de la raja del coño era notable, las lleve a mi nariz y disfrute del aroma de mujer, las negras no se le notaba marca alguna pero el olor era mas fuerte y fresco.

Sin darme cuenta, me encontre masturbandome con una de las bragas al rededor de mi miembro y con las otras introducidas en la boca por la parte del coño, la eyaculacion fue rapida, las bragas de Milagros empapadas de mi esperma me dejo preocupado, no sabia lo que hacer con ellas y opte por enterrarlas en el mas profundo del cubo y esperar un milagro.

Cuando llegue a la obra, Antonio no se encontraba alli, me quede mas tranquilo, habia tardado excesivamente, por supuesto a los compañeros de trabajo ni una palabra, ni a los amigos de la pandilla, el pueblo era muy chico y las noticias sin haberlas se inventan, cuanto mas callado mas guapo, decia mi abuela.

En otra ocasion, Antonio me manda al almacen, a mi llegada Milagros ya habia terminado con la colada, “Mierda” me dije cabreado, habia perdido la ocasion, solo 10 minutos antes, mis pesares se transformaron en alegrias, cuando comenzo a colgar la ropa, el tendedero estaba por frente de la puerta del almacen, cuando se agachaba a coger las prendas del cubo y al colgarlas, la falda se le subia y me enseñaba todo el culo, era enorme y muy blanco.

Yo en ese momento juraria que lo hacia queriendo, una persona no podia ser tan torpe, como estaba de espaldas a mi, me saque de los pantalones mi pene que estaba a punto de estallarme y me puse a masturbar, me vine inmediatamente.

Milagros y Antonio tuvieron su primera hija, ya habia transcurrido un año, y hacia un mes que yo habia cumplido los 16. Con Antonio consegui a tener una buena relacion, incluso por las tardes de verano luego del trabajo, ibamos juntos a pescar en la barca de mi padre, me tenian como parte de la familia.

Curiosamente, Antonio me llama a parte y asegurando que no es escuchado por el resto de la cuadrilla, me dice“Tono acercate al almacen por un saco de escayola, y pasate por la casa para comprobar que Milagros y la niña estan bien” Llame a la puerta, y como si me estuviese esperando “Pasa, pasa Tono” la pregunta que me hice ¿Como carajo sabia que era yo? dentro de casa Milagros me invita que entre al dormitorio.

Era epoca de verano, Milagros tumbada en la cama, vestia una bata de cama finisima, y amamantaba al bebe, “Ven acercate” yo no me atrevia a mirar “Mira como come la pequeña, no tengas vergüenza es una cosa natural” cuando me acerque para corresponder la invitacion, Milagros tenia los dos pechos al descubierto, uno lo devoraba el bebe, y apenas se podia ver, pero el otro estaba a la vista, era enorme, la aureola oscura era exageradamente grande como lo era el pezon.

¿Quieres probar un poco? La pregunta me dejo sin habla, “Tono pareces un chiquillo” me regaña mientras acomodaba el bebe en su cunita, al hacerlo se entre abrio de piernas y no pude, ni quise evitar el verle las bragas, se le notaba claramente la raja del coño y el vello pubico le salia de los laterales de las bragas.

Sin inmutarse se quedo con los dos pechos descubiertos, se cogio uno con las dos manos y “Toma prueba un poco” primero timidamente tome su pezon entre mis labios, “Tienes que chupar para que salga la leche” le hice caso y a la tercer chupada senti el liquido de sabor extraño entrar en mi boca, senti la mano de ella acariciarme mi larga melena, instintivamente puse mi mano sobre la otra teta y se la comence acariciar, mientras seguia bebiendo su leche, el olor de Milagros era embriagador, perdi la nocion del tiempo.

Al darme cuenta que habia transcurrido un buen rato, asustado dejo las tetas “Tengo que irme, Antonio me dijo…..” no me dejo terminar “No te preocupes por Antonio, ya hablare yo con el”, mientras me calmaba con sus palabras, se abrio de piernas, echo mano al frontal de sus bragas, se la separo dejando la vagina al descubierto, era la primera vez que veia un coño de carne y vello, la raja abierta brillaba de la humedad.

Yo no daba credito a lo que estaba sucediendo y mi letargo es interrumpido por la voz de Milagros “Tocame” timidamente hice lo que me pidio, el tacto era algo maravilloso, ella me guiaba la mano pasandola por el coño “Mete dos dedos dentro” le introduje dos dedos en el agujero, ella me cogio la mano y comenzo a moverla para delante y para atras, comenzo a emitir unos murmullos que para mi eran desconocidos.

Me indico que me pusiera de rodillas sobre la cama a un lado de ella, me abrio la bragueta, cuando saco mi pene se asombro del tamaño, se lo llevo a su boca y comenzo a darme la primera mamada de mi vida, mientras lo hacia, se habia colocado los dedos en el coño y se estaba masturbando.

Mi esperma le salia por la comisura de la boca y no dejo de chuparmela hasta que alcanzo el orgasmo, al grito de placer desperto el bebe, se limpio un poco para luego atender a su labor maternal, nos despedimos con un casual asta luego, como que lo que acababa de ocurrir era de lo mas normal.

Al regresar a la obra con el pedido, Antonio me esperaba, ¿Todo bien? La pregunta me puso nervioso, “Si es que no encontraba la escayola” trate de escabullirme, “Pero, ¿te gusto? Yo no daba credito a la pregunta, sabia Antonio lo que acabo de hacer con su mujer, como esperaba una respuesta, me vi obligado en contestar “Si, me gusto” la proxima pregunta me dejo mas desconcentrado ¿Te la as follado a la puta de mi mujer?

Asustado me apresuro a contestarle “No solamente le chupe las tetas” Antonio colocando su mano en mi hombro “No te preocupes, la proxima la follamos entre los dos” “Te enseñare como se folla a ese puton”

Este fue el comienzo de una larga amistad con Milagros y Antonio, una pareja de asturianos que me enseñaron la libertad de la pareja. Ahora yo practico esta actividad con mi mujer, pasaran muchos años a que esta modalidad de enfocar el sexo, se considere de normal, el tabu impuesto por las religiones nos ha acondicionado a la inmensa mayoria, si tu puedes y tu pareja esta de acuerdo LIBRATE.

Seguire contando los polvos mas notorios que tuve con la Sra. Milagros.

TONO.

Autor: Anonimo