La recepción del hotel IV
Sigue la historia del trío, ahora bisexual..
Por la mañana Patricia y yo hacíamos el amor, ella montada en mi se balanceaba y saltaba feliz. Mis manos de daban esas dulces caricias que tanto necesitaba
Por mi parte disfrutaba de las atenciones de la mujer, por mi cabeza pasaban recuerdos del primer y segundo encuentro con la pareja, en lo sumiso de ambos y lo fácil que cambia la actitud de ella con un poco de amor.
Desvirguen dos culitos, de mujer y de hombre, sigo sin pensar que soy homosexual, pero la verdad disfrute de ambos culitos, culitos maduros.
-Te voy a tirar todo lo que me queda adentro ¿Estás lista?
-Si papi, estoy lista, suéltame la lechita adentro.
Nuestros labios se besaban fundidos en el último orgasmo de nuestro encuentro, su cuerpo descansaba sobre el mío, su aroma de mujer madura llegaba hasta mi cerebro y se quedaba ahí, marcando mi memoria, haciendo de este encuentro un recuerdo perpetuo.
Un baño juntos en el que nos lavamos nuestros cuerpos y a esperar a su esposo en la sala platicando sobre nuestras vidas.
-Arturo es el amor de mi vida, mi primer amor, mi primera vez, padre de mis hijos, no me imagino la vida a su lado, aún cuando ya no me desea, lo amo, y sé que me ama.
-¿Tanto cómo para aceptar que te entregué a otro hombre para darte lo que él ya no puede?
-Especialmente por eso, Arturo tiene la capacidad de aceptar que otro hombre me de ese afecto que necesito.
-¿Aunque él deseé y acepte el afecto de ese mismo hombre?
-Eso no lo esperaba, pensé que se tratada de que él viera y participara ayudando, no que se entregara, el sexo oral estaba acordado, pero cuando lo penetraste analmente, o cuando me dejaste a mi hacerlo, eso fue totalmente improvisado, pero los dos teníamos un acuerdo, seguir tus deseos.
Procesaba la conversación, intrigado, quería saber todo de la pareja, hasta donde podía llegar, las reglas, pero incluso ellos no sabían lo que hacían.
-Fue un acuerdo espontáneo, lo encontré con un delgado dildo en su ano masturbándose viendo porno gay, el shock fue brutal, la conversación duro horas, procesarlo para retomar nuestras vidas duró días, fue Arturo quien propuso un amante, pero ese amante debía ser un desconocido, fue estúpido hacer eso, por suerte llegaste tú.
Mi intriga me mantenía excitado, escuchaba con atención a Pati con mi verga caliente y semi erecta.
-La parte más difícil fue saber que el hombre con el que me case y amo con toda mi alma ahora es mi mejor amiga, saber que ahora un hombre lo excita más que yo fue un golpe duro, cuando lo ví mamarte tu hermosa verga por primera vez me quebré un poco, cuando se quedó quieto recibiendo tu verga me termine de quebrar, Arturo ya no es mío, ahora está en búsqueda de alguien que le dé placer, en eso pensaba cuando lo penetrabas y el gemía, pero, me armaste un poco cuando me dejaste penetrarlo, tal vez, yo podría ser quien le de placer, ¡Ya quiero estar en casa con él para hablar de eso!
Pensaba en Arturo mientras conversaba con Pati, en su culito, quería volver a penetrarlo, deseaba coger ese culito de caballero y llenarlo de leche, pensaba en mis opciones y lo mejor sería la paciencia.
En algún momento de la mañana llegó Arturo con desayuno, se sorprendió que lo saludara y lo llamara por su nombre, no más putito, jotito o Ginebra, en este momento eran Patricia, Arturo y yo.
El desayuno transcurrió normal, Patricia le contaba a su marido como le hice el amor y el sonreía feliz al escucharla, incluso me dió las gracias, hacia años que no la veía tan jovial y relajada, se disculpaba con su esposa por todos los años en que le dió un tipo de sexo que no era realmente lo que Patricia deseaba.
-Espero que puedas seguir atendiendo a mi esposa, podemos alternar entre los tres y ustedes dos solos.
-Claro que si Arturo, podemos hacer eso, aunque en este momento me interesa saber las reglas y límites de la relación, porque hasta ahora, solo me he dejado llevar, pero me gustaría darles el tipo de placer que realmente desean.
Se miraron a los ojos, parecían hablar telepáticamente, pero también se notaban desorientados.
-A decir verdad, dijo Arturo, no pensé que llegaríamos tan lejos, no pensé que me humillaras cómo lo hiciste, mucho menos que me penetraras, es decir, me gustó, los castigos, los tratos, que me compartieras con mi esposa, ¡El nombre! Todo me gustó, me sentí completo, lleno, a decir verdad siempre deseé ser usado, tenía miedo y descargué todo en mi esposa, pero ahora, ya la podré dejar descansar, por mi parte está bien, si en algún momento algo no me gusta, te lo haré saber, pero Patricia, mi amor ¿Tú qué piensas?
-¡También lo disfruté! Por años acepté todo, aprendí a disfrutarlo, pero aceptó que te guardaba cierto rencor amor mío, quizá la forma en que tomaron mi virginidad anal no fue la más placentera, pero la retribución fue deliciosa, no puedo esperar a llegar a casa y hacerte el amor.
Terminó Patricia sujetando a Arturo de las manos, sonriendo ambos, mirándose a los ojos.
-Por mi está bien, tener a una hermosa pareja a mi disposición me parece bien, pero deben saber una cosa, no soy exclusivo, tampoco estoy a su disposición todo el tiempo, tengo un trabajo y horarios que cubrir, ustedes están más holgados de tiempo, por tal motivo, ustedes deben estar a mi disposición, cuando yo guste y mande, además, han de saber que nomsot exclusivo, en el hotel tengo aventuras constantemente, no tantas cómo están pensando, pero me divierto con alguna que otra huésped despistada, si están de acuerdo con esto, podemos seguir adelante, si no, lo entiendo y aquí nos despedimos.
Ambos se miraban a los ojos y me pidieron un momento, me retiré a la habitación, el cuarto aún olía a sexo, mi pene erecto recordaba el mojado coño de Patricia cuando escuché a Arturo llamarme desde la sala.
-Aceptamos el acuerdo, solo tenemos dos condiciones
-¿Cuáles?
-No queremos seguir grabando todo, necesitamos saber que contamos con tu silencio total y que vivas en esta casa.
Me hice el interesante por un momento, hacia como que lo pensaba pero ya sabía la respuesta, mi pene estaba duro de nuevo, quería una última mamada y la tomaría de ambos.
Sentado bajé mi cierre y saqué mi pene, me puse de pie y caminé detrás de ellos, los sujeté por el hombro y con mi pene en medio de sus dos rostros les di mi respuesta.
-Será un placer y honor atender a tan hermosa pareja, antes de que se vayan, quiero que cierren el trato con una mamada, Ginebra y Zorra, quiero que le den amor al pene que se los cogerá hasta vomiten y más allá, pero quiero que está mamada sea especial, quiero que Arturo y Patricia se demuestren el amor que tienenn a través de mi verga ¿Qué esperan? No tengo mucha leche, pero servirá para sellar el trato.
Patricia me miró a los ojos y me dijo «eres insasiable papi», por su parte Arturo no dijo nada, solo abrió su boca, la postró sobre un lado de mi pene, sujetó el rostro de su esposa quien atrajó a él para besarla, Patricia entendió el mensaje y aceptó gustosa.
La pareja se besaba con mi glande en medio, me encanta el sexo oral, he probado muchas cosas, pero dos lenguas al mismo tiempo, eso es una experiencia sublime.
-Amor, tú la verga, yo los huevos. Le dijo Arturo a Patricia.
-Muy bien amor, da lo mejor de ti. Ánimo Patricia a Arturo.
Con mis huevos siento lavados con abundante saliva con la lengua de Arturo dentro de su boca y Patricia comiéndose toda mi extensión rebasando el límite de su garganta es como yo, de pie, en medio de la sala, sellé el trato con la pareja que me cogería los años siguientes.
Poco a poco me acostumbré a recibir las atenciones de un hombre, en los 18 minutos de oral doble la idea de pasar un tiempo a solas con Arturo, transformado en Ginebra, rondaba por mi cabeza, ese culito de 50 años recién abierto poco a poco se transforma a en mi objeto del deseo.
-Muy bien chicas, estoy a punto de vermirme, Zorra quiero que recibas mi leche en tu boquita y beses a Ginebra, prohibido pasarse la leche hasta que yo lo ordene.
La Zorra acató la instrucción recibiendo la venida en su boca, de inmediato Ginebra acudió a ella y se besaron compartiendo mi leche, jugando con sus lenguas mezclando mi escencia con su saliva.
Era un espectáculo muy erótico, un matrimonio besándose, compartiendo el esperma del hombre al que atendieron con sexo oral juntos.
-Escuchen señoritas, a partir de mañana se me ponen a dieta, van a ir al gimnasio, tu Zorra, vas a ir a un gimnasio de solo para mujeres, tú Ginebra, vas a buscar un entrenador putito igual que tú qué te trabaje ese culo de señor viejo que tienes, si me los voy a coger, los quiero en forma.
Tampoco hagan planes los viernes, es mi día de descanso y las quiero a las dos disponibles, depiladas con cera siempre, se me lavan bien esos culitos, no me quiero manchar de caca, tu Zorra, te quiero aquí los lunes en la tarde, cuando llegue a casa, quiero una cena sana y deliciosa lista, esos días te voy a hacer el amor, Ginebra, a ti te toca los miércoles, no te emociones, te voy a humillar, si te portas bien, tal vez te coja.
Ahora, denme las llaves de mi departamento y largüense, vayan a mi vieja casa por mi informe, mientras me daré otro baño, ya casi es hora de irme a trabajar.
Obedientes hicieron lo que les pedí, un rato después salía del baño y Ginebra estaba dejando mi uniforme en la cama, no podía evitarlo, quería probar su culito, aunque fuera un poco.
-Muy bien Ginebra, llegaste rápido ¿Dónde está la Zorra de tu esposa?
-En el carro, respondió Arturo nervioso al tenerme desnudo delante de ella y cada vez más cerca.
-Muy bien, bájate los pantalones y truzas, acuéstate.
Arturo no cuestionaba, obedecía de inmediato y hasta para a el culito. Podía ver sus huevos colgar y su oscuro ano que punzaba, emocionado de lo que vendría.
Conmigo montado detrás de él con la punta de mi verga empujando contra su esfinter le dediqué un último mensaje -Ya no tengo leche, pero unas metidas de verga nunca están de más – y con las gotas de agua que escurrían en mi ya parada verga, lo penetré con mi sable hasta el fondo.
-Aaah aaaaaaaah aaaaaah – gemía el puto con cada embestida de verga que le daba su macho.
Debo decir que este culo me gustaba, apretado pero flexible, Ginebra me alberga en su interior si problemas, no debo ser suave o sutil, al contrario, a la putita le gusta duro, fuerte, que le rompa el culo sin piedad, y eso le estaba dando a su apretado ano.
-¿Te gusta puta, te gusta?
-Sí, sí, me gusta, ¡más por favor, más!
-¿Sabes que le regale a la Zorra de tu esposa el strapon? Te va a reventar el culo esa zorra, sin piedad, cómo te gusta.
-Aaaaaaaah sí, que me reviente el culo la zorra de mi esposa, por favor! Coganme duro, soy una putita, me como tú verga, me trago tu leche, ¡Lo que sea por verga!
Sin avisarle, saque mi verga de su culo, Arturo me miró con cara de frustrado al saber que no le daría más.
-Escucha bien Ginebra, me gusta tu culo, pero me dan asco tus nalgas, si quieres mi verga y leche, vas a tener que trabajar tu culito, mientras tanto, la única verga que te va a taladrar es la de plástico que tiene la Zorra de tu esposa, ahora, lárgate puta, y dile que la quiero aquí el lunes.
Arturo salió subiéndose el pantalón mientras yo me cambiaba para ir al trabajo.
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