La vecina del 110
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
He llamado a este relato la vecina del 110, porque ella vive en ese número de apartamento de un condominio que me reservo el nombre. Además he cambiado mi nombre el de mi amigo y el de ella por seguridad como uds comprenderán al finalizar el relato.
Ella es Ana, debe tener unos 26 años, con tres de casada, su esposo es Ingeniero Mecánico y una subsidiaria de autos extranjera lo contrató pero debe recibir capacitación en Europa por un mes.
Ana es joven y atractiva, tiene una colita increíble y le encanta fajar. Yo vivo cerca de ella al igual que Mario mi mejor amigo. Ana es muy susceptible a los halagos en relación a su figura, con mi amigo entablamos amistad con ella, pero sin conocimiento de su esposo, ya que ella nos mencionó que es muy celoso. La chica esta para comerla y sabe lo que tiene, ya que suele usar ropa muy provocativa que muchas veces enoja a su consorte.
El esposo de Ana salió un viernes y ese mismo domingo, Mario y yo, que somos casados también, ideamos visitarla a escondidas de nuestras esposas, para darle “ánimos”, llevamos dos botellas de vino. Ella estaba feliz de vernos en esa condición. Debo decir que ella tenía puesto un vestido cortísimo y con zapatos de tacón, era un angel terrenal. Solo de verla me provocó una erección y creo que a Mario también.
Nos sentamos en un sofá muy cómodo que ella tenía, la dejamos en medio de nosotros. Bebimos las dos botellas en menos de una hora, ella se levantó a traer una más que tenía guardada. Luego salieron varios piropos y halagos para ella, -una mujer como tú no se puede quedar solita- le decíamos.
-Y quien de los dos me va a cuidar?- preguntó.
-Los dos estamos dispuestos a cuidarte, a apapachar ese cuero que tienes!- le dijo Mario, ya atrevido por los copitas de vino.
La mano de Mario estaba en uno de los muslos de Ana, quien no lo rechazó. Yo fui acercando mi boca a la de Ana y fue ella quien dio el paso, comenzamos a besarnos muy cachondo, de lengua y labios, que rico besaba esa mujer, su lengua delgada se metía por toda mi boca. Al ver eso, Mario metió su mano en la entrepierna de ella y pude ver que le frotaba el coño. Al sentir a Mario Ana se volteo hacia el otro lado y ahora besó a Mario de la misma forma. Yo palpe con mi mano, ya envuelto en calor del momento, los senos de Ana, le bajé uno de los tirantes de su vestido y uno de sus senos quedó al descubierto, busqué su pezón para tomarlo con los labios y mamarlo, ella tampoco puso resistencia siguió besándose con Mario.
-Quedense sentados- pidió Ana. Se puso de pie frente a nosotros y nos ejecutó un pequeño streptease, solo se quitó el vestido y nos mostró sus buenos atributos mamarios, no eran exageradamente grandes, sino de buen tamaño, se quedó en bragas, luego de pie nos dijo que nos sacáramos la pija, como corderitos lo hicimos, frente a ella empezamos a jalarnos nuestras pijas. Luego ella se puso de rodillas y caminó hacia nosotros, tomó cada pija con cada una de sus manitas. Las masturbó mientras nos decía que eran lindas, la primera pija que se metió a la boca fue la mia, lamió el glande con si fuera un chupete y luego la engulló dentro de su boquita pintada de rosa, me sacó un suspiro, luego hizo lo propio con el pene de Mario, después mamaba intermitentemente cada pija chupándola cada vez con más deseo y fervor.
Lo que quisiera destacar es que, cada uno de nosotros hemos visto pelis porno donde vemos frecuentemente ese tipo de acciones, una mujer con dos hombres, pero vivirlo en carne propia es muy diferente, era mi primera vez en un rollo de estos, yo estaba extasiado, nervioso, desosó, hasta cuestiones morales había en mi cabeza mientras ella mamaba mi pija y la de Mario. En realidad ella era la de la experiencia, ella nos dijo que hacer en cada momento.
Luego se saciarse con nuestros dos miembros viriles, Ana se puso de pie y se quitó la braga mostrando su vulva, apenas tenía una rayita de pelos púbicos sobre su raja, el resto estaba bien depilado. Ella fue la que escogió quien se la cogería primero, nuevamente fui el escogido, se volteó y se fue sentando sobre mi pija de espaldas, tomó mi pija con la mano y la guió hacia su raja, luego se sentó en ella para metérsela casi completa, luego comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, creo que la idea era metérsela bien profunda, luego le pidió a Mario que se acercara hacia ella de pie, tomó su pija y la empezó a mamar de nuevo, yo que me había quedado viendo todo, la tomé de la cintura y comencé a moverla encima de mi pija, su coño estaba empapado de sus jugos vaginales, su vagina estaba muy caliente por dentro, lo podía sentir en mi pija clavada.
Luego de unos diez minutos, de mamar la pija de Mario y estar clavada por mi pija, ella pidió que cambiaramos, Mario se sentó obedientemente en el sofá y ahora ella se sentó en su pija clavándose totalmente, ahora fui yo quien se puso de pie y ella agarró mi pene para mamarlo, mi pija brillaba de sus jugos vaginales impregnados y a ella no le dio pena chupármela asi. Ana saltaba sobre la pija de Mario clavándosela hasta la base. En esta oportunidad, a diferencia de la primera vez que me la chupó, Ana ya estaba muy excitada y me chupó cada una de mis bolas, fue un tratamiento delicioso.
Al rato ella de nuevo paró la follada, se fue colocando sobre el sofá hincada, con el culo para afuera. –Vamos papi!- le dijo a Mario moviendo sus nalgas para ambos lados, incitando para que la penetrara. Yo veía la pija de Mario a punto de estallar de lo hinchada que estaba. El se colocó atrás y tomando su pija se la hundió entre sus labios vaginales, Ana pujó por lo brusco de la acción. Luego Mario se puso a darle duro metiendo y sacando su pija entre gemidos de ambos. Yo estaba tan excitado que crei que me correría allí parado viéndolos follar, pero me contuve. Mario fuera de si, se aferraba de los hombros y aveces del cuello de Ana para metérsela hasta el fondo y cada bombeo hacia estremecer el sofá y el cuerpo desnudo de Ana. Entraron a un ritmo tremendo, la pija de Mario y la vagina de Ana hacían el ruido característico del choque de carnes, -plop, plop, plop-. Ana se quejó profundamente, le sobrevino un orgasmo mayúsculo, Mario no cesaba de clavarla, ella gritaba –Asi papi asi, damela toda, asi, asi!!-. Yo nuevamente tuve que dejar de ver eso porque sino me vendría sin remedio.
De pronto, escuché los berridos de Mario, los bombeos se volvieron secos, él estaba eyaculando dentro de su raja, tardó varios segundos corriéndose dentro de Ana. Cuando la sacó de su vagina, su verga estaba impregnada de semen. –Ahora te toca a ti!- me dijo Ana, yo realmente nunca había metido mi pija en una raja llena de semen, nunca!
Pero deseaba coger a esa mujer tan caliente y bella.
Froté mi pene en su raja, Ana se volteo y me dijo, -no papi allí no, en mi culito, echame un poco de saliva papi!- Yo me quedé como tonto, luego reaccioné y escupi mis dedos para untarle saliva en su orto, se lo ensalivé, luego puse mi glande sobre su orificio anal y comencé a frotarlo varias veces, luego se la puse en la entrada y fui empujando despacio -despacio papi despacio!- me decía ella también. Mi glande abrió su esfínter y se fue deslizando lento dentro de su recto, coger a una mujer por la vagina es delicioso, cogerla por el culo es exquisitez. –Ayy papi, que rico la siento en mi culito!- me decía Ana ya empalada por atrás. Se la metí asi hasta la mitad, luego comencé a bombeársela lento, la sacaba hasta el inicio del glande y luego se la metía buscando introducir más de lo que le sacaba de mi pija. Luego de unos dos o tres minutos asi, se la logré meter casi toda en su recto, ella se quejaba de placer cada vez que se la hundía, Mario estaba sentado en otro sofá viendo todo y jalando su pija adormecida.
Yo tomé las caderas de Ana con cada mano para aferrarme y comenzar un ritmo divino, su recto era estrecho y el placer era doble. Para hacerla llegar a otra corrida, meti una mano por debajo y estimulé su clítoris con los dedos, después de unos minutos asi, Ana gimió y dijo algunas frases fuertes –Destrózame el culo papi, puta que rico, puta que rico!!- y acto seguido, le vino un orgasmo más, y ahora busqué el mio y me puse a darle duro adentro y afuera de su orto, ohhh dios!, me pija empezó a dar latigazos de leche dentro de su recto, parecía interminable mi chorro de semen, por fin dejamos de gemir ambos y pude sacársela cuando mi pene se debilitaba.
Ana se acostó en el sofá con gotas de sudor en su frente. Sus dos agujeros estaban dilatados y le salía un hilo de liquido blanco de cada uno. Cuando se repuso, tomó sus ropas y se dirigió al tocador, lo que aprovechamos Mario y yo para vestirnos, casi no dijimos palabra alguna en ese momento.
Ana regresó con nosotros ya vestida, la vimos más bella que antes, creo que Mario y yo estábamos pensando lo mismo –que hembra nos hemos tirado!-
Mario y yo nos cogimos a Ana el resto del mes que no estuvo su esposo, pero fue la única vez que lo hicimos juntos. Yo la cogería unas seis veces más, incluido sexo anal y Mario un resto igual posiblemente, nunca hablamos de cuantas. Al regresar su marido las cosas regresaron a su normalidad. Nos saludábamos en el condominio, mi esposa de mi brazo y ella del brazo de su marido. Asi es la vida. Solo estamos esperando que su marido reciba otra capacitación para tomar su lugar, estoy seguro que Mario y yo nos masturbamos pensando en Ana.
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