La Zanahoria.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Se llamaba Maricela pero todo mundo en la universidad la conocía por el sobrenombre de “La Zanahoria” o para abreviarlo más todo mundo le decían Zana. El origen de tan peculiar apodo era el que se pintaba el cabello con un tinte naranja casi color zanahoria, usaba el pelo muy corto y con un corte sofisticado y moderno; Zana era bellísima, su rostro era casi perfecto, sus ojos eran azules, ligeramente alargados y su sonrisa era espectacular, además de todo era alta, delgada, con cuerpo de gimnasio, sus senos eran de un tamaño aceptable y naturales, su cintura era breve y trabajada por años de gimnasio, sus piernas eran torneadas y sus nalgas eran grandes, duras y paradas fruto de las horas que pasaba en el gym, su piel era broceada y de un cutis perfecto sin ninguna mancha visible. En resumen que Zana era mucho más guapa y atractiva que muchas artistas, en verdad podía competir con cualquier súper modelo o actriz famosa de cualquier parte del mundo y también era cierto que Zana era, y sin dudarlo, la chica más bella de toda la universidad (quien sabe sino hasta de la ciudad). Todos los chicos suspiraban por ella y por supuesto que las demás chicas la envidiaban. Pero si había un aspecto aun más sorprendente de Zana era que además de ser tan bella y atractiva era también muy simpática y abierta, no era para nada presumida y era muy amistosa, su carácter era afable y cálido. Se llevaba bien con todo el mundo y no solo por el hecho de ser tan bella sino también por ser tan buena gente. Por esa misma forma de ser que tenia la inmensa mayoría de la gente simpatizaba con ella y hasta las chicas estaban dispuestas a tolerar el que fuera tan bella y popular; por eso Zana era una suerte de icono de la universidad, era tal el grado de admiración que todo mundo sentía por ella que ningún chico se animaba a molestarla o hacer comentarios soeces de ella so pena de llevarse el rechazo y el desprecio de los demás.
Yo como todos los chicos de la escuela soñaba con Zana, era una suerte de “hobbie” que tenía el sentarme en una de las bancas del patio y verla cuando pasaba todos los días por el patio, como era tan popular muchas veces se detenía a platicar con otros estudiantes o hasta con maestros y eso me daba oportunidad de mirarla a placer y por más tiempo. La había admirado tantas veces que hasta yo ya tenía mis favoritos con respecto a los atuendos que usaba; me encantaba cuando usaba shorts de mezclilla cortitos que dejaban ver sus torneadas y trabajadas piernas o cuando usaba vestidos cortos pegaditos. Era tan hermosa que hasta cuando usaba faldas largas se veía muy sensual, Zana bien podía ser admirada desde un punto de vista meramente estético o desde un punto de vista más guarro y sexoso. Yo casi nunca había hablado con ella, yo sabía que era totalmente imposible que ella siquiera supiera que yo existía pues a pesar de ser una chica tan simpática yo era muy tímido y jamás me había animado a hablarle. Nunca paso por mi cabeza el siquiera tener la mas mínima expectativa con respecto a Zana y por tanto me sentía conforme y feliz con el verla así de lejos y admirar su belleza.
El día en que ocurrió mi experiencia fue de lo mas ordinario, gris y aburrido, las clases se fueron lentas e insoportables, hacía calor y eso incrementaba el malestar de estar en el salón; para colmo ese día Zana no había ido a la escuela así que ni siquiera tendría el pequeño placer de mirarla desde mi lejana atalaya. Cuando al fin terminaron las clases yo salí del salón rápidamente, estuve a punto de irme directo a casa pero me dieron ganas de caminar por los amplios jardines de la universidad. Yo a veces tenía la costumbre de caminar entre los árboles para refrescarme un poco entre el suave aroma del pasto y los pinos que crecían en el enorme jardín de la universidad. Era tan grande el patio que bien uno podía caminar por varios minutos sin que uno terminara de recorrer el lugar. Yo estaba caminando tranquilamente sin reparar en lo que había a mi alrededor hasta que me di cuenta que llegue a la parte más alejada del jardín, en ese lugar estaba la planta de luz de la escuela, era un edificio pequeño, gris y común, una puerta daba acceso al interior y como siempre estaba cerrada con llave no le preste la menor atención. Como traía puestos mis tenis casi no hacia ruido al caminar, me acerque a la planta de luz, el lugar aparecía vacio, no había ni un alma en la cercanía.
De pronto escuche unos cuchicheos, venían de la parte trasera del pequeño edificio, me acerque sigilosamente y en alerta. Temía que fuera algún grupo de chicos que estuviera drogándose aprovechando de la lejanía del lugar, tentado estuve de dar media vuelta e irme de forma tan silenciosa como había llegado pero de pronto oí una voz que me dejo helado: ¡Era Zana! Pero ella no había venido a la escuela…Su voz era inconfundible: era delgada, con un tono dulce y medio chillón. Me intrigo mucho el oir que Zana estuviera en ese lugar y luego escuche otra voz, era de un hombre y de un hombre mayor sin duda. Parecían hablar, escuche algunas risitas de Zana y entonces me anime a acercarme, me pegue a la pared y me deslice con cuidado, me asome por la esquina de la pared y lo que vi me dejo sorprendido: Recargada en la pared estaba Zana, vestía con ropa de gimnasio, hasta parecía que la habían sacado recién del gym, y frente a ella y tocándola estaba un hombre maduro el cual yo conocía; era un profesor de la universidad, se llamaba Héctor, era un hombre tranquilo, gris, común y corriente. Yo aproveche que estaban distraídos y me puse detrás de unos arbustos para mirar mejor. Vi como el profesor Héctor la tocaba, el era un hombre bajito, moreno, cabello rizado y corto, usaba gruesos lentes e igual usaba bigote, era rechoncho y panzón, en resumen que no era para nada un hombre guapo; yo mire como la tocaba por todas partes, se repego mucho a ella y con sus manos le agarro las nalgas mientras lamia su senos por encima de su ropa; mirándolos así cualquiera pensaría que era un viejo rabo verde propasándose con una joven, tentado estuve de salir de mi escondite y ayudar a Zana pero rápidamente me olvide de aquella estupidez pues Zana no solo no estaba molesta sino que a juzgar por su rostro lo estaba gozando. Oí como la chica decía: ¡Ayyy, profe! ¡Qué mañoso es usted! ¿A poco su mujer no lo atendió bien antes de venir a clases? El profesor le dijo: ¡Mhaaa! ¡Ni me menciones a esa vieja fea y culera! No me eches a perder el momento, Zanita, no quiero acordarme de mi vieja, no mientras estoy contigo.
El hombre ni tardo ni perezoso le quito los leggins que traía y al descubierto quedo su tremendo culazo, el tipo se agacho frente a ella y le lamio el coño, no pude mirar bien desde mi escondite pero supuse que se lo hizo bien pues Zana gemía. Así estuvo varios minutos hasta que el profesor Héctor se alzo, se desabotono el pantalón y se lo bajo, se quito la trusa que usaba y saco un pene enorme. Me sorprendió pues no esperaba que el tipo tuviera un pene tan grande. Como ya dije era un hombre bajito, rechoncho y panzón pero tenía una verga enorme, dudo que le midiera menos de 20 cm. Zana se hinco frente de él y sin dudarlo se metió la vergota en su boca, la chupaba como si fuera una paleta de carne, Héctor resoplaba, con sus manos la obligo a tragarse su verga, le decía: ¡Así Zanita! Ya sabes cómo me gusta. La chica chupaba y chupaba, se saco el pito de la boca y luego le lamio los huevos, luego se los chupo con fuerza y el profe dio un grito de placer; Zana lo miraba con evidente deseo, a juzgar por su bello rostro le encantaba la verga del profesor, este la miro y le dijo: ¡Anda, Zanita, comete lo que es tuyo! Ya sabes que mi verga será por siempre tuya, si un dia de estos me muero ya sabes que como última voluntad mandare a que me corten el pito y lo disequen para que te lo manden y lo conserves para siempre junto a ti. Zana miro al profesor con cierta sorpresa y luego se carcajeo, le dio un beso en el glande y le dijo: ¡Ayyyy, profe, que cosas dice! Quien lo viera tan serio y educado… El profesor le dijo: ¡Pues si, es verdad! Ya sabes que mi verga es tuya, cuando tú la quieras la tendrás, ¿no hasta hoy me hablaste desde el gimnasio para que te viera aquí en este lugar? Ya no podías pasar un rato más sin gozar de mi verga. Zana lo miro y le dijo mientras con su mano acariciaba sus huevotes: ¡Pues si profe! Es que usted tiene un tamaño vergon, parece burro. El profe se rio y entonces no se por qué un pensamiento se clavo muy fijo en mi mente: debía de aparecerme y ver si me dejaban participar en su “juego”. Yo intuía que jamás aceptarían (sobre todo el profe) lo más probable es que me maldijeran y me corrieran del lugar pero por otra parte yo intuía que quizás era la única posibilidad que tendría en mi vida de poder cogerme a la Zana; bien valía la pena hacer el ridículo y arriesgarme.
Estaba en ese estado de indecisión cuando y de improviso Zana volteo hacia donde yo estaba y miro mas fijamente, abrió mucho sus hermosos ojos y soltó un grito al tiempo que se subía sus leggings. El profesor se sorprendió y Zana le dijo que alguien los espiaba; yo me apresure a salir de mi escondite y aunque me sentía al borde del colapso hice acopio de toda mi sangre fría, camine hacia ellos y con gesto tranquilo me apresure a decir: “Hola, lo siento pero estaba caminando y no pude evitar escuchar el ruido que hacían y me acerque a mirar, lo siento.” El profesor me miro con gesto adusto, por supuesto que estaba a punto de insultarme y a correrme del lugar pero entonces Zana me dijo: “Pero, ¿viste todo?” Yo asentí con la cabeza y ella se tapo la cara, me dijo casi gritando: “¡Dios, este es mi fin, toda mi reputación, todo lo que soy!… ¡Se lo va a llevar el demonio!” Ella empezó a sollozar, el profesor la abrazo y le dijo: Calma, calma Zanita, ya no hay otra cosa que hacer, el chavo este nos descubrió, ya que le hacemos. Zana, alzo la vista y me miro, con gesto suplicante me dijo: “Tu no dirás nada, ¿verdad? Si la escuela se entera, si alguien más se entera… ¡Sera mi fin, no me van a bajar de ser una puta! ¡Yo, la chica más popular de la universidad saliendo con un profesor, con un hombre casado, será mi fin!” Sentí lastima de ella, la mire con compasión y estuve a punto de decirle que no diría nada, realmente yo estuve a punto de decirle eso y dar media vuelta e irme de ahí pero Zana estaba tan desesperada que no me dejo siquiera hablar, me dijo: “¿Qué quieres a cambio de tu silencio? Yo te puedo dar dinero, creo que tengo ahora mismo dos mil pesos… ¿eso es suficiente?” Ella rebusco en sus bolsillos como loca y maldijo pues al parecer no traía el dinero en su bolso, yo negué con la cabeza y Zana malentendió mi gesto, pensó que no aceptaba su propuesta. Me miro con odio y de pronto el profesor que había estado silencioso dijo: Creo que el chavo este no quiere dinero, el desea algo mas Zanita.
Zana me miro con incredulidad y entonces capto el mensaje de su amante, grito: ¡Ah no, eso no! Yo no voy a…con el…. ¡No, nunca! Quizás hice mal, yo había sentido lastima de ella, iba a irme de ahí sin pedir nada a cambio y no iba a decir nada pero como el profesor abrió su bocota me había abierto una puerta que yo no estaba dispuesto a cerrar. El profesor le dijo a Zana: No queda de otra, no creo y él quiera a cambio otra cosa, además es la mejor manera de asegurarnos de que cierre el pico; haciéndolo participe de nuestro secreto. Zana negó con la cabeza, me miro con un gesto de odio tan grande que hasta su cara se congestiono de sangre. Hizo ademan de retirarse pero el profesor la detuvo, le dijo: ¿Te vas a ir y a dejarme así? Ya me calentaste todo, Zanita, por favor, no me dejes así. Y el profesor se volvió a sacar el pene de su pantalón y se lo mostro a Zana, ella miro a su amante con gesto de resignación, ella no quería pero su amante se lo pedia, la hermosa chica se hinco y sin importarle que estuviera ahí le comenzó a dar sexo oral. Yo los mire sorprendido, no supe bien que hacer hasta que de pronto sentí como el profe me miraba, alce la vista y vi que el profe me sonreía, con un gesto me indico que me acercara.
Zana estaba de espaldas asi que no noto que me acercaba a ella, yo ni tardo ni perezoso saque mi verga de mi pantalón y al estar justo a su espalda comencé a restregar mi verga contra la nuca y el cuello de Zana, ella al sentir dio un brinco y grito, me miro con gesto de asco y grito: ¡Ayyyy, aléjate de mi, pervertido! Hizo ademán de levantarse pero el profe la detuvo, le dijo a Zana: ¡Esperate, no te aloques! ¿No ves que el chavo también quiere su parte? Y sin decir nada mas el profe hizo que Zana volteara su cabeza hacia mi, yo acerque mi pene a su boca y el profe obligo a la chica a que me lo mamara. Yo sentí la gloria, su boca era humeda y suave, el profesor se rio y la obligo a chupara mi pene de forma apasionada, yo lo estaba gozando mucho, mientras me daba esa rica mamada el profesor obligo a Zana a que se empinara y le quito sus leggings, apunto su enorme pito hacia la entrepierna de la chica y dijo: ¡Mira, chavo, para que veas como Zana es bien caliente! Y sin piedad le hundió su enorme pene en su vagina, ella grito de dolor y el profesor la tomo de la cintura y comenzó a bombear, era un tanto gracioso y grotesco el ver como aquel hombre tan panzon estaba penetrando sin piedad y con tanto vigor a Zana, yo no podía creer lo hermosa que era Zana, ver su perfecto trasero chocar una y otra vez contra la velluda y fea panza de aquel perverso hombre; pero quizás lo mas extraño y excitante de todo era ver como Zana lo estaba gozando mucho, cuando el profesor incrementaba el rito y le metía su verga hasta el fondo ella gritaba y sonreía. Era casi seguro que con tan tremendo pito el golpeara su útero con su glande.
Se escuchaba una y otra vez como su trasero golpeaba contra la aguada panza del profesor, este sudaba y sudaba, le dio varias nalgadas y Zana me seguía dando sexo oral como si se hubiera ya resignado a que tendría que darle placer a dos hombres. Yo lo estaba gozando al maximo, en verdad que ella lo estaba haciendo tan bien que hasta por un momento pense que era un sueño lo que pasaba. Aunque el profesor la estaba cogiendo duro el no tenia un gran aguante y sin mas saco su verga; luego jalo a Zana y la obligo a que chupara su verga. Yo me quede ahí viendolos como si estuviera en un trance y entonces senti la mirada del profesor, este con un gesto me indico que podia coger a Zana; entonces clave mi mirada en aquel par de nalgas que tenia enfrente de mi, ¡Dios, eran increíbles! Y ademas de todo Zana tenia su coño totalmente dilatado por las embestidas del caliente maestro. Yo sin dudarlo me puse atrás de ella y sin piedad le meti mi verga; ella dio un respingo, no tenia la verga tan larga ni gruesa como la del profesor pero si la tenia de un buen grosor, comence a penetrarla desde un principio con fuerza tomandola por su breve y ejercitada cintura, la chica comenzo a gemir y pujar, yo estaba en el paraiso pues la panocha de la bella chica se sentia muy bien, se sentia calida y humeda, el profesor no la dejaba siquiera respirar pues la obligaba a chupar su verga y yo no le daba respiro cogiendola una y otra vez. Estaba totalmente inspirado cogiendola cuando el profesor me paro en seco y dijo: Ya chavo, ahora tengo ganas de cogerla por detrás, tu recuestate aca, ya sabes como.
Entonces cai en cuenta de lo que pretendia aquel hombre, en el césped habia una gran manta que servia para proteger la ropa del césped, rapidamente me recoste sobre ella con mi pene apuntando hacia arriba, el profesor le dijo a Zana: ¡Anda mamacita, ensartate en la pistola de tu compañero! ¡Mira como lo tienes! La chica de no muy buena gana obedecio y sin mas se la metio toda, yo rapidamente la tome de sus nalgas y sin esperar nada la comence a coger moviendome hacia arriba, mis embestidas eran duras, se oia como mis huevos rebotaban una y otra vez y Zana muy a su pesar lo estaba gozando, yo trate de lamer sus senos pero me ponia malas caras, la trate de besar pero no quiso, aquello era demasiado para ella. Estaba bien entretenido cogiendola cuando de pronto vi como el profesor se inclino detrás de ella, el traia un frasco con un liquido transparente, sin mas abrio las nalgas de Zana y le vertio una porcion de aquel liquido; era lubricante y senti como caia en mi verga tambien, luego el profe echo un poco en su verga y luego abrio las nalgas de la chica. De forma traviesa el profesor comenzo a pasar su glande una y otra vez por el ano de la chica y entonces y sin decir agua va le metio la punta; Zana abrio los ojos espantada y dijo: “¡Ayyyy no profe, me va a matar! Usted esta enorme” Pero el no hizo caso, poco a poco el gordo sujeto comenzo a meter mas y mas su verga, yo senti como metia su enorme miembro en el ano de la chica y Una vez que tuvo una buena porcion comenzo a bombear poco a poco, yo trate de hacer lo mismo pero era difícil. Zana estaba toda roja de la cara, solo pujaba y emitia gritos cortos y guturales.
De a poco ambos fuimos tomando ritmo y pronto tanto el profe como yo la estabamos cogiendo a un buen ritmo. Zana ahora gritaba pero creo que no de dolor sino de placer, yo al ver como su rostro reflejaba el gusto por estar ensartada asi empece a bombear mas y mas fuerte, hundi mi verga hasta el fondo y Zana gritaba. El profe la besaba en la nuca, la chica a cada momento parecia que iba a venirse, sus gritos eran tales que temi que toda la escuela la oyera, llego a un punto que su cuerpo se puso rigido y sus ojos se pusieron en blanco; ella dio un grito y se quedo como privada. Ahí yo senti que igual debia de terminar y entonces vi como el profe pujaba y entonces emitio un gran grito de placer, yo igual no pude mas y tambien solte mi descarga en la pucha de Zana. Fue tal el placer y el cansancio que sentimos que nos quedamos asi quien sabe por cuanto tiempo, tanto el profe como yo nos quedamos asi hasta que nuestras vergas quedaron flacidas y salieron por si solas de los agujeros de Zana, del coño de la chica salio mi descarga que habia sido abundante; yo me alce y me acomode la ropa; tambien lo hicieron el profe y Zana. Ella tenia tanta prisa y vergüenza que sin importarle que tuviera llenos de semen sus agujeros se vistio asi sin importarle nada.
Yo les di las gracias a ambos y sin mas me despedi. Ella no dijo nada y el profe si se despidio lacónicamente de mi. Al irme alejando oi como ambos discutian y apresure el paso pues sabia que yo era la causa de aquella discusión. A partir de ese dia Zana me tenia miedo, cada vez que se topaba conmigo agachaba la cabeza y se alejaba presurosa de mi persona; aquello en un principio me extrañaba mucho pero luego me senti mal, muy mal. Alguna vez trate de acercarme a ella y pedirle disculpas pero no quiso, se puso muy mal, se puso histerica y amenazo con gritar si me acercaba mas. Desde ese dia comprendi algo; aunque sea fantastico y maravilloso cumplir una fantasia a veces el precio a pagar es muy alto, en este caso lo perdi todo en cuanto a zana se refiere pues a partir de ese dia hasta perdi el gusto que tenia de admirarla desde la lejania; en cierta forma y desde aquella sucia cojida que le dimos el profe y yo, zana habia perdido el encanto para mi.
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