LAS FISIOTERAPEUTAS 1 Tania
Dos fisioterapeutas que saben dar un cuidado muy especial a sus pacientes..
La mañana comenzaba tranquila en la clínica GUNGAN. El gimnasio estaba en silencio, apenas roto por el zumbido suave del aire acondicionado y el lejano rumor de la calle que entraba amortiguado por los ventanales. Marga y Carmen ya estaban allí, como cada día, con la puntualidad que las caracterizaba. Ambas se movían por el espacio con la naturalidad de quien conoce cada rincón como la palma de su mano: Marga acomodaba las colchonetas en la zona central mientras Carmen revisaba el orden de las bandas elásticas y comprobaba que las máquinas estuvieran en condiciones para usarse.
Marga una mujer de 40 años de pelo rojizo hasta la mitad de la espalda cuerpo delgado y atlético, con unos pechos medianos, tu piel está bronceada y tiene los ojos marrones.
Carmen una mujer de 44 años de pelo rubio hasta los hombros con un cuerpo delgado, con unos pechos medianos, tu piel es blanca y algo bronceada y tiene los ojos marrones.
Era un ritual sencillo, pero necesario. Ellas sabían que cada detalle contaba: el olor fresco de los desinfectantes recién aplicados, la colocación de las pelotas de pilates en su estante, la música suave que empezaba a sonar en los altavoces como un murmullo de fondo. Todo debía estar listo para recibir a los pacientes, especialmente a los adolescentes que acudían cada mañana con sus mochilas aún cargadas de tareas escolares y el cansancio de entrenamientos intensivos.
Marga: —Ya verás, el primero en llegar seguro que aparece medio dormido, como siempre.
Carmen: —Pues más vale que venga con ganas, porque hoy le voy a apretar con los ejercicios de movilidad.
Marga, con su sonrisa habitual, miró a Carmen y bromeó sobre la primera cita del día, imaginando que alguno de sus pacientes llegaría aún medio dormido. Carmen respondió con una media sonrisa, ajustando su uniforme azul y revisando la lista en la Tablet donde figuraban los nombres y horarios. Había en sus gestos una mezcla de profesionalidad y rutina, pero también esa chispa de complicidad que solo se forja tras años de trabajo codo con codo.
El reloj marcaba las ocho y media. En pocos minutos sonaría el timbre de la entrada, anunciando la llegada del primer adolescente. Hasta entonces, Marga y Carmen disfrutaban de ese breve instante de calma, de ese respiro silencioso antes de que el gimnasio se llenara de voces, risas, instrucciones y el esfuerzo constante de cuerpos jóvenes en busca de recuperación.
Escucharon abrirse la puerta del gimnasio y vieron entrar a Tania.
Tania: — Buenos días, chicas.
Les dijo mientras entraba, a sus 15 años tenía un cuerpo bastante formido que se marcaba con la ropa ajustada que llevaba, su pelo era moreno y rizado le llega hasta la altura de los hombros, ella lleva puestos unos leggins ajustados negros que se ciñen a sus piernas como una segunda piel haciendo que se marque el tanga que lleva y una camiseta de tirantes también negra que marca sus grandes pechos dejando ver un escote bastante insinuante para su edad.
Marga aparta momentáneamente la mirada de las colchonetas y sus ojos brillan con esa chispa traviesa que Carmen conoce demasiado bien
Marga: –¡Buenos días, bombón! –acariciándose inconscientemente el escote del uniforme– Vaya conjunto más… motivador traes hoy. ¿Te duele algo en especial o vienes solo a alegrarnos la mañana?
Carmen da un codazo discreto a Marga mientras se acerca con profesionalidad, aunque sus pupilas se dilatan ligeramente al recorrer sin querer la silueta de Tania
Carmen: —Buenos días, Tania. –ajustándose el cuello de la blusa– Hoy toca continuar con los ejercicios de espalda, ¿verdad? Aunque… –mordiendo suavemente el labio inferior– quizás deberíamos revisar primero tu postura con esa… eh… indumentaria tan ajustada.
Marga no puede evitar soltar una risita mientras acerca una colchoneta, haciendo que sus propios pechos reboten levemente bajo el uniforme desabrochado
Tania: — ¿Le ocurre algo a mi ropa Carmen? – Pregunta Tania mientras se gira para daros una visual completa de su modelito — Suelo sentirme cómoda con esto es casi como no llevar nada, lo cual es muy cómodo para hacer fisioterapia – Os dice ella mientras os da un primer plano de su redondo y gordito culo. — ¿Quieres que me pongan en la camilla Carmen para los ejercicios de espalda?.
Marga se muerde el labio con fuerza para contener un comentario mientras sus ojos recorren el trasero de Tania con descaro.
Marga: — Dios mío, cariño, con esa… comodidad –acariciándose el cuello nerviosamente– vas a revolucionar la fisioterapia. Carmen, ¿no crees que deberíamos… eh… estudiar más de cerca esa técnica de ‘casi desnudez’?
Carmen traga saliva con dificultad mientras sus manos temblorosas preparan la camilla.
Carmen: — S-sí, sube a la camilla Tania… –ajustando sus gafas que se han empañado levemente– Pero primero… –con voz que intenta ser firme– vamos a… a comprobar tu alineación vertebral… –los dedos rozan el aire cerca de las curvas de la adolescente– con cuidado…
Marga acerca una silla giratoria y se sienta al revés, descaradamente apoyando el mentón en el respaldo para no perderse detalle.
Marga: —Yo superviso desde aquí, por si… –mordisqueando el lápiz– hace falta una segunda opinión profesional.
Carmen empieza a masajear la espalda de Tania haciendo que ella la arque un poco hacia detrás levantando más su pecho y haciendo que Carmen tenga una vista perfecta de su escote.
Tania: — Es muy agradable como tocas mi espalda Carmen — Té dice mientras lanza algún que otro pequeño gemido.
Carmen traga saliva con dificultad mientras sus dedos presionan con más fuerza de la necesaria.
Carmen: — D-debemos… –su voz tiembla– relajar bien estos músculos… –sus ojos se clavan en el escote que se abre ante ella– Tania, deberías… –sus manos bajan peligrosamente hacia la cintura– respirar profundamente…
Marga se levanta bruscamente de la silla.
Marga: —¡Yo también sé dar masajes! –se acerca corriendo con las manos extendidas– Podríamos hacer… –jadeando levemente– un trabajo en equipo, ¿no crees Carmen? Una por delante y otra por detrás… digo, para mayor efectividad terapéutica.
Tania arquea aún más la espalda entre las dos mujeres, emitiendo un gemido más prolongado que hace que ambas fisioterapeutas se estremezcan visiblemente.
Carmen retira bruscamente las manos como si hubiera tocado fuego, ajustando sus gafas con nerviosismo mientras su rostro se enciende.
Carmen: —E-esto… –tose para disimular– deberíamos mejor usar las bandas elásticas para… para no sobrecargar la zona lumbar…
Marga, sin poder disimular su excitación, se acerca por detrás de Tania y coloca sus manos sobre las caderas de la adolescente con falsa profesionalidad.
Carmen: —Pero Carmen, si la pobre está tan tensa… –susurrando cerca del cuello de Tania– Quizás necesite un… enfoque más holístico del tratamiento. Podríamos probar con –acaricia suavemente los costados– termoterapia… o tal vez hidroterapia…
Carmen muerde su labio inferior con fuerza, dividida entre la ética profesional y el deseo evidente en sus ojos.
Tania: —¿termo.. terapia…? Y.. ¿hidro.. terapia…? — Dice ella con la respiración acelerada mientras se puede ver cómo los pezones se empiezan a notar duros en su camiseta– ¿Qué son? ¿esas cosas? –Pregunta tímidamente.
Marga traga saliva al notar los pezones erectos de Tania, acercándose aún más hasta que su aliento caliente roza la oreja de la adolescente.
Marga: —Oh, cariño… –deslizando un dedo por el borde de la camiseta– La termoterapia es cuando usamos calor… –susurrando con voz ronca– mucho calor… para relajar los músculos tensos. Y la hidroterapia… –mordiendo suavemente su propio labio– implica agua tibia y… movimientos fluidos.
Carmen, con las manos temblorosas, acerca una toalla caliente.
Carmen: —P-podríamos empezar con esto… –apretando la toalla entre sus dedos nerviosos– para… aliviar la tensión en tus… –sus ojos se clavan en los pezones marcados– zonas más sensibles…
Marga ya está desabrochando otro botón de su uniforme, revelando más de su propio escote.
Marga: —O si prefieres… –acariciando la toalla caliente– podríamos probar la técnica de… contacto directo…
Tania: —¿Contacto directo? – Preguntó ella un poco sofocada– ¿Cómo se supone que funciona eso? – La respiración de Tania empezó a ser acelerada, sus pezones se notaban cada vez más en la tela de su camiseta. Al mismo tiempo se podía ver cómo empezaba a frotar sus muslos.
Marga no puede contener más su excitación y coloca ambas manos sobre los hombros de Tania desde atrás, acercando sus pechos contra la espalda de la adolescente.
Marga: —Así, bombón… –susurrando con voz áspera– Contacto piel con piel… –deslizando lentamente las manos hacia abajo– La transferencia de calor corporal es… –jadeando– la forma más natural de terapia…
Carmen, con los labios entreabiertos, acerca la toalla humeante.
Carmen: —P-pero primero… –tirando suavemente del escote de Tania– debemos aplicar calor localizado… aquí… –trazando círculos en el aire cerca de los pezones erectos– y luego… –mordiendo su labio con fuerza– un masaje profundo…
Tania puede sentir cómo ambas mujeres respiran cada vez más agitadas, sus cuerpos rozándola por todos lados mientras el calor en la habitación parece subir.
Tania: —¿Están seguras de que esto es… parte de la terapia? –Sus músculos se tensan, una mezcla de excitación y nerviosismo la recorre, pero no se aleja.
Carmen detiene sus manos en el aire repentinamente, tragando saliva con dificultad mientras una gota de sudor recorre su sien.
Carmen: —L-llegamos al límite de la… –su voz se quiebra– de la ética profesional…
Marga, con los labios temblorosos, da un paso atrás ajustando su uniforme desabrochado.
Marga: —T-tienes razón, cariño… –frotándose los muslos con nerviosismo– Esto ya no es… –resoplando– fisioterapia…
Ambas intercambian una mirada cargada de culpa y deseo reprimido, alejándose de Tania como si hubieran tocado algo prohibido.
Carmen: —Mejor… –Carmen se ajusta las gafas con manos temblorosas– continuemos con los ejercicios convencionales… –señalando hacia las bandas elásticas– Por tu seguridad… y la nuestra…
El ambiente queda cargado de tensión sexual no resuelta, con las tres respirando agitadamente.
Tania: — Carmen.. es que tengo…. un problema – Dice al mismo tiempo que empieza a separar las piernas— Creo.. que tengo los muslos… un poco agarrotados y no me puedo mover – Deja visible su entrepierna en la que se puede ver en el pantalón una gran mancha de humedad—Quizás.. sea buena idea… que sigamos con.. la terapia – Su cara se sonroja al mismo tiempo que lo dice y sus ojos brillan con un destello de lujuria—Yo… no diré.. nada….
Carmen y Marga intercambian una mirada cargada de deseo y culpa, sus cuerpos tensos reflejando la misma lucha interna.
Marga es la primera en ceder, cayendo de rodillas frente a Tania con las manos temblorosas extendidas.
Marga: —Dios mío, cariño… –acariciando los muslos húmedos– esos… espasmos requieren atención inmediata… –su voz se quiebra– pero esto se queda entre nosotras…
Carmen, con movimientos bruscos, cierra con llave la puerta principal mientras jadea.
Carmen: —T-tendré que… –desabrochando otro botón de su blusa– aplicar presión terapéutica… –sus dedos se cierran alrededor de los muslos de Tania— en puntos estratégicos…
El sonido de tres respiraciones agitadas llena la habitación mientras las manos expertas comienzan su «tratamiento especial», prometiendo un alivio muy diferente al terapéutico.
Marga desliza sus manos por los muslos húmedos de Tania con movimientos expertos, conteniendo apenas los jadeos que le escapan.
Marga: —Vamos a… –mordiendo su labio hasta casi hacerse sangre– relajar estos músculos agarrotados… –sus dedos se acercan peligrosamente a la mancha húmeda– con una técnica especial que… –jadeando– solo aplicamos en casos extremos…
Carmen, ahora detrás de Tania, aprieta sus pechos contra la espalda de la adolescente mientras desliza una mano por su vientre.
Carmen: —S-sincronizaremos la… –su voz se quiebra– presión terapéutica… –tirando suavemente del tanga marcado— para maximizar el… alivio…
El aire se espesa con el sonido de tres respiraciones entrecortadas, mezclándose en la pequeña sala.
Tania: —Ummm… ssiiiii…. Ya empiezo…. a notar los efectos.. del tratamiento… — Empieza a recostar su cabeza hacia atrás hasta apoyarse en uno de los hombros de Carmen—No paréis… con en…. el tratamiento……
Marga clava sus uñas en los muslos temblorosos de Tania mientras acerca sus labios al oído de la adolescente.
Marga: —Así es, mi vida… –resoplando caliente en su cuello– la fase dos del tratamiento… –deslizando lengua por la oreja– requiere estimulación… profunda…
Carmen, con movimientos urgentes, guía la cabeza de Tania hacia su escote.
Carmen: —Respira… –apretando los pechos contra su cara– el aroma terapéutico… –arcándose para ofrecer más piel– mientras Marga trabaja… abajo…
Las manos de Marga ya tiran con urgencia del elástico de los leggins, revelando centímetros de piel húmeda mientras tres cuerpos se funden en movimientos sincronizados.
Carmen hunde sus dedos en el pelo de Tania mientras guía su boca hacia sus pechos, arqueándose con un gemido ahogado.
Carmen: —Sí, nena… –jadeando entre dientes– así se aplica la… terapia oral… –tirando del sujetador para liberar un pezón duro– mientras Marga termina de… –un escalofrío recorre su espalda– preparar la zona inferior…
Marga, de rodillas, desliza por fin los leggins hasta los tobillos de Tania con manos temblorosas.
Marga: —Voy a necesitar… –lamiéndose los labios vorazmente– acceso completo al área afectada… –soplando caliente sobre la tela empapada del tanga– para aplicar el… tratamiento intensivo…
El sonido de tres corazones acelerados marca el ritmo de la sesión mientras la puerta permanece cerrada con llave. Tania comienza a chupar el pezón izquierdo de Carmen lamiéndolo con ansia, mientras Marga mete su cabeza entre las piernas de Tania y empieza a lamer su coñito por encima del tanga haciéndola gemir. Carmen arquea la espalda violentamente, clavando las uñas en los hombros de Tania mientras un gemido largo escapa de sus labios.
Carmen: –¡Santa María…! –empujando la cabeza de la adolescente con más fuerza contra su pecho– Así… sigue así, mi vida… –sus caderas empiezan a moverse involuntariamente– esa… técnica lingual es… ¡perfecta!
Marga, por su parte, ahoga un grito de placer contra la humedad del tanga, sus dedos enterrándose en los muslos temblorosos de Tania.
Marga: –Dios, nena… –hablando entre lametones húmedos– tienes una… –chupando con fuerza– contractura deliciosa aquí abajo… –rasgando finalmente la tela con los dientes– voy a necesitar… –hundiendo la lengua– aplicar la dosis completa…
La habitación se llena de sonidos obscenos: gemidos ahogados, chupadas húmedas, jadeos entrecortados. Tres cuerpos moviéndose en perfecta sincronía lujuriosa, cada una perdida en el sabor y la sensación de las otras. Carmen empieza a mover las caderas frenéticamente contra el aire, buscando fricción donde no hay.
Carmen: —Marga… –gimiendo en voz alta– cuando termines con ella… –tirando de su propia blusa abierta– necesito que… ¡que me examines también!.
Marga responde con un gruñido gutural, aumentando el ritmo de su lengua mientras sus manos agarran las nalgas de Tania con fuerza, marcando la piel con sus uñas.
Carmen se quita el sujetador dejando sus tetas completamente al aire a merced de Tania la cual empieza a lamerlas y chuparlas con frenesí, al mismo tiempo Carmen le quita la camiseta de tirantes a Tania haciendo que quede completamente desnuda. Carmen agarra un Rodillo de Masaje de Espuma qué tenía a su alcance y se lo mete entre las piernas y comienza a frotarse contra el frenéticamente, poniendo los ojos en blanco al sentir las protuberancias del rodillo masajear su coño. Mientras tanto Marga sigue devorando el coño de Tania con voracidad introduciendo dos de sus dedos dentro de él mientras lame frenéticamente el clítoris. Carmen se retuerce sobre el rodillo de espuma con movimientos convulsivos, sus pechos libres balanceándose al ritmo de sus empujones.
Carmen: –¡Mierda, mierda…! –apretando sus tetas contra la cara de Tania— ¡Chupa más fuerte, nena! –el rodillo hace un ruido húmedo con cada embestida– ¡Así… así…! –sus piernas tiemblan violentamente– ¡Voy a…!
Marga, sin soltar el ritmo, clava los dedos más profundo en Tania mientras su lengua dibuja círculos demoníacos alrededor del clítoris hinchado.
Marga: —Gime más fuerte, putita… –resoplando contra sus labios empapados– quiero oír cómo revientas… –introduce un tercer dedo con un giro cruel mientras Carmen se corre en ese rodillo como una desesperada…
Tania, atrapada entre ambas, arquea la espalda en un espasmo brutal, sus uñas clavándose en los pezones de Carmen mientras un chorro inesperado salpica la cara de Marga.
Tania: –¡¡NO PUEDO MÁÁÁS!! –grita con la voz quebrada– ¡Se me sale todo…! –sus músculos vaginales aplastan los dedos de Marga– ¡¡CARMEEN…!!
Carmen responde con un alarido gutural, el rodillo empapándose con sus fluidos vaginales mientras su cuerpo se sacude en una orgasmo violento, salpicando las piernas de Tania con su propio éxtasis.
Marga lame sus dedos brillantes con ojos de depredadora.
Marga: —Round dos… –desabrochando su pantalón– les toca rehabilitarme a mí…
Marga se dirige hacia un grupo de colchonetas que hay en el gimnasio quitándose el resto del uniforme en el camino, cuando llega se tumba en ellas y se abre de piernas Indicándoles a Carmen y a Tania que se acerquen.
Marga: —Venir con mamá… –les dice con voz melosa— Ahora es mi turno de que me devoréis.
Carmen y Tania se miran y sonríen, Carmen ayuda a Tania a terminar de quitarse los pantalones que estaban altura de sus tobillos y comienzan a caminar hacia Marga, por el camino Carmen coge un bote de lubricante.
Carmen: — Nos va a hacer falta –dice mientras sonríe.
Marga se muerde el labio al verlas acercarse, sus manos recorriendo sus propias curvas con ansia.
Marga: —Eso es, mis niñas… –abriendo las piernas más aún– mamá necesita una… –jadeando— terapia muy especial hoy…
Carmen tira el tapón del lubricante con los dientes mientras guía a Tania hacia las colchonetas.
Carmen: —Vamos a darte… –vertiendo un generoso chorro sobre los dedos de Tania– un masaje completo… –deslizando la mano lubricada entre las piernas de Marga– empezando por… –un gemido escapa de sus labios— esta zona tan tensa…
Tania, siguiendo el ejemplo, se inclina para tomar un pezón de Marga entre sus labios mientras sus dedos exploran otros territorios.
Tania: —Mmmh… –hablando entre chupones– qué rica estás Marga… –deslizando una mano hacia abajo– ¿te gusta así? –introduciendo un dedo lentamente.
Marga arquea la espalda contra las colchonetas, sus manos enterrándose en el pelo de ambas.
Marga: –¡Sí! ¡Más! –empujando sus caderas hacia arriba– Quiero sentir vuestras… –un grito ahogado– lenguas y dedos… ¡en todas partes!
El sonido de besos húmedos y gemidos llena el gimnasio mientras el sol de la mañana ilumina la escena prohibida. Carmen desliza el lubricante por el abdomen de Marga mientras guía la mano de Tania hacia su clítoris.
Carmen: —Tania, cariño… –jadeando– frota aquí… –presionando su dedo contra el punto sensible– mientras yo trabajo… –hundiendo dos dedos– esta otra zona…
Marga grita y se retuerce, sus muslos temblando a ambos lados de sus «terapeutas».
Marga: — ¡Joder! ¡Sí! –arañando las colchonetas con las uñas– ¡Más profundo… las dos! –empujando sus caderas contra sus caras— ¡Quiero…! –un espasmo recorre su cuerpo— ¡¡Voy a…!!
Tania acelera los círculos con los dedos mientras lame los muslos internos de Marga, sintiendo cómo el cuerpo bajo ella se tensa como un arco.
Tania: — Carmen… –susurrando entre besos– creo que Marga está… –sintiendo las contracciones– a punto de…
El gimnasio entero parece vibrar con los gemidos en eco, el olor a sexo y lubricante impregnando el aire mientras tres cuerpos alcanzan el éxtasis juntos. Marga se arquea violentamente, sus dedos enterrándose en el pelo de ambas mujeres mientras un grito gutural escapa de sus labios.
Marga: — ¡¡CARMEN, TANIA, ¡¡¡NO PARÉIS!! –sus músculos abdominales se contraen en espasmos– ¡ESTOY… ESTOY…! –su cuerpo se tensa como un arco– ¡¡AAAAHHH!!
Carmen acelera el ritmo de sus dedos, sintiendo cómo las paredes internas de Marga palpitan alrededor de ellos.
Carmen: — córrete, Marga… –mordiendo su muslo– empápanos… –sintiendo el chorro caliente— queremos sentir cómo explotas…
Tania lame frenéticamente el clítoris hinchado, sus dedos jugando con la entrada mientras el sabor salado llena su boca.
Tania: — Mmmh… –tragando ansiosamente– qué rico… –acariciando los muslos temblorosos– te gusta que te chupen aquí, ¿verdad?
El cuerpo de Marga cae sobre las colchonetas, completamente agotado, pero con una sonrisa de éxtasis en el rostro.
Marga: — Dios mío… –jadeando– eso fue… –tocándose el vientre húmedo– la mejor terapia… de mi vida…
Carmen y Tania se miran, ambas cubiertas de los fluidos de Marga, y sin decir palabra se lanzan una contra la otra en un beso apasionado, compartiendo el sabor entre ellas.
Tania se separa de Carmen y se inclina en la colchoneta apoyándose en los codos mira coqueta mete a ambas mujeres llevándose sus manos hacia sus tetas.
Tania: — ¿Qué tal si le hacéis un poco de fisioterapia a estas con vuestras bocas? – Dice mientras se las aprieta.
Marga poco a poco va levantándose y poniéndose a cuatro patas hasta reunirse con Carmen, ambas empezaron a gatear lentamente en dirección hacia Tania y cuando prácticamente estuvieron encima de ella ambas se miraron con miradas maliciosas.
Marga: — Veamos si puedo quitarle la tensión a este pezón con mi lengua – Acto seguido empezó a lamer el pezón derecho lentamente – uummmmm…. Creo… que tendré.. que aplicarme a conciencia – Se mete el pezón en la boca y empieza a chuparlo con ganas.
Carmen ya está devorando el pecho izquierdo de Tania con saña mientras Tania cierra sus ojos y se deja llevar por el placer que ambas mujeres están proporcionando al comerle los pezones.
Marga y Carmen se sincronizan en su ataque, sus lenguas trazando círculos concéntricos alrededor de los pezones erectos de Tania antes de succionarlos con fuerza, alternando entre lamidos suaves y chupadas intensas que hacen arquearse a la adolescente.
Marga: —Uuummmff… –Marga habla con el pezón aún entre los labios– Este lado necesita… –chupón húmedo– más atención… –mordisqueo suave– ¿no crees, Carmen?
Carmen responde deslizando una mano entre las piernas de Tania mientras sigue devorando su pecho izquierdo.
Carmen: —Absolutamente… –lamiendo con la punta de la lengua– Pero también hay que… –introduciendo dos dedos sin previo aviso– tratar la… –sintiendo cómo Tania se estremece– congestión pélvica…
Tania grita y empuja sus pechos con más fuerza contra sus bocas, sus manos aferrándose a sus cabezas.
Tania: –¡Sí! ¡Más duro! –sus caderas empujan contra los dedos de Carmen– ¡Chupadme como si… ahhh… fuerais bebés hambrientos!
Marga responde metiendo toda la areola en su boca, succionando con fuerza. Carmen acelera el ritmo de sus dedos, añadiendo un tercero mientras su boca se mueve al mismo tiempo que la de Marga. El sonido de tres respiraciones agitadas y chupadas húmedas llena la sala, mezclándose con los gemidos cada vez más altos de Tania. Las dos fisioterapeutas intercambian una mirada de complicidad sobre el cuerpo tembloroso de la adolescente, sabiendo exactamente cómo llevarla al límite… y más allá.
Marga desliza sus labios del pezón derecho al cuello de Tania con un gemido gutural, dejando un rastro de saliva brillante.
Marga: —Uf, mi niña… —mordisqueando la clavícula– tus pechos saben a… –lamiendo hacia el escote– pecado con azúcar… –sus manos agarran las caderas de Carmen– ¿Por qué no le muestras… —empujándola hacia adelante– lo que has aprendido?
Carmen, con los labios hinchados de tanto chupar, mira a Tania con ojos borrosos de lujuria.
Carmen: —Vamos, princesa… –guiando la mano de la adolescente hacia su propio pecho– demuéstrale a Marga… –gimiendo cuando los dedos jóvenes la rozan– cómo te gusta que te… –jadeando– devoren viva…
Tania, atrapada entre sus bocas y manos, arquea la espalda con un estremecimiento que hace temblar las colchonetas.
Tania: –¡No puedo elegir! –gritando cuando ambas lenguas se encuentran en su esternón– ¡Chupadme más… más…! –sus uñas clavan en espalda de Carmen– ¡¡Que se os note que sois profesionales!!
El rodillo de espuma abandonado empieza a rodar por el suelo, empujado por el movimiento convulso de tres cuerpos que ya no distinguen terapia de obscenidad.
Marga desliza su boca por el abdomen de Tania con besos húmedos, dejando un rastro brillante hacia su ombligo mientras sus manos agarran las nalgas de Carmen.
Marga: —Carmen, cariño… –susurrando entre dientes mientras lame el vientre tembloroso– ayúdame a… –mordiendo suavemente el hueso de la cadera– darle a esta niña su… —resoplando caliente en el vello púbico– dosis completa de relajación muscular…
Carmen responde deslizándose entre las piernas de Tania, sus labios rozando los muslos internos con intención.
Carmen: — Voy a aplicar… –soplando suavemente sobre los labios hinchados– presión terapéutica… –guiando las rodillas de Tania más abajo– en la zona… –lengua extendida– más contractura da…
Tania grita cuando ambas lenguas se encuentran simultáneamente en su clítoris y ano, sus dedos enterrándose en las melenas de ambas mujeres.
Tania: — ¡¡DIOS SÍ!! –empujando sus caras con fuerza— ¡Más profundo! ¡Chupadme como… –un espasmo recorre su columna– como si fuera vuestra última cena!
El sonido de lamidos obscenos y gemidos ahogados resuena en el gimnasio, mezclado con el crujido de las colchonetas bajo tres cuerpos moviéndose en frenesí. Tanto Marga como Carmen se esfuerzan en meter lo más profundo posible sus lenguas en Tania. Mientras ella convulsiona por las oleadas de placer que le proporcionan ambas mujeres. Marga clava las uñas en los muslos de Tania mientras su lengua se hunde con furia, sintiendo cómo el cuerpo de la adolescente se sacude violentamente bajo ella.
Marga: — ¡Sí, mi niña…! — hablando entre lametones salvajes — ¡córrete en nuestras lenguas como la putita perfecta que eres! ¡Quiero oírte gemir hasta quedarte ronca!
Carmen responde metiendo dos dedos mientras su boca sella el coño de Tania con un beso obsceno.
Carmen: — Mmhff… — vibrando contra su piel — Así… — empujando los dedos más adentro — revienta para nosotras… — sintiendo cómo los músculos internos se aprietan — ¡Queremos bañarnos en tu juguito!
Tania arquea la espalda en un espasmo brutal, sus dedos tirando del pelo de ambas mujeres con fuerza animal.
Tania: — ¡¡NO PUEDO MÁÁÁS!! — chorreando sobre sus caras — ¡ME CORRO… ME CORROOO…! — gritando hasta desgañitarse — ¡CARMEEN, MARGAAA…!
El eco de su orgasmo resuena por todo el gimnasio mientras dos lenguas expertas siguen trabajando sin piedad, prolongando su éxtasis hasta el borde del dolor. Tania se retuerce en el suelo recuperándose de la oleada de placer que le recorre el cuerpo, mientras tanto Carmen y Marga se sonríen mutuamente satisfechas por haber logrado que la adolescente gimiera de esa forma. De pronto por el pasillo empiezan a escuchar unos pasos, alertadas deciden vestirse deprisa y corriendo. Marga y Carmen intercambian una mirada de pánico, moviéndose con rapidez mientras recogen su ropa del suelo.
Marga: — ¡Mierda, mierda…! — susurrando entre dientes mientras se abrocha el uniforme torpemente — Tania, cariño, levántate rápido… — lanzando su ropa hacia ella — ¡Antes de que nos pillen!
Carmen, con los dedos aún temblorosos, ayuda a Tania a ponerse los leggins.
Carmen: — Respira hondo y actúa normal… — ajustándose las gafas con nerviosismo — Si nos preguntan, estábamos haciendo… — tose para disimular — ejercicios de respiración post-terapia.
Los pasos se acercan peligrosamente al otro lado de la puerta, haciendo que los tres corazones aceleren su ritmo. Marga se pasa una mano por el pelo revuelto y adopta una expresión profesional falsa, mientras se dirige a la puerta para quitar el pestillo.
Marga: — Recuerden: sonrisas tranquilas y… — susurrando urgentemente — por el amor de Dios, Tania, ¡sácate esa mirada de éxtasis de la cara!
La manija de la puerta comienza a girar lentamente… La puerta se abre bruscamente revelando a la Dra. López, la directora de la clínica, con el ceño fruncido mientras observa la escena. Recorre con la vista a las tres mujeres y olfatea el aire dentro del gimnasio, percibiendo el aroma especial que hay en el ambiente. Marga se queda paralizada con una sonrisa tensa, fingiendo ajustar su uniforme mientras siente cómo el sudor frío recorre su espalda.
Marga: — ¡Dra. López! — con voz chillona y falsamente alegre — Estábamos justo terminando la… — tose discretamente — sesión de rehabilitación de Tania aquí…
Carmen, con los dedos aún temblorosos, intenta disimular el rubor de su rostro mientras aparta con el pie el rodillo de espuma manchado.
Carmen: — Sí, exactamente… — ajustándose las gafas con nerviosismo — Ejercicios de… — traga saliva — flexibilidad pélvica avanzada…
La Dra. López cruza los brazos, levantando una ceja mientras su mirada se detiene en el pelo aún despeinado de Marga y en la expresión aturdida de Tania.
Dra. López: — ¿Flexibilidad pélvica? — olfateando el aire con desconfianza — Con ese olor a… — hace una mueca — lubricante y sudor excitado que hay aquí…
Un silencio cargado de tensión llena la habitación, solo roto por el sonido de Tania tragando saliva audiblemente. La Dra. López sonríe con malicia, disfrutando del momento.
Dra. López: — Vaya, vaya… ¿Flexibilidad pélvica, decís? Interesante. — Su mirada se posa en Tania, y luego en Marga y Carmen — Continuad, no quiero interrumpir.
Marga traga saliva con fuerza, sintiendo cómo el rubor sube hasta sus orejas mientras intenta componer una sonrisa profesional.
Marga: — ¡Dra. López, por supuesto que… — ajustándose nerviosamente el escote — podemos explicar todo con detalle! — lanzando una mirada de auxilio a Carmen — Verá, estábamos practicando… — tose discretamente — técnicas de relajación muscular avanzada…
Carmen, con los dedos aún temblorosos, se acerca un paso mientras intenta ocultar el rodillo de espuma detrás de su cuerpo.
Carmen: — Sí, exacto… — ajustándose las gafas con nerviosismo — Tania tenía una… — traga saliva — contractura muy particular y requería un… enfoque holístico…
La Dra. López arquea una ceja, cruzando los brazos mientras su mirada recorre las colchonetas desordenadas y las caras sonrojadas.
Dra. López: — ¿Holístico? — acariciando su mentón con fingida curiosidad — Porque lo que huele aquí es a… — hace una pausa dramática — terapia muy poco ortodoxa.
Tania, aun jadeando levemente, intenta disimular escondiendo las manos tras la espalda.
Tania: — E-estoy mucho mejor ahora, Dra. López… — voz temblorosa — de verdad… — mordiéndose el labio — aunque quizás necesite… — mirando a Marga — más sesiones…
Marga casi se atraganta con su propia saliva al escuchar el comentario, mientras Carmen pisa su pie discretamente para callarla. La Dra. López Levanta una ceja y suelta una sonrisita dirigiéndose a las tres mujeres.
Dra. López: — Tienen suerte de que tenga una reunión urgente – Dice mientras se dirige hacia la puerta – Pero espero que me enseñen esas nuevas técnicas de fisioterapia la próxima vez que quieran aplicarlas con alguno de nuestros pacientes – Dice antes de salir del gimnasio.
Marga y Carmen se quedan paralizadas un instante, respirando aliviadas cuando la puerta se cierra tras la Dra. López.
Marga: — Madre mía… — pasándose una mano por la frente sudorosa — Por un momento pensé que… — mirando a Tania con una sonrisa nerviosa — íbamos a tener que explicar nuestra… — guiñando un ojo — terapia experimental…
Carmen se deja caer sobre una colchoneta, riendo entre dientes mientras se ajusta las gafas.
Carmen: — ¿La próxima vez? — mirando a Marga con complicidad — Creo que nuestra directora acaba de… — mordiéndose el labio — darnos luz verde para futuras… sesiones prácticas…
Tania, aún sonrojada, pero recuperando el aliento, se muerde el labio mientras mira a ambas
Tania: — Entonces… — acariciándose inconscientemente el cuello — ¿quién quiere ser mi… terapeuta particular esta tarde?
Marga y Carmen intercambian una mirada cargada de promesas antes de lanzarse simultáneamente hacia la adolescente, haciendo que las colchonetas crujan bajo el peso de tres cuerpos entrelazados nuevamente.
FIN


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