Las hijas de una amiga
Mi amiga me las entregó.
En esta ocasión tengo la historia que un amigo me contó, bueno, no era exactamente un amigo, era un hombre con el que me acosté durante unos dos meses. Esto fue lo que me contó:
Lo que te voy a contar me ocurrió hace algo más de seis años cuando yo tenía 28. A finales de mayo estaba pescando en la escollera de la playa que está frente a mi casa a unos cien metros. Aunque todavía no era plena temporada de baño, había algunas mujeres desperdigadas por la playa tomando el sol para ir cogiendo color. Vi que una mujer se acercaba a la escollera y subía por las rocas, al parecer buscando una roca grande y más o menos plana para extender su toalla y tomar el sol. Al fin encontró una apropiada a unos diez metros de donde yo estaba y se instaló en ella. Sacó una toalla grande de su bolsa de playa y la extendió en la roca y se quitó la camiseta larga que llevaba puesta, solo llevaba puesto un tanga minúsculo que apenas tapaba sus partes. Sus tetas eran algo más grandes que medianas, eran de esas de forma alargada y de punta, totalmente erguidas y de aspecto fibroso con unos pezones muy oscuros. Su cabello era negro y tenía media melena. Como no me miraba yo no perdía detalle y la observaba sin pudor. Más tarde supe que medía un metro y 53 centímetros, bajita, pero con un cuerpo muy esbelto y apetecible. Bajó por las rocas hasta el agua y se dio un baño… Flotando en el agua boca arriba, sus tetas erguidas me provocaban un deseo casi incontenible de poseerlas. Después del baño subió por las rocas hasta su toalla, se hizo una coleta a cada lado de la cabeza y sacó un bote de bronceador de su bolsa y me dijo: hola, ¿serías tan amable de echarme el bronceador por detrás? Naturalmente le dije que sí. Me acerqué hasta ella y me dio el bote y se tumbó de espaldas y yo le extendí el bronceador por la espalda y le dije: ya está. Ella me dijo: por favor échamelo por todas partes, brazos, piernas y por los cachetes del culo. Bastante excitado y nervioso comencé por los brazos y manos, después por las piernas, empezando desde abajo y me quedaba el culo. Ella abrió las piernas y el finísimo tanga solo le tapaba un poco el ojete y dejaba ver el final de los labios mayores de su coño, que por cierto, delataban que lo tenía depilado. Le eché el bronceador por el culo sin llegar a las partes “prohibidas” y ella me dijo: no te cortes, échamelo por todas las partes que se ven para que no se me queden más blancas que el resto. Con lo que me dijo pensé, sin mucho margen de error, que me estaba seduciendo… Ya, sin ningún reparo le eché la crema por el interior de los muslos y lo que se veía de coño y finalmente, metiendo los dedos por debajo del tanga, por toda la raja del culo y el ojete, recreándome en él. Me dio las gracias y me dijo que más tarde me pediría que le echar otra vez el bronceador. Me retiré y seguí con la pesca, después de darme un baño refrescante. Al cabo de una media hora ella se dio un baño y al salir me pidió que le echara bronceador, esta vez por delante, por todos lados y sin cortarme. Se lo eché primero por los brazos, los hombros y las manos y seguí por todo el pecho, recreándome especialmente en las tetas, incluso apretándoselas. Continué por la barriga y las piernas, dejando para el final su coño. La embadurné primero hasta los límites del tanga y seguidamente le levanté la tela y vi su coño, que efectivamente estaba totalmente depilado y le extendí la crema profusamente abarcándolo con mi mano y pasando mis dedos por la rajita y su clítoris y di por finalizada la tarea. Entonces me preguntó mi edad y me dijo que ella tenía 43, cosa que no podía creer, pues aparentaba tener a lo sumo unos 30 años. Le dije que no me creía su edad y sacó su D.N.I. y me demostró que era cierto. Me dijo que le gustaban los hombres más jóvenes que ella y que yo le había gustado y que se quería acostar conmigo. Yo le dije que yo también quería estar con ella y que estaba disponible a cualquier hora y cualquier día que ella dijera. Además le dije que vivía muy cerca y que si quería podríamos ir a mi casa. Ella me dijo: vámonos ahora mismo a tu casa, dispongo de tres horas libres. Así que levantamos el campamento y nos dirigimos hacia mi casa. Una vez allí tomamos una ducha para quitarnos la sal del mar y ella el bronceador. Yo tenía una erección que no se me bajó ni por el camino ni con la ducha, ella me la agarró y me dijo: me encanta tu polla, además de bonita la tienes del tamaño perfecto para mí gusto… (14 cm de largo y 3,5 cm de ancho). Salimos de la bañera y nos secamos y ella se sentó en el borde de la bañera y me agarró el culo y tirando de él me acercó hasta ella y me la chupó unos instantes. Luego se puso de pie, se dobló por la cintura y abriéndose el culo con las manos me dijo: lámeme el ojete para lubricármelo y clávamela… Apoyó las manos en el borde de la bañera y yo le abrí el culo con las manos y le pasé bien la lengua por el ojete y le metí la polla poco a poco hasta que le entró entera y empecé con el mete y saca despacio y aumentando la velocidad progresivamente… ella gemía aaah aaah… Empecé a follarle el culo al máximo de velocidad y al poco rato me pidió que parase porque ya no soportaba más el intenso placer. Se sentó en el filo de la bañera y acercándome a ella me dijo: no me tienes que avisar, no te preocupes de nada y córrete a gusto… Me agarró la polla y empezó a chupármela frenéticamente hasta que exploté dentro de su boca en una tremenda corrida. Ella siguió chupando y chupando hasta que no aguanté más y la detuve. Abrió la boca y no estaba el semen que esperaba ver llenándosela… Se lo había tragado, cosa que tan solo una mujer me había hecho en mi vida y solo una vez. Luego nos fuimos a mi habitación y mientras nos tomábamos un descanso estuvimos hablando un rato. Me contó que estaba separada y que tenía dos hijas de 9 y 7 años respectivamente. Me preguntó que si eso era un inconveniente para que estuviera con ella y le dije que para nada. Después del descanso y la charla la tumbé boca arriba en la cama y le comí el coño un buen rato preparándola para una buena follada y la puse en mi posición favorita con las piernas levantadas y apoyadas sobre mis hombros y me dispuse a metérsela y antes ella me dijo que no me preocupase de nada porque ella tomaba la píldora, así que se la metí y me la follé sin piedad hasta que me corrí dentro de ella y seguí follándomela hasta que ella tuvo también su orgasmo. Bueno, nos gustó mucho la experiencia a los dos y después de quedar para el día siguiente se marchó a su casa para arreglarse e ir a recoger a sus hijas al colegio. Esto sucedió un lunes y pasamos toda la semana follando. El viernes después del folleteo, esta vez en su casa, me dijo: Te quiero proponer una cosa, es una fantasía que me da muchísimo morbo que quiero cumplir y que ningún hombre ha aceptado hasta ahora y algunos hasta se han enfadado mucho conmigo, si después de que te cuente mi fantasía te enfadas y no quieres follar más conmigo lo comprenderé. Me gustaría iniciar a mis hijas en el sexo con un hombre y tú me pareces perfecto, guapo, buen cuerpo y sobre todo un tamaño de polla perfecto para que una niña no sufra daños… Yo, la verdad es que alguna vez que otra había fantaseado con niñas, pero nuca me lo tomé en serio, entre otras cosas porque lo veía un imposible. Le dije que me gustaría mucho, pero que eso podría llegar a ser un gran problema para los dos si alguien se enterase y ella me aseguró que conocía muy bien a sus hijas y que ellas jamás se lo contarían a nadie. Me dijo que quería que empezara con la mayor, la de nueve años. Al día siguiente, sábado, le explicaría a su hija lo que quería que hiciese con un hombre y le mostraría vídeos de niñas con hombres que tenía en su PC, los cuales me enseñó y al verlos me puse a cien y totalmente deseoso de estar con su hija. Me dijo que podría hacer de todo con la niña menos metérsela por el coño y desvirgarla, cosa a la que era muy reacio y me hubiera costado mucho hacerlo si la madre me lo pidiera… creo que eso no lo haría nunca. Me enseñó algunas fotos de su hija desnuda, pero sin poses sexuales ni nada de eso, lo que aumentó mi deseo por la niña. Me dijo que la más pequeña siempre se va a dormir a las nueve de la noche más o menos y quedamos en que yo iría a su casa sobre las nueve y media. Me dejaría a solas con su hija, ya bien aleccionada y esperaría a que termináramos sin importar el tiempo que tardáramos.
Al día siguiente por la noche llegué a su casa muy excitado y bastante nervioso. Ella me estaba esperando en la puerta para que no tuviera que llamar al timbre y no despertar a la más pequeña. Entramos a la casa y fuimos al salón donde estaba la niña esperando, nos presentó y nos acompañó a su habitación y, cerrando la puerta nos dejó a solas y se fue al salón a esperar.
Me senté en la cama y acerqué a la niña hacia mí y la besé en los labios y ella me devolvió el beso. Noté que la niña estaba dispuesta y bien enseñada por su madre. Le quité la camiseta y contemplé su pecho, aún liso y sus pequeños pezones oscuros. Le aparté el pelo y besé su cuello y me llegó el olor al gel de baño… no haría mucho rato que se había duchado… Seguí besando su cuello y sus labios mientras acariciaba sus hombros y su espalda y la niña se estremecía con mis caricias. Pasé a acariciarle el pecho y la barriguita… su piel era tan tierna y suave… Empecé a besarla en la boca metiendo mi lengua y entrelazándola con la suya nos estábamos dando un buen morreo y en su respiración se notaba que estaba muy excitada y empecé a sobarle las tetitas apretándoselas con delicadeza y rozando sus pezoncitos, que se habían puesto duros, con las yemas de mis dedos y no pude resistirme a lamérselos y chupárselos. Luego le quité las braguitas y, aunque ya se lo había visto en las fotos que me mostró su madre, pude ver su precioso coñito de niña en directo y en tres dimensiones… Le di la vuelta para ver su culito, era un culito bien redondeado y precioso al que más tarde dedicaría mis atenciones. A continuación la niña tomó la iniciativa y me quitó la camiseta y me dijo que me pusiera de pie. Me desabrochó el cinturón y el botón del pantalón, me abrió la cremallera y me bajó el pantalón hasta por debajo de las rodillas y me dijo que me sentara en la cama. Me quitó los zapatos y tirando de las perneras desde abajo me terminó de quitar el pantalón, me quitó los calcetines y me puso de pie nuevamente. Me bajó los calzoncillos hasta los tobillos y levantando primero un pie y luego el otro me los quitó del todo. Cuando se levantó se rozó la mejilla contra mi polla que parecía que me iba a reventar… Pensé en tratar de no excitarme mucho, pero lo veía imposible, así que me abandoné a la suerte… Me agarró las pelotas con la mano izquierda y me las masajeó suavemente y sin apretar y con la mano derecha me agarró la polla y me la apretó con fuerza, haciendo que la cabeza se me hinchara más y se la metió en la boca y me la chupó unos instantes como si fuera un caramelo… Comenzó a pajearme despacio y en unas cuantas pasadas noté que no iba a aguantar y le pedí que aumentara la velocidad de pajeo al máximo y me corrí con más fuerza que nunca en mi vida… Los tres primeros chorros de semen le alcanzaron la cara a la niña y los siguientes le cayeron sobre el pecho y la barriguita. Ella se relamió los labios para recoger con la lengua el semen que le había caído y degustarlo. Al probarlo le gustó y se lo tragó golosamente y se chupó la mano para limpiársela de semen y después me limpió la polla con la boca. Yo le limpié con una toalla el resto del semen que le había caído y le dije que más tarde le daría más semen directamente dentro de la boca cuando me la chupara. Pese a mi gran experiencia sexual, aquella paja que me había hecho la niña fue como si hubiera sido la primera paja de mi vida o mejor. Por cierto, la primera paja me la hizo a mis once años una amiga de mi hermana mayor, pero esa es otra historia. Volví a sentarme en la cama y acerqué a la niña hasta mí y empecé primero a acariciarle el culito y después a magreárselo… se lo abrí al máximo y ella soltó un gemido de placer… supe entonces que a la niña le iba a gustar el sexo anal. Luego la tumbé en la cama boca arriba y sentado a su lado empecé a acariciarle el coñito, solo por fuera, los labios mayores, antes de empezar a masturbarla en serio… Me dijo que por la mañana cuando su madre le enseñó las cosas del sexo también la enseñó a masturbarse y que tuvo su primer orgasmo. Mi temor a no ser capaz de provocarle un orgasmo a una niña tan pequeña desapareció de golpe. Le abrí las piernas y el coñito y le pasé bien la lengua para lubricárselo y facilitar la masturbación. Y sin más la masturbé, cosa que sabía hacer bien porque me había enseñado una mujer a hacerlo. En unos minutos la niña tuvo un intenso orgasmo acompañado por convulsiones y temblores por todo su cuerpo y grandes gemidos de placer. Luego me tumbé junto a ella y nos abrazamos en silencio mientras nos tomábamos un descanso. Tras la pausa la puse a cuatro patas al borde de la cama y abriendo su culito con las manos le lamí el ojete y se lo dejé bien lubricado, me eché saliva con la mano en la cabeza de la polla y la puse en contacto con su ojete y empecé a empujar mi polla despacio y con sumo cuidado para no hacerle daño. Al ser su ojete más pequeño y apretado que el de una mujer sentía una mayor presión y placer en mi polla a medida que iba entrando y cuando entró la cabeza entera, la niña empezó a gemir de placer y ya no pararía. Seguí empujando despacio y poco a poco hasta que le entró entera y mis pelotas hicieron contacto con su coñito y empecé a follármela despacio al principio y subiendo la velocidad progresivamente hasta el máximo. Sus gemidos de placer se mezclaban con el golpeteo de mi pelvis contra los cachetes de su culito, plas, plas, plas… y cuando creí que ya iba a aguantar poco tiempo antes de correrme, la niña, incapaz de soportar más el intenso placer, me pidió que parase. Se la saqué y ella se sentó al borde de la cama y empezó a chupármela succionando con mucha fuerza y a toda velocidad y no tardé casi nada en inundarle la boca con grandes chorros de semen que ella se fue tragando golosamente y con gran placer. Aunque una mujer ya me había hecho una mamada completa, no todas lo hacen, la mamada que me acababa de hacer la niña había sido mucho mejor y con diferencia… El morbo que da una niña es muy superior al que da una mujer. Después le abrí las piernas y comencé a lamer su coñito saboreando cada rinconcito… cuando succioné su clítoris empezó a gemir y sus caderas se levantaban sin control y así, en un rato, tuvo un gran orgasmo en mi boca. Había sido genial estar con la niña, pero no quise cansarla en su primera vez y la mandé a dormir. Luego me fui al salón con su madre y me la follé otra vez.
Nos quedamos hablando y me dijo que al día siguiente me estrenaría con su hija pequeña, la de siete años. No me esperaba que fuese a ser tan pronto y eso me llenó de felicidad. Me mostró algunas fotos de la niña desnuda y me dijo que la prepararía para mí. Tendría que ser más temprano, ya que la niña se acuesta a las nueve de la noche y ya no importaba que la otra lo supiese. Yo le dije que me había gustado mucho estar con su hija y que cuando probara a la más pequeña lo más seguro sería que solo quisiera estar con las niñas y reservar “mis fuerzas” para ellas y que tal vez dejaría de follar con ella. Luego le dije: “antes de que digas nada… te lo compensaré, como te gustan más jóvenes que tú, mañana traeré para ti a mi sobrino de 15 años para que lo estrenes, todavía no ha tenido novia y estará deseoso”. Ella me dijo que nunca había estado con uno tan joven y que le daba mucho morbo, pero que le iba a saber a poco con un novato… Yo le dije que conocía a sus amigos, todos vírgenes, y que estaba seguro de que al menos dos también se apuntarían. Eso ya la dejó satisfecha, así que quedé en llevárselos a la tarde siguiente cuando fuera a estrenarme con su hija de siete años.
A la tarde siguiente me presenté en su casa y cuando abrió la puerta se llevó una gran sorpresa, iba acompañado por mi sobrino y tres de sus amigos, cuatro chavales para estrenarlos. Todos estábamos erectos y ella me hizo pasar a mí primero, me besó en los labios, me agarró las pelotas y me apretó la polla. Después entraron los muchachos y de uno en uno les hizo lo mismo. Ella se llevó a los chavales a su habitación y yo besé a las dos niñas en los labios y le dije a la mayor que esperase en el salón mientras yo estrenaba a su hermanita y que cuando terminara la llamaría para estar con ella también y se puso muy contenta. Sin más me fui con la pequeña a su habitación y repetí más o menos igual lo que había hecho con su hermana mayor. Para mí fue más placentero y morboso al ser una niña tan pequeña… fue increíblemente genial. Fui a por su hermana mayor y mientras la pequeña se reponía desnudé a la mayor y estuve acariciando todo su cuerpo y morreándome con ella. Luego me senté en el borde de la cama y con una niña a cada lado las masturbé a las dos a la vez. Después con las niñas sentadas una a cado lado les dije que entrelazaran los dedos de sus manitas y que me pajearan las dos a la vez. Aquello era el sumun del morbo y después de un minuto les dije que parasen… No quería correrme todavía. A continuación la mayor me la chupó más o menos medio minuto y luego la pequeña también. Luego las puse a cuatro patas al borde de la cama una junto a la otra y les lamí los ojetes para lubricárselos antes de penetrárselos con mi polla. Empecé a follarle el culo a la mayor y, calculando el tiempo se la saqué y le follé el culito a la pequeña hasta que me corrí dentro de ella.
Seguí con las niñas casi todos los días y su madre con mi sobrino y sus amigos casi dos años, hasta que la mujer se mudó de ciudad por motivos de trabajo.
No he vuelto a estar con más niñas, aunque no pierdo la esperanza y si no lo consigo, al menos tendré el recuerdo de aquellas dos hermanitas para siempre.
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