Laura, sueño hecha realidad Cap 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por fondo_negro.
La conocí en una fiesta de graduación de modelos, donde yo había llegado por mera casualidad. Era preciosa, pelo oscuro, rostro ovalado, ojos grandes color café, una boca de dibujo perfecto y una nariz breve que destacaba toda su belleza. Era pequeña de estatura, alrededor de 1.55 y tenía una bella figura, pechos torneados y bellísimas piernas blancas como la leche.
Esa noche mis ojos no miraron ninguna otra modelo más que a ella, que llamaremos Laura y mi decepción fue mayúscula cuando al promediar la noche se fue con uno de los modelos más atractivos de la fiesta. A través de conocidos me hice de su telefono y la llamé dos días más tarde y la invité a almorzar, contándole que la había conocido en la fiesta y quería volver a verla. Ella aceptó sin reparo alguno y al día siguiente almorzamos en un lujoso restaurante.
Después del almuerzo le pedí que me acompañara un momento a mi departamento, donde tenía que recoger unos documentos y aprovechando la oportunidad, apenas cerramos la puerta traté de besarla. Ella se resistió ligeramente pero luego cedió y la llevé directamente a mi cama. Estaba tan nervioso que mi pene no se erectó lo suficiente, por lo que apenas pude penetrarla y eyaculé al cabo de un par de sacudidas. Estoy seguro que ella no disfrutó en lo más mínimo, pero según me confidenció después, pensó que con eso el almuerzo estaba debidamente pagado.
Sobreponiéndome a mi vergüenza por mi lastimoso rendimiento, la llevé hasta su casa, en donde vivía con su pequeña hija de siete años.
Al despedirme, le insistí en volver a verla y ella accedió casi por compromiso. Dos días más tarde, volvía a la carga con menos nerviosismo y mi instrumento duro como un fierro. Cogimos en su propia cama y fue delicioso, ella terminó al menos dos veces y cuando yo eyaculé, la llené de semen espeso y caliente que la hizo masturbarse para acabar por tercera vez mientras yo la observaba fascinado.
A partir de ese momento, comenzamos a coger indiscriminadamente todos los días, dos y tres veces cada día y ella estaba siempre dispuesta. Era el sueño de todo hombre, una fantasía hecha realidad que nunca había creído que existiera. No se negaba a nada, le encantaba el sexo oral, de hecho ella insistía en chupármelo y adoraba que acabara en su boca. Disfrutaba con el sexo anal, nos masturbábamos mutuamente, en fin, todo lo que ustedes puedan imaginar, Laura y yo lo hacíamos una y otra vez.
En unos meses quisimos explorar cosas nuevas y nos encerrábamos en un motel a coger. Llevábamos sendos porros de marihuana y una vez drogados mirábamos películas porno y cogíamos repitiendo las posturas que mirábamos. Una vez, estando en un motel, ella me sugirió llamar a una prostituta para hacer un trío…yo me quedé de una pieza, todos los hombres hemos tenido la fantasía de tener sexo con dos mujeres y ahí estaba ella ofreciéndome la oportunidad en bandeja. Sin tardanza, llamé a recepción y pedí una prostituta, nos enviaros a dos y de común acuerdo escogimos a una de ellas.
La mujer se acostó con nosotros, se desnudó a medias y seguimos mirando películas porno, comentando el tamaño del pene de los actores y esas cosas, mientras laura y la prostituta se masturbaban. Cuando estuvimos calientes de nuevo, le dije a la prostituta que me lo chupara y Laura se acercó a mirarla. Pronto se unió a la succión poniéndome al borde del orgasmo. Entonces Laura se acostó con las piernas separadas y le pidió a la mujer que le chupara la vagina. La prostituta se colocó en frente de ella, y yo me ubiqué detrás y la penetré con fuerza. La puta se enojó porque le dolió la brusquedad de mi empuje, yo me disculpé torpemente, diciendole que no lo haría de nuevo. Apenas la puta volvió a su tarea de chupar el sexo de Laura, ella me hizo señas que para que la penetrara con más fuerza aún, como si disfrutara con el dolor de la putita mientras la cogía.
Así lo hice, se lo metí entero hasta el tope y cuando la puta gritó de dolor, Laura le sujetó la cabeza entre sus piernas diciéndole – chúpame ricura, chúpame que me corro…y acabamos ambos en un solo grito de placer, ella con la lengua de la putica y yo con su vagina contraída de dolor.
Esa fue la primera vez de muchas otras donde hicimos trío, siempre con una tercera mujer satisfaciendo nuestras exigencias.
Pero lo peor…o lo mejor, estaba aún lejos de comenzar.
(Sigue en Laura, sueño hecha realidad Cap 2)
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