Le confieso a mi novio mi primer trio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mimadaa.
La verdad es que me pareció muy extraña la reacción de mi novio hoy por la mañana, regularmente no es un tipo celoso, pero cuando me saludó le escuché ese tono de voz que me causa una especie de inquietud que no me encanta.
Lo conozco perfecto y aunque le preguntaba decía “equis” y estaba poco expresivo y cariñoso.
Hasta que por fin se decidió a preguntarme
– ¿Quién ese ese Xavier Perez? Él que te puso “me encanta” en una foto en Facebook.
– ¡Ah! Sí.
Xavier es el gerente de operaciones de…
Aún no terminaba la frase cuando me interrumpió diciéndome palabras más o menos que no le importaba, pero seguía negando que estaba celoso, incluso unos minutos después me colgó el teléfono, en fin.
Supe que las cosas no estarían bien, pero en un acto de sinceridad conmigo misma, quise cerrar este año siendo muy sincera, sin importar las consecuencias.
– Finalmente esos tiempos ya pasaron – Me dije
Así que me decidí a hacerle una carta a mi novio, donde le contaba toda la verdad, misma que honrando la misma sinceridad que me movió a escribirla, les cuento ahora.
¡Hola Nene!
Lamento que las cosas estén así el día de hoy, yo te amo y quiero que estemos bien, pero aunque no lo estuviéramos, te amo y eso se demuestra siendo transparente, sincera y leal, como yo lo estoy siendo al contarte lo siguiente:
Hace algunos años, ahí por 2010 estuve visitando a mis padres, y bueno, hice el acostumbrado check in en Facebook anunciando mi llegada al puerto.
Más tarde en ponerlo que los inbox en comenzar a llegar, fue casi instantáneo, ya sabes, amiga de hace mucho tiempo que no había visto, ex compañeros de la universidad, del trabajo, en fin.
Pero entre esos inbox destacaba el de Xavier, un tipo ya maduro, cuando recién lo conocí andaría avanzados los 40, me llevaría casi 20, lo cual, debo confesar que me resultaba un tanto interesante.
Lo conocí en una convención sobre logística, en la que él era uno de los expositores, tenía total dominio del escenario, una voz muy masculina y potente, alto, atlético, de ojos claros y una sonrisa que lo hacía parecer un verdadero cabrón.
Por supuesto siendo un cabrón se dio perfecta cuenta que lo estaba observando.
Llegó el momento de la comida, en el que hacíamos un break de dos horas, por representar a Relaciones Exteriores yo estuve invitada a comer con todos los organizadores y expositores, mientras el resto salía a comer a sus casas o a lugares cercanos.
En aquel momento recuerdo a Xavier siempre rodeado de las edecanes más hermosas, de otras expositoras y asistentes realmente guapas y sobre todo bien buenas.
Así que jamás me imaginé que se acercaría a mí al subir el elevador y lo cerraría
– Habitualmente tengo buen ojo, sé que eres especial y tienes todo el alo de misticismo e inteligencia que yo necesito en lo que hago, si un día necesitas trabajo, aquí está mi tarjeta – Me dijo, antes de bajarse del elevador un piso antes que yo.
Lo tenía todo planeado y debo decir que eso me excitó.
Con aquello del Messenger, el Skype, etc.
platicábamos a veces y el me hacía creer que confiaba en mí, que era especial y a mí me gustaba creerlo.
Pero bueno, yo vivía lejos y así pasó el tiempo.
Así que al enterarse que yo estaba en el Puerto, por supuesto que no perdía la oportunidad de buscarme, me invitó a comer al restaurante más caro que ha habido en el Puerto, estaba en el lobby de un Hotel que es legendario en la ciudad, recuerdo perfecto aquel lugar, era un despliegue de arte moderno que me tenía extasiada.
Aunque a mí ni los lugares caros, ni los regalos, ni nada de eso me impresiona porque si los quiero puedo pagarlos, el encontrar una caja de rosas impactante al centro de la mesa con una tarjeta que decía ¡BIENVENIDA! Definitivamente me estremeció.
Así comenzó la tarde y nos dio la noche platicando, yo prácticamente no bebo alcohol pero amo el vino tinto, disfruto de una buena copa, pero hasta esas alturas ya llevaba dos, cuando nos íbamos me costó tenerme en pie por los zapatos tan altos que llevaba y mi vestido corto y pegadito lo dificultaba aún más y aunque no perdí jamás la compostura, Xavier se percató – Vamos – me dijo.
Como siempre ya lo tenía todo planeado, subimos al elevador que nos llevó al último piso, donde una master suite de verdad lujosa nos esperaba, yo aventé los zapatos por ahí y prácticamente corrí hacía la cama, sólo quería acostarme, pero apenas lo hice, sentí encima de mí el enorme y atlético cuerpo de Xavier que me aplastaba, comenzó a besarme con locura y desesperación y yo definitivamente le respondí, inmediatamente me metió la mano pasándome el dorso por la panochita y percatándose de que estaba escurriendo,
¡Mmmmmm! Aún lo recuerdo me comenzó a sobar bien rico la panocha, una cosa deliciosa, era un experto, lo hacía mientras me besaba hasta casi ahogarme.
De pronto comenzó a bajarme el vestido con desesperación y casi de inmediato me arranco el brasier strapless y me rompió la tanga.
Se fue lamiendo cada rincón de mí desde la boca, haciéndome disfrutar como loca, me manoseaba con uno verdadero hijo de puta y siempre me tuvo dos dedos metidos en la panocha, haciéndome revolcar en la cama, hasta que llegó el glorioso momento en el que me sacó los dedos y me clavo toda la boca en la pepa, ¡Aaaag! Que delicia, me mamaba exquisito, un verdadero experto, me succionaba delicioso con una fuerza salvaje, queriéndose tomar hasta la útlima gota de mis líquidos, todo eso mientras me tenía bien abierta de patas, me las tenía restiradas con las manos provocándome un dolor tan rico que sentía una desesperación y una calentura que quería que en ese momento me cogiera todo el hotel.
Pero cuando pensé que no podía haber nada más rico que eso, sentí como una boca comenzaba a mamarme las tetas, primero suavemente y luego sintonizándose con la rudeza de Xavier que me estaba mamando delicioso.
Me decidí a abrir los ojos y me di cuenta que era Elsa, una vieja que decían que siempre había sido amante de Xavier, con un cuerpazo, operada sí, pero bien buena.
Unas tetas enormes, blanca, de cabellos largos y castaños, piernas kilométricas, labios carnoso y cara de puta.
Decían que nunca se casó con ella por cabrón pero sobre todo porque las quería jóvenes y esta ya tenía 40, dejó al que era su marido la muy puta para que este cabrón se la siguiera cogiendo indefinidamente, pero después de sentir como me estaba mamando, ¡Wow! No la culpo.
Elsa lo obedecía en todo, así que seguro yo era uno más de sus caprichos.
Xavier me agarró como si fuera una muñeca de trapo, me bajó de la cama y me puso a un costado del sofá, me empinó y me puso sobre el descansa brazos y de un solo jalón me la dejó ir toda, no sabes que dolor me provocó sentir como su verga enorme, porque estaba de verdad enorme, larga, me atravesaba la panocha sin piedad, al principio me quería desmayar de dolor pero luego se volvió lo más rico del universo y más aún cuando la puta de Elsa se sentó de bajo de mí y me comenzó a sobar con toda la palma de la mano el clítoris, que cosa tan deliciosa
¡Que nivel de placer! Mientras con la otra mano se picoteaba la panocha salvajemente.
Después de un rato Xavier me sacó el animal de verga que tiene y me tiró al sofá, me metió la verga atascada de mis jugos en la boca y se la empecé a mamar bien rico, como un animal recién nacido porque además de estar bien caliente, estaba súper agradecida por esa cogida tan deliciosa que me estaba dando.
Pero no sólo el recibía placer, Elsa se me pegó de la panocha a seguir mamándome ¡uffffffff! No podía más, le mamaba la verga a Xavier por instinto, porque me costaba trabajo concentrarme mientras la puta de Elsa me daba la mamada de mi vida ¡Woow! Por eso hay tanta lesbiana porque saben que las mujeres conocemos exactamente donde reventamos de placer.
El Xavier de ver aquello, estaba gimiendo como puerco y ya no pudo aguantar más y me atascó la cara con su leche hirviendo, fue tan fuerte que se cayó al piso para revolcarse de placer y así se arrastró un rato hasta que se recuperó un poco y me escuchó gritar cuando estalle en un orgasmo impresionante que me sacó su puta con la mamada deliciosa que me dio.
Así que este cabrón caliente se sentó en la cama y se la comenzó a jalar otra vez
– Termina tú – le ordenó a su puta
– Y tú perrita, voltea a ver cómo me jalo la verga que te hizo retorcerte –
Elsa se levantó, me abrió de patas, pero de par en par, yo no sabía que haría, no me imaginaba que estaba por experimentar una de las cosas más exquisitas de mi vida, de pronto se puso de lado en medio de mis piernas, bajó y pegó su panocha a la mía y comenzó a deslizarse.
Wow, me estaba restregando la panocha con la suya, jugos y jugos escurrían por todas partes porque ya estábamos súper calientes, me tenía bien agarrada de una de las piernas y se meneaba cada vez con más fuerza.
No sé cómo aguante, sentía que me moría de placer, mientras Xavier casi se la arrancaba.
Los gritos y gemidos se escuchaban por todos lados, que cosa tan exquisita en todos los niveles, hasta que ya no pudimos más y valiéndonos todo pegamos un grito sonoro cuando un orgasmo tras otro llegaban, después el se volvió a deslechar, pero eso a nosotras ya nos importaba poco, no queríamos distraernos del placer exquisito que seguíamos experimentando.
Los tres nos quedamos a dormir a la cama todos batidos y con todo hecho un mugrerío, yo me levanté agarré el bra y el vestido y me lo puse antes de salir, me llevé los zapatos en la mano y corrí de ahí.
Pasó mucho tiempo hasta que volví a saber de Xavier, nunca más he vuelto a verlo, pero se que está al pendiente de mí, que espera con ansias que yo anuncie que voy al Puerto, pero aunque he ido muchas veces no le he dado ese gusto, quiero seguir tocándome la panocha delicioso pensando en aquel momento tal como fue.
Hace unos meses recibí una invitación de amistad de su puta, la Elsa que me dio el placer que nadie más me ha dado en la vida, ayer la acepté y quizás a ella sí vuelva a verla un día de esto, una nunca sabe.
Y esa fue mi historia con Xavier nene, perdóname pero ante todo tengo que ser sincera contigo y más aún conmigo misma.
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