LINA, LA AMIGA DE KIKA
MI HIJA INVITA A UNA AMIGA A PASAR UNOS DIAS DE VERANO EN CASA.
Nunca pensé que me vería en el tópico de ser atraído por la amiga de mi hija.
Mi esposa y yo nos separamos cuando nuestra hija Kika tenía ocho años, ahora después de un distanciamiento con ellas, hemos retomado la relación, me he encontrado con una hija de veinte y tres años, ella se encuentra en el último curso para terminar en la universidad, yo quería recuperar el tiempo perdido, y el este año no he dejado de hablar o estar con ella el máximo tiempo posible.
Para esta ocasión la acompañé y la deje instalada en el apartamento que había compartido años anteriores. Llegó la navidad y después la primavera, el curso se fue volando, a mí se me pasó viajando por temas de trabajo y recibiendo en casa todo lo que se ofrecía, aun me encuentro joven pues con cuarenta y siete años no estoy mal, y como es habitual, hombre joven y separado, acabé en un mega gym donde se hace todo tipo de “amistades”, no podía imaginar el día que entré en aquella gran sala de cintas, bicicletas y aparatos que sería la solución a mi soledad.
Mi hija me pidió si podía ir a recogerla, ya que pasaría unas semana en la que fue su casa de infancia, con todo en el coche, se despidió de la compañera con la que había compartido apartamento, yo ya la había visto en fotos, incluso había hablado alguna vez con ella por teléfono, pero al natural me dejo algo perplejo, tenía un cuerpo gracioso, los labios sensuales y una mirada algo felina, aunque se encontraba vestida informal, me resulto muy atrayente, en el viaje de vuelta a casa Kika no paraba de contar cosas de su amiga, de los proyectos de futuro y de lo bien que habían pasado el curso, me pidió si podía invitarla a pasar unos días, por descontado que acepté.
Llegamos a casa y Kika fue a visitar a su madre y dejar gran parte del equipaje, afortunadamente manteníamos una buena relación, mejor que cuando estábamos casados, vivíamos a no más de dos horas de distancia, pasados unos días Kika me dijo que su amiga Lina llegaría en dos días para estar una semana, mandé a la señora que tengo en casa que preparara el dormitorio de invitados, el jardinero había pasado esa misma semana por lo cual estaba todo perfecto incluida la piscina.
Lina llegó en taxi casi a la hora de comer, Kika la recibió con enorme alegría, me sorprendió que se besaron en los labios con algo más de pasión que un simple saludo, yo la salude besándole la mejilla, ella casi me besó en los labios, me quedé un poco desconcertado sin querer pensar en más, cuando me hablaba lo hacía de usted, yo le dije que prefería que me tuteara, o de lo contrario yo también le hablaría de usted, reímos.
Kika le dijo:
– Te acompaño a dejar la maleta, Cámbiate y nos damos un baño antes de comer.
Mientras preparaba un aperitivo para llevar a la piscina, me quedé sin palabras al verla en traje de baño, un minúsculo bikini negro anudado y con la parte de arriba tipo triangulo que dejaba ver más que lo que tapaba, el pecho mediano, poca cintura, el pelo negro por media espalda, y aunque no muy alta, tenía unas piernas bonitas, por un momento sentí un poco de pudor, pero al fin y al cabo era adulta y era la que se había puesto ese bikini en mi casa, me quedé observándola, y sin darme cuenta que mi hija Kika se encontraba tras de mí, me dijo:
-Lina tiene un cuerpo muy bonito, y no sabes el éxito que tiene entre los chicos y algunas chicas.
Solo pude afirmar con una sonrisa, salí al exterior con la bandeja de los aperitivos y me saqué la camiseta, me metí en la piscina al salir con una toalla en la mano me dijo mi hija que le parecía a Lina un hombre muy interesante, me subió la lívido mientras sentía su mirada bajo aquellas grandes gafas de sol negras, les dije que en un momento estaría la comida, decidí subir a mi habitación a cambiarme de ropa, desde el mirador pude ver como Kika y ella se quedaban desnudas poniéndose algo seco para pasar a comer, no me había fijado en el cuerpo de mi hija, sentí un poco de pudor, pero la visión del cuerpo de Lina me saco de esa situación, aunque el bikini con la que la había visto dejaba poco a la imaginación, el verla totalmente desnuda hizo que me excitara, ella miro hacia arriba percibiendo que yo miraba, hice ademan de esconderme pero era demasiado tarde, volví a pensar que eran ellas las que se habían desnudado, mi mano bajó y mientras miraba comencé a masturbarme, no tarde ni un minuto en estar descargando contra la pared y el suelo, me vestí y baje a comer, en un momento que Kika nos dejó solos ella me pregunto:
– ¿Te encuentras más relajado?,
– ¿A qué te refieres?
– He visto como movías tu brazo mientras mirabas, imagino que te habrás corrido.
Me quedé atónito, le respondí, eres una chica joven con un cuerpo muy atractivo, en ese momento Kika llegó y continuamos con la comida, después llegó la sobremesa tomando una copa cada uno en un sofá hasta que Kika le ofreció a Lina hacer una siesta ya que había viajado desde muy temprano, abandonaron la sala, yo me quedé tumbado pensando en la situación con Lina, tras un largo rato subí a mi habitación, al pasar junto a la habitación de Kika pude escuchar como jadeaba, me alarmé, paré tras la puerta y pude comprobar que estaban haciendo el amor, ya no sabía si seguir, esperar o qué, pero sin querer imaginar que era mi hija, me excitaba la situación, esperé pegado a la pared hasta que pude confirmar que habían acabado, de puntillas subí las escaleras y me metí en mi habitación
Tumbado desnudo sobre mi cama no podía quitarme la imagen de Lina, de nuevo me masturbe, después me quedé dormido. El olor a café me despertó, sentía vergüenza mientras bajaba a la cocina, encontré a las dos, les pregunté si habían descansado y ellas a mí, después nos salimos de nuevo al jardín.
Kika me preguntó si no me molestaría que Lina tomara el sol desnuda, yo le dije que se sintiera como en casa, por un momento pensé que sería topless como hacia Kika, mi sorpresa fue que tomó el sol completamente desnuda, ante la situación decidí retirarme, a lo que Lina me dijo:
No es mi intención incomodarte, pensé que no te molestaría.
En absoluto, mientras miraba su cuerpo, le pregunté:, No sabía que Kika y tu fuerais amantes, ella se rio y casi desmintió, No somos amantes, pero si nos compenetramos bien.
Al final me quede tumbado un poco apartado de ellas, mientras miraba el Smartphone se me escaba alguna mirada hacia ellas, podía ver los dos cuerpos jóvenes al pleno sol, brillando por la crema solar, ocasionalmente se tocaban con las manos o con los pies. La tarde pasó, yo tenía una cita con una compañera del gym, por lo cual me preparé para salir, ellas querían quedarse en casa, se lo puse fácil, les dejaba toda la casa para ellas, no sabía si activar las cámaras de seguridad del interior, pero el deseo me pudo, las besé y me despedí dejando claro que tardaría.
Cuando volví a casa en la madrugada, todas las luces estaban apagadas, había pasado cuatro o cinco horas desde mi partida, pasé por delante de la habitación de Kika, pero no pude percibir ningún sonido, me tumbé en la cama y dormí.
Por la mañana cuando bajé, me encontré con Kika, me preguntó que si me molestaba la relación que mantenía con Lina, yo le contesté que ere adulta y siempre se había criado con la libertad por parte de su madre o mía, nos saludó, beso a Kika y le dijo: Me voy a dar un baño, dejo caer la ropa por el contorno de la piscina, parecía una sirena, el pelo oscuro sobre el cuerpo desnudo le hacía muy sensual, me di cuenta que la deseaba tanto como lo podía hacer mi hija.
El teléfono de Kika sonó, le vi la cara algo alarmada, colgó diciendo: no te preocupes, voy hacia allá. Su madre no se encontraba bien, y su marido había decidido llevarla al hospital, Kika me pidió el coche, Lina quiso acompañarla pero ella le insistió en que se quedara en casa, no era nada preocupante, por lo que ella volvería en la tarde o noche, me pidió que me encargara de Lina y se marchó.
Lina me preguntó: Que planes tienes?, le dije que mi intención era hacer un circuito de carrera que tenía marcado en los alrededores de la urbanización, ella me dijo: te acompaño, y a los cinco minutos nos encontramos con ropa de deporte en el jardín, ella con una malla corta de color naranja, el pelo recogido, unas gafas de espejo color naranja y un top color blanco, no sabía por dónde comenzar, ya que la malla le marcaba los labios vaginales, y el top era como una radiografía de su pecho y sus pezones, salimos con un paso corto, según avanzábamos aumentábamos el ritmo de marcha, en algunos paso estrechos me quedaba tras ella, el sudor mojaba su ropa y espalda, aunque el día anterior la había visto desnuda, me excitaba verla de esa forma, su espalda y brazos brillaban, por su pecho caían gotas de sudor, paramos en lo alto de una pequeña colina , se colocó las gafas de espejo sobre la frente, la hacían aún más sensual, desde allí podíamos ver la casa, me dijo: Hacemos una carrera de vuelta?, contesté afirmativamente, y bajamos disparados ladera abajo, esa chica me sacaba tiempo por momentos, yo usaba algún recorte por conocer el terreno, pero al fin llegó antes que yo a la puerta de la cochera, mientras jadeábamos y sudando, se abrazó a mí, y me besó, ahora me tienes que entregar el premio, ¿Cuál es ese premio tan merecido? Le pregunté yo, vamos a la piscina y te lo diré, de nuevo la ropa por el suelo, los dos desnudos nos zambullimos en el agua, me acerque hacia la escalera de salida y ella se vino junto a mí, bajo el agua ella agarró mi verga y me dijo, este es mi premio, y me lo entregaras donde yo te diga, la besé, toque su pecho, era duro con los pezones de punta, cogió mi otra mano y la llevo hasta su sexo, lo acaricie, e introduje suavemente un dedo, después dos, me quito la mano y me dijo, vamos fuera del agua.
Entramos excitados besándonos y tocándonos, subimos a mi habitación, la cogí en peso contra la pared, mi verga entro suavemente en aquella vagina joven y dura, no me costaba deslizarla aunque sus músculos oprimían y me hacían recibir el mismo placer que yo le estaba proporcionando, no pude resistir demasiado, me estaba dando un placer como hacía tiempo que no recibía, no solo por la penetración, sino por sentir esa piel suave y tersa, el pecho duro y la presión de sus pezones sobre mi cuerpo en ese constante empuje de los cuerpos, y comencé a lanzar semen, ella al sentir ese jugo cálido y viscoso por su cuerpo estallo en un orgasmo, me sorprendió que no era tan dura como quería aparentar, comenzó a temblar y cuando terminaba sentí sus lágrimas caer por las mejillas encendidas, las besé, noté el sabor salado, nos besamos y caímos en la cama abrazados como si se tratara de un solo cuerpo, nos mantuvimos así durante unos minutos, el tiempo se había parado, solo piel contra piel, y pequeños espasmos por parte de ella.
No dijimos nada, pero seguimos abrazados, los dos nos deseábamos y solo fue el culmen de tal deseo, ella se dirigió a la ducha, la vi con un cuerpo bello, las piernas y el culo perfecto, se recogió el pelo aun húmedo, me pareció una diosa del olimpo.
Entré en la ducha cuando ella ya había dejado caer el agua por su cuerpo desnudo, nos besamos, la enjaboné y mis manos recorrieron de nuevo hasta el último rincón de su piel, después ella a mí, volvió la excitación, ella se puso de rodillas frente a mí, mientras caía agua cálida ,como si estuviéramos bajo la lluvia, comenzó a chupar y a tragarse mi verga, lo hacía con una sensualidad increíble, quería complacerme, intento mirarme pero el agua le molestaba, corte el agua y le permití darme de nuevo el mayor placer, mirar a los ojos al que te hace la felación y ver la cara de quien la está recibiendo, al final la descarga llego por su cara, labios y pecho, tomo un poco y lo llevo a los labios mientras me miraba sonriente y simulando una cara de inocencia, la besé y me llegó el sabor acido del semen, después más, bajo sus dedos y los introdujo dentro de sí, los saco impregnados de su néctar, chupe esos dedos y compartí ese amalgama de sabores, de nuevo caímos en la cama aun mojados, ahora había que pensar en desayunar.
Kika nos llamó para decir que volvería por la tarde, que no había que preocuparse por la salud de su madre, nosotros tomamos el desayuno, y después desnudos me ofreció hacer una sesión de yoga, realmente mi cuerpo no era nada flexible, sin embargo el de ella conseguía llegar a unas posiciones para mi impensables, era tan sensual ver su cuerpo totalmente desnudo que nos llevó de nuevo a hacer el amor, yo me mostraba inerte mientras ella montaba sobre mí de mil formas, giraba su cuerpo aun estando ensartada por mi polla, me volví a correr, esta vez bien dentro, su vagina me atrapaba, tenía una fuerza que nunca había probado, me llenó de placer lo mucho de morbosa de esta chica, se puso a horcajadas sobre mi cara y dijo:
- Ahora traga todo lo que ha salido de tu cuerpo y el mío,
Después relajó su vagina y sentí caer mi propio semen sobre mí cara, me hizo beber tan extraño néctar mientras observaba en su cara como se divertía haciéndolo, me besó y entendí lo enganchada que estaba mi hija Kika a ella.
El resto del día lo pasamos en la piscina, desnudos como si nos hubiéramos conocido desde toda la vida.
Por la tarde llegó Kika, se besaron, nos relató todo lo que había ocurrido con su madre, después le pregunto a Lina por nosotros, a lo que esta contesto:
Hemos estado toda la mañana follando, ahora deseo hacerte el amor a ti, quieres aquí en la piscina o en el dormitorio?
Kika dejó caer su vestido, yo sin decir nada me retiré a mi habitación.
Esa noche dormimos los tres en la misma cama, al amanecer, después del desayuno Kika la llevó a la estación de tren, prometió volver en unas semanas, desde entonces estoy contando los días, mientras mi hija se ha marchado unos días a casa de su madre, yo no paro de masturbarme recordando su cuerpo y cada instante, ahora miro porno buscando alguna chica que se le parezca, aunque cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia
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