Me follo a Elena frente a su marido y a su bebé
El marido me invita a follarme a su esposa, pero nunca imaginé que sería con su hijo pequeño a un lado.
Esto que les voy a contar es 100% real. Desde hace algunos años mi pareja y yo entramos en el mundo swinger y hemos conocido a muchas parejas. Descubrimos lo maravilloso de el sexo con otras personas y lo hemos disfrutado mucho.
Resulta que en una ocasión conocimos a una pareja por medio de mensajes y quedamos ve conocernos en persona porque ellos andarían por nuestra ciudad. En la página que utilizamos para nuestras aventuras solamente aparecían fotos de ella y se veía espectacular, así que nos animamos a conocernos. Cuando estuvimos juntos en un restaurante resultó que Pepe, el marido, era bastante más grande que Elena. Él tendría unos 68 años y Elena 31. Era su tercera esposa y tenían un hijo de un año y medio de edad. La edad de él a mi pareja la desanimó y además yo me sentía un poco agripado, así que preferimos no hacer nada ese día. Pepe nos dijo que él no participaba, que si queríamos podíamos llevarnos a Elena y divertirnos los tres, pero decidimos pasar en esa ocasión quedando solamente como amigos sin más y cenar rico esa noche.
Unos meses después mi esposa se encontraba de viaje y me mandó Pepe un mensaje diciéndome que estaban de nuevo en nuestra ciudad, que si me parecía bien que nos viéramos nuevamente. Yo no quise contestar de inmediato porque sabía que mi esposa no estaba y no podríamos hacer nada, pero en eso estaba hablando con ella y le conté que nos estaban buscando. Cuál va siendo mi sorpresa que ella me anima y me dice que vaya, que Elena es muy linda y que no la debía desaprovechar. Así que respondí y quedamos de cenar esa misma noche. Cuando llegué al restaurante del hotel solamente estaba Pepe con otra chica amiga de ellos, que solamente iban a platicar y resolver algunos asuntos que tenían pendientes. En eso se despidió y nos dejó solos. Pepe pidió una botella de vino tinto y cenamos algo ligero mientras me contaba que Elena estaba con el niño en la habitación. Luego ella se incorporó junto con el niño y seguimos platicando. Después de muchos temas que comentamos salió nuestro interés de saber qué haríamos y él me dijo que yo podía follar con Elena sin problema alguno. Le dije que me parecía bien y que yo estaba listo. Así pedimos la cuenta y fuimos hacia su habitación los cuatro (con el niño incluído), y me decían que solamente para que se durmiera y entonces podríamos divertirnos. Yo asumí que lo dejaríamos en la habitación y nos iríamos Elena y yo a otro lugar, como lo había propuesto Pepe la primera ocasión, pero me invitaron a pasar a la habitación y Elena se fue a la cama a dormir al niño.
La habitación tenía una pequeña salita a unos metros del pie de la cama. Ahí platicábamos Pepe y yo mientras tomábamos una copa de tinto. Una vez dormido el niño se acercó Elena y se sentó a mi lado. La sala tenía tres sillones, uno doble y dos sencillos. Entonces ella se sentó conmigo en el doble y me comenzó a tocar la pierna mientras platicábamos. Yo pensé que nos iríamos al terminar el vino, pero no fue así. De pronto Elena se puso de pie y dijo solamente «voy a prepararme» y se fue al baño. Entonces le pregunté a Pepe que cómo sería el encuentro. Él me dijo que sin problema sería ahí, que no me preocupara, que él podía irse al baño y esperar si a mi me incomodaba. Entonces le dije que no, que él no me incomodaba si se quedaba con nosotros (era lo de menos para mi preocupación), le dije que lo que me apuraba era que su hijo despertara. Entonces él me calmó y me dijo que no despertaría, que tenía el sueño muy pesado y que no habría problema alguno. En ese momento salió Elena con una bata muy sexy y se sentó a mi lado. Yo no sabía qué hacer. Pepe puso las luces muy tenues y se acomodó en su sillón individual, con la pierna cruzada y su copa de vino en la mano. Elena comenzó a besarme y a acariciarme. Ah, que bien lo hacía, me encendió en tres segundos y olvidé mi entorno. Nos comenzamos a besar y a acariciar los dos. Ella me quitó mi camisa y me desabrochó el pantalón, mientras yo le retiraba la batita para dejarla solamente en tanga. ¡Que buena estaba Elena! Era chaparrita, pero sus carnes muy firmes, sus senos jóvenes y naturales, su culo hermoso, duro y redondo, todo su cuerpo bien ejercitado. Me sacó mi verga y comenzó a mamarla de rodillas. Pepe solamente nos observaba sin hacer ningún ruido y sin moverse. Era una mamada deliciosa, hasta que la levanté y recosté en el sillón para devolverle el favor y comerme todo su coño, que estaba bien depilado, joven y de una suavidad deliciosa. Elena se comenzaba a contornear en el sillón y a soltar quejidos de placer suaves. Hasta que llegó el momento en que me pidió que se la metiera. En ese momento volteé para buscar un condón y Pepe rápido se puso de pie y me lo acercó. Yo estaba entre confundido y a punto de encender en llamas. Tomé el condón y me lo puse, con Elena ayudándome a deslizarlo sobre mi miembro que estaba a su máxima expresión.
Debo decir que tengo el pene de gran tamaño, mide 23 centímetros y es grueso, así que eso me ha valido para tener aventuras donde siempre soy muy halagado. Pero bueno, volviendo al tema. Elena se sentó sobre mi y así comenzó a cabalgar y a gozar. Yo disfrutaba mucho en esta posición de sus movimientos, de ese entrar y salir en ella, de sus senos que tenía frente a mi, de sus besos y de acariciar sus hermosas nalgas mientras ella subía y bajaba. Pepe seguía estoico en el sillón sin expresión alguna. De pronto Elena comenzó a tener su primer orgasmo, realizó unos movimientos deliciosos sobre mi mientras se estiraba hacia atrás dejando sus ricas tetas a mi vista y a mi boca. Acabó y seguía moviéndose. Pero yo no había terminado, entonces me puse de pie con ella cargada y le di vuelta para arrodillarla en el sillón y comenzar a follarla de perrito. Era delicioso y ella se encendió nuevamente, jadeaba ya de cansancio y de pronto pidió agua. Pepe de inmediato se puso de pie y acercó una botella de agua para que tomara. Entonces me dijo a mi sutilmente que si deseaba tomar algo, mientras metía y sacaba a su esposa. Le dije que no, que muchas gracias y seguí follándomela. Pero caí en la cuenta de que era el esposo, de que nos estaba atendiendo y al levantar la vista en la cama el hijo de ellos dos dormido inocentemente. Eso me excitó más y comencé a follarla más fuerte tomada de la cintura hasta que los dos explotamos en un orgasmo de los más intensos que he tenido en mi vida. Fue maravilloso lo que sentí.
Entonces paramos los dos, nos sentamos en el sillón exhaustos y nos seguimos besando un poco. Entonces sí le pedí agua a Pepe y se levantó rápido a tomar una botella de agua y a revisar que su hijo estuviera bien. Mientras bebía mi agua Pepe nos preguntaba que si lo habíamos disfrutado y a Elena le preguntaba en tono cariñoso que cómo había estado, que si le había gustado, que si era lo que ella esperaba. Elena solamente contestaba muy silenciosamente y asentía con la cabeza mientras de su rostro salía una hermosa sonrisa. Unos minutos después pasé al baño a asearme y al salir les dije que me iba a vestir. Comencé a asimilar lo que había sucedido y estaba yo entre incrédulo y aun excitado. me vestí y les dije que ya los dejaba descansar. Los dos muy amables me agradecieron haber compartido y se despidieron de mi. Yo me fui sorprendido de lo que había sucedido y no aguanté para llamar a mi esposa y contar lo sucedido.
No los he vuelto a ver. hemos intercambiado algunos mensajes varias veces, pero ya no se ha repetido esa historia de un cornudo, una joven fogosa, un voyeurista y el inocente pequeño que quizá jamás sabrá cómo follaba un extraño a su madre delante de su padre con él dormido a un lado.
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