Mi cuñado 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
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Esa noche tuve el orgasmo más fuerte desde que nos casamos. Él es bueno en la cama. Coge rico, si. Pero yo quedaba insatisfecha… hasta esa noche.
La tenía hasta adentro, pegando ahí, donde siento electricidad corriendo por todo mi cuerpo. Sentía que su verga era de fuego, me quemaba. Hacía un esfuerzo para apretarlo tan fuerte para que no se saliera nunca. Así sentados sobre la cama, chupaba mis tetas, goloso, mordiéndome suavemente. Me mojaba mucho, sabía que no le gustaba, pero que me importa, si lo que quería era llegar una, dos o tres veces. Y entonces pregunto que quien me gustaba para darme por el culo.
Entonces pensé: “¿Y por que no?” Sólo iba a ser un rato. Yo respondí en automático que su hermano. Entonces me detuve. Lo mire, sorprendida de mi respuesta. Pero mi sorpresa fue más por lo que dijo después. Me pregunto si la verga de su hermano cabía en mi culito. ¡Demonios! ¡Me sentí tan puta! Tan bueno era ser mala.
Ya sin poder detenerme le conteste que si, que quería a los dos hermanos en mí. Le dije que quería que sintiera la verga de su hermano adentro mío, que deseaba sentir ambas vergas partiéndome. La idea me hizo sentir tan excitada que me vine. Aprete su verga fuerte -eso creo- que sentí que se sacudía mientras me llenaba con su semen. ¡Su-pu-ta-ma-dre! ¡Que sabroso era venirse y sentir su leche hirviendo además! Le pedí que no se detuviera, su verga ya no estaría bien parada pero necesitaba frotarme con furia para tener un orgasmo más. Y llego, por tercera vez, esa dulce muerte, esa sensación de placer tan efímero, pero tan intenso, que hace que me quede sin habla, sin voluntad, por unos minutos.
Lo abrace mientras me lo comía a besos. Sus labios, su lengua, su saliva, el sudor de su cuello, todo era el maná para mí. Me sentía tan llena, que no repuse en lo que había preguntado antes. No quería que se enojara y no me abrazará por la noche después de esto tan rico. Así que no dije nada al respecto. Se salió suavemente, me recostó a lo largo de la cama, acomodo las cobijas y se acostó a mi lado. Me abrazó, sujetando mi cabeza sobre su pecho. Oía su corazón. Latía rápido. Entonces pregunto que si era verdad que quería la verga de su hermano en mi culito. Le conteste que no se enojara. Que sólo era la calentura del momento.
Él no sabe que nuestros hijos, son en realidad, de su hermano. Él es estéril. Ya habíamos intentado tener bebes por cuatro años. Así que, después del último examen que le hizo el Doctor Morales -un amigo de mi mamá- decidimos dejar el asunto por la paz. Entré al gimnasio mientras el trabajaba por la mañana, en el primer horario. En ese entonces yo entraba a trabajar a las nueve. Muy buen tiempo para ejercitarse y volver a casa para cambiarse e ir a la oficina guapa y radiante.
Fue entonces que descubrí que su hermano levantaba pesas ahí mismo pero en otra zona. Todo se dio muy rápido. Una charla, un café, otra charla, otro café, luego una caminata, otro café, una brazo, el secreto de nuestra falta de familia, llanto, un beso, mi cama. Decidimos terminar para evitar dolor a todos. Así que cada vez que él habla de su hermano yo le digo que es un nerd payaso. Nunca ha preguntado el porque de mi actitud. No me incomoda. Pero es que a veces es muy pasivo. Demasiado pasivo diría yo. Afortunadamente como es familia nuestras hijas son el vivo retrato de su familia y no hay nada que pelear.
Otra noche de placer. Me vuelve a preguntar si quiero a su hermano en mi culo. De nuevo le contesto que si. Que dos vergas me harían muy feliz y que le prometía chuparlas hasta que no les quedara nada. Cuando terminamos. Estamos bañados de sudor. Acaricia mi cabello y me susurra como si no quisiera que alguien más que yo, le escuchara, que su hermano compro ya su auto y nos invito a dar una vuelta a la casa de su amiga, una tal Andrea. Le digo que si. Me cuenta que le calentó la idea de compartirme con su hermano.
Busco su mirada. Le pregunto si va en serio, pues la calentura ya había pasado. Me contesta que desde que me oyó decirle sobre su hermano se viene más fuerte -no es el único- y me ve con más morbo.
No le digo que me mojo solo de pensar que los puedo tener a los dos, sin peleas, sin celos. Que quisiera sus labios comiéndome toda, y que sus manos tocaran más allá de donde solo un par no puede. Que con gusto bebería el semen de los dos hombres que me han hecho feliz con mi familia.
Dejamos a las hijas con su abuela. Mi madre nos desea suerte. Le guiño un ojo. Sabe que va a haber romance pero ni se imagina con quien. Las nenas nos dicen adiós con sus manitas.
Mi esposo le pide permiso para conducir a su hermano. Así que su hermano y yo nos pasamos para los asientos traseros. Mi cuñado mira extrañado. Mientras mi esposo alaba lo silencioso y lujoso del auto, les pido pasemos a comprar algo para beber y comer en el camino. Al detenernos en la gasolinera, aprovecho y paso al baño. Compramos unas botellas de vino con jugo de frutas. Mi esposo declina la oferta de su hermano pues va manejando. Entonces le digo que si quiere apostar, él dice que si, le apuesto a que no se toma su botella completa de un solo trago. Me pregunta que que va a ganar. Me rió coquetamente y le aseguro que le va a gustar.
Mi cuñado no sabe como reaccionar. De reojo mira a mi esposo. Mi esposo le dice que apueste, que no pasa nada. Que todo esta entre familia. Mi cuñado me mira de nuevo y dice que si su hermano dice que no pasa nada, pues que no pasa nada y se toma la botella. Vamos por un camino rodeado de árboles. Llevo un vestido rojo y yo no llevo sotén. Como el auto es convertible voy sentada a un lado de mi cuñado. Cualquier pretexto es bueno para dejarle tomarme las piernas, sujetarme de la cintura; estoy como adolescente en su primera vez. El aire pone más duros mis pezones ya ansiosos de que una boca los chupe. ¡Ops! El viento abre tanto mi escote que mis pechos se asoman una que otra vez. La verga de mi cuñado se le ve tan dura bajo el pantalón…ya se mojo.
Y yo también. Les pido que detengan el auto pues se me antoja caminar un poco. Mi cuñado me toma de la cintura y como caballero me posa en el suelo pegándome a su paquete unos segundos. ¡Que dura la tiene! Mi esposo baja un poco después e iniciamos una pequeña caminata. Mi cuñado pregunta que cual iba a ser su premio por beberse sus dos botellitas de vino. Le pido que me siga. Veo su ansia querer reventar el pantalón. Camino frente a el acariciando mi cabello suavemente, recuerdo que le gusta verme el culo, volteo para cerciórame que mira mis nalgas. Lo hace. Volteo completamente me mira los ojos mientras pruebo mi dedo despacito para hacerle evidente que regalo le voy a dar. Leo sus labios que dicen que estoy bien loca, que nos puede ver. Le contesto que de eso se trata. Levanto mi vestido, cae al suelo lleno de hojas.
Se detiene. Voltea buscando a mi marido. Su hermano le dice no pasa nada que me siga. Me siento la puta más sabrosa. Me quiere quiere tocar pero empujo sus manos. ¡Demonios, me mojo mucho! Tomo su mano dura y grande y chupo su dedo. Y pienso que lo voy a hacer gritar como esas tardes en que mis hijas vinieron al mundo. Le pregunto si le gusta lo que ve. Temblando me dice que si. Me giro y que quito la tanga, ya puede ver mi culo. Le pregunto de nuevo si le gusta lo que ve mientras me acaricio los pechos, mi pancita, y mi coñito depilado. Las medias realzan mis piernas y mi collar, pues se ve bonito. Le doy mi tanga. La respira y lo noto ansioso de metérmela hasta el fondo. Veo a mi esposo, le sonrío, me guiña el ojo. Tomo de la mano a mi cuñado y lo pego a un árbol. Me agacho para lamer su verga por encima del pantalón. Mi esposo me mira asintiendo suavemente. Su paquete también quiere un premio. Se le ve tan dura.
Yo acaricio por encima del pantalón otra vez, hasta que encuentro el cierre y lo abro. Mi manos maniobran para sacar esa verga dulce, dura y rica. La chupo ansiosa, esta caliente con ese líquido en la puntita, me la trago toda. ¡Así la recordaba! Los ojos de mi marido no pierden un solo detalle. La sujeto con mano mientras la escupo para masajearla rico. Meto su glande en mi boca y lo masturbo. Siento como el placer le hace doblar sus rodillas. Abro mi boca para comérmela toda hasta los huevos. Esa mezcla de tela, el cuero de su cinturón y el semen comienza a ser un aroma celestial para mi. Lo quiero todo. Sujeto sus nalgas mientras el sujeta mi cabello. Me inunda de semen y mi saliva. Toda para mi. Mi esposo se acaricia. Mi cuñado me dice más rápido. Se la chupo otra vez. Quiere tomar control, sus manos me sujetan a su verga rica. Me ahoga pero no quiero que se detenga, estoy goteando el bosque con mis jugos, tengo la verga de mi cuñado en la boca y mi marido me mira. Entonces siento esos empujoncitos, se va a venir. Quiero su semen.
Todo. No voy a tirar nada. Acelero la paja con mis manos y me la como toda y lo siento ahogarme, caliente, salado dulce. Sus venas que se inflaman para engordar más, me fascinan. Gime como animal herido. Casi pierde las fuerzas de sus piernas. Abro mi boca y mis piernas frente a mi esposo. Esto le va a gustar. Dejo caer el semen de mi boca sobre mi cuerpo, este escurre hasta mi coñito. Estoy tan húmeda. Acaricio mi clítoris. Esta tan duro. Le digo a mi cuñado que si le gusto le va a gustar más su premio de apuesta.
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