Mi cuñado vino y se fue
Simplemente llego lleno de enojo. Me hizo lo que le dio la gana y se fue..
Un fin de semana como muchos, mi esposo y yo estábamos en casa, cada uno haciendo lo suyo por su lado, de lo mas tranquilos.
Yo, como es mi costumbre, con ropa ligera y amplia.
Tocaron a la puerta, me toco a mi abrir, me encontré con mi cuñado, se le veía de muy mal humor, no es raro verlo así, siempre anda de pleito con su pareja; me hice a un lado para dejarlo entrar, si note como me vio todo el cuerpo, voltee a verme yo misma para saber que le había llamado tanto la atención y si, el vestido, muy pequeño, escotado y semi transparente, le verdad es que era muy claro que no traía nada debajo, los pezones se notaban claramente.
Entro, pero se detuvo a media sala, esperando a que cerrara la puerta, estaba a punto de dirigirme a la cocina para ofrecerle algo de tomar, pero de la nada, me abraza, tomándome de las nalgas, plantándome un muy buen beso, simplemente me deje llevar, no era que fuera a poner resistencia, pero ese beso, logro aflojar mis nalgas así de rápido.
Deje que pasara sus manos por donde mas se le antojara, yo ya estaba mas caliente que nada, llego a mi vagina y se encontró con que ya la tenia mucho mas que húmeda, bastante mojada; me metió los dedos, llevándoselos a la boca después de eso, me guio hacia el sofá, diría yo que levantándome el vestido a la cintura ( con que le soplara me lo habría arrancado), me inclino, seguía metiéndome un dedo en mi vagina, mientras el se desabrochaba su pantalón, se saco su vergóta, y sin mas me la metió sin ningún tipo se cuidado, en verdad me sorprendió que ni siquiera mencionara un condón, pero la calentura siempre me bloquea, me daba unos buenos empujones, me hacia gemir, y la verdad es que lo hice un poco mas fuerte por que quería que mi marido se enterara de lo que me estaban haciendo, pero sobre todo quien.
En ningún momento logre ver si mi marido nos estaba viendo, y simplemente me deje llevar por las arremetidas que me estaba pegando, estaba sintiendo de lo mas rico, hasta que tuve un muy buen orgasmo, el continuo, con el mismo trato, hasta que supongo se acordó de mi culo, y su dedo entro en el sin ningún tipo de pudor, haciéndome gemir mucho mas de la oleada de calor que me provoco.
Le pedí que me la metiera por ahí, sus dedos me causaron una corriente eléctrica que solo hacia falta enchufar algo para que todo se encendiera.
Ni tardo ni perezoso se salió de mi vagina, me dio una lamida y una escupida y me la dejo ir toda por mi culito que estaba mas que deseoso de semejante tranca caliente y ruda.
me bombeo unos minutos, aunque no los suficientes como yo hubiera querido, esperaba otro orgasmo mínimo, pero simplemente me la saco y me aventó sus mecos en mis nalgas.
Ligeramente recuperado, se subió sus pantalones arreglándose el en general, me tomo de la cara dándome un beso, y sin decir nada mas, simplemente se fue.
Cerro la puerta detrás de si, yo sin saber que fue exactamente lo que había pasado, siento las manos de mi marido en mi vagina recién usada, diciéndome al oído, así me gusta encontárte.
Mi marido se encargo de terminar con mis ganas de mas orgasmos, y creo que eso duro toda la semana, ya que no se perdió ningún detalle del recibimiento que le di a su hermano, cada que lo recordaba, era un revolcón seguro.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!