Mi esposa devorada por mi amigo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estabamos en casa de mi amigo Gonzalo, en una fiesta con 10 o 15 personas más. El caso es que ninguno de los 2 bebemos casi nunca pero esa noche Miriam y yo nos emborrachamos como nunca. Mi amigo y los demás también bebieron un poco, pero no tanto como nosotros. Era tarde y todos se habian ido a casa menos mi esposa y yo, que estabamos muy borrachos y no habiamos traido el auto, asi que nos quedamos alli hablando con mi amigo.
Después de un rato empezamos a hablar de sexo con mi amigo, despreocupados de mi señora por la borrachera. En un momento de la conversación mi amigo le dijo a mi mujer que a las mujeres les encantaba su verga porque era muy grande y Miriam, en vez de enojarse y decirle que era un desubicado, le siguio el juego y le dijo que no se lo creía, que era un farsante y que siempre estaba fantaseando. Mi amigo dijo: con el permiso de tu esposo, cuando quieras te la enseño. Miriam nunca daba pie a contar nada, pero esta vez siguió con el juego y le dijo: venga, a ver, sácatela y enséñanosla. Mi amigo respondió: es que para que la veas bien me tienes que calentar…
Entonces Miriam, que estaba a mi lado en el sofa y frente a mi amigo, se reclinó hacia delante y le dijo: bueno pues mírame el escote y cuando te pongas nos la enseñas. Mi mujer tenía un bonito escote esa noche que dejaba ver gran parte de sus bonitos y grandes pechos. Miriam siempre me decía que mi amigo la miraba mucho cuando yo no miraba. Yo nunca lo he sabido seguro, pero me daba igual porque a ella no haría nada con mi amigo. Gonzalo entonces respondió: es imposible que me caliente mirándote el escote, yo para excitarme necesitaría que me las enseñaras o que me dejaras tocartelas. Miriam se quedó pensativa y me miró como para ver lo que yo pensaba. Yo no entendía la forma de actuar de mi mujer porque nunca era así, pero como estaba un poco borracho y me picaba la curiosidad, sonreí un poco y no dije nada más. Entonces ella, que desde luego le picaba la curiosidad más que a mi, se levantó a duras penas del sofá y le dijo: está bien, asi veremos por fin lo mentiroso que eres.
Entonces se giró hacia mi y me dijo: no te importa verdad? es para demostrar de una vez que tu amigo es un farsante. Ante mi atónita mirada y paralizado al no entender nada, me limité a sonreir levemente. Como no dije nada, mi amigo levantó la mano y agarró el pecho derecho de mi mujer. Delante de mi, mi amigo le estaba manoseando un pecho y yo no hacia nada! Y lo peor de todo es que no me disgustaba lo que veía!! De todas maneras, se que si no hubiese estado borracho seguro que no hubiese dejado que pasara, y mi esposa probablemente tampoco. Pero no era el caso, y el alcohol no nos permitía a ninguno de los dos actuar de forma normal, asi que me recliné hacia delante y miré lo que pasaba.
Entonces mi amigo intento meter la mano por el escote, pero Miriam se echó ligeramente hacia atrás y le dijo: no no, ese no era el trato, solo tocar. Siguió un poco retirada, miró hacia abajo y dijo: te toca enseñárnosla. Gonzalo entonces sonrió, se levantó y se bajó los pantalones. Ante mi asombro pero sobre todo el de Miriam, mi amigo tenía una verga de más de 20 cms y muy gruesa! Gonzalo miró a Miriam y dijo: contenta? Miriam, sin poder dejar de mirarla dijo: es enorme! Miriam siempre me había dicho que no le gustaban las vergas muy grandes y que le gustaban normales como la mía (18 cms). A mi siempre me pareció raro y pensaba que lo decía porque nunca había visto una pichula bien grande. Mi amigo dijo entonces: venga anda, prueba un poco, que seguro que nunca has tocado una verga asi y parece que a tu esposo no le importa que pruebes… Miriam, completamente borracha y sin pensar en absoluto lo que hacia, me miró… Yo, aun sabiendo que no quería que pasase nada de eso, al verle la cara de puta de ese momento, además de los litros de alcohol que llevaba en el cuerpo y que encima no me estaba disgustando lo que pasaba, no pude decir que no y me limité a seguir mirando. Al ver mis dudas, antes de que pudiese decir algo, Gonzalo cogió la mano de Miriam, se sentó en el borde de la silla y la condujo hacia él. Suavemente fue tirando de ella hacia abajo y finalmente consiguió que se arrodillara delante de él.
Miriam le agarró la verga y empezó a chupársela lentamente mientras yo miraba con "impotencia" lo que pasaba desde el sofá. Poco tardé en darme cuenta de que yo tenía razón y que a mi mujer le estaba encantando chupar una gran verga como la de mi amigo. Miriam fue poco a poco cogiendo confianza y velocidad y empezó a chupársela más rápido mientras decía: mmmm que rica está! Como ella seguía concentrada en chupar cada vez con más ganas el fierro que tenía delante, mi amigo aprovechó el despiste para meterle la mano por dentro del escote y agarrar las tetas que mi esposa había conseguido tener hasta el momento a buen recaudo bajo el escote. Como ella seguía a lo suyo y no parecía importarle nada más que la pichula de Gonzalo, éste sacó a relucir el pecho de mi esposa por encima del escote mientras ella seguía chupándosela sin parar.
A todo esto yo miraba paralizado en el sofá todo lo que estaba pasando mientras me pasaban mil cosas por la cabeza. No sabía porque mi mujer estaba haciendo eso y menos el porque yo no hacia nada para evitarlo, pero antes de hacer nada me venía a la cabeza que ya era tarde, que aunque lo parase, el "mal" ya estaba hecho. Mientras yo seguía mirando sin hacer nada y sin saber que hacer, mi amigo había levantado la falda de mi mujer y deslizaba los dedos por debajo de su calzón al mismo tiempo que ella seguía saboreando su enorme estaca. Miriam se detuvo un instante y Gonzalo le preguntó: te gusta? Miriam asintió con la cabeza y se giro hacia mi, dandole la espalda a Gonzalo para decirme: tenías razón con lo de las vergas grandes, me encanta! Mientras lo decía, sin darnos tiempo a mi mujer o a mi a que pensásemos y reaccionásemos en algun sentido, mi amigo se arrodilló y agarró el culo de mi esposa con una mano mientras jugueteaba con los labios de su zorra con la otra. Estuve a punto de levantarme en ese momento pero me quedé mirando como mi mujer me sonreía y se colocaba de lado para que yo viese lo que mi amigo hacia. Lo hacía lentamente para no perder el contacto con él, y con la cabeza girada sin dejar de mirarme. Miré y vi que Miriam estaba exageradamente mojada, lo que me daba idea de lo caliente que estaba. Mi amigo empezó a tratar de clavar su enorme verga en la zorrita de mi mujer al tiempo que ella me miraba y una vez más, la curiosidad, el alcohol y la certeza de que era demasiado tarde me retuvo en el sofá, aunque por primera vez dije: no creo que entre porque conmigo ya le cuesta a veces y la tuya es el doble de gorda y más larga. Los dos me miraron y después ella miró a mi amigo y le dijo: seguro que si, yo quiero probarla y aguanto lo que sea ya verás. Además, nunca he estado tan caliente y tan mojada como ahora. Ambos sonrieron y yo volví a quedarme sin habla.
Dicho esto mi amigo puso en cuatro patas a mi esposa para tratar de llenar su vagina con esa estaca de carne que tiene. Sujetó el culo de Miriam con una mano y con la otra agarró su verga y empezó a empujar con su gigantesco pico. Miriam cambió el gesto, apretó los dientes e instantes después le sujetó con su mano rápidamente y le dijo: ufff !!!!! más despacio por favor!! Mi amigo le contestó: ok, pero si ya voy muy despacio. Sin apartar la mano mi esposa le dijo: vale, pero más despacio por favor. Mi amigo sujetó con fuerza el culo de Miriam y muy lentamente consiguió introducir el pico en su vagina mientras mi mujer arañaba la alfombra. Mi amigo la sujetó con fuerza para que no se saliera y le dijo: tranquila que ya ha pasado lo peor, ahora a disfrutar. Poco a poco le fue metiendo el pico, moviéndolo hacia adelante y hacia atrás. Mi amigo empezó a coger ritmo, pero sin llegar a metérsela del todo. Yo estuve a punto de saltar varias veces pero no lo hice al ver la cara de puta satisfecha de mi mujer, que aunque le dolía, seguía pidiendo más. Mi amigo le preguntó: quieres más? Ella asintió jadeando. Jamás la había visto asi, parecía otra persona. Había pasado a gemir como una auténtica perra mientras el pico gigante de mi amigo la penetraba! Mientras yo seguía dándole vueltas a mi cabeza, mi amigo se detuvo un instante, con media verga dentro de Miriam, y empezó a meterle un dedo por el culo.
El gesto de mi Miriam cambió de nuevo y volvió a apretar los dientes. Cuando lo tuvo dentro, volvió a empujar con su pichula. Mientras lo hacía, ella se dió la vuelta y me miró mientras gemía: ufffff!!! Era una situación surrealista: mi mujer en 4 patas en el suelo, mirándome como lo haría una puta que pide más guerra, con la falda levantada y 23 o 24 cms de la pichula de mi mejor amigo entrando y saliendo de su vagina, con sus preciosas tetas botando sin parar por encima de la camiseta mientras se las agarran y manosean, y con el pulgar metido en el culo al mismo tiempo. Mi amigo siguió un rato culeándose a mi mujer en 4 patas. En ese momento asumí definitivamente que lo que pasaba no tenía vuelta atrás, por lo que decidí relajarme e intentar disfrutar de la situación. Mientras yo pensaba en como hacer esto último, mi amigo sacaba su verga de la vagina de mi esposa y una y otra vez se lo volvía a meter de golpe, haciendo gritar a mi mujer con cada envestida. En una de esas Miriam, que no podía más, le dijo que parara. Entonces mi amigo, sin dar tregua, se levantó, cogío a mi esposa de la mano y la atrajo hacia el sofá donde yo estaba. Mi amigo se tumbó a menos de 1 metro de mi y mi esposa se quitó el calzon y se subió encima de él. Mientras mi amigo volvía a penetrarla delante mio, al fin me decidí a hacer algo. Me levanté, y ante la mirada de los dos, me quité los pantalones y me situé detrás de mi mujer.
Al verme, Miriam se quedó pensativa durante un instante. Coloqué mi pichula delante de su culo y empecé a empujar. Muy despacito fui introduciendo mi miembro en su culo mientras ella me miraba con cara de dolor. En otras circunstancias me hubiese detenido sin pensarlo, como alguna que otra vez me había pasado, pero pensé en como unos instantes antes mi amigo había seguido a pesar de que ella le pusiera esa misma cara, por lo que seguí abriéndole el culo. Una vez la tuve dentro, empecé a moverme de adelante a atrás con mayor soltura y poco después mi amigo me siguió. Miriam no dejaba de resoplar y yo mientras le decía: no me esperaba esto de ti… eres una perra!. Miriam no decía nada y seguía resoplando cada vez más fuerte según iba aumentando la fuerza de mis envestidas. Seguí culeándole el culo con fuerza y con rapidez durante un largo rato mientras mi amigo seguía agrandándole la vagina y ella gritaba sin parar. Ya no pude más y me corrí en su culo. Después de eso me retiré y ella respiró aliviada.
En un momento de tregua mientras ella retomaba el aliento a los pies del sofá, mi amigo se levantó, cogió a Miriam por detrás y situó la punta de su verga en el culo de Miriam. Mi mujer, a pesar de que tenía el culo abierto y lleno de semen, al notar la presión del enorme fierro en la comisura del culo, se retiró rápidamente, se giró y le dijo: pero que estas haciendo? Mi amigo le contestó: pues ahora que tienes el culo abierto seguro que te la puedo meter yo. Miriam, mientras sujetaba el pico de mi amigo le dijo: pero si con la verga de mi esposo me estaba haciendo polvo, con la tuya que es el doble de gorda me lo rompes! Ni cagando! Es demasiado grande. Gonzalo, resignado, le contestó: siempre me dicen eso las mujeres, al menos déjame intentarlo, seguro que estás deseando poder decir que una pichula muy gorda te parta el culito. Miriam dudó un instante y al final dijo: está bien, vamos a probar. Entonces puso el culo paradito y Gonzalo volvió a situar su enorme miembro en su ano. Empujó lentamente, pero antes de que entrase del todo Miriam ya estaba sujetándole con una mano. Siguió intentándolo un poco más pero antes de entrar del todo Miriam se retiró diciendo: en serio, no puedo, lo que sea menos eso.
Dicho esto, mi amigo se levantó, se colocó delante y le dijo: está bien, pues entonces abre la boca. Mi mujer se arrodilló de nuevo delante de él e hizo lo que le decía. Mi amigó cogió una camiseta que había y ató las manos de mi mujer por detrás de su espalda y después la agarró del pelo y empezó a culearle la boca. Al principio lentamente le metía y sacaba sólo la cabeza y poco a poco cogío velocidad y empezó a penetrarla hasta lo que la garganta de le permitía. Ahí estaba mi amigo metiéndole en la boca todo lo que podía mientras mi Miriam, con la falda levantada, el culo al aire, las tetas fuera de la camiseta, las manos sujetas a la espalda y jadeando sin parar, intentaba respirar y no ahogarse con el pico de mi amigo. Después de tres o cuatro arcadas y cuando Miriam parecía no poder más, mi amigo se la sacó de la boca y, sujetándola firmemente del pelo, le echó una abundante corrida por encima. Miriam había intentado quitarse pero al estar maniatada y sujeta del pelo, no pudo más que intentar no ahogarse con el semen de mi amigo. Cuando mi amigo la soltó y por primera vez desde que había empezado todo aquello, mi esposa dijo algo coherente y que me había sido familiar hasta ese día: eres un caliente de mierda mira como me has puesto. Tenía la cara, el pelo y el pecho llenos de semen y escupía también los resto que le quedaban en la boca. Después de esto no paso nada más. El efecto del alcohol empezó a disminuir y nos fuimos dando cuenta de todo. Nos vestimos y nos fuimos de allí sin articular palabra calculando la magnitud de nuestros hechos y muertos de vergüenza ante la situación. Una vez en el auto empezamos a discutir sin parar (porque has hecho una cosa asi, porque me has mentido… porque no me has detenido…) y miles de preguntas que no tenían respuesta.
Ya quisiera una pjja así