Mi esposo es un idiota cornudo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamaré Carmen por cuestiones de confidencialidad.
Tengo 29 años, mido 1.68 mt, mis ojos son como grises, tengo dos buenos senos con pezones grandes, tengo una cinturita que muchas jovencitas la quisieran, y mis nalgas son de buen tamaño, redondas y en forma de corazón, trabajo de asistente en una empresa de autos nuevos y usados.
Debo indicar, que tuve muchos novios antes de casarme con Sebastian, mi esposo, y siempre me vestí a la moda.
Soy muy cachonda, desde adolescente me tocaba la cuquita y el clitoris y me daba buenos orgasmos.
Antes de conocer a Sebastian ya no era virgen de ningún orificio de mi cuerpo.
Pero me enamoré de él y solo fui de Sebastian todo el tiempo, hasta que el idiota cornudo le obsesionó verme coger con otros.
Todo empezó asi.
En los primeros años, me sentí la mujer más dichosa en la tierra, mi esposo era muy bueno en la cama y me dejaba muerta de placer.
Pero eso fue cambiando, en momentos íntimos él me comenzó a decir que le gustaría que hicieramos algo diferente, como meter a otro hombre en la cama, yo no estaba de acuerdo con eso, pero el día llegó.
Invitó a un amigo suyo a cenar ese día, noté algo raro porque me pidió que me vistiera de forma provocativa, le gustaba verme con una mini muy corta, que apenas podía sentarme bien sin mostrar mis bragas, además pegada a mi cuerpo.
Su amigo que llamaré Mike, me miraba las piernas durante toda la velada, aveces no disimulaba y lo hacía frente a mi esposo, yo me sentía incomoda.
Después de cenar nos sentamos a beber vino, bebimos tres botellas, yo estaba sentada en medio de ellos en la sala de estar, el tipo me empezó a tocar las piernas y yo le retiraba la mano, mi esposo no decía nada.
Me decía que era muy bella, que su amigo, mi esposo, tenía mucha suerte de tenerme.
El muchacho no era feo, al contrario era alto, buen cuerpo y atrevido.
Como no tengo mucha experiencia para beber, me dio sueño, como a las 12:30 de la noche, les dije que me iría a mi recamara a dormir.
Los dejé alli bebiendo.
Me puse mi traje de noche, para esos días había calor y mi ropa era un corto traje, sin sostén y un bikini diminuto.
Me quedé dormida casi de inmediato.
Luego, sentí como unas manos me tocaban todo el cuerpo, pensé que era un sueño, pero no.
Abri los ojos y todo estaba oscuro, en la penumbra vi dos figuras masculinas, una de ellas me sacó los senos de mi traje de noche y los amasaba y apretaba, el otro me tocaba las piernas y mi cuquita encima de mi bikini.
-Qué pasa? dije asustada, pero mi esposo me calló diciéndome que todo estaba bien, que me portara bien con ellos, el otro muchacho Mike, sacó las bragas de mi cuerpo y abriéndome la piernas se puso a chuparme mi cuquita, mientras mi esposo sacó su empalada verga y me la puso en la boca para mamarla.
Yo daba sexo oral y me daban sexo oral, era la primera vez y me fue poniendo muy caliente, tener dos hombres tratando de copular conmigo, era excitante.
Mike tenía hundido el rostro en mi bollito y sentía su lengua lamiendo mi clitoris y presionando mi vagina traando de meterme la punta de su lengua.
Me mojé mucho.
Mi esposo movía su verga como si intentando cogerme la boca.
Yo ya gemía mucho, cuando no tenía la carne de mi esposo adentro de la boca.
En eso sentí que el muchacho, dejó de comerse mi cuquita y se quitó presuroso la ropa, vi su figura ponerse sentado sobre sus piernas y abriéndome me penetró.
Gemí y gemí cuando el hombre me ensartó su buena verga, se sentía muy gruesa, me la metió hasta el fondo y luego comenzó a moverse frenéticamente, entrando y saliendo duramente de mi vagina.
La cama se movía mucho, pues mi esposo también me daba duro en la boca.
El tipo me cogía salvajemente, no puedo negar que yo la estaba pasando rico, me puse a imaginar que estaba siendo violada, que es una de mis fantasías más íntimas, y llegué a un monumental orgasmo, eso calentó más el ambiente y en eso el tipo aceleró sus movimientos dentro de mi cuquita y sentí como me comenzó a llenar de leche caliente mi vagina, dándo gritos del climax, mi esposo se excitó tanto de ver acabar un hombre dentro de mi que comenzó a eyacular en mi boca, casi me ahogó con la cantidad de semen que sacó en ese momento.
Los dos hombres se derramaron abundantemente.
Después de gemidos y gritos de placer, vino la calma, el muchacho se sentó a descansar en una esquina de la cama y mi esposo se sentó en un taburete, yo me tapé con la sabana y me fui al baño a asearme.
Me quedé alli dentro hasta que los oí salir de la recamara.
Luego sali y de nuevo escuché el sonido de la puerta de la casa, Mike, el muchacho se había ido.
Luego entró mi esposo con una cara de felicidad, me dijo que había estado buenisimo, que tenía rato de haber gozado tanto.
Me preguntó si me había gustado, le dije que si, pero que me sentía sucia.
-ya se te pasará- me dijo él.
Pasaron los días y mi esposo ya planeaba otro encuentro parecido, yo era quien le decía que aún no estaba de acuerdo, pero el se molestaba conmigo por no compartir su deseo.
Un sábado, mi esposo salió desde temprano y regresó como a las 9:00 de la noche, iba con dos amigos suyos, estaban algo bebidos, los atendí, y noté que uno de ellos me comía con los ojos, me guiñaba el ojo y me miraba y trataba de sonreir conmigo, yo lo ignoré.
En eso, uno de ellos no se por que salió de la casa, solo quedó un muchacho llamado Rodolfo y mi esposo.
Se acercó Sebastían mi pareja y me dijo al oido, date una ducha, yo lo ví a los ojos y vi su mirada que tenía un plan y estaba cachondo.
Me retiré y dije que me daría una ducha.
Me quité la ropa y me metí en la ducha, di la espalda a la puerta.
Varios minutos después, oí la puerta y luego apagaron la luz eléctrica, quedó a oscuras, pero se podía distinguir bien a dos hombres que venían hacia mi, me comenzaron a tocar, uno de ellos me besaba los hombros y bajó a mamar mis tetas, el otro, quien era el que andaba coqueteandome, se puso a mis espaldas y bajó a besar y chupar mis nalgas, el del frente debía ser mi marido, quien sumergido en mis senos también tocaba mi cuquita con sus dedos, los dos hombres me hacían suya de distinta manera.
Pronto sentí la lengua, del que estaba entre mis nalgas, entre mis nalgas, examinaba mi ojete del culo con la punta de su lengua, lo que me daba una enorme excitación, el del frente chupaba y apretaba mis pezones con sus labios.
Pronto comencé a gemir de gusto, mi esposo soltó mis senos y bajándome la cabeza me indicó sin hablar que quería una mamada, me agaché sin doblar las rodillas y metí su verga en mi boca, además la regadera abierta y el agua cayendo no me dejaba ver bien.
Solo sentí la verga del muchacho de atras, frotándose en mi ano y en mis labios vaginales, de pronto me penetró.
Comenzó a moverse dentro de mi raja.
Cuando chupaba el glande del otro, sentí que era grande, y mi esposo no tiene su glande grande, sino pequeño.
Lo vi de reojo, lo trate de enfocar bien y descubrí que no era mi esposo Sebastian.
Era el otro tipo que había salido, según yo para no regresar.
Pero no cabe duda que regreso.
Asi que mi esposo no era ninguno de los dos tipos.
En ese momento, ya no importaba la verdad.
Comenzamos a intercambiar posiciones, ahora el tipo al que yo se la mamaba se sentó en el suelo y yo me senté de frente a él, ensartándome su verga, comencé a moverme encima cabalgándolo, el otro muchacho solo se la jalaba detras de mi.
Yo sentía la dureza de la carne de quien me cogía.
Me entraba bien profundo en mi vagina.
Tuve un orgasmo prematuro, el chico tomó mis senos y me mamaba los pezones por turnos.
No sé como el otro se fue acomodando atras de mi, me empujó la espalda hacia adelante y sentí su verga empujar mi ano hacia dentro, intentaba metermela en mi colita.
Pudo haberme negado, pero ya estaba demasiado caliente, me relajé y dejé que el muchacho me fuera metiendo la cabeza de su verga en mi recto.
Fue muy persistente, hasta que finalmente me penetró por el culo, sentí dolor, pero también placer, me relajé más y sentí como su verga iba invadiendo mi recto lentamente, el otro muchacho que me tenía ensartada por la vagina, espero y espero hasta que el otro se acomodó en mi culito, por fin empezaron los dos moverse al mismo tiempo, por primera vez tenía dos penes dentro de mis dos agujeritos, era muy excitante sentir eso.
Me cogieron entre los dos primero despacio y poco a poco tomaron velocidad hasta hacerme llegar de nuevo al climax, yo comencé a decir tonterias, cosa que no hago normalmente, cosas como -cojanme bien rico muchachos-, -mas duro, más duro, oohh que ricoo!-, -yo soy su puta, cojanme duro!!-, y sentí como un oleaje de pasión me embargaba y me llevaba a otro orgasmo delicioso.
En eso estaba cuando sentí al que me tenía por el culo, mojarse dentro de mi recto, sentí su leche caliente recorrer el interior de mi recto y segundos después el otro me llenaba la cuquita de leche también.
Fue un hermoso palo entre tres.
Mi esposo prendió la luz eléctrica y pude ver a ambos muchachos cansados y satisfechos a mi lado.
Al igual que la vez anterior yo me salí y me fui a otra recamara, para que ellos se vistieran y esperé hasta que se fueran.
Luego entró mi esposo y tuvimos sexo muy salvaje.
Puedo decir que en esa noche me comí tres vergas duras.
Las semanas posteriores, mi esposo no dejaba de hablar de esa noche.
Quería más.
A mi me había gustado también pero todo tiene un limite y mi esposo no parecía estar de acuerdo.
Ahora el desenlace.
Resulta que no se como, pero le comenté durante un desayuno, que había una posibilidad de promoverme en el trabajo, pero que había mucha competencia en la plaza.
Que había hablado con mi jefe, pero no me dio seguridad.
-por que no lo invitas a la casa, a cenar por ejemplo, y te cojes con él a cambio de la plaza??- me dijo mi esposo.
Pensé al inicio que se trataba de una broma, pero no, el lo decía muy en serio.
Para resumir, invité a mi jefe a cenar, le dije que mi esposo no estaría en casa.
El no dudó en aceptar pues siempre he notado que yo le gusto mucho.
Incluso una vez me hizo una insinuación, pero me negué.
Y la verdad es que mi jefe es un hombre de unos 35 años, muy guapo y atletico, y que lo tuve de protagonista en más de sueño humedo.
Asi que acostarme con él no era un sacrificio, pero no se lo dije asi a mi esposo.
Ese día, me preparé bien, hasta me hice un lavado gastrico, por si acaso.
Me puse lo más sexy que encontré, una blusa con mucho escote, que apenas tapa la mitad de mis senos y una falda cortisima, ahh, no me puse panties.
El llegó, lo pasé adelante y rápido vi su interes en mis senos y mi colita.
De nuevo preguntó si no estaba mi esposo.
Mi esposo estaba encerrado en una recamara y se daba cuenta de todo, pues había puesto alguna cámara por alli.
Durante la cena, charlamos de todo un poco y por fin le saqué el tema de la plaza en la empresa.
El me dijo que era una terna y que no era solo decisión de él.
-pero tu eres el gerente general?- le dije.
El se quedó callado, me levanté y puse mis senos sobre la mesa, lo vi a los ojos y le dije, .
no te apetece algo más?, algo más que esté sobre la mesa?-, el por supuesto entendió la indirecta, y alargó su brazo y me tocó el muslo con la mano, me acarició y me dijo .
-tu sabes que siempre te he deseado-, diciendo esto y nos besamos ardientemente, con labios, saliva y lengua.
Su mano de mi muslo subió hasta mi raja, cuando sintió que no tenía bragas, se puso como loco, me besó y me cargó para depositarme sobre la mesa, levantó mis piernas con sus manos y comenzó a comerse mi cuquita, parecía que de verdad quería comersela, su lengua se metió por todos lados y me hizo vibrar alli acostada en la mesa del comedor.
Me corrí en su boca y lengua, mientras el jugaba con el orificio de mi ano con la otra mano.
Luego se puso de pie y alzando otra vez mis piernas me penetró, su verga fue tragada por mi vagina con facilidad, pues yo estaba muy mojada.
Luego me folló rico con suaves pero profundos movimientos pelvicos, hasta yo lo tomé de la cintura y lo obligue a darme más duro y más rápido.
Su pene era muy grande, me llenó la vagina como nadie lo había hecho antes, tuve otro orgasmo minutos después del primero, casi uno después del otro.
Mi apuesto jefe, no se detuvo para nada, me tomó y me cargó en peso y depositó mi cuquita sobre su verga me la metió cargada, yo lo rodee con las piernas alrededor de sus cintura, me cogió levantandome y dejándome caer sobre su verga erecta, senti como su pedazo de carne dura entraba de un solo golpe a mi vagina, nunca había sentido tal cosa, crei que partiría en dos, me puse a gritar, aún sabiendo que mi esposo oía mis alaridos, le arañé la espalda a mi jefe y él me regaló una tremenda eyaculación segundos después, me llenó de leche calientita, fue tanta que salía de mi cuquita y caía al suelo el semen de mi jefe.
Luego sin detenerse, mostrando mucho vigor y resistencia, me llevó cargada con su verga aún dentro de mi raja, hasta un sofá comodo, el se sentó y yo encima, y ahora fui yo la que comenzó a cabalgarlo, yo estaba cansada, pero no tanto como para no montarme esa rica y gruesa verga.
Lo monte mientras el se devoraba mis tetas, las succionaba y chupaba mis pezones erectos, me dejó marcada mis tetas.
Yo lo cabalgué como una yegua caliente, lo oí quejarse y gritar -me corro, me corrooo!!- y luego sentir sus jugos lechosos en mi vagina.
Fue un bestial orgasmo de mi jefe.
Se fue tan contento satisfecho, que me dijo que estaba asegurada mi promoción, que el se encargaría de todo.
A la fecha mi jefe es mi amante y me coge una o dos veces por semana en un motel cercano al trabajo.
Y mi esposo ni lo sabe, sigue obsesionado de verme cogiendo con otros.
Pero a mi me gusta como me lo hace mi jefe.
Mi primera doble penetracion . fue con dos hombres y mi esposo miraba. Fue maravilloso.