Mi esposo penetra a mi amiga, por la vulva, mientras que a mí me da por el culo.
Una esposa y su amiga, mantienen una relación lésbica, cuando son encontradas por el esposo de la primera, y posteriormente se une a ellas..
Desde hace algún tiempo, que Antonia mi mejor amiga, y vecina, y yo mantenemos relaciones muy íntimas. Lo nuestro comenzó por accidente, o por lo menos al principio yo pensaba que así había sido.
Ya que tanto ella como yo, en ocasiones nos reuníamos en mi casa, o en la suya a tomar café, o bebernos unas cervecitas, mientras que nuestras respectivas hijas, estaban en el colegio.
Wilfredo mi esposo, al igual que Carlos el esposo de Antonia, llegaban a casa después de las siete de la noche. Así que, en una ocasión, al entrar a la casa de Antonia, la encontré únicamente con unos pequeños pantis puestos.
Y con la excusa de que estaba acalorada, después de limpiar la casa, se quedó así. Lo que me sorprendió realmente, fue darme cuenta de que la vulva de Antonia se encontraba impecablemente depilada. Mientras que yo no sé qué me sucedió, que además de que en varias de ocasiones le comenté que tenía un muy lindo cuerpo, no podía apartar mis ojos de sus semitransparentes pantis.
Después de eso en otra ocasión fui yo la que la recibí prácticamente semidesnuda, y la manera en que Antonia me miraba, me causó algo de orgullo. Además, cuando se ofreció para ayudarme a depilar mi peludo coño, no lo dudé ni por un instante, además era bien temprano, tanto Wilfredo como las niñas recién se habían marchado, por lo que de inmediato pusimos manos a la obra, en el cuarto de baño.
A medida que Antonia me fue depilando y acariciando una y otra vez toda mi vulva, ella me manifestó que sentía muchísimo calor, por lo que yo la invité a que se quitase toda la ropa, para que se sintiera mucho más cómoda.
Así que después de desnudarse completamente, continuó depilándome, y acariciando mi coño hasta que, en cierto momento, sin decirnos nada, nos comenzamos a besar. Fue tanta la excitación que ambas sentimos, que continuamos besándonos y acariciándonos mutuamente en mi propia cama.
Yo le chupaba sus parados senos a mi amiga, mientras que ella me no dejaba de besar mi coño, mientras que yo mantenía mis piernas bien abiertas. Luego por un buen rato hicimos por primera vez el 69, lo que nos dejó a las dos sumamente satisfechas, y deseosas de seguir explorando nuestros cuerpos.
En fin, ese día no hubo cosa que no hiciéramos las dos, para finalmente después de múltiples orgasmos, finalizar restregando nuestras vulvas, manteniendo nuestras piernas abiertas, como si se tratase de dos tijeras.
Esa fue la primera de muchas veces que Antonia y yo compartimos íntimamente. En ocasiones las dos nos íbamos al centro comercial, de compras, y en los probadores nos dedicábamos a besarnos y acariciarnos. Pero un día estando en casa, Antonia llegó como de costumbre, ligera de ropa, y nos comenzamos a besar de inmediato, en el medio de la sala, y en el mismo sofá comenzamos a tener sexo.
Yo mantenía mi cara enterrada sobre su coño, acariciándole su cuerpo, y mamando su coño, cuando de momento al levantar la vista que me encuentro con mi esposo, que nos estaba observando a las dos.
Antonia al verlo salió corriendo, mientras que yo me quedé sin saber que decirle. Wilfredo tan solo me dijo que, si eso me hacía sentir feliz, que por él no nos detuviéramos, solo que la próxima vez, él deseaba participar. Yo al día siguiente se lo conté a mi amiga, la que, al principio, con la excusa de que se moría de vergüenza, me dijo que no.
Pero al rato ella misma cambió de opinión. Cosa que le dije a Wilfredo, y como a la semana, nos volvió a encontrar, pero en nuestra propia habitación, teniendo un salvaje sexo lésbico. Wilfredo tan solo se nos unió, y ambas en esa ocasión, procuramos hacerlo sentir bien feliz.
Solo que esa tarde Wilfredo penetró a mi amiga, por la vulva, mientras que a mí me da por el culo. Cosa que ha seguido haciendo cada vez que nos encuentra juntas.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!