MI JEEFE MI ESPOSA Y YO
Mi esposa Mariana y yo llevamos cinco años de casados y económicamente vamos algo justos. Por ahora no tenemos hijos y en los exámenes que le hizo el medico a mi esposa para quedar embarazada me dijo que es muy probable que ella sea estéril. Yo no le he contado nada a ella, pero la verdad es que lle.
Mi esposa Mariana y yo llevamos cinco años de casados y económicamente vamos algo justos. Por ahora no tenemos hijos y en los exámenes que le hizo el medico a mi esposa para quedar embarazada me dijo que es muy probable que ella sea estéril. Yo no le he contado nada a ella, pero la verdad es que llevamos más de un año sin anticonceptivos y ella no queda embarazada. Nuestros gastos se han incrementado y mi salario en la empresa resulta escaso, he tratado de cambiar de empresa, pero esta difícil.
Mi mujer Mariana es preciosa, rubia, delgada, labios de fresa y tetas bien formadas de buen tamaño y una cola de infarto. Es muy inteligente y capaz, pero eso no se refleja en su salario como secretaria. La adoro. Yo soy alto y delgado, presentación normal. Un detalle es que nuestra vida sexual ha comenzado a caer en la rutina tal vez por las limitaciones.
Mi jefe Emiliano una vez entró en mi oficina y me dijo… Necesito que me aclare algunas cosas sobre un informe.
―De acuerdo ―Y le respondí todas sus preguntas quedando claro lo que había hecho.
― ¡Vaya! Esto es nuevo ―dijo, cogiendo con la mano y contemplando con detenimiento una foto enmarcada mía, con Mariana de vacaciones. Ella lucía una figura envidiable con su bikini bastante pequeño y a él le llamo la atención.
Al día siguiente cuando volvió, cerró la puerta tras de sí. Volvió a coger la foto y me dijo… He estado pensando que necesito un asistente personal y tu esposa podría tener las capacidades que busco para aprovechar al máximo mi trabajo.
Él dejó la fotografía sobre la mesa me miro y me dijo… Mira a Carlos, habla con tu esposa y coméntaselo, y si estáis interesados en el empleo ven a verme mañana con algunas fotos suyas.
Se levantó de la silla y se fue con una simple aclaración― Si puedes que sean unas fotos intimas, ¿De acuerdo?
Cuando regresé a casa le conté a mi esposa lo que me había dicho mi jefe.
―Comencé con mucha cautela diciendo… Emiliano quiere ascenderme y doblarme el sueldo
― ¡Oh!, eso es fantástico, bien hecho, Carlos, celebrémoslo.
―Pero hay más…
― ¿Qué más?
―Mi jefe quiere que trabajes para él con un sueldo como el mío.
― ¿Haciendo qué?, ¿porque no puedo ser tan buena escribiendo a máquina?
―Él vio nuestra foto de las vacaciones en la playa.
― ¿Y que tiene esa foto?
―Te ves maravillosa en ella y él quedo fascinado contigo.
― ¿Tanto como para pagarnos esas sumas de dinero a los dos?
―Me ha dicho que si estás interesada le gustaría ver más fotos tuyas.
― ¿Más fotos mías?, ¿qué fotos?
―Fotos íntimas me ha dicho ― respondí temeroso.
― ¿Quieres que me prostituya?
No, no, él quiere cambiar la imagen de la empresa con sus clientes y para ello busca una mujer atractiva, que sea buena en las relaciones públicas y cree que eso aumentara las ventas y los ingresos, con lo cual podría pagarnos las sumas que nos ofrece.
Discutimos la propuesta mientras tomábamos unas copas de licor. Le dimos vueltas y decidimos que ese dinero cambiaría nuestras vidas. Pero Emiliano quería que mi esposa fuera una asistente muy personal. Finalmente, agotados de tanto hablar y ya un poco alicorados le pregunte a Mariana si alguna vez no había tenido la fantasía de estar con otro hombre, después que nos casamos. Ella me confesó que sí, pero por el bien de nuestro matrimonio lo había rechazado. Abierta esta puerta, le confese que había tenido la fantasía de imaginarla a ella con otro hombre, y esto me excito.
― ¿Entonces, Emiliano me seduce, me folla y tú te excitas?
―No, no quiero que lo pases mal, ni que estés molesta, nada en el mundo justificaría que la pasaras mal. El dinero puede ser importante pero primero estas tú. Lo que me importa, es ¿cómo te sentirías?
― ¿Quieres saberlo? Dame la mano ―dijo ella.
Lo hice y la dirigió debajo de su falda colocándola en la parte delantera de sus bragas que estaban muy húmedas. ¿Eso responde a tu pregunta? Después de esta conversación creo que estoy aceptando ser usada para el sexo, para excitarte, pero aclaro que solo será un asunto físico, los dos seguiremos igual y tú no te vas a arrepentir ¿Verdad?
No para nada, siempre estaré contigo
Entonces nos besamos profunda y largamente y a continuación ella me dice….
― ¿Quieres hacerme las fotos ahora?
Las fotos no fueron tan buenas, un poco casuales. Una con uno de sus pechos saliendo del sujetador. Otra por debajo de la falda mostrando su concha depilada. Finalmente, una foto del cuello de la botella de licor que bebíamos, entrando en su concha. Luego la excitación nos llevó a follar como locos.
Cuando Emiliano vio las fotos dijo que eran el mejor Curriculum Vitae y que se entrevistaría con Mariana al día siguiente en un hotel.
Deberíamos encontrarnos en el bar. También dijo que me podía tomar la mañana libre para ayudar a Mariana a prepararse. Mariana nunca ha usado lápiz de labio rojo brillante, pero se lo puso para Emiliano.
Además, rscogió su mejor ropa interior, un delicado sujetador de encaje de media copa y unas bragas finas y sedosas. Luego se vistió una vaporosa blusa blanca y una falda negra corta a juego con una chaqueta del mismo material. Completaban el atuendo unas medias negras de liguero y unos zapatos de tacón. Tenía un aspecto tremendamente sensual.
Mientras nos dirigíamos al hotel, me dijo varias veces que estaba nerviosa y a la vez excitada, que se sentía más viva que nunca. También me preguntó mil veces si tenía buen aspecto y si no me iba a arrepentir. Le conteste que no, que siempre estaría a su lado.
Emiliano estaba en el bar y se levantó para recibirnos. Le dio un beso en la mejilla de Mariana y le indicó que se sentara a su lado. Yo me senté enfrente. Cumplimos las formalidades de las presentaciones y con las bebidas ordenadas, Emiliano estableció las condiciones del empleo. Mariana básicamente haría todo lo que él dijera cuando él lo dijera y yo estaría de acuerdo en todo.
― ¿De acuerdo? ― él repitió preguntando.
Si estamos de acuerdo conteste por los dos.
―Bueno, así que no habiendo problema ―la mano de Emiliano se puso en la pierna de Mariana moviéndose de abajo hacia arriba mientras continuaba hablando, en cada movimiento lo hacía más arriba y Mariana lo aceptó.
―Por dinero no te preocupes, te diré lo que debes usar cada día y si necesitas comprar ropa me dices, puedo pedirte que te quites la ropa durante el día, como ahora, por ejemplo, podría sugerirte que vayas al baño de mujeres y te quites el sostén.
Los movimientos de la mano de Emiliano hacia arriba por las piernas de Mariana habían alcanzado su propósito y observé como ella fue separando las piernas para darle acceso a que continuara con sus caricias y gracias a las medias de liguero, Emiliano pudo correrle la tanga a Mariana hacia un lado e ir directamente a su concha.
Ella se inclinó hacia Emiliano y lo besó en sus labios, su lápiz rojo dejó su marca. Luego se levantó y caminó despacio hacia el baño de mujeres. Cuando regresó, con la misma cadencia al andar, llevaba abierta la chaqueta para mostrar sus tetas moviéndose bajo su blusa. Cualquiera que la observara con detenimiento podría darse cuenta que estaba sin sujetador.
Cuando Mariana llegó a nuestro lado, Emiliano se puso de pie y dijo… ¡vámonos arriba!
Otra pareja nos acompañaba en el elevador y mi jefe pasó su brazo alrededor de la cintura de mi mujer y dejando su chaqueta más abierta, quedaron irremediablemente expuestas sus tetas. La pareja notó los pechos desnudos de Mariana y sus pezones rígidos a través de la sedosidad de su blusa.
― Me sentí tan viva y tan sensual ―me dijo Mariana más tarde― me encantó ser vulnerable y lo disfruté mucho.
Dentro de la habitación, Emiliano le indicó a Mariana que se desnudara mientras él la contemplaba. Me acerqué a ella y le dije al oído… si no te sientes bien te puedes detener y nos iremos.
―Mariana, desabrocharte la falda ―ordenó mi jefe.
Lo hizo y cayó al suelo, entonces Emiliano se acercó a ella y comenzaron a besarse mientras sus lenguas se peleaban. Luego deslizó los dedos por debajo de sus bragas llegando a su concha, Mariana jadeó y gimió. Ese frotamiento y sus dedos dentro, la llevaron al borde del clímax, pero Emiliano como un experto le dijo…Si quieres más, quítate las bragas.
Ella obedeció mientras Emiliano la observaba y me decía ―Mira esta es tu mujer, apuesto que nunca la viste tan mojada y oliendo tanto a hembra como hoy.
―Simplemente fóllame por favor ―rogó mi esposa.
―Acuéstate sobre la cama y abre las piernas.
Ella lo hizo y Emiliano fue quitándose lentamente la ropa mostrando su erección. Se acercó a ella le frotaba su pubis desnudo con los dedos, luego la besó y más tarde le chupó las tetas.
Mariana comenzó a gemir cuando empezó a sentir la entrada de la verga de Emiliano y en la medida que él la penetraba una y otra vez sus gemidos fueron creciendo hasta alcanzar un primer orgasmo, que me pareció muy pronto frente a lo sucedido, gimió tan fuerte que llegué a pensar que podrían llamar de la recepción a quejarse del escándalo. Pero después de dejarla descansar un poco Emiliano reinicio la faena y comenzó a follarla rápido y con rudeza hasta que él alcanzo el clímax y descargó su semen en el interior de la vagina de mi mujer.
― ¿He sido buena chica, Emiliano? Pregunto ella
―Si Mariana, has sido muy buena chica.
― ¿Y tengo el empleo?
―Por supuesto Mariana, has pasado la prueba, todo ha estado perfecto, has sido muy buena chica y el empleo es tuyo. Empiezas mañana, tendrás que atender un cliente, y tu negociarás el trato. Pero no te pongas ni esta ropa, ni este pintalabios rojo que serán exclusivamente para mí.
Cada vez que mi mujer se pone aquella ropa o se pinta los labios con ese color es que Emiliano se la va a follar. Si se pone otra ropa no tan sensual, es que va a entretener un cliente. Cuando cierra la puerta del despacho del jefe es que va a estar desnuda tomando anotaciones o chupándole la verga. A veces se esmera y hace muy buen trabajo recibiendo bonificaciones como joyas, ropa o dinero.
Desde entonces disfrutamos las mejores relaciones sexuales con Mariana, cuando ella me cuenta lo que ha hecho durante el día. Los dos hemos aprendido a disfrutar nuestra nueva vida, tenemos mucho dinero en el banco y yo un perfil en una web de contactos que me generan muy buenas comisiones, como el jefe esta muy satisfecho con mi trabajo y el de Mariana, nos hace transferencias de su cuenta personal para que no se den cuenta en la empresa, porque su esposa es socia en el cincuenta por ciento.
Tiempo después, Emiliano me llamo a su oficina para que le aclarara unos informes, cuando terminamos, tuvimos una conversación informal y me conto que como estaba tan feliz en su vida íntima con Mariana, su esposa le había estado reclamando que la tenia muy abandonada, y a él eso le preocupaba porque ella es la dueña de la enorme fortuna que les permite tener muchos lujos.
Le pregunté que edad tenia, me dijo que recién había cumplido cincuenta años, pero se conservaba muy bien gracias a que es una mujer muy activa, Pensé en mi esposa que apenas cumplió los treinta años, Lo cual para Emiliano le resultó muy apetecible, además mi esposa es una mujer muy abierta a las formas de disfrutar del sexo y de pronto su esposa es anticuada y por eso se aburrió de ella.
Le pregunte si no había notado que alguna vez su esposa hubiera tenido o tenga alguna fantasía en su intimidad. Me respondió que le había prestado tan poca atención que no lo sabía. Pero repentinamente me pregunto… ¿Y tú serias capaz de hacer esa averiguación? Le explico… Como ella quiere montar otra empresa, se me ocurre recomendarte para que la asesores y en el tiempo que estes con ella trata de averiguar un poco sobre su vida íntima. Me gusto y acepte su reto.
Mientras las cosas marchaban bien entre Mariana, Emiliano y yo, vino la oportunidad de asesorar a la esposa del jefe. Afortunadamente desde el primer día hubo empatía y en mis espacios libres de atender clientes de la empresa, le prestaba la asesoría a la esposa del jefe.
Apenas habían pasado tres meses y ya me había ganado la confianza de ella. Y como para la nueva empresa debía adquirir equipos especiales, me propuso que la acompañara, advirtiéndome que tendría que viajar con ella a otro país y el viaje podía durar una semana. Le respondí que iba a organizar mis trabajos y al día siguiente le daba respuesta.
Me fui directo a hablar con mi jefe Emiliano y cuando le conté, me dijo… perfecto, acompáñela que yo le atiendo sus asuntos, con el apoyo de Mariana.
Aliste el viaje, llegamos el domingo en la tarde a la ciudad donde producían los equipos, y el lunes en la mañana cumplimos la cita. Todo se fue desarrollando conforme a lo planeado y el miércoles ya estaba negociando del precio, durante todo el tiempo ella llevó la dirección de todo, pero por detrás yo le hacía sugerencias y una de ellas resulto de gran beneficio a la hora de acordar el precio final, por lo cual ella quedo muy agradecida y por eso en la noche me invito a cenar a uno de los mejores restaurantes de la ciudad.
La cena estuvo acompañada del mejor vino que yo hubiera probado, y estaba tan delicioso que entre los dos en medio de la cena y la conversación nos tomamos botella y media. Cuando ella pidió la cuenta advirtió que se llevaría la media botella que quedaba, y pagada la cuenta, nos fuimos para el hotel.
Subimos y como nuestras habitaciones quedaban pegadas, estando en el corredor, me pregunto… ¿te gusto el vino?
Le respondí lo que ya había pensado… excelente, jamás había bebido algo igual.
Entonces ¿te gustaría que termináramos la botella en mi habitación?
Perfecto, que bueno.
Entramos, ella trajo dos vasos y sirvió.
Después de entregarme un vaso y ella tomar el otro, lo levanto y me dijo…brindemos por la excelente negociación gracias a ti. Era la primera vez que me tuteaba. Eso me gusto.
Bebimos el vino y entablamos una conversación como de viejos amigos, me conto temas muy personales, me hizo preguntas sobre las que cuide muy bien las respuestas y se fue generando tanta empatía que de pronto me dijo que ella poseyendo tanto dinero, tenía algo que me iba a confesar y era su intimidad muy limitada.
No puede ser, una mujer tan agradable, atractiva y con tantas cualidades, que diga esas cosas, no lo puedo creer.
Me dijo… Si, siendo yo la esposa del dueño de la empresa para la que tu trabajas, debo mantener una imagen que me restringe para hacer lo que deseo, porque mi esposo vive tan ocupado con los negocios que yo me quedo insatisfecha con mis deseos.
Le dije… Como me gustaría poderla ayudar, pero siendo usted la esposa de mi jefe me siento impedido para cualquier cosa.
Entonces sorpresivamente ella me dice… ¿y tu me podrías guardar un secreto?
Por supuesto ¿que sería?
Quédate esta noche conmigo, como ya se cerró la negociación y nuestros tiquetes de regreso son para el sábado, aprovechemos estos días para divertirnos. ¿Qué opinas?
Cuente conmigo, nunca diré nada.
Está bien, sirvió lo que sobraba de la botella en los vasos y volvió a brindar, por esta maravillosa escapada, que nadie se iba a enterar.
Como a esa hora los dos estábamos bastante alicorados, sin ninguna inhibición nos desnudamos y comenzamos una noche de pasión increíble. No entendí como mi jefe tenía abandonada a su esposa que aún conservaba un cuerpo tan hermoso.
Comenzamos con besos en la boca, luego en los senos y percibí su respiración agitada acompañada de gemidos. Cuando empecé a deslizarme por su vientre, ella me pregunto ¿y qué vas a hacer?
Le respondí… ¿Sexo oral, tegusta?
Ella me respondió… Jamás lo he hecho.
¿Y te gustaría probarlo?
Si tú me enseñas sí.
Ok, separa las piernas, relájate, cierra los ojos y entrégate a disfrutar.
Cuando mi lengua toco por primera vez su concha, ella tuvo un sobresalto. Eso era lo esperado, pero una vez se fue excitando separo todo lo posible sus piernas, y yo me esmere en que disfrutara al limite y sus gemidos fueron aumentando el volumen…aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, hummmm, que rico, sigue, sigue, hummmm y de pronto se desmadejo cuando alcanzo su orgasmo.
Ella quedo respirando agitadamente al menos dos minutos, al tiempo que me agradecía por haberla ayudado a disfrutar tan maravilloso orgasmo. Nunca disfrute algo así, gracias, gracias. Cuando se recuperó entonces me dijo… Ven, ven, ahora te toca a ti.
Me subí sobre ella y con su colaboración mi verga quedo a la entrada de su concha que estaba empapada de flujos y saliva, de manera que mi verga se deslizo hacia adentro con mucha facilidad. A continuación, la bese en los labios, unos labios muy suaves que me atraparon por un par de minutos, luego comencé a meter y sacar mi verga con lentitud, y sentí que estaba sedienta de sexo porque se volvió a excitar y me pidió que la follara con rudeza.
Entonces para darle gusto le separé muy bien sus piernas y comencé a chocar nuestras pelvis y pronto ella estaba nuevamente gimiendo con los ojos cerrados y la boca abierta. Como no esperaba mucho de esta follada, me sorprendió sentir como los músculos internos de su vagina se contraían produciéndome una deliciosa sensación, que pronto me llevaron a explotar dentro de su concha, y afortunadamente al tiempo ella gemía y disfrutaba su segundo orgasmo. Los dos quedamos rendidos recuperando la respiración.
A continuación, ella me invito a que me quedara a dormir en su habitación y pasamos la noche juntos y desnudos.
En la mañana cuando desperté ella ya estaba bañándose, entonces entre al baño y pude observar en sano juicio su hermoso cuerpo totalmente desnudo. Le dije… voy a mi habitación y ya nos vemos.
Me fui a mi habitación, tome una deliciosa ducha, me afeite y sali a vestirme. Cuando estuve listo pase a la habitación de la esposa de mi jefe. Ella ya estaba radiante y me dijo… Vamos a desayunar, nos lo merecemos por estos días intensos de trabajo.
Sin ningún afán desayunamos y a eso de las diez de la mañana, ella me dijo que le gustaría ir de compras, y si no me disgustaba la podía acompañar. Este no es un programa de mi agrado, pero acepte ir con ella.
A la final como ya lo había mencionado ella es una mujer con una gran fortuna, por lo cual, cuando vio que yo no compraba nada me dijo…escoge lo que quieras yo te invito, y fue muy generosa hasta me propuso que comprara algo para a mi esposa, pero le dije que regalarle algo a ella era difícil coincidir con su gusto.
Al medio día fuimos a almorzar a otro lujoso restaurante, almuerzo acompañado de vino y cuando regresamos al hotel ella propuso descansáramos y a las siete de la noche fuéramos a la discoteca del hotel.
Así lo hicimos y en la noche, los dos estábamos totalmente recuperados y listos para la fiesta. Nos asignaron una mesa en un rincón excelente donde pudimos compartir copas y magreo a mas no poder, desde luego con la discreción necesaria para que no nos sacaran del lugar.
El final de esa noche fue en mi habitación, donde pudimos disfrutar toda la pasión posible y entre otras cosas Mónica, ese es su nombre, me pidió sexo oral, el cual volvió a disfrutar estrepitosamente. Como ella estaba bastante alicorada y deseosa de sexo, le comenté que para los hombres también había sexo oral, le explique cómo hacerlo y ella resulto ser una experta en aprender rápidamente a hacerlo. Esa noche disfrutamos del sexo en todas las posiciones, ella estuvo feliz y me repetía que hacia mucho tiempo no disfrutaba como lo hacíamos esa noche.
El viernes siendo el día final, como el vuelo de regreso era en la tarde del sábado, igualmente disfrutamos el día y en la noche lo hicimos hasta quedar saciados de sexo y licor y el sábado como dos angelitos de regreso a casa.
Al llegar al aeropuerto de casa, el conductor de ella la estaba esperando, yo intente despedirme y tomar un taxi, pero ella me dijo… No, no, mi conductor te lleva a tu casa. Fuimos a su casa, la misma de mi jefe, ella se quedó allí y el conductor me llevo a la mía.
Cuando entre no encontré a mi esposa, entonces fui a la nevera serví un vaso de agua fría, porque tenia mucha sed, y mientras lo fui bebiendo le escribí un mensaje a mi esposa preguntándole donde estaba. Ella me respondió estoy con Emiliano, el cree que ustedes regresan mañana, estamos de fiesta y mas tarde lo que tu ya sabes.
Le respondí… Ok cualquier cosa estoy en casa disfruta tu noche, te envidio. Ella respondió… Mas tarde te daré lo que es tuyo y a continuación varios besos.
Me acosté a esperarla, me quedé dormido, y cuando ella llego hecha una fiesta por el licor que había tomado, se desnudó parada sobre la cama y me dijo… Ahora soy toda tuya, haz conmigo lo que quieras, y a continuación, tuvimos una noche de pasión increíble.
Me dijo que lo de Emiliano se le había vuelto una rutina y tenía que simular los orgasmos, pero en realidad ya no la excitaba como fue las primeras veces, quizás por la novedad, que ella creía que fue como un juguete nuevo.
Y agrego… que ahora ella solo lo disfrutaba conmigo. Eso me excito muchísimo al saber que había recuperado a mi esposa.
Hasta hoy han pasado más cosas, pero para no ser tan intensos termino aquí. Espero no les haya resultado tedioso mi relato.
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