MI MARIDO Y YO NOS LIBERAMOS DE TABUES
Lo mejor de una pareja viene cuando los dos aceptan su papel en la vida sexual.
Desde que Lola había asimilado que a su marido Raúl lo que le excitaba y gustaba era verla con otros hombres su vida cambió, las miradas discretas a amigos, compañeros e incluso chicas, los comentarios entre amigas de los que se mantenía un poco reticente, ahora le habían posicionado en primera línea, Lola había descubierto hacia algún tiempo por cómo se comportaba en la cama, la vida cotidiana y los gustos de las paginas eróticas que visitaba su marido cuando miraba su computadora, tenían una clara tendencia al mundo del “cuckold”, tras la vuelta a casa de una noche de fiesta con otras parejas, en la que ella tras tomar un poco más de lo normal, se había mostrado más desinhibida con los maridos de sus amigas y otros chicos que conocieron esa noche, en casa iniciaron una sesión de sexo, él puso una película en la que dejaba más que claro lo excitante que le resultaba pensar que ellos se comportaran así, asumir el papel de cornudo, ella le preguntó si le gustaría ver como hacia el amor con otro hombre, o como podía convertirse por una noche en la puta de dos chicos en un motel, él se excito y le hizo el amor con más intensidad de lo habitual, después cuando quedaron recostados ella le volvió a preguntar, ¿Raúl, te gustaría ser un cornudo?, el asintió, ella le besó y dijo: Me encargaré de ello.
La semana siguiente le dijo a Raúl que había pensado hacerse un retoque en el pecho, una compañera de gym le había mostrado el buen resultado que había tenido, y Lola se animó. Después de cinco semanas tras la intervención todo había ido magnifico, las marcas del post-operatorio se habían perdido, le habían dejado un pecho más redondo, más duro y más sensual, fue cambiando la ropa interior, sus vestidos ahora ampliaban el escote, sus faldas eran más cortas y sus pantalones más ajustados e incluso su maquillaje se había subido un poco, una noche salieron a cenar, ella llevaba falda negra con gran abertura y blusa, los pezones se marcaban levemente en la seda blanca, sandalias alta con una pulsera dorada en el tobillo, él en la entrada del restaurant le soltó un botón más, Lola le preguntó, ¿Vas a comenzar a buscarme pareja?, él le sonrió diciendo,
“Ya tienes candidatos”.
En la cena los dos advirtieron que otros hombres no quitaban sus ojos de ella, ahora Lola se sentía más cómoda en esa postura sabiendo que era el centro de atención y que nada tenía que esconder, se levantó para ir al tocador, Raúl vio que uno de los dos hombres que tenía en la mesa de enfrente la siguió, cuando salió del baño después de retocar sus labios, lo encontró junto a la puerta fuera de la vista de los comensales, ella le sonrió, y él le entrego una tarjeta con un número de teléfono, le dijo:
-“Por si necesitas ayuda”, ella de nuevo le sonrió diciendo:
-Posiblemente en una hora vaya a tomar una copa en “Glass”,
Guardando la tarjeta en el pequeño bolso de mano, marcharon cada uno a su mesa y pasaron toda la noche cruzando miradas, en alguna ocasión ella cruzó sus piernas para dejar ver más aun, siguió valorando a los candidatos que decía tener su marido, ella quería saber quién sería el afortunado. Al salir decidieron tomar esa copa en “Glass” cerca se encontraba la zona de mayor ambiente de la ciudad, todo tipo de bares y disco, se cruzaron con dos chicos que no tendrían más de veinticinco años, hicieron un comentario respecto a lo buena que estaba ella, Lola miró a Raúl que le sonrió.
No tardo en localizar al chico del restaurant, tras varios cruces de miradas y alzamiento de copa, ella le dijo a Raúl:
-Creo que tardaré unos minutos de más
De nuevo repitió la situación de ir al baño y coincidir con él, cuando se le acerco Lola le dijo
- Necesito algo tuyo,
Y metiéndolo en el baño, cerró la puerta, se puso de rodillas frente a él y comenzó a chupar su polla, que en un instante se puso dura y con las venas marcadas, el no daba crédito a que le había sonreído la suerte, al instante la levanto, ella le colocó un condón y él la puso contra la pared, le levanto la pierna izquierda y le introdujo aquella verga dura desde atrás, le empujaba con violencia, jadeaba mientras ella intentaba concentrarse en tener un orgasmo , el no tardó en descargar y ella al sentir el semen caliente en su cuerpo comenzó a temblar y pedir que no la sacara hasta que llego al clímax, se recompusieron y salieron, cada uno por su sitio, prometiendo volver a verse.
Lola se acercó a Raúl y le dijo: Ya eres un cornudo, la beso en los labios, percibió restos de sabor a polla, después se marcharon en taxi. Ya en casa y mientras le contaba como había ocurrido el chupaba su coño, de nuevo de vinieron, esta vez los dos.
Solo una amiga estaba al corriente de su nueva situación de pareja, le preguntaba: — Pero lo vas a hacer delante de Raúl?
Ella afirmaba sonriendo y brindando, se sentía de la más segura. Le propuso a Raúl que necesitaba hacer las cosas a su manera, para llegar a estar con otro hombre delante de él, necesitaba haber estado a solas con otros, por lo que se dedicó unas semanas a tener citas, para sentir la sensación de no culpabilidad y que le estaba poniendo los cuernos, tras esto el primero fue un joven camarero del bar que frecuentaba con sus amigas, solo tardo dos tardes en calentarlo, el vio posibilidades y le seguía el juego.
Había salido a comer con su amiga, después le envió a su marido un whatsapp diciendo donde tomarían un gin tonic, a su llegada estaba convencida de que lo haría, su vestido dejaba ver más piernas y escote de lo habitual, el chico se acercó para tomar la comanda, ella le dijo que estaba muy caliente, que si tenía algo que pudiera bajarle la temperatura, el ante tal oferta le insinuó que en la trastienda el aire acondicionado estaba más frio, se levantó y lo siguió, su amiga Marta se quedó perpleja, no imaginaba que sería tan directa, había notado cambios notables en su actitud, pero esto le había sobrepasado, una vez dentro y sin darle mucho tiempo, se puso de rodillas abrió el pantalón de él y se metió la verga en la boca, y como era de esperar no tardo en descargar y dejar muestras de su aventura en cara y vestido, sacó su móvil y le envió un selfie a su marido, después con unos pañuelos de papel y se limpió sin llegar a borrar por completo el testimonio, salieron por separado, ella triunfal hacia su amiga Marta que le sonrió sabiendo de que se había tratado, después el chico se acercó a la mesa y les dijo: las señoras están invitadas, Lola le contestó que no tenía porque, le contestó que no había sido él, había sido un señor sentado en una mesa que les sonrió cuando miraron, Lola le saludó levantando su copa, su amiga le preguntó, no serás capaz de hacerlo ahora con él?, Lola le dijo, me parece un tipo interesante, y su aspecto de maduro atlético me gusta, se levantó y se acercó a la mesa del señor, este la invito a sentarse y en unos minutos se despidió de Marta sonriendo mientras salían juntos, pararon un taxi y se perdieron por la avenida.
Por la noche la devolvió a casa otro taxi, mientras subía en el ascensor se miró en el espejo, no tenía nada que ver cómo había salido hacia unas hora, ahora con el pelo mojado después de haber estado bajo el agua de la ducha junto a su nueva conquista, se sintió bien, metió la llave en la cerradura y se dirigió a su marido que se encontraba en el salón para contarle sus experiencias, Raúl estaba al corriente de que hoy habría sido un día especial, le pidió que le relatara hasta el último detalle, desde el almuerzo, el chico del bar y ese señor misterioso que le había hecho pasar una tarde inolvidable, el cómo de cincuenta y tres años, ella con los cuarenta y cinco recién cumplidos, pero aun así el había dado una muestra de gran experiencia, la había invitado a una copa junto a Marta, cuando ella fue a agradecer el gesto, la invito a sentarse, fue muy directo, le ofreció inmediatamente ir a su apartamento y practicar sexo, ella le preguntó, no piensas que vas muy rápido, el respondió afirmativamente, cuando montaron en el taxi el le pidió que le entregara las bragas, ella se quedó algo perpleja pero no dudó, las sacó, estaban algo húmedas, él las cogió, las olio y las guardó en el bolsillo de su chaqueta, llegaron a una avenida principal pero tranquila, un antiguo edificio rehabilitado con apartamentos totalmente nuevos, pocas habitaciones aunque espaciosas con techos altos, muy luminosas y decoración muy cuidada en colores claros, casi blanco, vio la cocina totalmente instalada y sin nada, el baño minimalista pero confortable y abierto dentro del dormitorio que era la sala protagonista de la casa.
No tardaron en estar besándose y desnudándose, Lola pensó que se estaba entregando sin ningún tipo de protección ni seguridad, pero le pudo el deseo, el la manejaba a su antojo, la arrodillo y casi la forzó a que chupara una verga tan grande como nunca había imaginado que podría tener en su boca, el la cogía del pelo y ella se agarraba a los muslos de él, sentía en sus manos un cuerpo fibroso, las piernas duras marcaban los músculos, era claramente un hombre deportista que se mantenía muy bien, su piel bronceada y depilada, el culo duro, ella sentía arcadas cuando el la forzaba con esa violencia del que domina la situación, se sintió humillada y asumió ese rol, después de la vida sexual tan light que tenía con su marido eso le gustaba, la cogió del pelo y la hizo ir andando con las manos y rodillas sobre el parquet hasta llegar a la cama, allí la tumbó, le abrió las piernas con autoridad, y metió su cara , los labios se unieron, la lengua vibraba haciéndole sentir un placer inexplicable, allí sobre unas sábanas blancas con un tacto suave como la seda ella tuvo su primer orgasmo, no recordaba nada así desde hacía mucho tiempo, quería llorar, estaba en otro mundo, pero un azote en el culo la hizo volver a la realidad, el tiro de ella hasta el filo de la cama y sin preámbulos, la penetro con fuerza, ella sentía aquella verga dentro, muy dentro, su vagina estaba húmeda, bastante lubricada y aun así le costaba, él estuvo sobre ella un largo rato, la volteaba como un muñeco de trapo, la ponía de todas las posturas imaginables, ese hombre era una fiera, ahora quiso culearla, se colocó un condón, mojó con saliva la punta y la coloco, en el primer intento ella grito de dolor, sintió como una descarga eléctrica por su espalda hasta la nuca, el abandonó momentáneamente la idea, aunque estaba claro que esa situación le excitaba mucho, volvió a intentarlo con un lubricante, ella se negaba mientras su espalda se llenaba de gotas de sudor, el no ceso en su empeño y rompió por primera vez aquel culo que se había mantenido virginal, de nuevo grito, se agarró a las sabanas hasta casi romperlas, sentía dolor, en lo más profundo le gustaba, era lo que había deseado desde hacía mucho tiempo en sus fantasías, ser tratada como una cualquiera, anulada de voluntad al antojo de un macho, sintió como algo caliente le llenaba el culo, el aflojo y saco la verga victoriosa, el condón estaba lleno, se mantenía colocado en la verga aun dura, tendida en la cama el la beso, ella quedó relajando su cuerpo que se había mantenido en tensión esos últimos minutos, cerró los ojos como queriendo memorizar cada minuto vivido, se levantaron y mientras se dirigía a la ducha sintió que su vida había cambiado, no sentía vergüenza ni pudor, era como si se hubiera quitado una pesada carga que arrastraba mucho tiempo.
Él se mostró de lo más mimoso con ella, enjabono su espalda, masajeaba el cuello, y las manos llenas de espuma jugaban con los pezones de Lola, bajo su mano por la cintura y cadera, busco su sexo, y con el agua cayendo introdujo suavemente dos dedos, ella abrió levemente las piernas para sentir la suavidad con la que él le acariciaba el clítoris, introducía y acariciaba, de nuevo sus piernas comenzaron a temblar y descargo toda la tensión con otro orgasmo de espalda a él, busco con las manos la verga que se mantenía relajada pero poderosa, la toco y llego hasta su culo, el la beso en el cuello y después en los labios, Lola, eres maravillosa.
Le ofreció un albornoz y salieron a una terraza que dominaba los tejados de la ciudad, se percibía un leve ruido del tráfico, el llevó una botella de champagne y dos copas, brindaron y bebieron recostados en un sofá, ella decidió que había llegado el momento de marcharse, se vistió y se despidieron, ya en el taxi se dio cuenta que no habían intercambiado números de teléfono, ni futuras citas, aun así ella sabía que volvería a verlo.
Raúl la escucho atentamente y seguidamente le dijo: te voy a enseñar algo, eran las fotos de ella en cada una de las etapas de la tarde, Raúl había contratado a ese hombre, era un profesional del sexo que había hecho su trabajo magníficamente, Lola se sintió un poco decepcionada, le recrimino que de esa forma no seguiría adelante, pero en el fondo se sintió bien, y las bragas, no se las devolvió
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