Mi Novio Vino Con Un Amigo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con Damián nos habíamos acostado varias veces antes de lo sucedido y la pasábamos bien en la cama. Con el tiempo comprendí que solo salía con el por la falta de costumbre de estar sola. Siempre había estado de novia y me costaba acostumbrarme a la soledad.
Y en ese tiempo además comenzaba a vivir sola por primera vez.
Había alquilado un departamento en Palermo, de un ambiente amplio, con cocina y balcón a la calle, cerquita del botánico.
Con Damián íbamos lo sábados a distintos pubs, y salíamos con mis amigas o con los amigos de el alternadamente. En esos dos meses conocí a casi todos sus amigos gracias a su cumpleaños que sucedió al mes y medio de nuestra relación y fui a su casa a festejarlo. Volví aburridísima.
Les cuento que soy morocha de pelo lacio hasta los hombros, mis ojos son grandes y marrones, mi tez es blanca. Mi estatura es un poco bajita, y mis medidas son normales, alrededor de los 92 – 62 – 90. Mis piernas son firmes, no son delgadas. Y tengo una sonrisa amplia y bonita.
Damián es más chico que yo, tenia 22 años en ese entonces, pero más grande físicamente. El es de pelo castaño y corto, ojos verdes. Siempre tostado, minuto libre minuto que estaba bajo el sol. De espalda amplia y brazos fuertes. El trabajaba en la empresa del padre, y siempre tenia tiempo disponible para el gimnasio. Y digamos que su herramienta era interesante aunque realmente solo la había utilizado, pero nunca medido.
Los hechos sucedieron la noche de un sábado. Era el comienzo de la primavera, y aunque había estado lluviosa toda la tarde, teníamos la esperanza de que mejoraría para la noche. Arreglamos que me pasaba a buscar a la 1 de la mañana e iríamos a un pub de Recoleta. Y un rato antes comencé a vestirme, me puse una pollera corta de vestir de color cremita, y unas medias ¾ del mismo color, con unos zapatos a tono. Y arriba una remerita oscura de manga caida, tipo hippie, con elástico en las mangas y en la cintura, con un cuello bote, preciosa.
Me pinte un poco, y como esperaba tener guerra luego me puse un conjunto de ropa interior que no había estrenado, de color blanco y de algodón con encaje transparente.
Alrededor de la 1.15 toco el timbre. Llovía a cantaros por esas horas y ya me rondaba la de que no saldríamos a bailar, por eso le abrí por el portero y subió obviamente a mi departamento del 6° piso.
Sorpresa. No llego solo. Walter, uno de sus amigos venia con el. Un chico reservado con mucha cara de bueno. Es estudiante de filosofía y letras, y alto como yo. Un chico normal, delgado, de pelo corto, rubio y anteojos. Uno de los mas simpáticos de sus amigos, uno de los pocos con el cual se podía charlar de algo trascendente.
Estaban un poco mojados ambos, y me contaron que afuera diluviaba, y que en la calle el agua caía como en cascada junto al cordón.
Y después de decidir que íbamos a hacer ( muchas opciones no había ), abrí un vino y nos sentamos a escuchar música.
Mi departamento estaba pelado en esa época. Un sillón de dos plazas, bien amplio, heredado, y un sommier de dos plazas sobre el suelo de madera a un lado de la ventana. Una lámpara de pie y un aparador de madera para apoyar el equipo de música. Televisor no tenía. Más una pequeña mesa cuadrada, que solo servía para dos, tres como mucho.
Pusieron un disco de Sade, y nos servimos el vino mientras charlábamos y oíamos los truenos, que sonaban fuertísimo en ese 6° piso.
Pronto el vino se acabo y abrimos otro. Yo no soy de tomar mucho, y para ese entonces tenía dentro más de dos copas.
Eran más de las tres, y Walter tanto como yo no podíamos dejar de hablar, ninguno estaba acostumbrado a tomar tanto, salvo Damián que obviamente se reía de nuestros comentarios e ideas disparatadas.
La música cambio de la mano de mi novio. Lentos comenzaron a sonar bien bajito, siempre escuchando el ruido de la lluvia de fondo. Apago la luz, dejando la lámpara suave encendida y se sentó otra vez a mi lado en el sofá. Walter, estaba en una silla frente a nosotros, al lado de la mesa junto a su vaso, el cual no soltaba por nada del mundo.
Damián al sentarse se puso mas mimoso, y me tocaba las piernas, sobre la pollera. Walter y yo continuábamos con nuestra charla sin sentido, y con muchas risas.
Damián puso su mano sobre mi pancita, ambos estábamos sentados bien contra el respaldo y con los pies sobre el suelo.
El me dio un beso en la mejilla, y luego otro y otro, mientras pasaba su brazo sobre mis hombros y me pedía que yo lo besara también en la mejilla. Y sonriendo lo hacía. Los besos eran espaciados, dejando seguir con la charla. Pero sus mimos seguían. Besitos suaves en el rostro, caricias en los hombros, en mis piernas, jugaba con mi pelo entre sus manos, y me suspiraba en la oreja. Poco a poco fui levantando mi temperatura, y rogando que este amigo se vaya. Mi excitación hizo que dejara un poco la charla de lado, pero Walter estaba bastante tomado, y concentrado en su vaso, y en las canciones que intentaba cantar bajito.
Damián también estaba con la temperatura alta, y sus manos estaban muy sueltas, intentando levantar el elástico de la remerita o rozando mis pechos. Sus besos poco a poco dejaron mis mejillas para ir a mis labios. Y el otro sin darse cuenta de nada.
Me decía al oído cosas sucias, y yo las contestaba bajito, y empecé a pedirle que echara a su amigo, que yo le pedía un remis, y el seguía tocándome.
Y en un momento empezó a besarme en la boca y no aguante y le respondí como debía. El beso duro un rato, y sus manos me rodeaban ahora por la espalda.
Poco a poco cambio los besos ardientes por besitos suaves en los labios, y en las mejillas, y me empezó a decir que pobre su amigo que estaba solo. Este comentario lo hizo algunas veces más y yo no respondía ( no imaginaba en lo mas mínimo sus intenciones ).
Y el me pidió que lo besara en la mejilla y lo hice. Y ahí me pidió que lo besara en la mejilla a su amigo que estaba solo, que era solo un beso. El otro si lo escucho y miraba con ojos de pobrecito, entonces me levante y fui hasta el para besarlo despacito en la mejilla. El chanta me dijo gracias.
Volví a mi lugar y me dio otro beso en la mejilla. No me dejo sentar si quiera y acariciándome las piernas me rogó que fuera a darle un nuevo beso a su amigo mientras me miraba dulcemente a los ojos.
Fui y volví. Me senté y tomándome de la cintura me beso fuerte otra vez en la boca, y duro su beso hasta que yo me encendí nuevamente, apenas noto que me prendía separo sus labios de los míos y me pidió que fuera a darle otro beso a Walter.
Ahí ya me puse nerviosa, muchas cosas pasaban por mi cabeza, y encima el alcohol. Ya era mucho y el insistía en voz baja.
D- dale anda, un beso nada más.
K- No, ya esta.
D- Dale uno solito.
Y tras besarme el otra vez, y rogarme un rato más, me levante otra vez y fui a darle un beso, y se lo di en la mejilla. Entonces me dijo que no valía que debería ser en la boca a lo cual me negué. Y tras una negociación accedí a besarlo en los labios si dejaba la boca cerrada, y así fue como lo bese rápido y huí a sentarme sin mirarlo. Y cuando me senté ellos empezaron a reír y yo les seguí, relajándome un poco. Me había puesto bien tensa por la situación.
Damián lleno nuevamente los vasos con vino tinto, y brindamos por la llegada de la primavera, a lo que Walter alcoholizado agrego un discurso de lo más ridículo.
Damián me pidió que cambiara la música, y me pare para hacerlo. Cambie el CD de lentos por algo que me gusta mucho, la bossa nova brasilera.
Damián me sorprendió por detrás, tomándome de la cintura y arrastrándome unos pasos me llevo al centro de la habitación. Yo intentaba mantenerme en pie, por el alcohol me costaba caminar hacía atrás. Y mientras recobraba el equilibrio me vendo los ojos con un pañuelo que colgaba de la lámpara, intente evitar que lo hiciera pero sus retos me convencieron, y cuando lo anudo en mi nuca me hizo girar velozmente para dejarme frente a el, abrazarme muy fuerte por la espalda y comerme la boca a besos.
Yo tenía muchas ganas pero no olvidaba que Walter seguía en la habitación, entonces mis besos se notaban bastante apagados. Yo como tonta le repetía que el otro estaba ahí, como si el no lo supiera, y me insistía con que solo nos dábamos unos besos y terminaba. Pero los besos seguían y yo ya estaba muy excitada, solo quería escuchar el portazo del chico saliendo.
Damián seguía besándome y sus manos subieron a mis pechos. Yo en la absoluta oscuridad, le agarraba las manos y las llevaba a mis caderas, y le pedía que no lo hiciera aunque me moría de ganas de todo lo contrarío. Y la situación siguió así hasta que no aguante más y le pedí yo a Walter que nos dejara solos, que se fuera. Y Damián me contesto.
D- No mi amor, hoy va a ser distinto, el nos va a mirar en silencio y vos ni te vas a dar cuenta que esta.
Mi primera reacción fue la total sorpresa, los nervios me invadieron y no pude responder inmediatamente como ellos deberían imaginar con un No rotundo.
Para cuando iba a decir no, me cerró la boca con un beso, y no me dejo respirar por un rato. Me fue besando y llevando contra la pared, y solo detuve mis pies cuando el frio muro se poso en mi espalda.
Mis brazos estaban alrededor de su cuello, y aunque intentaba separar mis labios de los de el, no podía. Y cuando por fin pude hacerlo, le pedía que no lo hiciera como una tonta, como si de él solo dependiera, como si yo no pudiera terminar con la cuestión si me lo proponía. Y el ni lerdo ni perezoso, volvió a cerrar mi boca con sus labios, mientras me apretaba las caderas con sus manos.
No podía olvidarme que Walter estaba por ahí mirándonos y yo en la absoluta oscuridad. Solo se escuchaba la música bajita, la lluvia y la respiración agitada de Damián. Y así sus manos fueron hasta mi falda, y poco a poco comenzaron a subirla, sentía ya sus manos sobre mi piel, pensaba que Walter ya podía ver el final de mis medias ¾.
Damián estaba excitadísimo y yo a cada segundo me prendía más, hasta que claudique y le pregunte.
K- Solo va a mirar, no.
D- Obvio, solo mirar. No lo vas a sentir.
Y así me rendí. Seguimos con los besos, y mi falda estaba cada vez más arriba. El ya besaba mi cuello y sus manos me frotaban los senos. El me adulaba constantemente, diciéndome que era bonita y que le gustaba tal parte de mi cuerpo. Y pronto comenzó a desnudarme. Tomo mi remera desde la cintura y poco a poco la fue subiendo, muy lentamente fui levantando mis brazos y en unos segundos estaba en corpiño delante de dos hombres por primera y única vez en mi vida. El arrojo mi ropa al piso y siguió el mismo camino con su chomba celeste, luego me abrazo y llevo su boca a mis pechos, besándolos suavemente a través del sostén. Pronto llevo una de sus manos bajo la pollera, entre mis piernas, presionando contra mi ropa interior, pidiéndome que abriera más las piernas. Y así comenzó a frotarme, mientras mordía mis pezones tras el algodón. Lo tomaba del cuello firmemente y mis labios buscaban su boca continuamente aunque el prefería concentrarse en mis pechos.
El silencio de Walter era total, ni su respiración se oía. Note solo su presencia cuando escuche el ruido del sofá, había cambiado su silla por este.
Mis breteles se deslizaron por mis brazos uno por vez. Sus dedos jugaban con la presilla del corpiño y no tardaron mucho en desabrocharla para dejarlo caer. Mis pechos estaban al aire, y rozaban el pecho de Damián. Mis pezones frotaban su piel mientras nos besábamos y sus manos me apretaban los muslos.
Tomo el sostén y lo arrojo hacia un lado, y luego desabrocho sus jeans los cuales le deberían apretar.
Empezó a besarme lo pechos y a morderme los pezones. Mi excitación aumentaba más y más. Su boca mordía mis pechos, su lengua jugaba contra mis pezones y me lamía intensamente. Su mano me apretaba el otro pecho, frotándolo con fuerza, colocando mi pezón entre sus dedos y pellizcándolo.
Su boca iba de mi boca a mis senos y volvía. Sus manos se entretenían en mi cola, o buscaban bajo mi pollera y me frotaban intentando correr mi ropa interior y jugar libremente con sus dedos sobre mi vagina.
Y por allí siguió, tras dejar mis pechos humedecidos, se puso de rodillas levantando aún más mi falda comenzó a besarme la bombacha de algodón, colocando toda su boca entre mis piernas y pidiéndome que las separara aún mas. Sus manos levantaban la falda y la mantenían arriba, tomándome por la pierna, dejando ver mis medias. Mis manos se posaron en la cabeza de Damián y acompañaban sus movimientos.
Pensaba en Walter y que tanto podía ver, la luz era poca, y recién ahora que Damián se había agachado podía observar mis senos, y cuando lo note mi reacción instantánea fue esconderlos tras mis manos. Más abajo solo podía ver la cabeza de Damián y tal vez algo de mi ropa interior.
Pero no pude resistirme mucho, y la lengua de Damián comenzó a hacer efecto en mi vagina, y mi respiración subía poco a poco, y mis manos bajaron para tomarlo de la cabeza y guiarlo en los movimientos, dejando mis pechos al aire con los pezones bien duros. Sentía la presión de su mentón contra mi pelvis y su lengua intentando traspasar el algodón, la tela se mojo enseguida y comenzó a hundirse en mi siguiendo la línea de mi vagina.
Mi espalda estaba recostada contra la pared, y tras unos largos minutos de sentir la boca entre mis piernas el aparto con su mano mi mojada ropa interior, y se puso a jugar directamente sobre mi. Su rostro me empujaba contra la pared y su nariz se apoyaba entre los pelitos de mi pelvis, rozándome. Su lengua me recorría de punta a punta, y con sus dedos se ayudaba abriéndome bien.
Tras un rato de comérmela a besos, dejo la punta de su dedo en mi interior y se corrió hacía un lado dejando que Walter me vea bien, y besándome la parte externa del muslo fue parándose, subiendo con su boca por mi pierna, por la falda, por mis caderas, mi cintura, y mientras subía fue introduciendo su dedo más en mi, llevándolo lo más a dentro que podía, apoyando su palma contra mi pelvis. Me beso en la oreja y busco mi boca. Gire mi cara y nos besamos. El no dejaba que apartara mi espalda de la pared, y su dedo se movía frenéticamente dentro mío. Entraba y salía, entraba y salía cada vez más rápido. Y de pronto se detenía y se doblaba haciéndome gozar cada vez más. No tarde en comenzar a gemir bajito, y él no paraba de hablarme al oído.
El estaba parado de lado, apoyado en la pared de costado, y yo con la espalda, mi cabeza giraba toda para poder besarlo, y nuestros besos eran bien húmedos. El me estaba mostrando a Walter, yo estaba de frente a el, con la falda recogida y la mano de mi novio bajo mi bombacha. Mis duros pezones estaban siendo contemplados sin reparos.
Damián me pidió en voz baja que comenzara a masturbarlo, y con la mano que estaba de su lado termine de bajar sus jeans, y su slip. La tome con la mano tanteando, seguía vendada, la note bien lubricada, comencé a hacerla subir y bajar, arrastrándole la piel, dejando la cabeza al aire. Era mucho más grande que mi pequeña mano, la cual jugaba con su lubricación, haciendo resbalar mis dedos por la punta.
No parábamos de besarnos, solo cuando el quería gemir del placer.
D- Queres tocar otra?
Y sin asustarme dije no. Insistió preguntándome si estaba segura y volví a negarme.
Seguía aferrada con mi mano a su pene, agitándolo una y otra vez mientras nos mordíamos los labios y sacábamos afuera de nuestras bocas las lenguas para que se tocaran en el aire. Nuestros rostros estaban todos mojados, y yo me conozco y debería tener toda la trompita colorada.
D- segura que no queres tocar otra. Mira que solo debes estirar un poco la mano.
Con la mano que no estaba apoyado, me sujetaba de los pechos y me los frotaba haciendo presión para que mi espalda no dejara de estar contra la pared.
Al oír su comentario me quede dura por unos instantes, luego seguí frotándolo mientras pensaba. Walter estará frente a mi, tan cerca, no lo había oído levantarse del sofá. Sería verdad que estaría desnudo a tan corta distancia. No lo sentía respirar.
A esa altura ya no sabía en que me estaba metiendo, ni que era lo que quería, pero la intriga me estaba ganando, y las ganas de algo nuevo también. Y así fue como tímidamente fui estirando el brazo, tanteando el aire. Y no encontraba nada, no me animaba a estirar el brazo por completo y poco a poco fui haciéndolo mientras Damián me incentivaba al oído.
D- Bien, así.
Y en una de las pasadas, sentí la parte externa de la mano golpear con el pene y me senti aterrada.
Mis piernas se doblaron del miedo y las ganas a algo nuevo al punto de que termine apoyando esa mano contra la pared para no derretirme.
Pero al momento de sentirla en la mano y quitarla de ahí, sentí un tremendo suspiro de mi novio ( esto lo excitaba de sobremanera ) y comprendí que a mi también.
Y tras unos instantes de tomar coraje fui estirando el brazo de a poco ( separándolo de la pared ), tanteando suavemente el aire hasta dar nuevamente con ella, y despacito, muy despacito la sujete con mi mano. La excitación fue tremenda. Me encendí toda, sintiendo como me aflojaba otra vez, mis pezones comenzaban a doler del placer, tuve que apretar las piernas y en unos instantes estaba masturbándolo a el también.
Damián ya no me hablaba, solo me besaba y apretaba mis pechos. Walter se fue acercando un poco, mi mano ya no tenia que estirarse tanto para alcanzar su pene. La mano de Damián descendió otra vez a mis piernas, las cuales volví a separar. Su dedo entro otra vez en mí, para mi placer, a lo que respondí con un tremendo beso a su boca.
Tarde en comenzar a disfrutar de la situación, al principio solo movía mis manos mientras mi conciencia no me dejaba tranquila, pero las ganas vencieron y al cabo de un rato ya estaba decidida a pasarla lo mejor que pueda con ambos, si Damián así lo quería.
Pronto le encontré el ritmo a mis manos y mientras besaba los labios de mi novio, mis manos subían y bajaban la piel de los dos penes. Walter no tardo en hacerse oír y su respiración comenzó a llegar a mis oídos. Realmente era incomodo masturbarlos a ambos a la vez, pero tenia mucho miedo y no me animaba a improvisar, solo los dejaba actuar.
La mano que tenía entre las piernas, estaba estirando el elástico de mi bombacha, toda la mano estaba debajo de ella, y el dedo anular en mis profundidades. La palma de la mano se apoyaba en mis pelvis, sobre los pelitos de mi vagina. Mis ronroneos se hacían intensos. Walter, solo se dejaba tocar, el no me tocaba, mi mano tomaba su pene el cual estaba durísimo, y arrastraba la piel yendo y viniendo sin problemas, estaba lubricadísimo, y comenzó a decir – Así, así – indicándome como masturbarlo.
Su pene era bastante grande, lo que me permitía hacerlo cómodamente. Y aunque mis manos se movían lentamente sobre sus penes porque de otra forma no podía coordinar, ellos estaban lubricadísimos de la calentura que les inspiraba la situación y mis manos estaban mojadas por la misma.
Las palabras de pasión de mi novio las sentía en un oído, y en el otro solo escuchaba una respiración agitada, unos suspiros que muy lentamente se oían cada vez mas cercanos.
Ya estaba excitadísima, y no podía respirar con la boca cerrada. Mi agitación era extrema y necesitaba de todo el oxigeno posible.
El saco su mano de entre mis piernas y elevándola mientras mi pollera subía y caía tras ella, la llevo directamente a mi boca, haciéndome besar sus dedos húmedos, una y otra vez, los cuales rozaban mis labios jugaban con mi lengua, los cuales introducía en mi boca enteros, bien suavemente, y sacaba lentamente y totalmente sumergidos en mi saliva. Y una vez afuera bajaban rápidamente, corrían mi pollera y abriéndose camino entre el estirado elástico de lo que era mi nuevo conjunto de ropa interior, tanteaban el lugar preciso entre mis piernas para entrar en mi una vez mas.
Mis gemidos ya se escuchaban de cualquier parte de la habitación, y los de ellos no eran tan fuertes pero yo si los podía oir.
Ambos estaban ya muy cerca de mí y mis manos seguían tocándolos, ya estaban tan cerca que mis manos tocaban mi pollera y por ende sus pollas también. Y su lubricación seguramente estaría ensuciando de blanco mi pollera cremita. Sentía la tela rozar mi mano, y hasta sentir como apoyaban en mis piernas sus penes, con la pollera tapándolos por encima. Mis manos ya no los guiaban, y tuve que soltarlos. Ambos comenzaron a frotarse en mi, sus penes tocaban los lados de mis muslos, y el elástico de la ropa interior.
Mis manos subieron por mi cuerpo y se posaron sobre la mano de Damián, que estaba frotando uno de mis pechos. La lubricación de sus penes me causaba frío al apoyarse en la piel de mis muslos.
Walter era una incógnita. Solo sentía su pene frotarme muy espaciadamente, de sus manos nada. El pene solo se abría paso entre mi pollera y se enredaba en ella, la cual ya debería estar toda encastrada ( pero esta vez no me preocupaba en lo mas mínimo ).
Mi pareja entonces llevo su mano de mi seno a mis caderas y me hizo retirar de la pared, me tomo con ambas manos de la cadera, por debajo de la pollera y me puso frente a el, con mi hombro contra la pared y en unos segundos mis brazos rodeaban su cuello. Walter había quedado a mis espaldas, pero no intervenía. Nuestros besos se hicieron intensos, mis pezones raspaban contra su pecho, y mi blanco corpiño tras bajarme los breteles fue arrojado a un lado que no pude ver ya que continuaba vendada.
Me beso largo rato, talvez para demostrarme que le importaba y que esto era solo un juego, sus besos eran apasionados y de repente pasaban a ser tiernos, era una mezcla que no podía comprenderse pero gustaba.
La venda en mis ojos estaba firmemente atada, y no se corría a pesar de que su boca recorría prácticamente todo mi rostro. Al estar de frente sentía su pene frotar mi pancita.
Ya estaba muy relajada y entregada al placer, solo fuimos nosotros dos por mas de 10 minutos, aunque vendada y en esta situación nadie puede calcular con exactitud el tiempo. Yo ya deseaba probar algo más, sentía el miedo normal, pero mi excitación era descomunal, y por ello mientras nos besábamos, además de soltar suspiros muy profundos me puse a llorar por un instante, pero a pesar de soltar lagrimas y costarme respirar no deje de besarlo, no quería que parara o creyera que tenía miedo o me había arrepentido. Y el como si supiera de estas cuestiones, en el momento justo aparto sus labios de los míos, saco su lengua de mi boca y con las manos que sujetaban mis caderas, me hizo girar 180 grados de un tirón, sorprendiéndome por completo, dejándome de frente a su amigo, el cual desde un rato no tenía noticias. Sus manos seguían en mis caderas y me hicieron retroceder hacia el, apoyando mi espalda contra su pecho, y su pene en la parte baja de mi espalda. Mis brazos fueron por instinto a cubrir mis pechos. El seguía sin aparecer.
Damián con sus manos bajo mi pollera, sujeto mi blanca bombacha y la empujo hacía abajo por ambos lados, la misma quedo en la unión de mis piernas, dejando mi pelvis al aire, cubierta por la pollera. Sus besos mojaban mi cuello, y sus manos no se salían de debajo de la pollera, se notaba que permanecía expectante, ahora le tocaba a su amigo que no se acercaba a mí. Mis pezones duros, mis piernas apretadas y mi cara disfrutando de los besos en mi cuello eran mi forma de esperarlo, y la desesperación hizo que revoleara mi brazo hacía delante buscándolo sin conseguir dar con el.
Mi pareja lentamente bajo la cremallera que mi pollerita tenía por detrás, y la dejo caer, descendiendo por mis muslos y mis rodillas hasta el suelo, mis zapatos de taco alto la empujaron a un lado. Mis medias ¾ de tono natural estaban bien sujetas a mis piernas y ahora el si me estaba observando bien. Mis pechos, mi boca, mis piernas, ya nada me cubría, mi bombacha estaba baja, en el comienzo de mis piernas, el podía ver mi pubis, mi vello púbico, lo cual me llevo a apretar mis piernas fuertemente
Damián comenzó a hablarme, me decía cosas como si me gustaba jugar y que realmente yo lo iba a disfrutar. Y se alejo de mi tras llevarme con sus brazos al centro de la habitación. Me quede paradita con mis brazos cruzados sobre mi pelvis y en silencio, esperando indicaciones. Y llegaron. La primera fue que me arrodillara sobre la alfombra, y me agache mientras puse mi bombacha como debía estar. Mis rodillas tocaron el piso y mis manos también. Y empecé a gatear hacia su voz, pero ellos se movían por el cuarto y yo siempre seguía su voz, gateaba en dirección a ella, y le pedía que terminara, me estaba incomodando, pero no quería ser yo quien me arruinara semejante noche. Y sentí que la voz venía desde el sofá y el ruido del cojín me lo confirmo. Ese sonido volvió a ubicarme en mi propio departamento, de tanto gatear en cuatro patas no sabía por donde andaba.
Mis piernas me llevaron hasta el sofá, y tanteando con mis manos descubrí sus piernas abiertas. Me ubique entre ellas, con mis rodillas juntas en el suelo y mis manos subiendo a sus rodillas. Y ahí fue cuando pensé quien de los dos era, y mi presión subió a mil, quien era, que debía hacer. Y aunque estaba decidida a hacerlo con ambos, quería a mi pareja primero. Intente llevar mis manos a su rostro, pero me lo impidió y no volví a intentarlo, me había tomado por las muñecas, y me soltó. Pensé que Walter tenia la ropa de arriba puesta, y toque su pecho que estaba desnudo, pero no me dejo continuar, y sujetando mis manos me las llevo hacía su cintura. En el forcejeo suave, sentí como su pene se frotaba contra mi pecho, y esto fue suficiente para mi. Vendada y sin saber quien era, agache mi cabeza y sentí como el pene me pegaba en el rostro, mis manos estaban tomadas por el en su cintura, y abriendo mi boca busque la punta y la hundí dentro. Poco a poco fui mojándola bien con mi saliva, y llevándola mas dentro mío. Ya nadie hablaba en el cuarto, y la música no dejaba escuchar suspiros. Mi mano fue liberada y se la tome con la mano, estaba toda lubricada por mi, y su piel se arrastraba sin obstáculos, mi lengua jugaba fuera de mi boca, recorriéndola, saboreándola, intentando descubrir de quien era. Y aunque no me lo crean me costo. Pronto estaba convencida de que ese pene era de Walter, del amigo de mi novio, y esto me hizo esforzarme aun más, esta certeza hizo efecto en mi, mis piernas se apretaron, mi mano se la apretó mas firmemente e intente hundirla lo mas posible dentro de mi boca, casi toda. El sabor y el olor a piel mojada me ponía como loca. La poya entraba y salía de mi boca cada vez mas rápido, mis labios suavemente le mostraban el camino, lo guiaban a mi interior, procuraba no morderlo, no rozarlo con mis dientes, pero el frenesí era intenso y la velocidad no me dejaba coordinar bien, solo sabía que él lo estaba pasando bien y disfrutando, sus manos al cabo de un rato de chuparla se posaron en mi cabeza y me impedían retirarla de mi boca, ya no había lugar para mi mano, y eran solo mis labios los que estiraban y retiraban su piel. No lo veía pero sentía como se deslizaba contra el interior de mi boca cada vez más rápido, y así su piel dejo de retraerse, su pene estaba estirado al máximo, la cabeza de su miembro estaba toda al descubierto y se sentía enorme. Mis manos se apoyaban en el sofá y mis brazos descansaban sobre sus piernas mientras mi boca no paraba de besarlo, mis labios se cerraban sobre su tronco, dejándola descansar en mi interior, y el ciclo comenzaba de nuevo y suaves gemidos se escapaban de mis labios, de placer y de aprovación.
La intensidad obviamente comenzó a bajar, seguramente no quería acabar todavía, y sus manos soltaron mi cabeza. Mi mano volvió a tomarle el pene, y a masturbarlo más suavemente, ya no estaba su miembro todo el tiempo dentro de mi boca, pude respirar mejor, y comencé a disfrutar nuevamente, besándola de costado, recorriéndola con mi lengua, y con mis labios a medio cerrar, dando besos en su cabeza y presionando con la punta de mi lengua sobre ella. Mi saliva la mantenía lubricada y conseguí llevar la piel nuevamente hasta arriba, la cabeza de su polla nuevamente desaparecía bajo la piel, y mis labios la pellizcaban y tiraban lentamente de ella, la saliva comenzó a caer por mis dedos.
Tremendo sexo oral le estaba practicando a ese tio, y ambos lo estábamos disfrutando, mi rostro estaba todo mojado de la nariz hacia abajo, y el pañuelo sobre mis ojos también lo estaba.
La paja siguió un buen rato.
Hasta que sentí otra vez la voz de mi novio, y esto termino de confirmar mi deducción, la voz vino de mi lado, el pene que estaba metido entre mis labios no era el de él.
Y la voz me dijo que me detuviera. Walter se levanto, sentí como corría sus piernas intentando no tocarme, yo seguía arrodillada en la alfombra, y cuando el termino de levantarse, me pidieron u ordenaron, no sabría como definirlo, pero lo hice.
Y consistía en que sentara yo en el sofá y abandonara el piso. Mis rodillas coloradas de raspar la alfombra seguramente no se notaban debajo de las medias que llevaba puestas aún. Mi espalda se recostó contra el respaldo, y mis tacos tocaron otra vez el suelo. Mis brazos descansaron sobre mis piernas tapando mi ropa interior, estaba sentada en el centro del sofá, esperando no sabia que, pero mi rostro estaba mojado por ello algunos de mis pelos pegados sobre mi cara.
La mano de alguno me indico despacio que separara bien mis piernas, que las abriera para dejarlos ver. Mis brazos fueron a parar a mis lados. Ya no me tapaban.
La voz de Damián se volvió a oír. Pedía que corriera mi ropa interior, que me mostrase toda desnuda.
D – Dejanos verte bien, corre tu ropa.
Esta vez si fue como un pedido. Y dude unos instantes en los cuales no me apuraron. Incline mi cabeza instintivamente hacia el lado en el cual no estaban, como escapando a sus miradas las cuales obviamente no podía ver, y con mi mano corrí la tela de mi ropa interior. Mi vagina estaba al descubierto y muy lubricada, mis pezones estaban erguidos y a punto de explotar, los pelos de mi pubis se dejaban ver tras la bombacha. Alguno de los dos coloco sus manos en mis rodillas y se agacho entre mis piernas, pero al arrodillarse en el piso dejo de tocarme.
Sentía que aún estaba ahí pero ni siquiera me rozaba, solo escuchaba su respiración y como suspiraba sobre mi vagina, estaba cerca pero no tanto como yo quería. Me estaban torturando, no podía más y sin darme cuenta comencé a frotar mis pechos, y poco a poco lleve mi mano entre mis piernas y sin pensarlo demasiado al cabo de un rato estaba masturbándome. Mi dedos se movían intensamente sobre mi, abriéndola, rozándome en e lugar correcto, pellizcaba mis pechos y me los frotaba. Poco a poco empecé a moverme sobre el sofá y mis pechos rebotaban, mojaba mis dedos en mi boca y los volvía a hundir en mi, usaba mi dedo favorito, solo la yema recorriéndome en círculos, presionando donde debía después de todo nadie me conocía mejor que yo. La locura no tardo en llegar a mi, me empecé a poner como loca, agitarme y gemir en voz baja, ya estaba revolcándome en el sofá y aunque siempre permanecí sentada levante mis piernas del suelo más de una vez, incluso ambas al mismo tiempo.
Mi mano estaba haciendo maravillas, y sumado a que hacía mas de una hora que habíamos comenzado no tarde mucho mas en acabar, mis dedos dieron con el punto justo y ahí insistí hasta el final, cada vez mas rápido hasta que sentí llegar, y un gemido intenso salió de mi, no lo pude controlar, mi dedo se humedeció de repente pero no lo quite, solo apreté mis piernas y me recosté disfrutando, terminando de tocar mis pechos. Si eso era solo el comienzo de la noche comprendí que no sabía en que estado iba a llegar al final. Y mientras me deleitaba y relajaba las piernas de uno de ellos se posaron delante de mi, su mano tomo mi torso y me enderezo, estaba sentada otra vez y sus manos seguían sobre mis hombros, su cuerpo estaba frente a mi boca, y mi mano no tardo en encontrar su pene y todo volvió a comenzar, a hundirse dentro de mi boca, pero esta vez no tarde en darme cuenta de quien era su dueño, este estaba seco. Lamí y bese largo rato mas hasta que su mano me libero de la ceguera retirando el pañuelo de mis ojos. No pare de pasar mi legua sobre el, mientras mis ojos se acomodaban nuevamente a la luz, y en unos segundos ya veía el pene delante de mi, entrando y saliendo de mi boca. Intente observar en donde estaba Walter y el solo apareció a mi lado y se sentó junto a mi. Mi mano apretaba el pene y el repetía cosas constantemente, que lo pajeara, que lo chupara y cosas así, y siempre me decía bebe.
Al rato de chupar esa polla a mas no poder, me separo de ella y me tomo de un brazo haciendo fuerza para levantarme. Y me guió directamente sobre su amigo, levantando mis piernas quede sentada sobre el, dando la espalda a mi novio aun de pie. Yo estaba arrodillada sobre el y me tomo de la cintura empujándome hacia debajo bruscamente, y su pene se abrió paso sin problemas en mi interior vagina bien lubricada, sentí la estocada y grite NO. No tenia puesto preservativo alguno y no me gusto que así fuera, pero sus manos en mi cintura me empujaban arriba y abajo, y no estaba en posición de parar, y me fui olvidando del tema y mi cuerpo subía y bajaba con la fuerza de mis piernas presionando el sofá. El pene grueso me entraba y me hacía gemir, sus manos ya solo sujetaban mi cintura, yo solita me movía, haciendo que entre y salga de mi, y cada vez mas rápido, estaba aceleradísima, y mis gemidos eran constantes, y pedía más algo que habitualmente no hacia, soy de gemir pero no de hablar, pero esta vez repetía más constantemente, o si, o cosas por el estilo.
El no me besaba en la boca, yo iba muy rápido, pero si se las ingeniaba para besar mis pechos y morder mis pezones. Era bastante bruto y mordía fuerte, o succionaba intensamente causándome algunas veces dolor, pero era tanto el placer que llegue hasta disfrutar de su rudeza, en algunos mordiscos sobre mi rozados pezones llegue hasta tomarlo del rostro y besarlo yo, algo que el no había echo. Y de a poco se animo y tranzamos un poco, ya que el prefería pasar más tiempo con su boca sobre mis pechos.
Sus manos me tomaron de la cola y cada vez que mis piernas me llevaban hacia arriba para dejarme caer, el ayudaba con sus manos para que la caída fuese mas intensa, clavándome cada vez mas.
Mis piernas estaban cansadas de tanto subir y bajar y el ritmo se noto que comenzó a decaer, la bombacha aún la llevaba puesta y su mano tras cansarse de presionar mis senos encontró un nuevo juego rozando los pelos de mi vagina.
Sentía como mi cuerpo se abría cada vez mas con cada caída libre sobre su polla, y encima Damián parado a mis espaldas con sus manos en mis hombros me presionaba bien fuerte contra su amigo. La cogida duro un buen rato, pero como todo lo bueno tiene que acabar, y así fue, cuando el sintió que estaba por terminar hizo fuerza para colocarme sentada nuevamente a su lado y levantándose rápidamente mientras Damián se hacia a un lado, se ubico frente a mi, entre mis piernas con la polla en sus manos frotándose frenéticamente con la intención de acabar sobre mi. Y así fue ya que antes de que pudiera reaccionar el semen comenzó a brotar de el salpicando directamente en mis pechos donde dio su primer chorro. Me incorpore como para correrme pero el fue mas veloz y me tomo por la cabeza dirigiéndome sobre su pene, y sin decir nada, bien calladita seguí lamiendo y abrí mi boca para dejarlo acabar dentro lo que le quedaba, y fue allí donde termino de descargar su blanco semen, mojando todo mi rostro y mis atados cabellos. Los siguientes cinco o mas minutos los pase besando su pene hasta que no quedo una sola gota de leche sobre el, estaba sobre mi o sobre la pobre alfombra.
Y así llego el turno de Damián que extendió su mano hacía mi, la cual tome y me ayudo a incorporarme, el no quiso ponerse frente a mi, con miedo tal vez a que lo besara, y me hizo girar para ponerme de espaldas, llevándome así hasta la mesa la cual golpeo en mi pelvis. El no hablaba pero entendía muy bien lo que quería, y empujando con su mano en mi espalda me hizo inclinar mi torso sobre la mesa. Mis erectos pezones se apoyaron en la fría superficie de la mesa, mis manos caían por los lados de la misma ( era una mesa pequeña para dos personas ), mi rostro sobresalía por el otro lado, mis pies llegaban bien al piso gracias a los tacos y mi bombacha ahora si estaba enroscada a la altura de mis rodillas. Y el o tardo en apoyar su miembro en mi. Mis piernas al sentirlo se separaron automáticamente dejando paso, la apoyo en la entrada de mi vagina y fue hundiéndola dentro de a poco, muy suavemente hasta llegar al final hasta sentir su pelvis apoyarse en mi cola y presionarla. Sus manos estaban sobre mis caderas y me empujaban contra el brutalmente una y otra vez, con cada embestida de su pene. Mis gemidos aparecieron otra vez y mis pezones se frotaban contra la mesa cada vez que me la metía dentro.
Y cuando menos lo esperaba y estaba realmente disfrutando otra vez del sexo Walter apareció por delante de mi, y como lo había dejado con la polla en la mano me la acercó a la boca mientras yo gemía.
Por primera vez jugaba con dos a la vez en mi vida. Sentía como entraba y salía de mi vagina, una y otra vez y como podía mientras me movía por el bamboleo la llevaba al fondo de mi boca lo cual me resultaba realmente una odisea, pero a el no parecía preocuparle mucho. Uno me tomaba de las caderas y el otro de la cabeza y cada uno se preocupo de lo suyo por un buen rato, hasta que Damián me pidió que lleve las manos a la espalda, y me las tomo fuertemente y sujeto con el pañuelo que antes cubría mis ojos, todo ello con una destreza asombrosa que hizo que no quitara su pene de mi vagina ni por un segundo.
Siguió castigándome por detrás un buen rato, y Damián se fue a sentar ya que me era imposible besarle sin mis manos que me resultaban de apoyo, ahora mis senos se deslizaban completamente sobre la mesa haciendo de apoyo para el ir y venir de mi cuerpo con cada embestida.
Y así me cogió largo rato hasta que sin acabar me levanto de la mesa y me llevo guío hasta Walter que se había prendido otra vez. Este me tomo de la cintura y me levanto como si nada sentándome en la mesa, y sin darme tiempo a nada se ubico otra vez delante de mi, bien pegado a mis pechos y agarrando mis piernas las separo para volver a penetrarme por segunda vez en la noche.
No tarde en sentirla dentro mientras mis piernas rodeaban sus caderas y mis brazos se entrelazaban por su cuello. Mi cola aun estaba apoyada en la mesa y esto le daba un pequeño margen de maniobra para mover sus caderas y meter y sacar su pene de mi interior. Y así se movió hasta que entro en calor y me tomo de la cola levantando mi cuerpo en el aire. Lo abrasé aun mas fuerte por el miedo a caerme, y el siguió con lo suyo al tiempo que mis zapatos de taco alto chocaban a su espalda y mis piernas hacían una fuerza terrible por amarrarme a el y no caer. El me llevaba por la habitación en andas con su pene dentro sin agitarse de mas, la única agitación era la de la cogida que me estaba pegando.
Cuando se canso de moverse, fue directo al aparador que esta contra la pared, ahí lo esperaba apoyado mi novio. Cuando llego giro, dejando mi espalda contra Damián. Y este me tomo de la cintura y se movía como buscando una posición mejor.
Y ahí fue cuando entendí su idea y del alma me salió un No seguido de un por favor, pero no conseguí que se inmuten. El pene seguía dentro mío y no podía moverme demasiado estando en el aire suspendida. Entonces vinieron las palabras de consuelo sobre que no me iba a doler que tenia una crema y sin terminar la frase su dedo ya estaba dentro de mi.
Y grite un poco, pero intente relajarme y seguir. El otro no se movía, solo esperaba con su enorme polla en mi vagina. Las manos de Damián en unos instantes me untaron la cola de un gel muy frió y en segundos estaba todo preparado para la doble penetración. Estaba inquieta, eso era algo que no me esperaba, y la resignación no tardo en llegarme, pero para mi sorpresa la idea era esa, pero tenia sus atenuantes. Fue Damián mismo quien me dijo que para penetrarme debía pedírselo. En esos segundos en mi cabeza pasaron mil cosas. Pero se aclararon en instantes para comprender que lo único que realmente quería era que lo hiciera. Y lo pedi.
K – hacelo.
D – Como?.
K –Hacelo.
D- Segura.
K. Cogeme si. Y no se que otra cosa mas debo haber dicho porque estaba sacada.
Y muy fácilmente ubico el camino. La punta entro sin problemas con tanto gel, pero el resto realmente me dolió, me quemaba por dentro y protestaba, pero gemía también, y me fui acostumbrando al tiempo que mi cola fue cediendo, y en el aire suspendida me estaban penetrando por ambos lados, mis piernas iban y venían. Sentía ambos penes dentro y no entendía como entraban juntos, el placer se fue acrecentando y el goce era pleno, una de mis piernas cayo al suelo y la otra seguía levantada, pero sus penes no salían de mi interior. El recorrido que llevaban era corto, prácticamente no se deslizaban, solo presionaban contra el fondo y entraban lo mas dentro que pudiesen según sus tamaños. En varios pasajes los tuve a ambos por completo en mi.
Damián de pronto dijo
D -Ahora te toca a vos.
Y saco su pene de mi cola. Walter me descolgó y volví a tocar el piso, y el mismo me puso de espalda y me llevo contra la mesa, yo ya era como un títere y sin quejarme obedecía con mucho agrado. En segundos ya estaban otra vez mis pezones duros apoyados contra la mesa y mis piernas separadas y firmes en el piso. Walter se acerco por detrás y sin decir palabra alguna busco certeramente el orificio de mi cola mandándome a guardar su polla entera sin titubear, de tan brusco me hizo golpear las piernas contra la mesa, lo cual no le importo demasiado ya que no tardo en comenzar a moverse. Su pene entraba y salía de mi pobre colita causándome un ardor que se transformaba en placer. Me tenía bien sujeta de las caderas y me arrastraba contra su cuerpo cada vez mas rápido mientras Alababa mi cola. Mi pose era realmente incomoda, ya que no podía estar con las piernas bien extendidas sino mi cola quedaba muy arriba para ser penetrada.
De a ratos la sacaba y la apoyaba contra mi golpeándola contra mis muslos, y murmuraba y la volvía a hundir.
Entonces apareció Damián y como si nada tomo su lugar, y me penetro también por la cola. Cada uno tenía sus formas, sus ritmos, y lo hacían el tiempo suficiente como para no acabar. Cuando estaban por legar se salían y descansaban intercambiando sus lugares. Y así cambiaron dos veces cada uno hasta que Damián que no había acabado en toda la noche no pudo mas, y se le escapo. Cuando esto sucedió el pene estaba por completo hundido en mi ano, y el calor que sentí es algo indescriptible, su pene permaneció enterrado hasta quedar casi vació a excepción del último y corto envió que salpico sobre mi espalda, el resto se vacío en mi interior y poco a poco mientras yo estaba extenuado reposando sobre la mesa, sentí como despacio comenzó a salir y gotear por mis piernas y mi vagina.
Estaba realmente satisfecha, no quería ni incorporarme, pero debía hacerlo, tome fuerzas por un rato mientras mi novio se dejaba caer exhausto en el sofá, y cuando iba a reincorporarme, Walter me lo impidió, me falta a mi, dijo, me tomo de las caderas y me llevo hasta el sommier pidiendo que me ponga boca arriba y abriera bien las piernas. Se subió al colchón y sentí sus rodillas golpearme mientras me abria de piernas aun mas. Su rostro me beso desde el ombligo, pasando por los senos y descansando en mi boca. Lo abrase y bese con ganas mientras su mano le enseñaba el camino de mi vagina a su pene, y lo encontró en instantes, y en instantes me estaba cabalgando otra vez. Y volví a gemir mientras nos tranzábamos, y me partía al medio con cada envión.
Tomo mis piernas y las llevo a su pecho, y no paraba de penetrarme ni bajaba la intensidad. Me puso de costado y apretando mis piernas se hizo paso con lo cual largue un tremendo gemido, y en segundos volvió a separarme las piernas y dejarlas abiertas mientras preparaba sus últimos empellones, y otra vez acabe retorciéndome toda sobre la sabana y manoteando la almohada, la cual cambie por mis pezones para frotármelos una vez mas, el sin embargo seguía enfiestándome cuando yo ya me daba por satisfecha, y tras algunos minutos mas, él también llego, la sacó antes de mi interior y su leche comenzó a fluir sobre mi cuerpo, sobre mi vagina, por fuera, y sobre mi abdomen incluso sobre mis senos y sin esperar demasiado se cambio de lugar y se acomodo de modo que se la chupase una vez mas, a lo cual accedí por tan solo unos segundos, ya no daba mas, estaba agotada. El semen termino de fluir en mi boca, y apenas podía levantar mis pechos del colchón, que para cuando entendí que ya no había más semen me deje caer con lo que quedaba este en mi boca y no me moví más por rato, tan solo para taparme con la almohada la cabeza.
Esa noche no supe nada mas de Walter, y Damián si se acerco al rato, seguramente después de vestirse, me toco la espalda y me dio un beso allí para después irse.
No me levante hasta el día siguiente para darme un buen baño y volver a dormir. A Damián lo volví a ver un par de veces, pero como novios solo una mas en la cual nos despedimos. Las siguientes fueron ocasionales y nos acostamos tan solo el y yo.
También quiero un novio q me comparta