Mi primer intercambio

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Debo confesar que me preocupe un poco con el contenido ya que al analizarme noté que nunca he tenido una fantasía sexual como tal, solo momentos de inspiración pero nunca una fantasía propiamente dicha. Una noche conversando con mi esposo, le comenté mi inquietud y me sugirió varias formas de armar una.

Comenzamos por buscar y reunir todos los aspectos que más me excitan de mis encuentros sexuales, resultando una fantasía, que aunque un poco común, reunía cosas que me gustaría y no he podido hacer y cosas que me encanta hacer. Soy una mujer más o menos caliente y me encanta el sexo en todas sus maneras, mi esposo es mi cómplice y mi pareja en todas mis experiencias y por ello no dudé en incluirle mi fantasía.

Se trataba de hacer el amor con uno o varios hombres en un sitio publico y que el me observara. Al principio le vi un poco confundido pero luego le pareció algo normal, en una mujer como yo cuyas experiencias han sido bastante conservadoras, es normal que sienta un poco de curiosidad por descubrir y experimentar lo prohibido.

Pasaron los días y una noche mi esposo me invito a que observara lo que sucede en los swinger´s clubs. La pase muy bien, tomamos tragos, bailamos y tuve la oportunidad de presenciar una súper excitante escena de sexo en vivo, donde una pareja de hermosos jóvenes se devoraron y penetraron hasta mas no poder, vi como se hace el intercambio de parejas, que a diferencia de lo que se comenta es un acto rodeado de respeto y muy sobrio a la hora de concretarse, claro esta que luego de esto viene una avasallante tormenta de lujuria entre personas, muchas veces desconocidas. Y como corolario pude ver hasta una pequeña orgía de 9 personas, fue excitante ver como las chicas con sus ojos vendados tomaban lo que estuviese a la mano para darle y darse placer, lo bueno o lo mejor de estos sitios es que si es tu gusto solo observas y no estas obligada a participar en nada que no quieras hacer, así que aproveche de mirar todo lo que pude y disfruté mucho el deseo de poseerme que veía en las caras de todos los hombres en el club. Luego de esto, llegamos a casa sumamente excitados y tuvimos una larga sesión de sexo que se prolongó casi hasta el amanecer. No pude ocultarle a mi esposo que me gustó muchísimo la experiencia y que quería volver y si era posible que tuviéramos sexo en ese sitio.

Así lo hicimos, a los pocos días volvimos y luego de calentarnos un poco viendo sexo en vivo, le di una mamada espectacular a mi esposo, mientras un completo desconocido introducía su lengua y dedos entre mi vagina, tuve orgasmos sucesivos cuando mi esposo se vino en mi boca a la vez que empapaba la boca de aquel joven que no dejaba de lamer mi vagina. Tuve muchas ganas de terminar lo comenzado pero al final no me animé a tener sexo con aquel joven a pesar de que tenía una enorme polla que me dejo ver y acariciar, decidí dejarlo para otro día ya que eran demasiadas cosas que digerir y no sabía que pensaría mi marido. Al día siguiente hablé con el acerca de su posición frente a que tuviese sexo con otro hombre y me sorprendió el que no le molestara en lo absoluto, dijo que era un juego que yo había decidido jugar y que mientras lo viera de esa manera no había nada de que preocuparse. Con esta tranquilidad decidí pedirle llevar las cosas a otro nivel, llegamos al club y luego de unos tragos empezó la acción, sabía que una vez que empezara a acariciar a mi esposo, alguien se ofrecería a participar, así sucedió, una joven pareja se acercó y nos ofreció compartir, aceptamos y de inmediato el joven me tomó por la cintura y me beso en la boca con suavidad pero con mucha firmeza, su lengua saboreaba lentamente mi boca mientras sus manos acariciaban mis pechos.

Me olvide por completo de mi esposo, estaba entregada a sentir, las hábiles manos de este joven recorrían mi cuerpo apretando con fuerza mis senos, nalgas y todo a su paso. Traté de seguirle el ritmo y pasé mis manos por su pantalón y saque su verga, estaba dura, le acaricié de arriba abajo y me incline para meterlo en mi boca. Recordé que mi marido estaba presente y voltee la mirada, el le daba una mamada a la chica y esta con las piernas en el aire gemía fuertemente en lo que parecía un largo orgasmo, volví a lo mío, comencé a mamarle la verga a aquel joven y pude sentir como se hacía mas y mas grande dentro de mi boca, luego de lubricarla y cuando sentí que estaba a punto de estallar, me incorpore y me coloque frente a su cara en buena posición para recibir su lengua en mi vagina, me lamió un largo rato con la misma habilidad con que besaba mi boca unos minutos atrás. Tuve un corto orgasmo y me apresuré a colocarle dentro de mi, mi esposo ya tenia rato cabalgándose a la chica y me sentí retardada, me introduje su verga rápidamente amoldando mi cuerpo a su huésped, sentí una mezcla de dolor y placer, era grande y muy dura y creo que desgarró un poco mi vagina, acostumbrada a una tamaño estándar como la de mi esposo. Su fuerte vaivén estremecía todos mis sentidos y las arremetidas de su cuerpo contra el mío llamaron la atención de mi esposo, quien volteó un poco asombrado frente a la brutal cogida que me estaban dando.

Comenzamos una especie de competencia a ver quien daba la mejor cogida. Me cambió de posición una y otra vez y por un momento perdí la noción de cuantas veces alcancé orgasmos. Teníamos largo rato cabalgándonos cuando se levantó y me cargo con las piernas abiertas metiéndome su enorme verga en la vagina ofreciéndole el mejor ángulo visual a mi esposo, este se sorprendió de lo ensanchada que se veía mi vagina con semejante verga adentro, apurándose a colocar a su chica boca abajo y enterrarle su verga en el culo como para emparejar las cosas, la chica daba gritos de placer. Luego de desgárrame un poco mas mi maltratada vagina me coloco nuevamente en el piso de espaldas a el embistiéndome nuevamente en un ir y venir desenfrenado pero con un ritmo demasiado excitante, la saco y sentí un poco de alivio en mi entrepierna, tomo su verga en la mano y la introdujo en mi boca para descargar una tonelada de esperma, trague toda la que pude pero aun así se desparramo por toda la cara y cuerpo. Quede completamente exhausta, a los pocos minutos mi esposo acabó igualmente en la boca de su chica y ambos caímos sentados y extenuados como al final de un maratón. Bebimos unos tragos más y luego nos fuimos a casa sin comentar para nada la espectacular experiencia.

Casi una semana después, y luego de muchas evasivas, decidimos tocar el tema y coincidimos en que fue una de las mejores y mas excitantes experiencias sexuales que ambos habíamos tenido, compartimos las sensaciones y sin tabúes de ninguna clase comentamos acerca de lo que sentí al ser penetrada de esa manera y el me comento lo que fue su primera experiencia anal, nos excitamos y no pudimos evitar sonrojarnos un poco ante los comentarios fuertes, al final concluimos que es algo que debe tratarse con cuidado y que para seguir disfrutándolo como esa vez no debe volverse una necesidad. Ese mismo día le entregue mi culo, sentí un poco de celos que su primera experiencia no fuese conmigo y por ello me puse a tono y se lo entregue sin reservas.

Ahora vamos una vez al mes cuando nos provoca a veces no vamos por un tiempo, pero cuando vamos damos rienda suelta a todos nuestros instintos y cada vez la pasamos mejor, tengo mucha suerte de haber coincidido con mi esposo en esta manera de vivir nuestra sexualidad, el esta de acuerdo y al igual que yo admira la sinceridad con que una vez plantee un problema y juntos buscamos la manera de resolverlo, creo que de otra manera la curiosidad me hubiese tentado y habría terminado mintiendo o siéndole infiel, o acostándome con cualquier otro a escondidas, lo que habría devastado nuestra relación, cuando a una mujer le dan la libertad de hacer lo que quiera sin restricciones, son privilegios que deben saber manejarse, porque traicionar esa confianza destruye de inmediato una relación.

Muchas mujeres no valoran la capacidad de comprensión de sus maridos y por miedo a exteriorizar sus necesidades o problemas, terminan mintiendo a sus esposos y engañándoles con cualquiera.