Mi primer trío
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por pielydeseo.
Mi primer trío.
Aquí me tienen, con un relato sobre mis fantasías favoritas: los tríos, siendo esta una historia muy especial, ya que fue mi primer trío y además una fantasía hecha realidad.
Este relato sucedió cuando yo tenía 27 años y mis compañeras de aventuras de dicha historia tenían 28 y 32. Para seguir con la línea de mis relatos no voy a poner los nombres verdaderos de mis amigas, especialmente por respeto a ellas. Sólo diré los nombres de Ana y Fernanda.
Describo rápidamente a Ana que es una de mis mejores amigas. Morena alta, mide aproximadamente 1.70 y pesa 64 kilos, busto grande, piernas largas y torneadas fenomenales, nalgas bonitas y sobre todo con la libido del tamaño del mundo (ella ha sido compañera mía de muchas sexy aventuras jejejejeje). Ahora paso con Fernanda que es la mejor amiga de Ana. Mide 1.68 y pesa como unos 60 kilos, es una mujer muy hermosa, de cabello castaño corto, y piel blanca, con unos senos grandes y hermosos pezones rozados, sus piernas y nalgas son exquisitas.
Yo, como muchos hombres, ya había fantaseado en los tríos, pero nunca me imagine que yo viviría uno, y que este sería el primero de varios, que han sido la mayoría experiencias muy ricas y satisfactorias. Al conocer a Fernanda, me dejo deslumbrado, ya que es muy bella, y yo nunca me imaginé que me acostaría con ella y mucho menos que sería en mi primer trío (tampoco me imagine lo caliente que era, lo disimulaba muy bien). Pero pasemos a la historia en sí y dejémonos de rodeos.
Todo comenzó en un fin de semana en el que Fernanda nos invitó a Ana y a mí a ir al cine. Fuimos a unas salas cercanas a su departamento y después con el calor que hacía se nos antojaron unas chelas y una botanita. Si bien yo no bebo mucho (más bien casi nada), con el calor que estaba haciendo ese día estaba totalmente de acuerdo. Compramos las cervezas y las botanas y nos fuimos al departamento de Fernanda. Pasaron los minutos y estábamos cómodamente instalados en la sala y a Ana y a mí se nos comenzaron a subir las hormonas. La plática comenzó a tener un giro más candente y Ana y yo nos comenzamos a excitar mucho más. Los besos, abrazos y algunas caricias comenzaron entre Ana y yo, mientras la charla se hacía más caliente. Fernanda nos comenzó a bromear, y decir que no empezáramos porque la íbamos a poner cachonda y no nos quería hacer mal tercio y no la íbamos a aguantar. Y en eso Ana le dijo abiertamente "te invitamos", (jajajaja yo no podía creer lo que escuchaba y pensé que de broma y palabra no pasaba, así que mejor ni me ilusionaba). Ana y yo continuamos y no se quien dijo que nos fuéramos a la recamara. Llegamos a ella y me senté en la cama con Ana, acercándola hacia mí y dándole algunos besos por el cuello, mientras que Fernanda se acostaba del otro lado del colchón, nos mira y al mismo momento nos dice: ¡Entonces que, me invitan a participar o voy a estar de voyerista!
No lo podía creer, pensé que estaba soñando, pero inmediatamente mis manos se fueron hacia sus senos y ella me bajo una de mis manos hacia su vagina. Mis dedos se dedicaron a recorrer su muslo interior con suavidad y a deslizarse por toda su entrepierna, ella estaba vestida con una sudadera y un pands, y se saco su sudadera, dejando sus hermosos senos libres (no llevaba siquiera sostén). Yo no me espere a ver que pasaba, mientras ella se quitaba la sudadera yo le quite los tenis y en el acto jale su pands y se lo quite al mismo tiempo que los calzones. Mientras tanto Ana se había dedicado a quitarme mi ropa y a desnudarse a sí misma. Fernanda me jalo hacia ella y me pido que la penetrará, yo coloque lentamente mi glande en su vagina, mientras que ella me decía con voz muy sensual que se la metiera hasta el fondo. La empuje toda, sintiendo como estaba ya muy mojada, mi mente todavía no carburaba del todo lo que estaba pasando, pensé que estaba en un sueño, y cuando me acuerdo todavía me parece que así fue. Comencé a moverme, buscando siempre sentir su vagina, su hirviente y húmeda vagina, mientras que Ana estaba atrás mío, besándome en la nuca, acariciándome los testículos.
Los movimientos se comenzaron a realizar más rápidos, pero también comenzó a rechinar mucho la cama y por estar ubicados en un departamento en el tercer nivel y con piso de madera, decidimos bajar el colchón al suelo para evitar interrupciones por vecinos envidiosos. Entre los tres bajamos el colchón al suelo, nos hincamos en un triángulo muy estrecho, los besos y las caricias comenzaron a circular, mis manos se fueron al sexo de Fernanda, mientras mis labios jugaban con los senos de Ana, ellas me recorrían a mí con caricias y besos, pero no me pregunten que hacían específicamente porque llegó el momento en que yo no sabía quien era quien, me sentía en medio de un torbellino que giraba cada vez más rápido, hasta que una mordida en mi nalga de Fernanda me llevó de nuevo a la dichosa realidad.
Fernanda me acostó en el colchón se subió encima mío y de un solo movimiento sin usar las manos (cosa que me sorprendió mucho en aquella ocasión) deslizó mi pene en su interior de un solo empujón. Comenzó a moverse con frenesí, me beso salvamente en la boca, mientras mis manos acariciaban sus nalgas, y después de su beso me coloco una mordida en el hombro que si bien me excitó mucho más, también me dolió lo que se reflejo con mi quejido, pero no me importaba porque lo estaba pasando delicioso. Ana, se masturbaba mientras Fernanda me montaba salvajemente. Después se bajo de encima mío y tome a Ana poniéndola sobre sus manos y rodillas. Me coloque detrás de ella, sin hincarme, sólo parándome sobre mis piernas y flexionándolas lo suficiente, para comenzar a introducir mi pene en la vagina de mi amiga. Mi pene llegó hasta tope con facilidad, ella también estaba muy excitada, la tome por las caderas y la comencé a penetrar con fuerza, mientras veía a Fernanda acostada enfrente de nosotros acariciándose con una mano su clítoris y con la otra sus senos.
La escena era hermosa, caliente, ver como montaba ahora yo a Ana mientras Fernanda se masturbaba y gemía enfrente de nosotros. Después de algunos instantes deje a Ana y me coloque entre las piernas de Fernanda, subí sus pantorrillas sobre mis hombros y le dije que ahora era mi turno de joderla a ella. La comencé a penetrar con rapidez y fuerza y ella solo me decía así, cógeme así, dámela toda. Yo no quería venirme, quería alargar mucho más el momento y parecía que ellas también, por lo que decidí cambiar un poco, porque a ese ritmo no aguantaría mucho más. Me detuve y acosté a Fernanda al lado de Ana, me acomode en medio de las piernas de Ana y comencé a deslizar mi lengua por el costado de su muslo, moviéndome desde fuera hacia dentro, hasta llegar a su vagina, pase mi lengua por todos sus labios, use mis labios y jale con suavidad los suyos, y poco a poco coloque mi boca sobre su clítoris, dándole un profundo beso, para después comenzar a mover mis labios con suavidad, y después la punta de mi lengua. Mi lengua se movía al principio despacio y con movimientos cortitos sobre el clítoris de Ana, y después en movimientos más largos, usando solamente la punta de mi lengua, hasta que alcanzó un orgasmo explosivo.
Repetí lo mismo con Fernanda, pero ahora en otra posición. Me acosté yo y deje que ella se montara sobre mi cara, le ofrecí mi lengua, cosa que entendió a la perfección. Me colocó la almohada debajo de mi cabeza para que ella no me quedara muy alta y comenzó a mover su vagina despacio sobre mi cara, rozándose toda con mi lengua, la cual trate de sacarla y levantarla lo más que podía para que ella se pudiera restregar completamente y a su gusto. Se movía ampliamente y con sus manos separo sus labios vaginales exponiendo su rosado y rico clítoris. Me lo brindo todo, y yo obedientemente, lo saboree, y lo succione con sumo placer, hasta que después de algunos segundos ella me tomo con sus manos la cara y comenzó a apretarse contra mí, explotando en un orgasmo muy largo e intenso, haciendo que yo me comiera toda su rica miel y no dejando ni una sola gota.
Todo comenzó por la tarde, y a hora ya estaba oscureciendo. Ana y Fernanda estaban recostadas, descansando una a cada lado mío, los tres mojados en sudor, yo me levante y solo escuche a donde crees que vas, ahora te toca a ti, me tomaron las dos y……………………
Espero que al igual que mi otro relato, este también le agrade. Créanme que al escribir todo esto e ir recordando, mi cabeza se ha llenado de ideas locas, el calor me invade y mi sangre circula con mayor rapidez, concentrándose en mi entrepierna. Tengo deseos de vivir muchas, muchas más divertidas y excitantes experiencias, porque vida sólo hay una y quiero disfrutarla al máximo.
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