Mis primeras experiencias
Ellos se sentaron cada uno a mi lado, y nos quedamos viendo la película porno que nos había llevado a ese placer..
Hola a todos, aquí les saluda de nuevo Lau con un nuevo relato. Siempre hay que contar las primeras experiencia, así que vamos a eso:
La primera vez que yo vi porno fue en la escuela, un amigo había llevado una revista porno, ese día fue la sensación y entre los compañeros se corrió el rumor de que tenía una revista para adultos.
En un momento, mandaron a llamar a nuestra maestra a dirección, como estábamos sentados por orden alfabético, este amigo y yo estábamos sentados juntos. Entonces, varios de mis compañeros hicieron una rueda a nuestro alrededor y le rogaron que sacara la revista para verla.
Mi amigo se hacía el importante, y le gustaba que le rogaran, pero al final la sacó y yo no pude salirme de la bolita, así que también la mire. Esa ocasión solo fue por curiosidad, no despertaba en mí aún ese deseo sexual.
La imagen que más se me quedó grabada fue la de una chica, vestida con un uniforme de escuela y peinada con dos coletas, sentada en el piso, y al lado de ella un hombre de pie, con su verga metida dentro de la boca de ella, aún la recuerdo, una imagen que declaraba la total sumisión de una mujer ante una buena polla.
En otra ocasión, unos años después de eso, ya comenzábamos con la punzada, en mi caso, ya había cosas me que llamaban más la atención sexualmente, incluso, ya empezaba yo misma a sobarme mi vagina, mi abdomen, al principio solo era frotar por encima, largo tiempo. Me imaginaba a algún actor, o amigo de la escuela, desnudos, masturbandose también, hasta que un temblor venía a mi, y entonces me quedaba cansada. Esas fueron mis primeras masturbaciones.
Pero lo realmente importante vino con mis vecinos. Nos habíamos ido de vacaciones a la playa, donde tenemos familia, en esta ciudad no tengo primos solo tíos y tíos-abuelos, pero con quien pasaba el rato era con los vecinos de la casa de enfrente, eran dos, y la mayor parte del día estaban solos porque su mamá trabajaba, y nunca les pregunte por su papá, pero yo nunca lo ví.
En las tardes nos íbamos a la tienda de la esquina, donde había maquinitas arcade y nos poniamos a jugar, cuando ya casi se nos terminaba el dinero, comprabamos botana y refrescos y nos regresabamos a su casa a ver películas, o también nos poniamos a jugar Halo.
Su casa era pequeña, según entras lo primero que veías era la sala junto con la cocina, no había comedor, y había tres puertas, una llevaba a la habitación de su mamá, otra a la de mis amigos, y otra era el baño.
No me acuerdo como fue que salió el tema, ni quien lo habrá sugerido, pero nos retamos a que el segundo y tercer lugar tenía que darse un beso. premio o castigo según se mire.
Como yo nunca quedé en primer lugar, siempre me tocó besarme con alguno de los dos, al principio fue solo un beso de piquito, pero luego se intensificó y lo hicimos que fuera 10 segundos de beso de lengua. Yo era inexperta así que no sabía muy bien que hacer, ellos metían su lengua en mi boca y yo la tocaba con la mía, después de estar jugando así un muy buen rato, las cosas fueron a más y más.
Cuando nos besabamos ya no era nada más estar con las manos quietas, ellos tocaban mis pechos y yo los dejaba. Los tres estábamos muy entretenidos disfrutando y el tiempo se nos pasó volando. Empezó a oscurecer y ya casi era hora de que llegará su mamá, así que yo me fui a la casa de mis tíos. Fui directo al baño, a masturbarme por supuesto, estaba en eso cuando escucho el timbre y segundos después, tocan a la puerta del baño.
- Lau ¿te vas a tardar mucho? – Era mi mamá.
- No ma, ya salgo – asustada paré de masturbarme.
- Bueno, te buscan los vecinos – espere un momento, me arreglé y salí.
En la puerta estaban mis amigos, parados muy impacientes, y cuando me vieron sonrieron, se alegraban de verme como si no nos hubiéramos visto recién, se veían emocionados.
- ¿Qué pasó, qué hacen aquí? – Les dije mientras me acercaba.
- Oye que crees, mi mamá no va a llegar a casa, se va a quedar a hacer guardia – Me dijo uno de ellos, el mayor. Su mamá es enfermera así que no era algo raro.
- Ah está bien, ¿y luego? – pregunté.
- Pues como ves sí te quedas a dormir en nuestra casa y seguimos jugando – Yo quería pero al mismo tiempo no sabría si me iban a dar permiso, además tenía ganas de seguir con lo que estaba haciendo en el baño y probablemente no podría hacerlo en su casa, y en ese momento nunca se me paso por la mente tener relaciones con ellos, para mi era algo que solo los novios hacen y además yo era virgen.
- No sé, déjenme preguntar, pero no creo que me dejen – Lo dije sin mucha motivación.
- ¡Sí! vamos todos a pedir permiso – Les iba a decir que no, pero los dos se metieron y ya iban de camino a la cocina, donde estaban todos.
Llegamos y ahí estaban mis papás, mis tíos y mis abuelos platicando, ellos más que yo fueron los que hablaron y pidieron permiso por mí, mis papás estaban un poco renuentes, pero mis tios y mis abuelos abogaron por mis vecinos, dijeron que eran buenos muchachos y que siempre les están ayudando, además, si algo pasaba estábamos muy cerca. Al final aceptaron, yo me fui a mi cuarto a ponerme mi pijama, que en realidad solo era un short, y una blusa. Y algo dentro de mí dijo, que tal vez, sería buena idea no llevar ropa interior.
Ya en su casa, estuvimos hablando de todo un poco, ellos sobretodo de sus novias, son mayores que yo, así que se las daban de expertos en el tema, y yo tomaba el papel de aprendiz, también vimos una película, y en la noche, como a las 9, fueron a tocarnos mis papás, para ver cómo estábamos, y también para llevarnos de cenar.
Vieron todo normal, incluso cada quien estaba acostado en un sillón diferente, porque sí, esta es una ciudad donde hace mucho calor, y casi siempre es mejor estar separados, mis papás nos dieron las buenas noches y se fueron a dormir, nosotros cenamos y seguimos viendo películas, así hasta que ya era como la 1 de la madrugada.
Entonces dicen ellos, ¿seguimos jugando lo de la tarde?, y yo acepte, así pues, volvimos a los besos y manoseos, ellos ya habían tomado más confianza, incluso desde antes, pasaban por el sillón donde estaba y de repente me tocaban un seno, yo obvio los apartaba, pero ni me enojaba, era más un “jajaja ¡oye!”.
Después de eso, el mayor de todos dijo, ¿cómo ven? si, ahora, vemos una porno.
- ¿Tú has visto porno Lau? – Me preguntó.
- Sí, a veces – Conteste un poco con vergüenza.
- Pues ahí está, hay que ver una – Y se fue corriendo hasta su habitación y luego regresó, traía su computadora y varios cables, la conecto a la pantalla de la sala donde nos habíamos quedado, porque su habitación es pequeña y solo caben ellos.
Después de un momento configurando todo, comenzamos a buscar videos, ellos me preguntaban cual ver, y yo también por vergüenza les decía que el que ellos quisieran. No me acuerdo ni que video era.
De estar viendo un ratito, sus miembros se les comenzaron a poner erectos, ellos al igual que yo llevaban short, así que era difícil ocultar lo excitados que estaban.
- ¿Te molesta si me saco la verga Lau? esque ya me esta apretando mucho – Dijo el hermano mayor, más que pregunta era un aviso, porque ya se la estaba sacando.
Ni siquiera tuve que responder, el menor ya también se estaba sacando su vergas, y ahí, en su sala, por primera vez, no uno, sino dos hombres se pajeaban frente de mi.
- Tú también puedes masturbarte si quieres Lau – Al principio no quería, pero el ambiente, los vídeos, verlos a ellos, todo eso fue poniéndome cachonda.
También empecé a masturbarme, aunque lo hacía por encima del short, el cuál ya estaba humedo.
- Mejor quitatelo Lau, lo vas a ensuciar – Me dijo el hermano menor.
- Bueno, pero no se burlen eh – No se porque se los decía, de que se iban a burlar.
Me quite no solo mi short, también mi blusa.
Y nos estuvimos masturbando un rato, hasta que el mayor, se acercó a mí y me dijo que yo lo masturbara y él me masturbaba a mi. Eso hice, tal como los había visto hacer lo estaba masturbando, y él hacía lo mismo, era la primera vez que una mano que no fuera la mía me masturbaba. Sentía tan riquísimo que mi espina dorsal hacía que me encorvara del placer.
Luego el menor también se acercó a mí, y me estuvo masajeando los pechos, me los chupo, y yo también le masturbe, aunque más torpemente porque lo hacía con mi mano menos dominante.
En un momento, el mayor, le dice al otro que vaya a vigilar que no venga nadie. Yo sabía lo que venía, y no hice nada por hacer que no pasará.
- Hazlo despacito, soy virgen – Le miraba, y juraría que mi ojos mostraban inocencia, placer, erotismo.
- Tranquila – Me tomo de la cintura y me acomodo en el sillón.
Me lamio la vagina mucho rato, y yo estaba que no podía más a veces sin querer le jalaba de los cabellos para que se apartara porque el placer era demasiado. Y cuando mi puchita ya estuvo muy mojada, fue introduciendo su verga dentro de mí, me dolió, y solte unas lagrimas, sentía que había perdido algo, pero tan pronto empezó a moverse dentro de mi, una nueva forma de placer me invadió, algo que nunca antes había sentido. Era tan rico sentirlo entrar y salir dentro de mí. Yo gemía y él trataba de callarme la boca para no hacer mucho ruido. Estuvo cogiéndome de misionero unos cuantos minutos.
- !¡Me vengo, me vengo! – Y se alcanzó a salir de mí, pero botando toda su leche en el movimiento, parte de ella cayó en mí, en el sillón y en el piso.
Yo estaba mirando al techo, tratando de tomar aliento, cuando bajé la mirada, frente a mí estaba el otro hermano, el menor, y ya se estaba acomodando en posición. No le dije que no, y tal vez mi mirada era la que la que decía sí.
La verga de él era un poco más grande que la del hermano mayor. Y no tardo tanto, de una me la metió, y volví a ser invadida por el placer, no era mucho más grande pero la diferencia era demasiada, me volví a encorvar. Estaba muy caliente, ahora yo también hacía movimientos para sentir su penetración más adentro.
Mientras tanto, el hermano mayor, ya un poco más recuperado, regresó al juego con mis tetas, me las chupo, apretó y pellizco, y yo le sobaba su verga con una mano.
Y tanto el menor como yo, nos venimos al mismo tiempo, él al igual que su hermano se salió dentro de mí, pero le dio tiempo de echar su leche en mi pancita. mientras yo me venía y caía de culo en el piso.
No nos tomó mucho tiempo para recuperar el aliento, ellos se sentaron cada uno a mi lado, y nos quedamos viendo la película porno que nos había llevado a ese placer.
A partir de entonces, se volvió recurrente coger, una forma más de pasar el tiempo. cuando no cogía con uno, cogía con otro, y si no había oportunidad nos conformábamos con un oral.
A día de hoy, coincidimos poco, el mayor se fue a Estados Unidos, y el menor se juntó y tiene años que no coincidimos. Pero no me niego a la posibilidad de reencontrarnos.
Y bueno, hasta aquí el relato de hoy, espero que les haya gustado y no olviden comentar en mi telegram (LCoellar) y puntuar.
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