NUESTRO PRIMER INTERCAMBIO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Empezare describiendo a mi esposa, ella es una mujer de estatura mediana con un cuerpo muy bien formado, trabajado a costa de largas horas de gimnasio, muy hermosa de rostro, sus ojos cafés claros tienen una mirada profunda que hipnotiza, sus labios llaman a ser besados, unas piernas largas y bien torneadas que nacen de unas nalgas firmes y redondas, sin lugar a dudas una belleza completa por donde se mire.
Un día viernes decidimos salir a ver si conocíamos alguna pareja swinger, pocas horas antes contactamos a una pareja y decidimos encontrarnos en las cercanías de un bar al que usualmente vamos, pero cuando salimos hacia el sitio, nos llamaron al celular y nos dijeron que sería bueno ir a conocer un nuevo sitio sw del que habíamos escuchado pero que ninguna de las dos parejas conocía, nos pusimos de acuerdo y fuimos al lugar.
Cuando encontramos el local, por fuera no se veía muy bien, pero supusimos que al ingresar el ambiente sería algo diferente, pero desafortunadamente no fue así, al ingresar el sitio, era tan solo una casa pequeña adaptada en la que habían improvisado un área de bar casi mezclada con el área de baile, la música era repetitiva y muy mal mezclada. En cuanto entramos nos cobraron inmediatamente el consumo y ya que pagamos ese dinero decidimos desquitarlo en parte al menos con las bebidas que proporcionaban a los asistentes por el valor de la entrada. Las dos parejas empezamos a charlar, primero sobre lo mal que estaba el sitio y después de varias cosas entre ellas sobre las distintas experiencias que habíamos tenido antes, nosotros les platicamos que aun no habíamos pasado de caricias y besos atrevidos con otras parejas y que aunque los juegos habían sido muy calientes, nunca habíamos dado el paso definitivo, encontramos una buena química entre las parejas y prácticamente no tomábamos en cuenta el mal ambiente del lugar.
Avanzo la noche y decidimos abandonar el sitio, pero ambas parejas nos sentíamos con deseos de algo más, aun así nos despedimos y tomamos cada quien su vehículo, cuando nos alejábamos decidimos llamar por celular y preguntarles si ellos querían tomar algo en cualquier otro sitio para seguir charlando y ellos dijeron que si, nos reencontramos y al ver que la ciudad estaba desierta y no había a donde ir, decidimos que podríamos ir a un motel para allí tomar algo y seguir charlando más cómodamente sin que eso quiera decir que vayamos a hacer algo más.
Dejamos uno de los vehículos y a bordo de su vehículo entramos a un motel cercano que aceptaron el ingreso de dos parejas. Ya adentro servimos una copa de licor seguimos charlando, pero cuando ellos preguntaron que era lo que quisiéramos, nosotros les dijimos que nada en concreto que aún no estábamos decididos a hacer nada y que cualquier cosa que hagamos la haríamos en pareja siempre ambos estuviésemos de acuerdo. Aun no se en que momento de la conversación mencione que era en realidad tímido con las mujeres, a lo que ella reacciono acercándose a mi y mientras acariciaba mi pecho sobre la camisa pregunto: “puedo” buscando mi respuesta, pero yo le dije que dependía de mi esposa que ella era mi dueña, viro su cabeza y encontró la aprobación de mi esposa, quien asintió con la cabeza, la chica continuo desabotonando mi camisa y luego llego hasta mi cinturón y mi bragueta, una vez más miro a mi esposa quien dio su aprobación, asintiendo con la cabeza ella libero mi pene de su prisión y empezó a besarlo, mientras yo miraba a mi esposa y no sabía cómo reaccionar ante esta situación , luego vi como el esposo de la pareja se acerco a mi esposa y empezó a besarla y a sacarle el pequeño vestido que llevaba, dejándola solo con el brasier y su pequeñísimo tanga, que tan solo cubría su sexo y por detrás tenia solo un pequeño hilo. Cuando me di cuenta el ya había liberado sus senos y sacaba lentamente el tanga de su cuerpo, todo mientras yo seguía recibiendo un buen trabajo oral, no como el de mi esposa pero igual muy placentero.
En pocos minutos vi como mi esposa estaba tendida en la cama con sus piernas entreabiertas, mientras el se disponía a besarla y acariciarla. Ambas esposos tomamos un preservativo, y empezamos a tener sexo cada quien con la pareja del otro, el penetraba a mi esposa recostada en el filo de la cama mientras el estaba de pie, dándome un gran espectáculo de ella siendo tomada por otro, la otra chica me besaba y repetía mientras me acariciaba si me gustaba ver a mi esposa siendo poseída, a lo que yo respondía que sí.
Puse a la chica en la cama justo junto a mi esposa y su amante, y comencé a penetrarla, sintiendo por primera vez una vagina diferente de la de mi esposa, la acariciaba sin perder de vista a mi esposa y sus reacciones, la miraba gemir a momentos pero también algo incomoda en otros, tomaba su mano mientras cada uno estaba con una pareja distinta.
Después de terminar ambas parejas empezamos a vestirnos pero notaba a mi esposa algo molesta, lo cual me puso intranquilo, cuando salimos del sitio ella se mostró muy molesta por lo ocurrido ya que dijo que lo había hecho por complacerme, para que yo pudiera estar con la chica, pero que a ella no le gustaba el tipo. Mientras tomábamos una ducha juntos ella se dirigía a mí en tono insultante y muy amenazador diciendo que espera que yo no me oponga si se presenta alguien que le guste, y con quien quiera estar. Nos acostamos a la cama estando ella aun molesta, uso una pijama de pantalón largo y se arropo bien para que yo no la toque, pero la calentura que yo tenía pudo más y mientras ella aún estaba molesta empecé a abrazarla y a desnudarle besando su cuerpo hasta empezarla a poseer y mientras lo hacía íbamos poco a poco rompiendo el mal humor del momento.
Después de hacer el amor varias veces durante esa madrugada empezamos a charlar sobre lo sucedido. Los días subsiguientes hicimos el amor más seguido que de costumbre hasta llegar a una calma placentera entre los dos. Mientras charlábamos nos dimos cuenta que lo sucedido nos había unido más y había provocado que podamos hablar sin inhibiciones de nuestros sentimientos y deseos.
Mientras charlamos aquel día resolvimos que el siguiente intercambio ella decidiría estar o no con la pareja que elijamos.
Podría pensarse que esta experiencia fue hasta cierto punto negativa, pero muy por contrario nos unió más y nos proporcionó la complicidad que necesitábamos para avanzar en el mundo swinger.
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