Nuestro primer intercambio de parejas.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Tonisoto.
Hola de nuevo,
Este es mi cuarto relato, Todos ellos están ordenados de forma cronológica, y de alguna manera vienen a confirmar que en esta vida todo tiene un porqué y un paso lleva siempre al siguiente.
El primero es: “Mi primera vez” En el cual cuento como perdí mi virginidad anal de forma brutal y aquello me marco para siempre. Pero no me arrepiento.
En el segundo: “No sabía que me podía gustar tanto ser follado” Relato como me echaron un polvo en un coche, el cual me encanto a pesar de la dificultad que supone hacerlo en un sitio así.
Y el tercero: “Hice el amor con mi prima y su marido bisexual” Este lo recuerdo con mucho cariño, sobre todo recuerdo con mucho cariño a mi prima y le estaré eternamente agradecido por todo lo que me entrego. Se me olvido incluir en el relato que cada vez que veo a la cantante Paulina Rubio, no puedo evitar acordarme de cómo era entonces mi prima, se le parecía mucho.
Después de aquello no me podía quitar de la cabeza lo que viví aquella noche, creo que cuando se es bisexual como yo, aquello es lo más que se puede pedir, sexo sin egoísmo y con participación de todos.
Debo decir que mi mujer por aquella época era también un bombón y los hombres se volvían locos por ella, lo cual me había costado más de una discusión cuando algún grosero mal educado se propasaba con ella cuando salíamos de fiesta, pero no lo hacía por celos, sino por principios.
Como venía diciendo, después de lo de mi prima y su marido empezó a madurar en mí la idea de ver como se la follaban otros hombres, me apetecía compartirla y ver como gozaba.
Ella también se lo merecía. Y claro, a mí también me apetecía estar con otras mujeres y otros hombres.
Pero ocurría que cada vez que intentaba hablarle del tema, ella montaba en cólera, me decía que no la quería, que lo único que yo quería era acostarme con otras mujeres usándola a ella como moneda de cambio.
Y eso en parte era así, pero también quería verla gozar con otros hombres y otras pollas, empleé mil argumentos para convencerla.
Por ejemplo, y era verdad, que nuestra relación se estaba enfriando y que antes de que llegásemos a buscar la pasión por separado era mejor que la buscásemos juntos sin escondernos.
Después de meses golpeando la roca, una noche accedió a que fuésemos a un club de intercambio para ver cómo era, y así saber si nos gustaba o no.
Cuando llegamos estaban a punto de cerrar, pero la dueña, una rubia muy bonita, nos explico amablemente como era aquel mundo y cuáles eran las ventajas del amor libre y de la sinceridad dentro de la pareja.
Lo argumento todo tan bien que, para mi sorpresa, mi mujer aprobaba todo lo que aquella rubia le decía, me quedé alucinado.
No fuimos y quedamos en volver el sábado siguiente.
Y llegó el día, afortunadamente mi mujer no se había echado para atrás y parecía casi tan atraída por la idea de conocer ese nuevo mundo como yo.
Entramos al local un poco asustados, se nos explicaron las normas a seguir, tomamos unas copas en la barra por los nervios, y pasamos a un salón donde había unos sofás y un televisor con una peli porno en pantalla, aunque nadie la miraba.
En los sofás habían algunas parejas magreandose, pero vestidas. Nos sentamos y nos quedamos allí sin saber qué hacer, al cabo de un largo rato se nos acercó un hombre y nos dijo:
-¿Vosotros sois nuevos por aquí verdad?
–¿Se nos nota verdad? Somos nuevos aquí y también en todo esto, –dije.
–Esto es muy sencillo, nos dijo, en la sala de al lado están las camas y el jacuzzi, normalmente las parejas se forman allí, y luego follan allí mismo o se van a las camas.
No olvides que antes de tocar a alguna mujer tienes que pedir permiso a ambos.
Ahora si queréis os podéis venir con mi mujer y conmigo que vamos para allá.
Nos desnudamos y nos metimos los cuatro en el agua.
Debo decir que estábamos acostumbras a ir a playas naturistas, por lo que no teníamos mucho pudor, y nuestros cuerpos estaban muy bien por aquellas fechas.
Una vez en el agua aquello me parecía el paraíso, habíamos al menos seis parejas en el agua, yo nunca había tenido tanta gente desnuda tan cerca de mí.
Me puse de inmediato a besar a abrazar a la mujer de nuestro nuevo amigo, no se pude decir que la tía tuviese un tipazo, era más bien baja y rellenita, pero no le hice ascos.
Era una mujer muy ardiente, la chupaba como si fuese su última vez, le tuve que pedir que parase, y le propuse irnos fuera del agua, deje allí a mi mujer con su nueva pareja.
Cuando miré por última vez, vi como mi mujer se la estaba chupando a ese tipo sin cortarse ni un pelo, me dio un ataque de morbo indescriptible, estuve a punto de masturbarme allí mismo al verla.
Ya en la cama, nos tumbamos mi nueva amiga y yo, y yo me puse a tocarle el coño, metí mis dedos en su vagina mientras el flujo le bajaba hacia el culo, aproveche para sacar los dedos y meterle uno por el culo, doy un respingo, parecía que le había dado la corriente.
–¿Te gusta el culo? –Me dijo, parecía más una afirmación que una pregunta.
-Si, –respondí, me gustan todos los agujeros.
–A mí también me gusta pero debo estar más excitada para ello.
–¿Si te como el chocho te calentaras lo suficiente? –Le pregunté.
–Inténtalo, me dijo, y cuando esté a punto te aviso, pero por hoy solo un dedo. ¿Vale?
–Bueno, dije, por algo se empieza, pensé.
Decidí hacerle un 69 poniéndome yo debajo, así tenia el coño y el culo al alcance de mi boca y de mi mano. Ella se metió mi polla en su boca, pero yo intenté no prestarle mucha atención a aquello para no excitarme demasiado.
Empecé por meter mi lengua en su vagina para ir subiendo hacia su ano, cosa que repetí varias veces, y luego me centré en el clítoris, ella se tuvo que sacar mi polla de su boca por miedo a morderla, no se podía controlar, me dijo.
Al cabo de unos minutos y con voz calenturienta me dijo;
–¡Ya, ya, para ya por favor, para, no aguanto más!
Yo no paré con su primer “ya” para torturarla un poco, eso siempre me ha divertido.
Entonces volví a humedecer su culo con mi lengua y sin darle tiempo a pensar, le metí el dedo gordo apoyado el resto de mi mano sobre su culo.
Grito y murmuro algo malsonante pero yo no saque el dedo, lo estuve movido dentro de su culo sin sacarlo y luego lo fui metiendo y sacando durante unos minutos.
Cuando me cansé de aquello saque el dedo, ella no parecía ya muy entusiasmada, se había corrido con la comida de coño y ahora estaba más bien fría en comparación a como estaba momentos antes.
El resto del polvo fue más bien rutinario, se puso boca arriba, y simplemente espero a que me corriese. Antes de correrme le pregunté si quería que se la metiera por el culo, pero me dijo que tal vez otro día.
Así que me puse a culear con todas mis fuerzas para correrme lo antes posible, ya no me apetecía demasiado estar con esa mujer.
Y aunque volvimos muchas veces a aquel local, creo que solo follé con ella una vez más.
Cuando me incorporé vi que mi mujer ya estaba vestida y estaba sentada con aquel tío fumando un pitillo.
Vi que se frotaba los ojos, y asustado, pensé que estaba llorando, dios mío pensé, me ha visto follando y ahora está llorando.
Me apresuré a vestirme me despedí de mi nueva amiga, y salimos sin mediar palabra.
Mientras conducía de vuelta a casa ella iba a mi lado en silencio, pensativa, yo estaba asustado me daba miedo preguntarle. Al fin me decidí:
-¿Qué te ha pasado? Le pregunté.
-Nada.
-¿Cómo que nada? ¿Pero no estabas llorando? Pregunté.
–No, sería que me picaban los ojos por el humo, además, ¿No has visto como se la estaba chupando cuando os habéis ido a la cama, porque iba a llorar después?
Yo respiré aliviado, que tonto soy, me dije, no había pensado el ello.
–¿Pero lo habéis hecho?
-SI, –me dijo.
–¿pero cuando, lo has hecho?
–Lo hemos hecho dentro del agua, cuando os habéis ido.
Un nuevo subidón de morbo, este fue tremendo, la erección casi me impedía conducir, tuve que parar y pedirle a mi mujer que condujese ella.
–¿y te ha gustado? le pregunté.
–Sí, pero ha sido muy rápido, ese tío parecía no tener demasiadas ganas, parece que estaba deseando terminar, creo que lo ha hecho más bien para que tú te acostaras con su mujer.
Es posible que la decisión la tomara ella y el tuvo que seguirle el juego sin tener muchas ganas de follar.
-Lo siento por ti, le dije, a mi no me ha ido tan mal, pero tampoco ha sido para tirar muchos cohetes.
Estaba loco por llegar a casa, cuando pensaba que había estado chupándosela a otro hombre y follando con él, se producía en mí una mezcla de sentimientos que no acierto a describir, pero todo se resumía en una enorme calentura y unas ganas locas de follármela yo ahora.
Cuando llegamos, nos duchamos y nos fuimos a la cama, era ya muy tarde, pero os puedo asegurar que aquella noche volvimos a disfrutar de nuestros cuerpos como no lo habíamos hecho desde hacía años.
Nos entregamos como locos el uno al otro.
Tanto era el morbo que sentíamos los dos aquella noche.
No me cabe duda de que aquello revivió nuestro matrimonio.
Volvimos más veces a aquel local, allí conoció mi mujer lo que era una doble penetración, el lesbianismo y otras cosas más.
Espero que os guste y me animéis a seguir escribiendo.
Besos a todos y a todas.
Por favor, puntuad el relato y enviadme vuestros comentarios.
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