Nunca lo hubiera imaginado. *
El encuentro con unos amigos fue espléndido. .
Juan y Verónica son unos amigos de la adolescencia. Ellos se casaron luego de terminar los estudios, a los cuales no había visitado en algunos años.
Cuando finalmente los volví a ver, esto fue lo que pasó…
Los saludos y abrazos un poco efusivos entre los tres, no se hicieron esperar en cuanto me abrieron la puerta.
Comimos algo y luego tomamos unas cervezas.
Una prima de Vero, se encontraba viviendo temporalmente, por cuestiones de la universidad.
Verónica mide 1.68, delgada, piel blanca, pechos chicos, trasero mediano, mostrando buenas curvas luego de ir al gimnasio.
Juan es moreno, delgado, también con cuerpo de gimnasio.
Lucía. La prima, es de piel canela, un poco llenita, caderas amplias, pechos medianos.
Yo. Mido 1.70, delgado de piel blanca.
Hecha la descripción, prosigo.
Al presentarme a Lucía, francamente me gustó. Vestía de un short algo reducido, dejando ver unas bonitas piernas y unas nalgas casi saliendo.
No quise tomar tanta atención hacia ella, ya que realmente a los que había ido a ver era a mis amigos.
De la cerveza pasamos al tequila.
Ya desinhibidos, ellos me platicaron que estuvieron poco tiempo en el movimiento swinger.
Casi no lo creía, pues Juan es o era muy celoso con Vero, aún siendo novios.
Luego vinieron las insinuaciones de parte de Verónica. Diciendo cosas, como si me aventuraria a tener un trío con ellos o si me gustaba su prima y demas cosas.
– Pues más me gustaría un trío contigo y con tu prima.
Me aventure a decir.
Ella ya no contesto nada y fue al baño de donde aun no había salido su marido.
Me quedé hablando un poco con Lucía, sin tocar la pregunta de mi amiga.
Pasado el tiempo vimos unas películas, las cuales eran nuestras favoritas en tiempos de bachillerato.
El frío comenzaba a sentirse, por lo que, con una cobija grande nos tapamos los cuatro.
Verónica quedó junto a mi y la prima junto a Juan.
Me sobresalte un poco al sentir que la mano de mi amiga sobaba mi herramienta por encima del pantalón.
Sin tapujos, devolví la cortesía, acariciando sus piernas y metiendo la mano bajo su vestido.
Estando húmeda, abrió más las piernas para dar paso a un dedo y luego vino el otro.
Ya tenía el ziper abajo y ella me pajeaba por debajo de la cobija.
Así estuvimos hasta que terminamos de ver la película.
Ella quiso que la acompañará en su coche por otra botella de tequila.
Acepte, pensando en lo que ocurriría después de lo antes hecho.
La ida al mini super de 24 horas fue de lo más normal.
Se estaciono en una calle algo oscura y vacía, para que comenzaramos a besarnos, pero yo la acariciaba por todos lados.
Luego volvió a mi cremallera, sacando mi falo y lo mamó de lo lindo.
– Esto va a ser mejor al rato. Te lo prometo.
Me dijo al encender el coche y regresar a su casa.
Juan y Lucía se veían como si nada hubiese pasado, cosa que me hizo sentir culpable por lo que ya ocurría con Verónica.
Pusimos música y comenzamos a cantar, algunas canciones de alegría, otras románticas y otras de tristeza.
Juan fue a su habitación y Lucía al baño.
Verónica aprovecho, para sentarme en el sofá y frente a mi bailaba muy sexy.
Subía su vestido, hasta la altura de su ombligo, luego se ponía en cuatro como si estuviera perreando.
Por último saco sus pechos, tratando de besar su pezon y así con la siguiente canción.
Al llegar Lucía, Vero le ordenó darme unas mamadas en lo que ella seguía bailando.
Lucy, la observó con incredulidad.
Para que luego mi amiga le reprochara.
Que no le quedaba hacerse la santa.
Acercándose a ella y plantandole un cachondo beso.
Mi mano acariciaba las nalgas de Lucy por encima de su short, en lo que me daba unas ricas chupadas.
Cuando Verónica se unió a su prima, quedé más que fascinado por el doble oral que recibía.
Lucía se puso de pie, para quitarse su playera y su short, quedando en tanga y volver a su labor conmigo.
Luego Verónica se animo a montarme. Besos caricias, sus auto clavadas eran casi fenomenales; pues no imagine que fuera tan cachonda.
Ahora era el turno de Lucy, la cual prefirió sentarse en mi palito.
Frente a ella, Vero mamaba sus pechos y se besaban.
Realmente me sentí más que caliente.
Al montar a Lucía, no perdí la oportunidad de darle unas mamadas en su vulva y en su culo.
Verónica se colo de bajo para seguir chupando. Sin duda una muy grata sensación.
Pegue de gemidos al sentir la lengua de mi amiga chuparme el culo. ¡Ufff! Era la primera vez que me daban un beso negro.
Luego de poner a Verónica en cuatro, casi me vengo, luego de meter la verga en su recto, tan apretado, tan rico.
Lucía se masturbaba en un sillón frente a nosotros.
¡Ay, que rico! Decíamos cuando le llene el ojete a mi amiguita.
Juan caminaba hacia su mujer, avanzando y a la vez pajeandose.
La volteo y la penetro con gran vehemencia.
Yo fui con Lucía para seguir disfrutando de sus jugos.
Acercando el sillón donde estábamos, Lucy se clavo en mi recién recuperada verga, inclinándose, le hacía un oral a mi amigo junto con su esposa.
Luego cambiamos de pareja.
Y el goce seguía entre las piernas de Verónica.
Ahora Vero me montaba, pero aparte se acercó Juan para perforar su orificio anal. Ella pegaba de alaridos como loca por tener dos falos en ella.
Lucía se sentó en mi cara y a la vez se besaba con su prima y disfrutaba de sus senos.
Sentí un goteo en mis huevos, al tiempo que Juan jadeaba. En su descarga me había pasado a mojar.
En eso le llegó el orgasmo a Vero y yo tuve que hacer un gran esfuerzo para no venirme también.
Ahora era el turno de Lucía. Solo que esta vez yo sería quien metiera la verga en su ojal.
Estaba encantado por darme gusto con aquel culo.
Mis manos manoteaban y masajeaban aquellas firmes nalgas, además de besar su espalda.
A Juan y ami nos llegó el momento de descargar, por lo que Lucía quedó escurriendo de ambos hoyos.
Hicimos un último brindis y nos retiramos a dormir.
Solo que yo me quedé a dormir con Lucy. Según yo dormimos.
Desde esa fecha procuro visitar más seguido a mis buenos amigos y así pasar momentos agradables.
Vladimir escritor.
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