Paraguay

Un vuelo literal de sexo.

Una vieja amiga me contactó para que viajara a Asuncion, Paraguay, para que le ayudara con la boda de su hija.   Así que me programe para el viaje, teniendo que ir de Cali a Bogotá, pues el vuelo a Asuncion salía de la capital.  A las 8:45 pm, me llamaron por los parlantes: señora Pamela…., favor presentarse en la puerta 17 que ya van a cerrar  el vuelo Avianca 213. Tuve que correr y al abordar solo iba yo en primera clase.

Despegamos a las 9:25om con hora de llegada a Asunción a las 4:40am. Cansada por el trajín del día me quedé dormida, hasta que me desperté al sentir a la azafata que me venía ofrecer una copa de vino, que acepté gustosa. Al rato me preguntó que si quería algo de comer, a lo que le dije que no, pero que le aceptaba otra copa de vino que me trajo prontamente.  Saque mi laptop para trabajar un rato, cuando observé como en uno de los baños de adelante ingresaron una azafata y otro auxiliar de vuelo. No le di importancia hasta que en un minutos unos gemidos se escuchaban fuertemente. Bufidos y gemidos que daban a entender el grado del encuentro sexual que se llevaba al interior del baño. Gemidos que me fueron calentando y excitando, hasta llevarme a acariciarme y sobarme el clitoris aún por encima de mis panties, que ya estaban mojados.  Con los ojos cerrados me acariciaba al compás de los gemidos que venían del baño, y un apagado alarido coincidió con una orgasmo que me recorrió toda mojándose sin mucho más mis calzones.  Fue cuando una voz me preguntó: puedo ayudarle en algo? Abrí los ojos para encontrarme al copiloto parado frente a mí, que tenía las piernas abiertas sobre el asiento mientras me masturbaba.  No pude decir nada; y el en silencio se abrió el pantalón y dejó salir una verga semierguida, que me ofreció sin ningún pudor. En el baño seguía el ajetreo, mientras acariciaba ese maravilloso pene que empezó a crecer en mi mano, alcanzando unos 23 a 25 cms. Un glande brillante, grande que me metí a la boca para saborear con mi lengua que lo recorría ansiosa. Mientras lo mamaba, con una mano lo masturbaba y con la otra acariciaba sus grandes testículos que le colgaban. Se lo mame un buen rato, hasta que alcanzó su máximo esplendor, mientras él me morreaba las tetas que había liberado de mi sistema después de haber abierto mi blusa. Ospina, como estaba marcada su camisa, se sentó con las piernas hacia el pasillo y me invitó a que lo cabalgara. Me trepé sobre él y con mi mano ayude a su verga a ubicarse en la entrada de mi coño y me dejé caer, sintiendo como esa tranca me penetraba toda. Lo cabalgué un buen rato, mientras él me chupaba las tetas, mordiéndome los pezones a mi solicitud, que me encanta.

El placer me recorría, con susto y morbo, de que alguien que viniera de atrás abriera la cortina que separaba la primera clase.  De pronto, se abrió la puerta del baño y salieron los auxiliares, que se toparon con el espectáculo que dábamos en la fila 3 de la primera clase.  El hombre sin dudarlo, se despojó de sus pantalones y de sus bóxers, y empezó a menear su polla que empezó a crecer de nuevo después del ajetreo en el baño.  Yo no podía dejar de subir y bajar sobre esa verga que me poseía. Ana, la azafata se arrodilló y le dió una buena mamada a la polla de Arturo, el otro asistente, que se puso completamente erecta, menos larga que la de Ospina pero un poco más gorda. Ana, después arrodillaba entre las piernas abiertas de Ospina, empezó a lamerme el ano con su lengua, ensalivandolo, para delicia mía. Se retiró, y Arturo ocupando su lugar, y tocándome para que me quedara quieta, puso la punta de su polla en la entrada de mi ano y empezó a empujar. No me lo esperaba, pero su glande expandiendo mi ano, pronto entró facilitado por la saliva de Ana. Dolió, pero me gustó sentir esa polla penetrándome por detrás.   Ana mientras tanto me daba de beber mas vino, que tomaba con rapidez. Sentada completamente sobre la polla de Osoina, y cuando la verga de Arturo entró completamente en mi culo; les pedí que ambos se quedaran quietos, que sería yo la que me moviera. Empecé a moverme con furia hacia atrás y hacia abajo, para sentir plenamente con lujuria esa doble penetración, mientras ospina lamía mis tetas y Arturo me jalaba del cabello.  El dolor se conjugaba con el placer, y un nuevo orgasmo me recorrió con temblor, hasta que Ospina dijo que iba a acabar, y Arturo le siguió diciendo que también.  Me bajé, y seguí mamando la polla de Ospina parado frente a mi, mientras Ana hacía lo propio con Arturo. Como si estuvieran sincronizados, descargaron al tiempo sus chorros de semen en nuestras bocas. Yo tragué bastante de la leche de Ospina, y retuve el resto en mi boca.

Me volví mirando a Ans a los ojos, y me abalancé sobre ella para besarla y traspasarle el semen de Osoina de mi boca a la suya, y ella el de Arturo a la mía.  Fundimos nuestras lenguas, mientras se mezclaba el semen de nuestros machos, que íbamos tragando de a poco. Ospina vistiéndose se retiró hacia la cabina del avión.  Ana me termino de desnudar completamente, al igual que ella; y recostándose sobre el pasillo me invitó a un 69, que acepté gustosa, abriendo mis piernas para que su boca empezara a lamer mi depilado púbis y su lengua hurgara en mi coño; mientras me enfocaba en lamer sus labios vaginales, y chupar su clitoris y su hermoso coño peludo. Mi culo levantado ánimo a Arturo, que con su polla insaciable, me empezó a culear de nuevo, clavándomela cada vez hasta el fondo.

La puerta de la cabina se abrió, y salió el capitán, un hombre apuesto de unos 60 y tantos años, con gafas y bigote. Se sentó en uno de los asientos, y abriendo el cierre de su pantalón dejó salir una polla que empezó a masturbar mientras admiraba el espectáculo en el pasillo de su avión. Arturo, con un fuerte mugido, descargó su leche en mis intestinos, y habiendo acabado se paró, llenándose para el baño.

El capitán, acomodándose detrás mío ocupó el lugar de Arturo, y ensartó su verga en mi ano, que lubricado como estaba me penetró con facilidad. Más gruesa aún que la de Arturo, sentía como esa polla me llenaba, ampliando mi esfínter a más no poder.  Sentía esa polla llenando mi culo, mientras la lengua de Ana, me recorría el coño sabrosamente. Arturo, saliendo del baño, me ofreció su polla, que empecé a mamar con diligencia. Con dos pollas penetrando mi culo y mi boca, tuve un nuevo orgasmo que me hizo vibrar completamente, a la vez que Arturo derramaba otra carga de semen en mi boca.

La puerta de la cabina, se abrió de nuevo, y salió el ingeniero de vuelo, Ramirez, que sin dudarlo, se desnudó de inmediato, ofreciéndome su polla, para que la mamara mientras el capitán me seguía culeando. No demoro en estar totalmente erecto, con una verga fabulosa, gruesa, larga.

El capitán sacó su polla de mi culo y se acostó sobre el piso, y haciéndole señas a Ramirez, éste se acostó frente al capitán, de forma que sus testículos y sus pollas quedaron tocándose una con otra.  Me invitaron a sentarme sobre ellos; querían penetrarme doblemente en mi coño. Me acomode, y colocando las dos puntas de sus pollas en la entrada de mi vagina empecé a empujar suavemente, hasta tener las dos vergas incrustadas en mi coño.  Llena de lujuria las cabalgué, sintiendo cuanto se podían estirar las paredes de mi vagina. Que sensación maravillosa, sentirme saturada de esas pollas. Cuando manifestaron estar a punto de acabar, me bajé y me turné mamando esas majestuosas vergas, hasta que descargaron su leche sobre mi rostro y mi cabello.

Ana se acercó y con su lengua lamió todo el semen que me cubría. Mire mi reloj, y ya eran pasadas las una de la madrugada.  Con mi culo y mi coño destrozados, me acurruqué desnuda en mi asiento, mientras bebía una nueva copa de vino.

Ya estaba relajada, cuando el capitán regresando de la cabina aún desnudo, me tomó de las manos, y me llevó para allá, llevando también mi ropa.  Me acomodaron en una silla desocupada en la cabina, y durante el resto del vuelo, se turnaron para follarme con dobles y triples penetraciones; tragando semen como nunca antes en mi vida, y mientras me clavaban poder admirar la vista de los cielos. Desde ese día cuando me preguntan por mi aerolínea favorita, sin titubeos, respondo que Avianca. Cada que uno de ellos llegan a Cali, pernoctan en nuestra casa, con la venia y complicidad de mi marido. Pero eso será motivo de otros relatos.