Rico trío con mi mujer y el vecino atleta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estoy felizmente casado desde hace 4 años. Actualmente tengo 32 años y mi mujer sólo 30. Nuestra vida sexual siempre ha marchado de manera normal, pero tradicional. Hasta el momento no hemos tenido hijos, ya que estamos dando prioridad a nuestro crecimiento profesional.
Últimamente había estado imaginado a mi mujer cogiendo con otros hombres, en especial con el vecino. Llevamos buena relación con el y su esposa y es por ello que en ocasiones veía a Héctor el vecino platicando con mi mujer ya que ella les vende productos proteicos para deporte. En mi adolescencia tuve algunas prácticas con algunos amigos en las que compartía yo a mi novia con ellos. Siempre en tríos. Una vez que ella se aburría de tal amigo. Convencía e invitaba a otro. Y todo bajo consentimiento de ella. No fue fácil que ellas accedieran al principio. Pero una vez que iniciaban en esto, ya no las podía parar. Y eso a mi me excitaba de sobremanera. Puedo decir que soy gay. Pero no lo soy por que realmente me encanta cogerme a las mujeres. Entrar en una conchita apretada y húmeda es lo mejor de la vida sexual. Pero en esos tríos en ocasiones llegué a practicar oral a compañero y en otras ocasiones yo lo penetraba cuando él se cogía a mi novia. En el momento de la excitación se hacen locuras. Gay o no. No es algo que me importe o me preocupe. Sólo me importa disfrutar el sexo al máximo. Y si fuera gay creo que lo aprovecharía mucho más.
Regresado a mi esposa. Ella no sabía de mis experiencias en mi etapa de noviazgos. Pero a mi se me antojaba empezar a abrir nuestro panorama y empezar a meter un tercero a la cama. Había un par de compañeros de la oficina que eran buena opción. Pero el que más se acercaba a la idea y quien además conocía mi mujer era Héctor. El vecino!.. Este era la mejor opción. Tenía 35 años, atlético, abogado serio, competía en natación a nivel local. Tenían 2 niñas pequeñas. Pero su mujer era muy hermosa y estaría difícil convencerlo. Pero lo primero y más difícil era convencer a mi mujer.
Estuve ideando como hacer para iniciar interés entre ellos. Así que luego de pensar e idear comencé el juego.
El sábado por la tarde, como todos los fines de semana la vecina se va a casa de sus papas y Héctor acude a sus prácticas de natación. Al terminar se regresa trotando a su casa como a las 7 pm. Esto lo estuve checando por días para mi plan.
Ese día sábado le pedí a mi esposa que hiciéramos una comida al jardín, mismo que colinda con el jardín de la casa de Héctor. Preparáramos todo, ella lo referente a la comida al jardín y yo a idear lo que haría.
Entre 5 y 6 de la tarde ya estábamos comiendo el el jardín mientras yo le servía más vino a mi mujer. Las pláticas ya las había tornado yo hacia el sexo. Entre vino, besos y toqueteos le iba diciendo que me excitaría mucho hacerlo ahí en el jardín, que me excitaría mucho que algún vecino nos viera haciéndolo. Le decía que esa era mi fantasía. Y que hasta e imaginado que otro se la está cogiendo y que eso me excitaba mucho… Ella sólo reía y me besaba. En ocasiones me acariciaba la verga sobre las Bermudas. Y como ella llevaba un vestidito corto, muy fresco y holgado,yo aprovechaba para excitarla y meterme los dedos en su rica panochita. Al calor de las copas, mis palabras y mis manos se empezó a excitar cada vez más.
Ya estaba lista. Empecé por quitarle su calzón. Me puse de rodillas para hacerle oral que tanto me gusta a ella y tanto placer me causa a mi. Beber sus jugos, lamer sus labios, succionar su clítoris y ahogarme entre sus piernas cálidas es lo mejor de todo. Siempre tengo que practicarle oral por casi media hora para que ella pierda la cabeza y me ruegue que se la meta. Y esta vez con alcohol de más que ha bebido, seguro aceptaría ser penetrada por Héctor sin problema.
Mientras le seguía lamiendo su deliciosa concha ella estaba perdida de excitación. Escuché claramente que el el vecino iba llegando. Se acercaba trotando a su casa. Calculé que en más o menos 5 minutos estaría en la cocina tomando agua y desde ahí podría ver a la perfección a mi mujer a acostada sobre la mesa de mi jardín, con el vestido subido hasta el busto y yo con mi cara entre sus piernas dándole el mejor oral que le había dado hasta ahora. Me esmeraba y me excitaba más el hecho de que ya estábamos siendo observados. Vi de reojo y pude ver que no encendió la luz de la cocina pero si estaba de pie a la ventana, tratando de ocultarse tras la cortina y sin dejar de ver que ya había dejado yo de lamerle a mi mujer para que el desde donde estaba pudiera ver claramente la concha de mi mujer en todo su esplendor. Abierta de piernas, expuesta y caliente. Ella misma se empezó a masturbar con una mano y mientras yo me bajaba la bermuda y el bóxer hasta los tobillos para poner mi ya durísima verga en su boca para que me la mamara. Cosa que hizo sin perder tiempo.
La visión que tenía Héctor era la mejor. Estaba a 5 metros de distancia de nosotros tras su ventana, la malla metálica que divide nuestros jardines no cubre nada en absoluto. Y la a luz del la lámpara de nuestro jardín ayudaba a facilitarle más la vista. Era un show para el sólo. Ya que las paredes laterales a nuestras casas eran muy altas y daban más privacidad.
Mientras ella me mamaba deliciosamente la verga. Empecé a meterle los dedos en la vagina. La empecé a penetrar con 3 dedos a alta velocidad. Ella gemía como loca, pedía más y más. Yo veía en ocasiones hacia la ventana de los vecinos y Héctor se escondía para no ser visto. Estuve intentando en varias ocasiones mirar hacia dicha ventana hasta que al fin mi mirada se encontró con la de él. Moví mi cabeza como saludándolo, le cerré un ojo en signo de complicidad y con la otra mano le hice una señal para que se acercara.
Tuve que hacerlo varias veces ya que no se animaba. Hasta qué al fin se movió de de la ventana y se acercó a la puerta trasera de su casa. Mientras abría la puerta de su cocina que da al jardín. Le dije a mi mujer -Amor, Héctor el vecino nos está viendo y se está acercando, ¿quieres que juguemos los tres?!.. Ella me vio asustada, pero estaba más excitada que de costumbre además de ebria. Entre susurro y murmullo me dijo -Hagan lo que quieran pero ya metemela!… Si él quiere cogerme invitalo pero yaaaaaa!!.. Déjalo que le lo haga sí eso te excita!… Pero yaaaaaa haganloooooo!!… Me lo dijo como suplicando, rogaba que ya nos la cogiéramos. Era justo lo que tanto estaba esperando.
Héctor ya había llegado a la malla que divide nuestros jardines. Puse de pie a mi mujer y la empecé a besar en la boca mientras la hacia caminar de espaldas hacia dicha malla. Mis dedos seguían metidos en sí vagina. Ella gemía como loca mientras me decía; -Cógeme!. Cógeme yaaaaa!!… Al llegar a la malla, ya estaba del otro lado Héctor esperando a que nos acercarnos lo más posible. Sus ojos parecían salirse de sus órbitas. Sus short de deporte dejaban ver su gran verga ya completamente erecta, se empezó a quitar la playera para quedar sólo en short y dejarnos ver su musculoso cuerpo. Justo en ese momento giré a mi esposa quien quedó cara a cara con Héctor. Me puse atrás de ella, la hice inclinar un poco, su cara quedó a la altura de Héctor quien la besó desesperadamente a través de la malla. Yo sin esperar más le enterré de golpe la verga haciéndola gritar y gemir de placer, mientras ella se sujetaba a la malla. En ese miento le dije -Mamasela a Héctor amor!.. Y la hice inclinar más a la altura de la verga del vecino, quien para ese momento ya estaba sacando su gran verga por un lado del short deportivo, por una pierna. Su verga saltó como resorte, dura y amenazante hacia la cara de mi mujer. La metió por los cuadros de entré la malla, que de tan gruesa que la tenía, apenas cupo en dicho cuadro.
Mi mujer empezó a mamársela como desesperada. La visión que tenía yo desde mi lugar era sumamente excitante. Estaba sostenida a la malla con la verga de Héctor en la boca dándole una mamada magistral. Héctor de pie pegado lo mas posible y agarrado con sus dos manos en la malla, sudando, gimiendo, sin camisa y empezaba a hacer movimiento de pelvis para meter y sacar la verga de la boca de mi mujer. Nuestras miradas a encontraban de repente y yo le sonreía y asentía con la cabeza como aprobando su participación. El sonreía como en complicidad y sin dejar de moverse dentro de la boca de mi mujer. Ella tenía aún su vestido subido hasta la espalda, seguía en tacones. Le retire el vestido así como estaba inclinada, sin dejar se mamar la marga de Héctor. Una vez que se lo retiré, lo lance lejos de ahí, la dejé sólo en tacones y continúe cogiéndomela con un delicioso ritmo.
No quería terminar aún. Así que luego de un par más de minutos de tenerla en esa postura. La giré hacia mi y la incliné hacia mi verga para que me la mamara ahora. Y la dirigí directamente a la verga de Héctor que continuaba ahí más que dura a través de la malla. Esperando ser atendida. Ella se la clavo de inmediato. Héctor al sentir la vagina caliente de mi mujer abrazar su gran verga y recibirla toda empezó a gritar y gemir como toro, se empezó a mover a gran velocidad causando un fuerte ruido en la malla, empujando también a mujer en cada embestida hacia mi, ya que ella continuaba mamando vi verga. Los tres estábamos en trance. Mi fantasía estaba llevándose a cabo, mi mujer tenía una verga más grande que la mía hasta el fondo causandole orgasmos uno tras otro. Sus piernas temblaban, sentía que en cualquier momento caería de rodillas. Héctor no paraba de gemir y de empujar su pesado cuerpo contra mi delgada mujer. Su verga entraba y salía a gran velocidad de la rica concha de ella. No creía tal imagen y tal nivel de excitación que estábamos llevando los tres.
Mi mujer no paraba de gemir, me succionaba desesperadamente la verga que en cualquier momento me haría venir. Héctor no paraba de cogérsela, tomamos un bien ritmo. Su gran verga entraba y salía de mi mujer haciéndola gritar y gemir como una verdadera puta. El vecino sudaba y se sostenía a la malla para no perder el ritmo. El ruido de su verga entrando y saliendo de su vagina se confundía con el ruido que causábamos en la malla que nos dividía. Héctor dejó de cogérsela sólo por un momento sólo para quitarse por completo el short y quedar desnudo por completo sólo con los tenis deportivos. Parecía todo un gladiador con su cuerpo musculoso, velludo y brillando de sudor, con la verga durísima y enorme apuntando hacia arriba más que amenazante. La tomó con una mano de nuevo y la apuntó directo a la concha de mi mujer que ya lo esperaba ansiosa otra vez. Rápidamente volvimos a tomar un veloz ritmo y a poco tiempo volvió a ocasionarle otro orgasmo a mi vieja.
Luego de varias embestidas contra el cuerpo de mi mujer, de pronto Héctor empezó a gritar más fuerte, sus gemidos temí que los escucharán hasta la caseta de vigilancia. Su velocidad aumentó en sobremanera. Lanzó un grito fuerte y justo en ese momento estaba eyaculando dentro de mi mujer, se contraía y lanzaba su cuerpo contra ella con espasmos mientras gemía y gritaba en cada expulsión de su leche. Yo no podía aguantar más y comencé a lanzar mi esperma en la boca y cara de mi mujer mientras ella comenzaba a temblar en otro orgasmo. En ese momento los 3 estábamos conectados en un gran orgasmo que sentimos que todo se nos nubló. Ella apenas podía sostenerse.
Héctor se salió de ella dejando ver su enorme verga y escurrido sus últimas gotas de leche. Ademas dejando un gran hueco en la vagina de mi mujer. La ayudé a levantarse, la abrasé, le di un largo beso y le cerré el ojo a mi vecino. La giré a ella para que se volvieran a ver. Acerque su cara a la malla y justo ahí los hice besarse. Aún que mi mujer aún tenía leche mía en su boca, se besaron de forma desesperante y excitante. Ahí como estaba yo de espaldas a mi mujer, me incliné a lamerle su conchita que ya escurría sus jugos entre sus piernas acompañados de leche de Héctor. Estuvimos así un rato más bajando nuestra calentura. Luego nos despedimos. Le di las gracias al vecino. El dijo; -Al contrario gracias a ti man por haberme permitido cogerme a tu delicia de mujer, tenemos que repetirlo, tenemos que practicar más cosas.. A lo que le dije que si por supuesto.
El siguiente encuentro fue mucho mejor. Dado que ahora quien puso el lugar y el día fue Hector. Y esta vez no hubo reja ni malla que nos separara. Además de que Hector tenía más fantasías que yo…..
CONTINUARÁ…..
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