Sucedió en un intercambio de parejas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Obviamente debi cambiar todos los nombres, pues no he pedido autorización de ninguno de los participantes para escribir esto, los hechos son reales, pero los nombres, oficios, y lugares no lo son.
Soy Andres de 34 años, mi esposa es Leticia de 31, con siete años de casados, hemos compartido muy buenos momentos en la cama y desde hace unos dos años hemos estado experimentando cosas nuevas en el sexo, y dentro de nuestras fantasías compartidas habiamos estado platicando sobre como sería intercambiarnos con otro matrimonio; debo decir que con mi esposa no somos mal parecidos, ella mide 1.70 mt, es morena clara, tiene aún buen cuerpo y cuida su dieta para tener un peso ideal. En mi caso también hago ejercicio, mido 1.78 mt y peso 170 lbs, lo cual es muy bueno, somos limpios y muy ardientes en la cama. Debo decir que tenemos un solo hijo de cuatro años.
En cierta ocasión nos fuimos a beber algo con mi esposa a un bar, en ocasiones solemos hacer eso y con algunos tragos nos metemos a algun motel a follar antes de llegar a casa. En esa ocasión vimos en otra mesa a una pareja un poco más joven que nosotros. Ellos eran Marcia y Leonardo. Debo decir que Marcia me gustó mucho desde el inicio, tenía lindos senos grandes que mostraba con un audaz escote, su rostro muy atractivo y sus caderas daban entrada a un respingon culo. Esa noche nos invitaron a compartir su mesa y creo que fuimos muy afines. Quedamos a volvernos a reunir la semana siguiente y asi fue. Poco a poco fuimos viendo la posibilidad de hacer nuestra fantasía pues al parecer ellos eran una pareja muy liberal.
Finalmente, tres meses después de conocerlos y unas cuatro reuniones anteriores, esa noche, habíamos bebido, las mujeres bebieron vino y nosotros los varones ron añejo. A eso de las 11 de la noche, reíamos y hacíamos bromas coloradas, sobre sexo. El tema de compartir pareja salió como broma, pero Leonardo comenzó a decir que lo tomáramos en serio, mi esposa a pesar de ser cachonda era reservada en ese tema, lo hablaba, pero nunca en serio. Pero no cabe duda que el licor nos tenía a todos calientes.
Leonardo propuso que mi esposa Leticia se fuera con él a su casa y que esa noche Marcia se quedaría conmigo. Pusimos condiciones, como no sabíamos las costumbres sexuales de cada pareja, prohibimos el sadomasoquismo, zoofilia y otras cosas. Decidimos que mañana nos juntaríamos a desayunar y compartir la experiencia. Todos estuvimos de acuerdo, aún mi esposa.
Despedimos a mi esposa y a Leonardo; en ese momento nos sentamos con Marcia en la sala en distinto sofá, para romper el hielo le invité otro trago de vino, ella aceptó. Le serví y me quede en el mismo sofá que ella, pegados. Le fui diciendo que era un mujer muy atractiva y que yo debía tener mucha suerte por lo que estaba sucediendo, ella pareció desinhibirse con eso, empezamos a platicar del tema sexual, ella me preguntaba que le gustaba de una mujer en la cama, le dije que me gusta que al igual que yo tome la iniciativa, que usara mucho la lengua para besar, eso me apasionaba, que gimiera y me dijera durante el acto sexual si le estaba gustando, eso me ponía ardiente.
Luego la invité a ir a la recamara, le propuse darnos una ducha, en esos días había mucho calor y la transpiración podía generar incomodidad entre ambos, yo primero entré a la ducha y me quité al último mi calzoncillo, luego de un par de minutos la vi entrar, iba completamente desnuda, un pequeño parche de pelitos en línea recta tenía sobre su vulva, su piel era blanca, sus senos no perdieron la forma y sus nalgas eran mejor sin su pantalón. Le dije si podía enjabonarla, ella aceptó y de esa forma pude tocar todo su cuerpo y sus formas, acaricie sus senos, su vulva y sus nalgas, mis dedos jugaban con sus labios vaginales y la vi cerrar sus ojos en señal de excitación. Luego ella dijo que era su turno y me enjabonó el torso la espalda, me tocó con descaro mis nalgas, señal que confirma que algunas mujeres sienten sexy las nalgas de los hombres. Y luego se centró en mi verga, la tomó con ambas manos y la enjabonó, mi verga fue respondiendo a eso y se fue erectando en sus manos, hasta que estuvo haciéndome una encubierta paja deliciosa.
Mi verga apuntaba ya hacia arriba a su máxima expresión, vino Marcia y se fue arrodillando en la ducha, pasó su lengua y empezó a dar pequeños chupones a la punta de mi falo, se sintió rico de verdad, cuando me excito la punta de la verga se me pone muy sensible, luego ella la engulló casi toda y la chupó de ida y de venida, gemí para indicarle que me lo hacía rico, lo repitió una y otra vez, tuve que tomarle la cabeza con mis manos para detenerla pues sus mamadas eran profundas, luego de un rato, ella bajó a lamer y chupar mis bolas, algo que a mi mujer no le gustaba hacerlo, es otra divina sensación para un hombre, que una mujer se coma sus bolas, yo pensé que en ese momento eyacularía, pero aguanté y la fui retirando de entre mis piernas, le dije que ahora era mi turno.
Ahora yo fui quien se arrodillo frente a su semi depilada rajita, le separé las piernas y comencé a pasarle mi lengua por caminito formado por sus labios vaginales, ella suspiró profundo cuando sintió mi lengua caliente frotándose contra su pepa y más cuando llegué a su clítoris, pude sentir sus miel amarga, señal que ella estaba mojándose previamente. Levante al aire una de sus piernas para tener mejor ángulo para mi lengua, ella se aferró a mi cabeza y hombros para no perder el equilibrio allí en la ducha. Chupé y lami toda su vulva, ella por momentos me enterraba sus uñas en mis hombros, una clara señal que la estaba pasando bien.
Le di una buena mamada a su rajita, Marcia gimió de placer sin cesar. Luego le bajé su pierna y le di la vuelta, me quedaron sus lindas nalgas de frente, ella se apoyo contra la pared y se agachó como ofreciéndome su trasero, lo cual no desaproveche y metí mi rostro entre sus nalgas, toqué su redondo y arrugado culito con la punta de mi lengua y vi que ella se estremeció allí parada, insistí lamiendo y chupando su orto, ella arqueaba su cuerpo y espalda gozando mi oral. A esto le agregué meterle dos dedos en su rajita y pajearselos mientras seguía comiéndole su culito, no tardó Marcia en correrse, sentí como su eyaculación mojó mis dedos dentro de su vagina. Creo que los dos ya sabíamos que seguía a continuación.
Salimos de la ducha y caminamos hacia la cama, la acosté y como si hubiéramos sido viejos amantes, nos besamos mucho, le mamé los senos y ella me acariciaba la verga con su mano, me fu colocando dentro de sus piernas y la penetré. Ella gimió y cerró sus ojos, fui acomodando mi verga dentro de su caliente vagina, busqué sus labios y ella me recibió de nuevo, comenzamos a fornicar rico, yo encima moviéndome y ella levantando sus piernas para permitirme entrar más en su intimidad. Por un momento se me olvidó que mi mujer debía estar en la misma situación que Marcia, realmente debo decirlo me estaba fascinando la idea de intercambiar parejas, pues ella se adaptó casi de inmediato a mi en lo sexual, o eramos afines de forma natural.
Luego la puse en cuatro, quería tener esa rica hembra mostrando su encantos en la posición perruna, la tomé de la nalgas y le enterré la verga, luego la tomé de los hombros y se la metí hasta el fondo, ella de nuevo gimió todo el momento, yo le di tan duro que no me di cuenta que había llegado al punto de no retorno, ya no podía parar, asi que le di aún más duro y mi verga empezó a dar latigazos dentro de su rajita, fue una barbaridad, fueron unos diez espamos que arrojaron una gran cantidad de semen dentro de su vagina, por fin se detuvo y se la saqué. Me separé y ella aprovechó para irse al baño a limpiarse, oí el videe cuando ella lo encendió, se estaba quitando mi semen.
Luego de que salió nos quedamos platicando en la cama, abrazados, de vez en cuando nos besábamos, tanto ella como yo pensábamos que sería una sola noche y que lo menos que podíamos hacer era dormirse. Asi que una hora más tarde, nos envolvimos en una deliciosa 69, ella abajo y yo arriba, le abri las piernas casi totalmente, y tuve a mi disposición su rajita completa, mejor que la vez anterior, además como estaba dilatada su rajita se abría como una flor y permitía que la chupara toda e inclusive a meterle una parte dela punta de mi lengua en su interior, cada ve que eso ocurría Marcia gemía como una putita en celo, pidiéndome más y que no dejara de hacérselo. Asi también ella siguió demostrando que era muy buena para hacerme sexo oral, me dio una chupada de bolas inolvidable. La mamada de verga es rica, pero la de bolas es el doble de exquisita.
Luego de la 69, Marcia se subió sobre mi y me cabalgo la verga, primero lento lo que dio oportunidad a mamarle los senos y besarnos lo que quisimos, luego aceleró y me cabalgó hasta correrse dos veces y hacerme venir de forma explosiva de nuevo, le llené de semen por segunda vez su vagina.
Ahora si casi tres horas después de haber entrada a la ducha, nos dormimos. Pero apenas amaneció, comencé a darle besitos en su espalda, ella solo se había puesto su pantaleta para dormir, se besé toda la espalda, seguí hacia abajo y luego besé su cintura (ella estaba de ladito), luego lo que sobresalia de sus pantaleta, se la bajé hasta las rodillas y abriendo sus nalgas con las manos le besé por atrás parte de su rajita y todo su culito. Se oían los gemidos de Marcia. Al rato ella se volteó y me dijo –te gusta mi culito, verdad?-, y agregó luego –la próxima vez, me gustaría que me tomaras por allí, hoy no mi amor porque no venía preparada-, diciendo eso y me guiñó los ojos. Ella se volteo de nuevo y quedo de lado dándome la espalda, ofreciéndomela mas bien, asi que la forniqué de ladito hasta que me vine y por tercera vez me vine dentro de ella.
El desayuno sería en mi casa, asi que cogimos el auto y nos encaminamos, en el camino yo le dije a Marcia que había sido algo muy especial para mi haber compartido la cama con ella, y que era una mujer muy bella, atractiva y cosa seria en la cama. Ella también me agradeció mi comportamiento, que ella la había pasado de maravilla y ambos estuvimos de acuerdo que deseábamos que se repitiera al corto plazo.
Llegamos a mi casa, ellos ya estaban cambiados y listos, pero algo no estaba bien. Luego de juntarnos para desayunar, observé que mi esposa no estaba bien, vi molestia en su rostro y también Leonardo reflejaba lo mismo. El desayuno estuvo incomodo por eso. Casi no se habló del tema del compartimiento de parejas. Asi que por mi parte y de Marcia no se tocó el tema del sexo de anoche. Cuando estuve a solas con mi esposa, ella soltó todo, me dijo que había sido un desastre total, hasta frustrante se sintió me dijo ella. Al parecer no hicieron buena pareja en la cama, y bueno debo decir que mi esposa es caliente, pero guarda ciertas reglas en la cama. Luego al final mi esposa me dejó claro que no le había gustado la experiencia y que Leonardo no era su tipo de hombre en la cama.
A los pocos días de eso, hablé vía telefónica con Marcia y ella me comentó que su marido tenía la misma opinión que mi esposa, no le había gustado el sexo de esa noche y que era difícil repetir la experiencia. En cambio el sexo de esa noche nos había encendido a Marcia y a mi, ambos queríamos vernos de nuevo, no se decía claramente, pero se notaba cuando charlábamos. Finalmente un día que Leonardo no estaría en casa, Marcia me invitó a su casa, allí estábamos solos y sucedió de nuevo, tuvimos una larga relación sexual, Marcia me ofreció su culito y la tomé como loco, le di duro y ella gimió de placer enganchada por detrás. Fue otra excelente sesión de sexo con Marcia. Ahora no fue un intercambio fue una infidelidad.
Ahora estamos confundidos con Marcia, somos muy afines en la cama y nos deseamos cada día más. Por otro lado amamos a nuestras parejas.
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