Trío con Alberto, David y Silvia (3ª vez)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, soy Alberto otra vez y como os dije, aquí está el relato del tercer encuentro sexual con David, esta vez lo vamos a hacer distinto, yo hago la introducción al relato y después David escribirá el resto.
A los pocos días de aquella maravillosa segunda vez, David me llamó y me comentó que tenía que darme una noticia que no me iba a gustar mucho, me dijo que por motivos de su trabajo, tenía que viajar a otro país y se quedaría allí unos meses, la noticia me causó una gran pena porque no lo podría ver en ese tiempo justo ahora que estábamos mas unidos. Por problemas de tiempo de uno y otro, no pudimos despedirnos como nos hubiera gustado así que quedamos en hacerlo a la vuelta, así tendríamos mas ganas. Cuando David se fue, Silvia y yo fuimos a despedirlo al aeropuerto. Lo echaríamos mucho de menos.
Y os preguntaréis: ¿Qué tal nos va a Silvia y a mi? Pues os contesto, Silvia y yo desde aquella primera vez estamos aún mas unidos que antes, confiamos plenamente el uno en el otro y no cabe duda en ninguno de los dos de que nos amamos con locura, ella es la mujer de mi vida y yo soy su hombre, nada cambiará eso, es mas, ahora ella, lejos de considerar que me he vuelto gay, me considera mas atrevido que antes al haber aceptado su proposición, cosa que no todos los hombres hubieran hecho, nosotros seguimos haciendo el amor a solas e incluso hemos tomado la decisión de tener un hijo.
Y aquí coge el relevo David.
Hola, soy David y os voy a seguir contando este relato de aquel día inolvidable que se suma a los demás.
Cuando me comunicaron que podía volverme a España una de las primeras cosas que hice fue llamar a Alberto para contárselo, se alegró mucho y yo con el, por fin se había acabado la espera, su encantadora mujer, Silvia, también se alegró.
Por fin llegó el día y cuando llegué, Alberto y Silvia me estaban esperando en el aeropuerto, yo abracé fuertemente a Alberto y le di dos besos a Silvia, después me llevaron a casa, donde estuvimos hablando un buen rato, en un momento de la conversación yo le dije a Alberto “¿te acuerdas que teníamos una cosa pendiente, verdad?, Alberto quiso gastarme una broma y me dijo “¿a que te refieres?”, yo me extrañé y pensé “no es posible que no se acuerde” y antes de que le dijera nada me dijo “es broma, claro que me acuerdo, ¿cuando quieres que quedemos?”, decidimos quedar el fin de semana siguiente en su casa, era sábado 7 de Junio de 2014.
Cuando llegó el día fui a su casa por la mañana para pasar todo el día juntos, hacía calor y estaba muy soleado, con una suave brisa, así que decidimos salir a almorzar en el jardín, comimos y ya por la tarde, nos pusimos los bañadores y nos dimos un baño en la piscina los 3 juntos.
Alberto, Silvia y yo, intercambiábamos miradas que decían “ven aquí y verás” hasta que llegó un momento en el que ya no me resistía mas, fui a por Alberto y estando dentro del agua le bajé el bañador, lo abracé y lo besé y el hizo lo mismo quedándonos los dos desnudos en el agua, Silvia esta vez no se iba a perder el espectáculo y además quería formar parte de el, así que se acercó nos abrazó y nos besamos los tres a la vez, Alberto le quitó las braguitas del biquini, yo le desabroché el sujetador y ella se lo quitó. Silvia es una chica muy femenina, tiene 28 años, muy buen tipo, pechos bastante grandes pero sin ser exagerados (proporcionados con su cuerpo), mide unos 170 cm, tiene media melena de pelo castaño oscuro y ondulado, de piel blanquita y ojos marrones oscuros.
Estábamos los tres desnudos, abrazándonos, acariciándonos y besándonos mientras nos manteníamos a flote, después salimos del agua y nos tumbamos en el césped, no había peligro de que nos viera nadie porque los vecinos están lejos, el jardín es grande y además está cercado con arboles que impiden la visión.
Entre Silvia y yo, empezamos a besar y acariciar a Alberto, poco a poco íbamos recorriendo todo su cuerpo, el cuello, los brazos y dedos de las manos, su pecho y por último, yo bajé hasta su cintura, pero no toqué su polla, que se la reservé para Silvia, seguí bajando por sus piernas. Después Silvia, agarró la polla de Alberto y lo masturbó un poco antes de metérsela del tirón en la boca. Alberto estaba tremendamente relajado y yo aproveché para empezar a lamerle los huevos y la zona entre sus huevos y su ano, Alberto empezaba a gemir.
Silvia me preguntó “¿no quieres acompañarme?” yo le dije “por supuesto” y me uní a ella, haciéndole a Alberto una mamada a dos bocas, yo recorría toda su polla dándole golpecitos y rodeándola con la lengua. Así seguimos un poco hasta que su rabo estuvo bien húmedo, momento en el que Silvia le hizo un gesto a Alberto como diciéndole “levántate”. Alberto tomo la delantera y se abalanzó sobre mí para besarme mientras Silvia me acariciaba suavemente.
Alberto empezó a bajar por mi pecho besándome y lamiéndome igual que habíamos echo antes con el, cuando rozó a mi rabo con su boca, un gran escalofrío me recorrió todo el cuerpo, lo estaba deseando, además, en el tiempo que había estado fuera no había tenido relaciones sexuales con nadie porque quería que Alberto y Silvia fueran los siguientes así que cuando llegó el momento fue muy especial.
Alberto y Silvia me hicieron una mamada a dos bocas increíble yo gemía y el mirar hacia abajo y verlos besándose con mi rabo en medio es algo que me puso muy caliente. Silvia empezó a acariciarme suavemente las piernas con sus dedos, después se chupó los dedos y fue hacia mi culo, yo ya me imaginaba lo que iba a hacerme así que levanté un poco el culo, ella empezó a acariciar el borde de mi ano, Alberto me besó con pasión y ella aprovechó para meterme dos dedos del tirón yo di un gemido ahogado por el beso y ellos dos se sonrieron. Alberto me preguntó “¿te gusta?” y yo le dije “me encanta, joder cuanto echaba de menos esto”, Silvia me estuvo trabajando un ratito el culo mientras Alberto me acariciaba los brazos y besaba y lamía todo mi pecho y mordisqueaba mis pezones.
Después Silvia dijo “bien, es mi turno”, Alberto y yo nos miramos, Alberto tomó la delantera y dijo “está bien, prepárate cariño”, ella se tumbó boca arriba y abrió las piernas dejando todo su chochito rasurado a nuestra vista, Alberto y yo nos agachamos y empezamos a lamérselo todo, primero sus pechos mientras la masturbábamos con dos dedos (uno de Alberto y otro mío), luego Alberto subió lamiendo y besando su cuello y orejas y yo continué bajando por su cuerpo sin dejar de agarrar y acariciar sus pechos con la otra mano hasta llegar a su coñito, pase muy cerca mi lengua pero no lo llegué a tocar y continué un poco mas abajo por sus piernas, después volví a subir y empecé a lamerle el chochito, ella se estremeció y empezó a emitir pequeños gemidos, al principio solo lo rozaba con la punta de la lengua y después empecé a moverla mas rápidamente por toda la zona, apretando e introduciendo un poco la punta, después Alberto bajo hasta su precioso coñito también y me dijo “deja que te ayude”, yo me eché un poco al lado y entre los dos lo seguimos lamiendo, Silvia nos acariciaba la espalda con los pies y gemía con ganas lo que nos ponía cada vez mas calientes y hacía que se lo hiciéramos con mas intensidad y locura, nuestras lenguas rozaban entre si, eso me encantó.
Alberto y yo que estábamos a cuatro patas delante de Silvia, nos echamos un brazo por la espalda mutuamente y nos acariciábamos, después con mi mano empecé a acariciar su pecho y fui hacia abajo buscando su polla, cuando la encontré la agarré firmemente y lo empecé a masturbar suavemente, el me decía “joder David que bueno eres, no pares tío” , mientras tanto, Alberto bajó por mi espalda hasta llegar a mi culo, me dio unas palmaditas y pasó su dedo por encima de mi ano sin llegar a introducirlo, eso me estremeció todo el cuerpo, luego siguió hasta mis huevos y los acarició levemente.
Cuando llevábamos un rato trabajando el coñito de Silvia, empezó a gemir más intensamente así que Alberto y yo volvimos a introducir nuestros dedos y la masturbamos rápidamente hasta que se corrió. Ella se incorporó quedando sentada en el césped un poco fatigada por el calentón, le preguntamos “¿Qué tal lo has pasado?” y dijo “ha estado bien pero quiero mas y quiero ver como lo hacéis”, Alberto dijo “por su puesto cariño, tanto como tu quieras, aquí nos tienes a los dos para lo que quieras”, Alberto y yo nos miramos y le dije “por mi encantado, vamos allá tío”, Alberto rápidamente fue al interior de la casa y cogió un bote de lubricante y preservativos, mientras estaba dentro, le dije a Silvia “tienes un marido maravilloso, te puedes sentir orgullosa de el”, ella me contestó “lo sé David, ya lo hago, lo amo con locura y el a mi también es un hombre increíble”, después cuando llegó Alberto, se tumbó en el suelo boca arriba y me dijo “estoy preparado David”, yo miré a Silvia y le dije “quieres ayudarme a preparar a tu hombre”, ella me dijo “me encantaría, dime que tengo que hacer”, yo le explique lo que le iba a hacer y le dije que se ocupara de extender un aceite para masajes que teníamos también, por todo el pecho de Alberto, ella se sentó encima de la polla de Alberto pero sin penetrarse y el levantó y abrió bien las piernas dejándome todo su culito para que se lo preparara, Silvia comenzó con el masaje y yo empecé lamiendo y besando su culito, acercándome poco a poco a su ano, con mis manos acariciaba también sus piernas, cuando llegué a su ano y lo besé noté como se erizaban los finos y escasos bellos de sus piernas.
Silvia le preguntó “¿Qué tal estás?”, el dijo “no puedo estar mejor y mas a gusto que contigo y David”, yo lubriqué bien su culo y probé a introducir un dedo en su culo y entró con gran facilidad así que probé a meter otro que entró también bien, lo masturbé analmente con suavidad y los dos dedos un poco y finalmente introduje un tercer dedo, el empezaba a emitir gemidos suaves, Silvia se giró y me dijo en voz muy baja “creo que es el momento perfecto” y lo era, Alberto estaba tremendamente relajado, Silvia se bajó de el y le dijo al oído con voz susurrada “Alberto, mi amor, vamos”, el, se puso de rodillas y Silvia se situó tumbada delante de el con las piernas abiertas y acariciándose.
Yo me puse un preservativo y después me lo lubriqué con un buen chorro de lubricante, después, eché un poco mas de lubricante en su culo, pegué mi pecho a su espalda y lo abracé, luego el se inclinó sobre Silvia y la penetró suavemente, ambos emitieron un gemido como de alivio y por fin yo apoyé la punta de mi rabo en el ano de Alberto y lentamente se lo metí entero, mi polla resbalaba suavemente dentro de su culo húmedo, caliente y estrecho. Cuando estuvo mas o menos la mitad, dentro de el, me dijo “espera, deja que me mueva yo”, así que yo me estuve quieto y el empezó a moverse hacia delante y detrás suavemente penetrando a Silvia y penetrándose a si mismo con mi polla al volver hacia atrás.
Silvia fue la primera en empezar a emitir sonidos de placer cada vez que Alberto la penetraba profundamente, poco a poco Alberto fue cambiando la velocidad intercalando penetraciones mas rápidas con otras mas suaves, tanto Silvia como yo estábamos disfrutando mucho con Alberto. Silvia mientras tanto rodeó el cuerpo de Alberto con sus piernas y brazos y cerró los ojos, en su cara se vislumbraba una media sonrisa con una expresión de tremendo amor, relajación y placer.
Luego Silvia cambió la posición de sus piernas, girándolas hacia un lado y poniéndolas juntas y manteniendo la posición del torso hacia arriba, lo que le permitió a Alberto hacerle el amor con mas fuerza yo le pregunté “¿te gusta?”, el me dijo “esto es increíble, muévete tu ahora David”, yo lo hice y en el momento que empecé a tener el control de su culo, no se que es lo que me paso, que empecé a penetrarlo con bastante fuerza y rapidez, mis huevos golpeaban su culo y el gemía ahogadamente por el calor y se reía, mirando hacia arriba decía “joder, joder, tío, no pares, sigue así, es increíble”. Supongo que esa reacción fue debida a que estaba deseando ese momento y después de 9 meses sin verlos ni tener relaciones sexuales con nadie, me volví un poco loco, necesitaba soltar toda esa energía acumulada. Silvia me miraba y sonreía como diciendo “no veas como te has puesto de pronto de caliente”, yo le devolví la mirada y la sonrisa. El cuerpo de Alberto se impulsaba hacia delante un poco cada vez que lo penetraba hasta el fondo así que ese mismo impulso servía para que el penetrara a Silvia, los tres gemíamos con ganas.
Cuando llevábamos un rato así, Silvia que cada vez gemía más fuerte, empezó a respirar rápidamente, como sofocada por el calentón, se agarró al césped y levantó el torso del suelo un poco, Alberto empezó a moverse de nuevo rápidamente mientras mamaba sus pezones y al momento Silvia dijo entre gemidos “Alberto, mi amor” y se corrió, unos segundos después se corrió también Alberto dentro de Silvia dando un gran gemido y desplomándose sobre ella, yo aproveché y lo penetré lo mas profundamente que pude mientras se corría, mientras, Silvia acariciaba su pecho sudado y acalorado. Cuando Alberto se corría, su esfínter, aún con mi polla dentro de su culo, produjo varios espasmos que hicieron que yo también me corriera con solo moverme un poco dentro de el, saqué mi rabo de su culo y me quité el preservativo lleno de semen.
Los tres, sofocados y sudados, nos miramos y nos echamos a reír, Silvia tomo la delantera y dijo “habéis estado increíbles chicos”, Alberto dijo “gracias cariño, tu has estado increíble” y yo les dije “gracias, Alberto y gracias Silvia, por este día que me habéis hecho pasar tan maravilloso”.
Yo me fui a levantar del suelo, cuando Alberto me dijo “¿a donde vas?”, yo contesté extrañado por la pregunta “pues a ducharme”, y Silvia me dijo “no, de eso nada, todavía no hemos acabado, esto es solo una pequeña pausa mientras recobramos el aliento, no es una despedida”, y Alberto me dijo riéndose “el culo me lo has dejado para tenerlo varios días en agua fresca pero mi polla tiene mas hambre, he tenido un coñito increíble y ahora quiero un culito fantástico”, yo me volví y dije con una sonrisa “por mi encantado y sabes que, mi rabo también está aún hambriento”, y mirando a Silvia dije “con el permiso de su príncipe, ¿me concede usted princesa este baile”, Alberto y ella se empezaron a reír y ella dijo “¿de donde te has sacado eso?”, yo dije “creí que te gustaban esas cosas”, ella se me acercó lentamente, me dijo “me encantan” y me besó suavemente.
Alberto se acercó y nos empezamos a besar los tres a la vez otra vez nos estábamos poniendo mas y mas calientes, después Silvia se tumbó en el césped y abrió las piernas, yo me agaché y vi como un poco de semen de Alberto chorreaba por fuera de su chocho así que lo lamí todo, mientras tanto Alberto no perdía el tiempo y ya me estaba trabajando el culo, lamiéndomelo con ganas y moviendo rápidamente su lengua por toda la zona incluyendo mis huevos, me gustaba mucho, no podía resistir los gemidos, yo subí por el cuerpo de Silvia hasta sus pechos y empecé a lamer sus pezoncitos, a ella le encantó y apretó mi cabeza contra sus tetas para que no dejara de comérselas.
Mientras tanto Alberto ya estaba lubricando mi culo e introduciendo sus dedos en el, no tardaría mucho en penetrarme, después Silvia me empujo otra vez hacia abajo y se incorporó, quedando sentada en el césped, su coñito estaba ya bien lubricado por la corrida de Alberto así que todo estaba listo para empezar de nuevo, yo me puse de rodillas y Silvia quiso ponerle el preservativo a Alberto así que el, fue hacia ella, se lo puso y lubricó, le dio un golpecito en el culo y le dijo “adelante machote”, Alberto se situó de rodillas detrás de mi y me penetró poco a poco, yo iba notando cada vez mi culo mas lleno, Alberto me preguntó “¿echabas de menos esto?” yo le dije “mucho, me he pajeado muchas veces mientras estaba fuera pensando en este día”, Silvia se acercó a mi mirándome fijamente a los ojos, se agachó , agarró mi polla por la base y se la metió entera en la boca, la chupo un poco para limpiarla de semen de la corrida anterior, me puso un preservativo y se volvió a levantar para que chupara un poco mas su chochito, yo lo besé y le di varias lamidas, después se volvió a agachar y se penetró de golpe, ambos dimos un gemido, sus tetas rozaban con mi pecho, mientras tanto Alberto no había perdido el tiempo, ya estaba completamente dentro de mi y en el momento que Silvia empezó a cabalgarme fuertemente, el también empezó a moverse hacia delante y detrás mas suavemente para poco a poco ir cogiendo mayor velocidad, yo con un brazo abracé a Silvia y con el otro agarré el culo de Alberto, ese momento fue inolvidable, Alberto y Silvia estaban disfrutando mucho y yo con ellos.
Después de un rato en esa postura, Silvia se cansó así que le dije “abrázate a mi cuello con los brazos y a mi cintura con las piernas, ella lo hizo y Alberto sacó su polla momentáneamente de mi culo, yo levanté a Silvia y fuimos hacia la casa, la apoyé contra una pared y Alberto me volvió a penetrar con fuerza yo le dije “eso es tío, sigue así”, yo me empecé a mover sujetando a Silvia contra la pared y con mis brazos penetrándola y penetrándome con el rabo de Alberto, Cuando llevábamos un tiempo, las piernas me temblaban por el peso de Silvia y el placer, así que la deje que se apoyara en el suelo, le di la vuelta para que se apoyara con los brazos en la pared y volví a penetrarla, Alberto me lo hacía con dureza, pero me gustaba y no me hacía daño, unos pocos minutos después Silvia estaba cerca del orgasmo de nuevo, cuando llegó dio un gran gemido, rápidamente saco mi polla de su chocho se dio la vuelta, me quitó el preservativo y nada mas agarró mi polla me corrí en su vientre, echando varios chorros de leche calentita que resbalaron hacia abajo, también Alberto saco su polla de mi culo y se masturbó unos segundos hasta que se corrió en mi pecho.
Agotado, los miré y pregunté “os habéis quedado a gusto”, ellos dijeron “totalmente, ha sido fantástico ¿y tu?”, yo respondí “tengo el culo ardiendo, muy buen trabajo Alberto, espero que hallas disfrutado tanto como he disfrutado yo”, el me dijo “eso seguro, a sido fantástico, lo necesitaba, gracias de nuevo”, continué diciendo “Silvia ha sido todo un placer estar otra vez contigo, gracias por ser como eres”, ella me dijo “gracias a ti, si no hubiera sido por ti, Alberto nunca hubiera descubierto los placeres del sexo anal entre hombres de verdad”, nos besamos otra vez y abrazamos y nos fuimos a la ducha donde nos duchamos juntos y enjabonamos mutuamente. Una vez nos habíamos duchado y vestido, vimos una película y luego me invitaron a quedarme a cenar, ya luego me fui a mi casa y los deje tranquilos, con la promesa de que no tardaríamos mucho en volver a vernos.
Hasta el día de hoy, Alberto, Silvia y yo seguimos siendo amigos con derecho a roce y aunque nos hemos visto muchas veces, quedado para salir, etc…, hasta ahora no hemos vuelto a hacer el amor (ya llegará de nuevo el día). Alberto y yo ya somos más que amigos, somos como hermanos y amantes para siempre.
FIN.
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