Una Entrevista de Trabajo
Relato real de una experiencia vivida con mi mujer.
Hace unos días le propuse a mi mujer un juego morboso que, si salía bien, podríamos disfrutar mucho. Se trataba de que mi mujer pusiera un anuncio en el periódico para seleccionar un hombre que le ayudara en las tareas domésticas. Tendría que ser un hombre con la justificación de que ya había tenido varias malas experiencia con mujeres y quería probar con hombres que hicieran la tarea, además que fuera hábil con las pequeñas tareas de fontanería, electricidad, etc.
La idea es que, una vez que tuviera seleccionado al que ella considerara más «salido» tenía dos opciones, una opción seria yo y la otra opción sería el elegido.
Una vez que estuviéramos los tres juntos ya era tarea de ella poner las pruebas que quisiera. Por supuesto no podía decir que yo era su marido. A mi mujer le pareció aquello buena idea y puso el anuncio en el periódico.
Al final llamaron un montón de hombres y, mi mujer estaba muy entusiasmada eligiendo al que entraba en sus planes. Todas las tardes me contaba como eran cada uno. Por supuesto se desechaban los demasiados «formales» y ya iba haciendo una lista con los «mejores ejemplares» como los calificaba ella.
Tras varias semanas me dijo que ya tenía seleccionado al ejemplar. Le pregunté cómo era y me dijo que era un joven alto, delgado y bien parecido, que incluso le insinuó que «estaba dispuesto a hacer lo que hiciera falta para satisfacer a la señora».
Yo le dije que podíamos intentarlo.
Mi mujer marco su número de móvil y con voz muy «profesional» le dijo que de la entrevista que había realizado tenía dos candidatos y que quería hacer una entrevista conjunta con los dos para terminar de decidirse. Quedaron para las 7 de la noche en la casa.
Para la entrevista a dos, ella se puso un vestido cortísimo, con un amplio escote y unos buenos tacones. No se había puesto sujetador y se le notaba, por lo ajustado del vestido, que llevaba tanga. Yo me puse un traje, como corresponde a un hombre que está buscando trabajo.
Me senté en el sofá y mi mujer me dijo que recordara que yo era un buscador de empleo, no debía mostrar que conocía la casa y simplemente tenía que decir que había llegado antes.
Sonó el timbre y mi mujer fue a abrir. Yo estaba un poco nervioso. Mi mujer entro al salón, acompañada del joven. Cuando lo vi me quedé algo celoso. En verdad mi mujer había elegido con buen criterio. El muchacho estaba de muy buen ver y se le veía muy suelto.
Mi mujer nos preguntó si queríamos tomar algo y le dijimos que no. Ella dijo:
– Bueno, de todas formas, traeré una botellita de vino.
Cuando mi mujer se marchó a la cocina, el muchacho me dijo:
– Tío, lo siento porque tienes cara de buena gente, pero necesito el trabajo y lo voy a conseguir.
– No lo sé, creo que le hemos gustado los dos, por lo que ella elegirá quien vea que es más trabajador y haga las cosas mejor- Le dije yo.
– Mira, esta golfa lo que necesita es un buen polvo, y en eso, está claro que yo estoy mejor que tú. – Dijo el joven.
– Bueno, pues en eso nos tendremos que esforzar, Tu lo has querido- Le dije yo, mientras pensaba que esto iba mejor de lo que me había imaginado.
Mi mujer apareció con una botella de vino y tres copas. Iba a servirnos, pero yo la interrumpí: «si me permite la señora, yo procederé a servir las copas».
Mi mujer dijo: – Adelante.
Yo serví las copas y mi mujer empezó a hablar:
– Os he entrevistado a los dos y la verdad no sé por cual decidirme, es por lo que he pensado que lo mejor es vernos los tres y así podemos valorar mejor. ¿qué podéis ofrecerme?
El joven dijo: – Mejor que hable el más mayor- mirándome con cara de desafío.
– Bueno, yo sé hacer tareas domésticas puesto que en mi casa lo hago todo yo y además hago todo tipo de arreglos de electricidad, fontanería, albañilería, carpintería…que era lo que usted pedía en su anuncio. Además, no tengo problemas de horario por lo que estaría disponible a cualquier hora del día o de la noche.
Mi mujer dijo: – A me parece muy bien. Además, usted parece un hombre serio y responsable ¿sale mucho por las noches?
– No, no lo hago. Soy muy hogareño.
– Bien – Dijo mi mujer dirigiéndose al joven- ¿y usted que me ofrece?
– Yo puedo hacer lo mismo que el señor este, pero, es evidente que, por mi juventud y fortaleza aguanto mucho más y tengo más resistencia. Además, y en caso de que usted lo necesitara también puedo acompañarla si va de compra o si quiere ir alguna fiesta. Sería su más humilde servidor. Puedo trabajar todo el tiempo que lo requiera y puedo satisfacer cualquier deseo que usted quiera…o se pueda imaginar.
Mi mujer replico: – Ufff, esto es más de lo que yo pedía. Entre lo que me estáis diciendo y el efecto del vino me estoy poniendo un poco abochornada.
El joven replico: – No tiene por qué abochornarse, usted es una mujer muy guapa y aquí nos tiene a su entera disposición. Está en buenas manos.
Entonces mi mujer se levantó de su silla, y se sentó en medio de los dos. El joven se le acercó y empezó a besarle el cuello. Yo estaba alucinando y excitadísimo. Me acerque a ella y le baje el vestido, de forma que quedaron sus pechos al aire.
Mi mujer se dejaba hacer. Yo le empecé a chupar los pezones.
Noté una mano en mi pene, por encima del pantalón. Mire y era mi mujer que me estaba frotando. Puede ver que con la otra mano estaba también frotando la polla del joven.
El joven le empezó a chupar el pezón derecho mientras yo estaba haciendo lo mismo con el izquierdo.
Mi mujer se levantó y se quitó el vestido, quedándose en tanga. Nos dijo: – vamos desnudaros también vosotros-
El joven se quitó toda la ropa y mostro una herramienta increíblemente gorda y larga. Yo también me quite la ropa. El muchacho me miro y sonrió.
El joven tumbo a mi mujer en el sofá y le quito el tanga suavemente. Yo me acerqué a la boca de mi mujer y le metí mi polla en su boca.
El muchacho empezó a besar el vientre de mi mujer mientras con los dedos le frotaba los labios y llegaba al clítoris. Mi mujer empezó a jadear.
El muchacho se sentó en el sofá y levanto a mi mujer. Mi mujer se sentó encima del muchacho y con su coño engullo aquella polla. Se puso a cabalgar. Yo me limitaba a ver la situación y acariciarle la espalda.
Ella me cogió la polla y empezó a masturbarme mientras gritaba encima del joven. Me miro a los ojos y me guiñó. Me acerqué y le di un beso en los labios. Me dijo: – gracias.
El joven seguía con las embestidas y mi mujer estaba sudando. No era el primer orgasmo, claramente eran varios, pero no quería soltar aquella polla.
Por fin el joven se corrió y mi mujer se quedó abrazada al chico. Yo me retiré y me terminé la copa.
Me senté en el sofá y empecé a masturbarme mientras mi mujer se comía a besos al chico. El muchacho respondía con más besos. A pesar de que se habían corrido seguía con su nabo dentro de mi esposa. Yo estaba tan excitado que me corrí enseguida.
Mi mujer se levantó como pudo y le dijo al muchacho: – Cariño, eres demasiado fogoso para mí, creo que prefiero a tu compañero que sabe ser más servil que tú. De todas formas, me quedare con tu número de móvil que te voy a recomendar a mis amigas.
El joven puso cara de circunstancia, cogió su ropa y se marchó. Al irse me dirigió una mirada cruzada y me dijo: – enhorabuena. eres un campeón.
Yo le dije: – no lo sabes tu bien.
Mi mujer vio irse al joven y me miro. Se acerco a mí y me abrazo. Yo le dije: – Creo que hubieras preferido al otro entrevistado.
Ella me dijo: – No creas, te prefiero a ti, cornudito mío.
Me besó en los labios, y me volvió a provocar una dura erección de nuevo.
Qué morbo!! Yo hubiera hecho lo mismo: una soberana paja mientras miro cómo se zumban a mi mujer uffff