Una pequeña reciprocidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por oscareduardo.
El joven Miguel había terminado sus labores de capataz esa mañana, se disponía a almorzar cuando sonó el teléfono, era el patrón que le comunicaba que su hijo Rubén iba hacia la finca con una amiga , debía disponer todo para atenderlo.
El fin de semana presumía que iba a estar solo pues sus padres habían viajado a la capital por una cita médica, ahora con la llegada del hijo del patrón cambiaba todo el panorama, debía estar dispuesto para atenderlo a él y su amiga.
Fue al potrero y ensilló dos mulas, las más mansas para evitar cualquier accidente.
Tomó el camino hacia el punto donde se encontraría con Rubén.
No había ni rastro del hijo del patrón, tocaba esperarlo .
Mientras el tiempo trascurría Miguel pensó en sus patrones, eran muy ricos y él era muy pobre.
Disponían de una gran finca , con diversos cultivos y muchos semovientes, él no tenía nada.
Pero estaba feliz porque tenía un trabajo, comida asegurada y un techo donde guarecerse.
De repente los divisó sobre la carretera que subía serpenteando el cerro.
Pronto llegaron donde él se encontraba, Rubén era un joven de unos veinte años, alto, buen mozo, un poco desgarbado al andar y con una pinta desaliñada, lo acompañaba una joven muy bonita, era una chica de la misma edad de Rubén, delgada, de piernas largas y un trasero pequeño pero parado, sus senos eran también pequeños, parecían dos naranjas redondas y turgentes.
Después de un corto saludo emprendieron el viaje a la casona de la hacienda.
Rubén los llevó a la mejor habitación y los dejó allí.
Fue a la cocina y les trajo una jarra de jugo de naranja bien frío que desaparecieron en un santiamén.
Rubén estaba desempacando su maleta, traía poca ropa pero mucho licor, su amiga que se llamaba Yesenía clavó su mirada en Miguel, era una mirada lasciva, sus ojos grises casi lo desnudan, se turbó un poco cuando esa mirada se fijó en su entrepierna, sintió un estremecimiento de pies a cabeza, se ruborizó y salió de la habitación.
Los dos jóvenes quedaron solos en la habitación.
Como no había quien cocinara Miguel preparó un almuerzo ligero con comida enlatada, los llamó al comedor y ellos rápidamente consumieron sus alimentos.
Salieron de la casona , hicieron un breve recorrido por los alrededores y regresaron.
Yesenía venía sudorosa y agitada, Rubén también lucia deshidratado.
El sol los había castigado en el breve recorrido.
Se sentaron en la sala en un sofá amplio y le pidieron a Miguel que les sirviera unas cervezas , Yesenia al ver que Miguel se acercaba con dos cervezas en la mano le dijo que sirviera una para él.
Hicieron un brindis y chocaron los envases de aluminio.
Miguel no sabía qué hacer, no estaba acostumbrado a tomar sino guarapo de piña, un licor rudimentario producto de la fermentación de cáscaras de piña con panela.
Se tomó la cerveza y los jóvenes empezaron a preguntar cosas del campo.
A medida que la conversación continuaba Yesenia en forma provocadora abrió sus piernas para que Miguel que estaba sentado frente a ella tuviera un ángulo visual de su sexo.
Y lo consiguió muy rápido pues ante esa chica tan provocadora él no la perdía la vista.
Rubén se paró al baño lo que le permitió a Yesenía abrir más su piernas y mostrar esa tanga blanca que llevaba, Miguel empezó a sentir una erección incipiente, su verga empezó a enderezarse formando un promontorio visible, apenado trató con la mano de acomodarse el pene para no quedar tan al descubierto, Yesenía al ver el tamaño de esa verga quedó alelada.
En ese momento llegó Rubén y ella con el pretexto de ir al baño se paró y tras unos breves minutos regresó.
Miguel estaba pendiente de ella, volvió a sentarse enfrente, nuevamente abrió sus piernas y Miguel casi se infarta, la pequeña tanga había desaparecido, frente a él estaba un soberano coño, podía ver los ensortijados pelos negros que cubrían una vagina grande y provocativa.
Rubén se hacía el de las gafas, destapó otras cervezas y brindaron nuevamente, Yesenía con el pretexto de sentir mucho calor se despojó de su blusa, sus senos quedaron en el aire, Miguel no aguantaba esa erección, lo estaba matando, se paró para ir al baño pero en su entrepierna se notaba un promontorio que Yesenía quería ver.
De pronto Rubén sacó unos cigarrillos y prendiendo uno de ellos le dio a chupar a Yesenia.
La chica aspiró el cigarrillo y se lo devolvió a Rubén, éste le pego dos aspiradas y se lo pasó a Miguel, quedó con el cigarrillo en la mano sin saber qué hacer, nunca había fumado.
Yesenia al ver la vacilación del joven le explicó que solo era aspirar el humo y botarlo por la nariz, Miguel hizo lo que le indicaban, aspiró hondo y profundo pero se sintió asfixiado, como pudo botó la bocanada de humo, Yesenia y Rubén soltaron una carcajada.
Sirvieron otras cervezas y Miguel empezó a sentir una extraña sensación, se sentía liviano, como ido, el efecto de las cervezas y ese cigarrillo lo estaban haciendo entrar en un estado de efervescencia y excitación, miró a Yesenia y sus senos parecían más grandes, su cuerpo se presentaba tentador, ella consciente de su estado anímico se acercó y le cogió la verga a dos manos, era sencillamente espectacular, nunca había tenido en sus manos un cilindro de carne de ese tamaño y ese grosor, Rubén por fin reaccionó y halándola hacia él la abrazó y empezó a acariciarla, sus manos cogieron sus senos y los acercó a la boca, empezó a besarlos en una forma brusca, su boca se prendió de los pezones erectos de Yesenía chupándolos con energía, la chica empezó a excitarse y muy pronto la pequeña falda cayó al suelo, Rubén la desnudó enseguida ,quedando ante los ojos de Miguel una preciosidad de mujer, ese capataz desconocido e ignorado nunca había visto una hermosa mujer desnuda , Yesenía muy excitada sacó la verga de Rubén y arrodillándose empezó a chuparla, Rubén se sentó en el sofá y Yesenia se sentó a horcajadas sobre el chico clavándose todo el pene erecto en su vagina húmeda, se fue hasta el fondo.
Con la mano le hizo señas a Miguel que se acercara, mientras ella empezaba a subir y bajar sobre el pene erecto de Rubén le sacó la verga a Miguel y empezó a mamársela .
Fue una trilogía de locura, pronto los movimientos de Yesenía provocaron un tremendo orgasmo a Rubén quien soltó un chorro de semen en la vagina de Yesenia, por su parte Miguel super excitado no entendía porque no obtenía un orgasmo.
Yesenia se paró y se abalanzó contra Miguel que fue a parar sobre el sillón donde había estado sentado, Yesenia como loca empezó a hacerle sexo oral, pero la verdad le costaba trabajo manejar ese glande rojizo y brillante, se sentía ahogada y optó por ensartarse ese tolete de carne en su sexo, a pesar de estar muy lubricada sintió como ese pene presionaba sus paredes produciéndole una excitación nunca antes sentida, empezó a mover sus caderas y con giros increíbles fue abriendo campo a semejante herramienta, sin embargo no terminaba de entrar, era la locura, por fin sintió que esa verga tocó fondo y una extraña sensación la hizo gritar de placer, hasta ahí nadie había llegado y el solo toque de ese pene erecto en lo más profundo de su cavidad uterina le produjo un clímax inenarrable.
Pero faltaba lo mejor, Miguel empezó a mover su pene y el roce en la paredes vaginales de Yesenía la empezó a enloquecer, gritaba, aullaba, lanzaba imprecaciones al aire, hundía sus uñas en la espalda de Miguel que al sentir los arañazos más ímpetus le provocaban, y vino el orgasmo de Miguel, fue algo copioso, un verdadero rio de semen inundó la vagina de Yesenia, sentía una verdadera corriente de liquido seminal caliente y ardoroso en sus entrañas, Yesenía se hundió en un torbellino de emociones, de luces multicolores que la dejaron muy cerca del cielo.
Luego vino la calma, los tres quedaron cansados, Rubén tomó a Yesenia de la mano y llevándola al cuarto se retiraron a descansar , Miguel también salió pensativo para su cuarto, sin embargo no podía conciliar el sueño, todo lo que había pasado parecía un sueño, le habían dado algo que nadie nunca se podía haber imaginado, debía devolver ese favor… con ese pensamiento se quedó dormido.
Al otro día muy temprano se dedicó a sus labores rutinarias, pastorear, asear, ordeñar, en fin dejó todo listo y se fue a preparar el desayuno.
Cuando estuvo listo fue al cuarto a llamar a Rubén y Yesenia, todavía estaban durmiendo desnudos y abrazados.
Miguel volvió a ver el cuerpo desnudo de Yesenía y se sintió excitado.
Rubén estaba boca arriba , Yesenia con una pierna sobre el cuerpo de Rubén tenía su primoroso culo levantado, se veía perfectamente su vagina, esa gruta de placer que lo había enloquecido, pero lo que más se notaba en esa posición era su culito, un ano perfecto, un precioso orificio que era una tentación muy grande, se acercó tembloroso de miedo a la cama, se puso a observar ese culito que estaba allí a pocos centímetros de su verga, nunca había imaginado que ese orificio le pudiera causar tanto deseo.
Pero se detuvo y salió del cuarto, luego tocando a la puerta los llamó , se vistieron, desayunaron o casi almorzaron pues ya era medio día y empezaron a tomar cerveza.
Miguel le dijo a Rubén que salieran a dar un paseo, le quería dar una sorpresa, pero Yesenía se pegó y salieron los tres hacia un granero cercano.
Antes de llegar Miguel sacó un cubo de agua, un cepillo, una vasija con melaza y en el camino fue arrancando manojos de yerba fresca .
Rubén no entendía hacia donde los llevaba.
Ya en el granero encontró la repuesta, Miguel tenía amarrada una yegua joven, le había maneado sus extremidades traseras, se acercó a ella y con un cepillo empezó a acariciarle su espalda, la yegua inicialmente asustada se fue tranquilizando, Miguel tomó melaza en sus manos y le dio en la boca, la yegua empezó a lamer la mano de Miguel, luego le acercó la yerba fresca que había recogido en el camino y le dio de comer, la bestia empezó a degustar ese puñado de yerba fresca.
Miguel tomó el balde con agua y dirigiéndose a la parte posterior empezó con un cepillo suave a bañarle la vulva a la yegua, a la par que aseaba su vulva le acariciaba sus inmensos labios vaginales, bastaron unos minutos para que ese aseo simultáneo con sus caricias fueran haciendo abrir esa tremenda vulva a la yegua, Miguel arrimó un cubo prensado de heno y se subió a él quedando su cintura exactamente a la altura de la vulva de la yegua, con una lentitud casi rayana en la parsimonia Miguel volvió a darle melaza a la yegua, le dio más yerba fresca, la volvió a acariciar y como por arte de magia la vulva fue abriéndose un poco más, Miguel le mostró a Rubén esa inmensa vulva, y algo más impresionante …un movimiento casi imperceptible mostraba unos pequeños movimientos de contracción y relax, era como si esa vulva estuviera pidiendo que la penetraran , Miguel invitó a Rubén que degustara ese manjar, éste pareció vacilar pero se decidió y empezó a penetrar la yegua, Yesenia sólo observaba pero esas escenas la tenían excitada, se quitó su pequeña falda y su tanga diminuta, empezó a masturbarse lentamente, estaba muy cachonda con ese ambiente erótico, tomó unos cubos de heno y los acomodó cerca donde la yegua estaba comiendo yerba, formó como una pequeña cama donde se acomodó y siguió masturbándose.
Al arrimar Rubén su verga erecta a esa impresionante vulva e introducir su glande sintió como si le chuparan su miembro, era una succión agradable, metió más su verga y la sensación de succión aumentó, era como si muy dentro de esa vulva hubiera una aspiradora que chupara su miembro, aunque las paredes de la vulva no eran muy lisas su pene fue metiéndose más y más hasta que lo metió todo, las sensaciones eran indescriptibles, por un lado la succión aumentaba y fuera de eso las paredes de esa vulva parecían envolver su verga apretándola como si una mano interna la agarrara fuertemente, Rubén empezó a comerse ese bocadillo, era muy emocionante y excitante.
Mientras tanto Miguel se acercó a la yegua para darle más melaza, de pronto se desnudó y colocando un poco de melaza en su verga se lo acercó a la yegua, ésta empezó a chupar la melaza y con ella a darle una mamada de verga indescriptible, Miguel no podía aguantar las chupadas de la yegua, miró a su lado y vio a Yesenia que se masturbaba muy cerca, la llamó y la acomodó en unos bloque de heno formándole una cama, le endulzó su sexo con melaza y el resto lo hizo la yegua, su lengua poderosa empezó a lamer el sexo de Yesenia arrancándole gemidos de placer, cuando estaba excitada al máximo la colocó en cuatro y cubrió su vagina y su culito con más melaza, la yegua no dejaba de lamer y Yesenia de gritar, Miguel se la arrebató a la yegua y empezó a penetrar ese culito virgen, su grueso miembro casi no cabía, pero con sus manos enseñadas a acariciar la yegua aplicó el mismo tratamiento, poco a poco el orificio anal se fue agrandando, le untó melaza que sirvió como un burdo lubricante y empezó a penetrar ese fortín tan esquivo, Yesenia estaba enloquecida, estaba siendo penetrada por primera vez por su orificio virgen, sintió dolor y placer, quería evitar que se lo metieran pero quería sentirlo todo adentro, Miguel siguió horadando sus paredes rectales, sentía un placer infinito, Yesenia empezó a masturbarse como loca frotando su clítoris y hundiendo sus dedos en la vagina húmeda, hasta que llegó un orgasmo espectacular que la dejó al borde de la locura.
Mientras tanto Rubén que tenía clavada toda su verga en la vulva de la yegua ya empezaba a sentir los preludios de su eyaculación, a medida que más movimiento le imprimía a su pene la yegua más contraía su vulva y más presión ejercía, era como si la mano invisible agarrara con más ímpetu su tolete de carne.
No aguanto más y su chorro de semen quedó en las entrañas de la yegua.
Miguel seguía con una erección impresionante, tomó el puesto de Rubén y ensartando la yegua empezó con furia a buscar su orgasmo, pronto lo consiguió, su poderoso chorro de semen inundo la vulva de la yegua, dejándolo sin aliento y completamente desmadejado.
Los tres se acostaron en el suelo, estaban desnudos, mamados , sedientos, sudorosos, pero la experiencia había sido inolvidable, la primera yegua para Rubén, el primer culito virgen para Miguel , el primer sexo oral de una yegua para Yesenia, el balance no podía ser más positivo.
Para Miguel esa yegua era su pareja sexual, por eso la había compartido, era un gesto de reciprocidad para Rubén que le había prestado su hembra, y Yesenía también había ganado experiencias y vivencias inolvidables.
Había sido un ganancia compartida para todos.
Los tres se fueron a la casona, mitigaron su sed con tres cervezas bien frías y esperaron la noche para compartir nuevas experiencias en la cama.
Yesenía no pudo dormir esa noche, una inquietud le rondaba la mente y una excitación muy grande la acompañaba , si pudo aguantar esa descomunal verga de Miguel en sus entrañas, sería que podía aguantar la verga de un caballo…???.
de sólo pensarlo se estremeció y para conciliar el sueño se masturbó hasta que el sueño y la agitación del día la venció.
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