Viaje de novios
En la excursión a Xel-Ha había tenido la fantasía de ser follada por el guía entre los frondosos árboles de la selva cerca de la caleta y que se había masturbado por la noche pensando en eso mientras yo dormía..
Siempre recordaré nuestro viaje de bodas a Cancún como uno de los más exóticos y apasionantes, sobre todo por el regalo sorpresa que le hice a mi recién esposa la noche antes de regresar a España.
Habíamos llegado de una excursión y tras ducharnos nos dispusimos a bajar al bar del hotel a tomar unas copas. Comenzamos a charlar del viaje, de las excursiones de lo bien que lo habíamos pasado, de sexo, de fantasías. Entre copa y copa me contó que en la excursión a Xel-Ha había tenido la fantasía de ser follada por el guía entre los frondosos árboles de la selva cerca de la caleta y que se había masturbado por la noche pensando en eso mientras yo dormía. He de reconocer que se me puso dura mientras ella me relataba cómo se la follaba salvajemente en aquel entorno paradisíaco.
Mientras ella se fue al lavabo llamé a un camarero para pedirle otra copa. Era de tez morena, de complexión parecida a la mía, aunque más musculado, apuesto y muy educado. Conversé unas palabras con él hasta que mi mujer regresó y mientras ella se sentaba observé que con disimulo le miró el culo al camarero mientras se alejaba hacia la barra.
Las copas empezaron a hacer su efecto y subimos a la habitación más bien entonados. Ya en el ascensor comencé a manosear a mi mujer mientras ella reía por mi travesura. Mi polla estaba dura y se la restregaba por el muslo a la vez que le agarraba las tetas. El ascensor paró en un piso y un matrimonio de mediana edad subió. Ellos quedaron delante y yo aproveché para meterle la mano bajo la falda a mi mujer y acariciarle el culo mientras ella tocaba mi abultado paquete. El ascensor paró en nuestro piso y nos dirigimos a la habitación donde nada más entrar me abalancé como un animal sobre mi mujer manoseándola, besándola, la desnudé y pasé la lengua por sus pezones duros y los relamí hasta la saciedad mientras ella gemía y su coño se humedecía más y más. La tiré sobre la cama, la abrí de piernas y comencé a comerle el coño, cosa que agradeció con unos gemidos de placer. Luego busqué un cinturón y le até las manos al cabezal de la cama y con un pañuelo le vendé los ojos. Ella estaba excitadísima al sentirse usada a mi entera disposición. La acaricié todo el cuerpo suavemente mientras ella se agitaba sobre el colchón tremendamente cachonda. Momento en el cual le dije que iba un momento al lavabo y venía. En realidad el sonido que escuchó no fue el de la puerta del lavabo, sino el de la puerta de la habitación, donde estaba esperando para entrar aquel camarero con el que había quedado de acuerdo para que subiera mientras ella estaba en el lavabo. Muy en silencio él se desnudó mientras yo sacaba el móvil para grabarlo todo. Se acercó a ella y sin decir palabra hundió su boca en su coño lamiéndolo de arriba abajo, golpeando con su lengua el clítoris mientras ella gemía como una perra en celo. No podía más, y suplicaba ser follada ya, sin compasión. El camarero estrujó sus tetas, sus pezones, los lamió y mordisqueó pasando después su lengua por ellos. Luego cogió con una mano su polla mientras con la otra se ponía un condón, la agarró de las caderas levantándoselas y de un golpe se la metió hasta el fondo. Yo grabé bien de cerca aquella embestida, su polla entrando y saliendo con fuerza del coño de mi mujer arrancándole gritos de placer. Luego le dio la vuelta y la volvió a penetrar por detrás mientras le agarraba las tetas y acariciaba sus pezones. Ella movía las caderas deseando más y más, estaba fuera de sí. Él la azotaba el culo a medida que iba follándola con rapidez haciendo que se corriera y su cuerpo cayó sobre la cama mientras él seguía dándole más y más duro hasta que se corrió también. Cuando sacó su polla la dejó estremeciéndose sobre el colchón aún gimiendo de placer. Le di mi móvil y con una mirada él entendió lo que debía hacer. Mientras ella seguía tumbada me puse encima y le introduje suavemente mi polla en su coño. Entró sin resistencia pues estaba increíblemente húmedo. Ella se extrañó al volver a sentir una polla dentro de ella follándola y haciéndola gemir de nuevo, momento en el que le quité el pañuelo y pudo ver que el camarero de antes estaba desnudo a su lado, grabando con un móvil. Ella quiso resistirse y pronto entendió que quien la había follado como a una puta no había sido yo, pero estaba tan excitada que se dejó volver a follar esta vez por mí. A cada embestida gritaba mientras me decía que era un jodido cabrón, un puto que la estaba haciendo gozar como nunca. No dejaba de mirar la polla del camarero mientras la follaba. En aquel momento ya la volvía a tener dura así que le dije que se la metiera en la boca mientras yo seguía follándola diciendo que era una puta, una zorra y ella se excitaba más. Él se corrió de nuevo sobre su cara mientras yo lo hacía dentro de su coño. Después él se vistió y se marchó. Mi mujer seguía atada boca abajo con mi leche saliendo de su coño y volví a masturbarla. Realmente quedó extasiada aquella noche.
De regreso a España más de una vez me la he follado a cuatro patas mientras miramos la peli del camarero follándosela a lo bestia y más de una vez se ha masturbado mirando la peli y recordando lo maravilloso que fue aquel viaje de novios.
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