Vivía con un cornudo consentidor sin saberlo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me casé a los 20 años con Raúl, apenas hicimos ocho meses de novios y decidimos casarnos y vivir juntos. El tiene cuatro años más que yo. De novios tuvimos sexo y yo veía que los dos eramos muy cachondos, los primeros meses de casados, probamos de todo, Raúl me rompió el culito por primera vez y me gustó. Lo haciamos en todos lados y todo parecía lo mas normal.
En eso, de la noche a la mañana, me salió con que le gustaría verme ensartada con otro hombre y que le gustaría filmarlo él mismo. Al principio pensé que se trataba de un broma, pero mi marido insistía casi a diario con lo mismo. Hasta que por fin acepté hacerlo solo por él, porque no teniamos ni dos años de casados. El ya había escogido con quien debía hacerlo, era su amigo Fidel, un exfutbolista profesional de este país de ascendencia caribeña, o sea era de color, no me gustaba su rostro, pero tenía un cuerpo atletico todavía a sus casi 40 años, era alto de 1.90 mt y sus pantorrillas y muslos eran enormes. Preparamos todo, a mi marido no le costó convencer a Fidel, pues el llegaba frecuentemente a la casa y yo notaba que se me quedaba viendo mis nalgas o mi escote cuando yo vestía corto o con pantalones ajustados.
No quiero perder tiempo en la preparación, la cena, la charla y luego el traslado a la recamara. Mi marido me había pedido que usara un traje que utilizamos en algunas fantasías, era un falda cortisima a media nalga, o sea que mis nalgas se miraban perfectamente y con un hilo dental tan delgadito que apenas tapaba mi rendondo ano, asi también una camisa blanca, desabotonada y amarrada a frente, mi sostén de media copa, además me pinté labios, ojos y me maquillé, parecía una putita de esquina. Yo estaba nerviosa y estuve a punto de rogarle a mi marido que desistiera, pero yo notaba que él estaba muy entusiasmado, asi que decidí hacerlo.
Fidel estaba excitado solo de verme la forma en que yo estaba vestida para él, cuando caminaba me seguía su mirada directamente a mis nalgas, pues tengo unas nalgas de medianas a grandes, duras y en forma de corazón, mis senos no son tan grandes, pero son bien parados con pezones grandes. Nos sentamos en una comodo que tenemos frente a la cama, alli empezamos a besarnos, Fidel tiene una boca grande, común en los hombres de color, con su labio inferior grande y grueso, sentí que su lengua entraba en mi boca y casi me llegaba a las amigdalas, luego dejaba su larga lengua afuera para que yo la tomara entre mis labios, la verdad es que Fidel sabía besar rico, eso me fue poniendo caliente, mi marido con su camara de video captando todo, yo me fui poniendo encima de Fidel y sus manos rapidamente se apoderaron de mis nalgas, las manoseo y acarició lo que quiso, sus dedos recorrían toda la dimensión de mis nalgas y uno de sus dedos siguió la linea de mi tanguita y se coló por debajo, de ese modo su dedo recorrió mi culito y llegó hasta mi rajita, debió sentir lo mojada que ya estaba, pues se sonrió conmigo.
Luego, me desabotonó la blusa y sacó mis tetas de mi sostén, las mamó con sus grandes labios, sentí como me succionaba los pezones y alli pegué mi primer gemido de placer, sentí muchas cosquillas en mis pezones causadas por sus gruesos labios negros. De un seno pasaba al otro y regresaba, me los mamó rico, tan rico que era yo después que se los ponía y quitaba de su boca jugando con él. Mi marido no se perdía de nada con la camara. Yo de vez en cuando miraba la camara y el me hacía gestos de que estaba bien de que siguiera.
Fidel me seguía besando la boca y los senos muy rico, me tenía mojada completamente, pues yo suelo mojarme rapido cuando me calientan bien. Luego Fidel se fue colocando encima de mi en la misma cómoda, ahora yo estaba abajo y sus labios lamieron mi cuello y volvieron a mis senos, los mamó de nueva cuenta, luego bajó y metió la punta de su lengua en mi ombligo y siguió bajando, con sus gruesas manos me quitó la tanguita de un solo jalón, sus dedos jugaron con mis labios vaginales y estimuló mi clitoris, mis gemidos ahora eran más fuertes, mi esposo se acercaba a centimetros de mi rajita manoseada por los dedos de Fidel. Luego sentí los labios y lengua de Fidel bajar hasta mi rajita, su aspera lengua lamió mis labios vaginales y me hizo estremecer en la cómoda, debió sentir mis juguitos intimos pues su lengua abrió en dos mis labios vaginales y se puso a lamer como si fuera un perrito, su lengua pasaba desde la entrada de mi vagina hasta mi clitoris, al cual le hacia pequeños círculos con la lengua, en un momento sentí como si me pasara un rayo de electricidad por todo mi cuerpo, me estaba corriendo, gemí y me quejé, Fidel al ver eso, aumento la velocidad de sus lenguetazos en mi rajita y tuve que poner una mano empuñada en mi boca para no gritar, mi marido se apretaba la verga metiendo una mano entre sus pantalones, la escena tuvo que ser muy excitante.
Cuando terminé de correrme, Fidel se separó y se puso de pie, se fue quitando la ropa y sacó un inmenso pene, el tipo tenía un enorme y grueso pene, miré a mi marido quien me veía con una sonrisa picara, él ya lo sabía, me dice burlonamente -como a ti te gustan!-, Fidel se pajeo varias veces y terminó de poner a punto su vergota, me la puso enfrente en señal que quería una mamada. La tomé con ambas manos y las cabía en lo largo de su palo, yo estaba excitada, y aún asi vacilé en llevarmela a la boca, pues alguna vez me dio asco las vergas negras al ver videos porno, pero la metí en boca, su glande y un poco de su tronco casi me llenan la boca. Lo mamé y le besé la cabezota negra, su carne estaba dura, chupé y lami, al parecer lo hice bien porque le saqué gemidos a Fidel. Y él tomandome de la cabeza me comenzó a coger la boca, me hundía la verga y la sacaba, cada vez me la hundía más profundo, hasta hubo un momento en que casi me hizo vomitar, pues su verga entro hasta donde nadie había llegado en mi garganta, tuve que toser un par de veces para no ahogarme.
Fidel pareció un poco arrepentido de haberme metido su pene hasta la garganta y se disculpó, me tomó de la mano y me llevó a la cama, me acostó y luego él se metió entre mis piernas, me besó las rodillas y luego los muslos, su lengua era aspera, pero eso me causaba un deleite no conocido, luego lamió mi entrepierna y de nuevo se posó en mi rajita, lamiendo mis labios vaginales, luego usó sus dedos para abrirme la pepa y lamer mi clitoris, eso me hizo estremecer en la cama, de repente siento que él se va acomodando encima de mi siento su verga recorrer mi rajita buscando la entrada de mi vagina, se siente que su verga es demasiado gruesa, muerdo los labios cuando su carne abre los labios menores de mi vagina, siento que su cabezón va entrando en mi interior con dificultad, Fidel echá más peso sobre mi, asi su pene se va deslizando por mi vagina, va lento, yo muerdo más y pujo, si no estuviera tan lubricado como estoy me hubiera rasgado su tremendo palo, por fin se va metiendo bien adentro de mi, el grosor de su pene me llena por completo mi rajita, y cuando comienza a moverse dentro de mi, no puedo más y empiezo yo a gemir. Nunca, pero nunca me había sentido tan llena de verga en mi vida.
Los movimientos me hacen estremecer de placer, no puedo más y comienzo a pedirle que me coja, que me parta en dos, mi marido sigue filmando, pero ha dejado un rato la camara para masturbarse lo oigo quejarse claramente. Fidel comienza a moverse con más fuerza, toma mis piernas y las abre al máximo, siento que asi me la mete todita, no hay una sola parte de mi vagina vacía en ese momento, no puedo más, y le meto mis uñas en la espalda a Fidel, me estoy corriendo como una puta barata.
Fidel sigue en lo suyo, ensartándome, ahora su boca baja y mama mis tetas, las chupa con esa boca y labios prominentess, casi devora completamente una de mis tetas, es decir la mete casi completa dentro de su boca. Luego de fajarme otro rato, se levantó, sacó su verga y me la llevo a la boca, su verga negra brillaba por mis líquidos vaginales impregnados en su tronco. Su glande se paseó por mis labios y abriendolos metió su gordo glande en mi boca, lo mamé y sentí el sabor agridulce. Luego me puso en cuatro, se puso atras y me la clavó ahora sin mucha dificultad, mi rajita estaba muy dilatada, bastó empujar un par de veces para metermela casi completa, luego me tomó de los hombros para asirse y me comenzó a follar duro, Fidel estaba muy excitado y comenzó a gemir cada vez que hundia su verga en mi rajita, parecía un toro bufando, sus empellones eran secos y duros, llegaron a ser tan fuertes, que me tiró a la cama cayendo boca abajo, él estaba tan excitado que no importó que yo estuviera derribada, el se montó encima y me volvió a penetrar, lo hizo sin ninguna delicadeza, me la clavó y luego se puso a mover las caderas, metiendo y sacando su pene con fuerza de mi rajita, me fue llevando directo a otra corrida, apenas oyó que me estaba viniendo y el comenzó a darme más duro, de pronto lo oigo casi gritar, su cuerpo comenzó a convulsionar, sentí una corriente caliente derramarse dentro de mi vagina. Fidel me echó una gran cantidad de esperma en mi rajita, explotó unas seis o siete veces dentro de mi, el semen se salía de mi vagina antes de que terminara totalmente, las sabanas se mancharon de su leche.
Apenas me recobré pude ver a mi marido casi tirado en la comoda, con la verga por fuera, vi restos de sus corridas en el suelo de la habitación. Fidel se quitó de encima y se fue al sanitario, yo me quedé alli totalmente agotada, no podia levantar un dedo, parecía que un camión me hubiera atropellado.
Al salir Fidel, entré yo al sanitario a asearme. Me lavé la rajita y casi todo el cuerpo, pues estaba transpirada y sudada.
Me tardé a propósito, hasta que se retiró Fidel, luego salí y mi marido me dijo que había sido la cosa más caliente de su vida. Le dije que esperaba fuera la última, pero no fue asi.
Como tres semanas después, no fue mucho, invitó a su jefe a cenar a la casa, luego de eso nos fuimos a la sala y bebimos vino los tres, nos bajamos dos botellas entre los tres. Ya subido mi marido nuevamente me pidió tener sexo con su jefe alli en la sala, yo al principio me negué, pero mi marido insistió, asi que tuve sexo con él otra vez frente a mi marido, esta vez mi marido fue más participativo en cuanto a decir cosas, instaba a su jefe a darme más duro, a meterme la verga en la boca y hasta lo apremió para que me lo metiera por el culo, yo la gocé, no puedo decir que no, me corrí como una cualquiera unas cuatro o cinco veces (eso podría ser mi segundo relato), no recuerdo bien, pero nuevamente mi marido gozó sin tocarme..
Ya estamos separados, él está asistiendo a terapia, porque él insiste en verme ensartada con otros hombres.
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