A mis 11 años con Andrea.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por natiorosco.
A mis 11 años con Andrea.
Por natiorosco
Hola me llamo Sandra y quiero contarles como fue mi primera relación lésbica a mis 11 años.
Bien toda niña tiene amigas en la cuadra y yo no era la excepción, mi amiga se llamaba Ángela y no solo teníamos la misma edad, sino que Ángela tiene una hermana mayor de unos 20 años de nombre Andrea.
Bien un día sábado de mucho calor mi amiga me llama para invitarme a la pileta de su casa, yo acepte y después de decirles a mis padres me fui con mi bolcito a su casa.
Ya adentro mi amiga me dice que me cambie en su pieza que compartía con su hermana, al entrar encuentro a esa mujer, Andrea, completamente desnuda y por ponerse el bikini.
No se por qué pero a verla me quede paralizada, tal vez por lo blanco de su piel, o sus pequeños pezones rosados, o sus bellos púbico rubios bien cortados.
Andrea al ver mi cara me pregunto sonriendo: Estas bien? Si le dije y comencé a quitarme la ropa.
Y con mi cuerpo desnudo (delgado, flacucho, pero ya entrado en carnes), saque mi maya para cambiarme bajo su mirada.
Ya en la pileta las tres jugamos toda la tarde, cuando anochecía mi amiga me dice si quería quedarme a dormir ya que sus padres estaban de viaje.
Les preguntemos a mis padres, respondí.
Y 15 minutos después regresamos a su casa.
Como estábamos las tres solas, decidimos ponernos la ropa de cama, yo me puse un pijama rosado, Ángela un camisón blanco con dibujos de Minie, y Andrea un pantalón corto amplio y una musculosa verde.
Después de cenar (como a las 20:30) nos pusimos a jugar al monopolio sentadas en el piso.
Ángela estaba a mi derecha, mientras que Andrea se sentó frente mío casi de costado, con las plantas de sus pies juntas y sus piernas abiertas, mostrándome parte de su bombacha, mientras inclinaba su torso hacia adelante apoyando sus codos en las rodillas, lo que provocaba que su musculosa me dejara ver sus pequeños senos, que yo miraba o intentaba mirar disimuladamente.
Después de jugar por unas dos horas y media de jugar nos aburrimos y nos fuimos a acostar.
En la pieza había dos cama y una cucheta, la hermana de mi amiga me dio su cama, y ella se fue a la cucheta.
Nos pusimos a conversar pero mi amiga a los diez minutos de acostarse se quedó dormida profundamente, así que yo me quede despierta conversando con Andrea, ya eran como las 12 de la noche cuando comenzó a llover con truenos y un viento fuerte, lo cierto fue que después de un trueno que se escuchó muy cerca, hizo que yo de un gritito antes de cortarse la energía eléctrica dejándonos a oscuras.
Andrea que estaba en la cama de al lado pregunto: Estas bien? Tienes miedo? Si me asusto el trueno, dije asustada.
Tranquila yo me acuesto contigo hasta que den la energía, comento.
Bueno, le respondí.
Ella se cruzó y después acostarse de costado en la estrecha cama de una plaza y media, Andrea poso su mano en mi panza mientras me decía: No tengas miedo.
No sé qué me paso, solo sé que al sentir su mano en mi estómago me estremecí.
Andrea que se había dado cuenta me comento en voz suave y sin levantar su mano: Tranquila, y después pregunto: Decime ¿Por qué me mirabas tanto? No sé, respondí.
No sabes? Porque me mirabas, comento con sus labios cerca de mi oído.
No, no lo sé, respondí con mi respiración más rápida.
Mmm yo creo que si, dijo mientras su mano acariciaba mi estómago.
No respondí, a la vez que inconscientemente levantaba un poco mis caderas.
Andrea comenzó a besar mis mejillas, al tiempo que sus dedos subían y bajaban desde mi vientre hasta mis pechitos, agitándome aún más mi respiración.
Andrea acerco sus labios a mis pechos y sacando su lengua comenzó a lamer o mejor dicho a rozar circularmente mis rosadas aureolas.
Mmmm, ayy, gemí apretando su muslo con mi mano derecha.
De repente no se en que momento la mano de Andrea se metió debajo de mi pijama para llegar hasta mi lampiño conejo, donde dejando escapar un suave e imperceptible Ahh, ahhh, le abrí mis piernitas.
La mujer saco su mano de mi sexo y bajando hasta mi entrepierna me quito el pantalón del pijama, desnudándome de la cintura para abajo, para besar y luego lamer los contornos de mi tierna palomita; y llegar finalmente a mi clítoris, que al ser rozado por la punta de su lengua hacia retorcer mi pequeño cuerpo.
Yo que estaba más que caliente sentí como uno de sus dedos acariciaba mis labios vaginales, en silencio estire mi mano y poniéndola sobre la suya me introduje su dedo en mi conejo.
Sandri NO ERES VIRGEN? Comento sorprendida.
No, Andrea, le respondí.
El hecho de no ser virgen le calentó aún más, y acercando sus labios comenzó a devorarse, literalmente, mi palomita, haciéndome temblar y retorcerme de placer al sentir como su lengua recorría lugares que nadie había profanado.
Si bien mi tío me hacía mucho sexo oral, esto no era igual, no era lo mismo hacerlo con Andrea, yo temblaba, suspiraba y gemía en voz bajo con cada uno de sus lengüetazos, mis piernas que estaban abiertas para dejar mejor paso a su húmedo apéndice, suavemente se apoyaron sobre sus hombros.
Después de aproximadamente diez minutos de deleitarse con mi conejo, la mujer se acostó en la cama y abriendo sus piernas comento: Ven pásame tu lengüita; acerque mis labios a su maduro conejo, y posando mi lengua en su raja, comencé a lamerla imitándola.
Afuera seguía lloviendo, ocasionalmente la luz de los relámpagos entraba por la ventana de la habitación, iluminando brevemente su vulva, esa vulva de textura suave, de la que brotaba un hilo de líquido blanco como leche, que mi lengua tímidamente probo, su sabor era delicioso, dulce, más que ambrosía, que mi torpe e inexperta lengua llevaba mi boca.
Andrea acaricio mi cabeza y en tono suave exclamo: Amor, acuéstate sobre mí.
Me levante, y apoyando mi cuerpecito sobre el suyo, como mi tío me había enseñado, hicimos un 69, para luego meternos profundamente los dedos en nuestras vaginas, hasta que comencé a temblar, estremecerme al tiempo que mi vaginita se contraía sobre su dedo.
Andrea al darse cuenta que estaba por llegar al clímax lo retiro y en voz baja exclamo: No aún no.
Y sin decir nada, como si estuviéramos conectadas nos arrodillamos en la cama, Andrea metió sus piernas entre las mías y juntando nuestras vaginas empezamos a frotarlas.
Ahh, ayy, gemía al sentir como sus vellos rubios raspaban mi conejo mojado por sus fluidos.
Minutos después, separamos nuestros sexos, Andrea agarro mi mano y llevándola hacia su sexo comento: Tócame Sandri.
Mis dedos se metieron en su pálido conejo, la hermana de mi amiga suspiro y bajando su mano a mi paloma me introdujo su dedo.
Nos besarnos, nuestras lenguas, obscenamente empezaron a rozarse, al tiempo que esos dedos entraban y salían de nuestras vaginas.
Andrea comenzó a estremecerse, a temblar, y acercando sus labios a mi oído, exclamo: Más rápido Sandri, más rápido, para después llenar mi mano con sus tibios jugos vaginales en un silencioso orgasmo.
Andrea sin descansar y aun con su respiración agitada, me arrojo sobre la cama, y después de recostarse a mi lado comenzó a masturbarme frenéticamente al tiempo que ella con toda su experiencia ponía su boca sobre la mía, apagando así mis gemidos de placer, yo me retorcía, gemía, y me convulsionaba involuntariamente, para luego sin poder controlarme hacerme pis mojando toda su mano y parte de la cama.
Nos recostamos con los rostros muy cerca, estábamos abrazadas sintiendo el calor de nuestros temblorosos cuerpos, cuando de repente dieron la electricidad, nos miramos a los ojos, lentamente baje la mirada hasta sus blancos pechos coronados con dos pezones rozados, ella levanto mi rostro y después de besarnos me pregunto: Te gusto? Si mucho dije sonriendo.
Para luego cambiarnos y dormirnos abrazadas.
Lo hicimos por varios años (7 o 8) después ella se casó y se cambió de casa lo que no impidió que nos siguiéramos viendo (cuando podíamos) hasta el día de hoy.
Bien así fue mi primera reacción lésbica; espero que es haya gustado, con la segunda mujer fue un poco más traumático pero indo al final.
Y esa es otra historia, besos Sandri.
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