Camila y Daniela 4 parte 2
La historia de una atracción prohibida entre una mujer y una niña..
Después de terminar, su encuentro sexual en el auto, Camila y Daniela se recompusieron acomodando sus ropas y abrochando los cinturones. Camila miró a Daniela, le dio un último beso en la boca y dirigió su rumbo finalmente hacia el colegio. Se despidieron como si fueran un par de amigas y Daniela bajó del auto, para perderse entre los otros estudiantes del colegio y ser vista por última vez ese día, por Camila. Aceleró a fondo y se fue con una sonrisa en los labios, hacia su trabajo. Por fin había logrado su cometido, las cosas con Daniela, empezaban a tener forma, todo iba bien, nada malo podía suceder…o eso creía.
Camila, pensó durante todo el día en Daniela y esta hizo lo mismo. A la hora del almuerzo recordó lo sucedido esa mañana y no podía creerlo, era algo casi fantasioso, una mujer adulta, en una relación sexual y afectiva, con una niña. Lesbianismo intergeneracional. Se dio cuenta, que Daniela ya no era un simple capricho o un rarísimo fetiche, sino que, por el contrario, se estaba convirtiendo en una parte fundamental de su vida y sin ser consciente del todo, surgía el deseo de llegar más y más profundo con esto, de no parar, de dejarse sumergir hasta lo más profundo del abismo…estaba lista para ser la mujer de Daniela. La quería y deseaba sexualmente de manera intensa, no había reversa.
Para Daniela, el acontecer de los hechos, fue aún más extraño, evidentemente a raíz de su corta edad, le era sumamente complejo comprender lo que atravesaba, pero tenía la ventaja de ser más instinto que razón y de dejarse guiar por lo que iba sintiendo y deseando naturalmente. Para ella, esta no era una situación maliciosa, aunque si entendía que socialmente era prohibida Eso no le importaba realmente, para Daniela, Camila, era su primer amor, su primera atracción, el primer lazo romántico y sexual que establecía. No importaba que no fuera un hombre su pareja, ella se limitaba a seguir sus instintos y se comportaba como una preadolescente enamorada. Camila, era su primera vez, era su primer amor y tal cual sucede en cualquier situación del mismo contexto entre un hombre y una mujer, Daniela veía a Camila como su mujer protectora y repleta de cariño, como la persona que le robaba el sueño y las miradas, como la persona con quien quería estar y “hacer todas esas cosas que hacen los novios”, se daba cuenta que quería a Camila, pero no sólo eso, además, le gustaba, en verdad, por extraño que pareciera, a Daniela, le atraía físicamente Camila y en esa misma línea de manera inevitable, también le despertaba poderosas sensaciones sexuales. Ya estaba hecho, el destino estaba sellado. Entre Daniela y Camila, surgía una dulce, lujuriosa y muy extraña relación amorosa; Camila sería la hembra adulta, fogosa y protectora, y Daniela, la niña tierna enamorada, dispuesta a llenar de placer a su mujer. Amor lésbico puro.
Al día siguiente Camila y Daniela, pensaban cada una por separado, que ahora las esperaba un camino de rosas y más allá de las vicisitudes que pudieran aparecer, siempre encontrarían una forma y su relación, seguiría desarrollándose hasta el final. Ingenuamente, pensaban que ahora todo estaba resuelto y sólo las esperaba entregarse a sus deseos y pasiones, sin embargo, esa mañana, la realidad les patearía la cara.
Salió Camila de su apartamento sobre las 6 de la mañana en punto, como era costumbre para llevar a su niña al colegio. Estaba muy feliz, pues pensaba que de nuevo la tendría a solas, ya que la madre iba a trabajar y no las podía acompañar como solía hacerlo. Al cerrar la puerta observó a María, a Daniela y a un hombre que recordaba vagamente haber visto un par de ocasiones entrando y saliendo del conjunto residencial, un vecino más. Se acercó hasta ellos y saludó a María y a Daniela con una sonrisa, al hombre desconocido le dio un “buenos días” cortes y neutro. Se dirigió a María y le dijo: “¿listo? ¿ya nos podemos ir?” mirando a Daniela, entonces María le respondió: “no Camila, no te preocupes, el día de hoy a Daniela, la va a llevar su papá al colegio…mira, te lo presento, él es Carlos, mi esposo, el padre de Daniela”. Camila observo entonces al sujeto, quien era un hombre de estatura promedio y una apariencia bastante normal, nada llamativo o relevantemente atractivo, el tipo parecía de unos 40 o 45 años. Acto seguido Carlos, le tendió la mano para saludarla y con una gran sonrisa en el rostro miro fijamente a Camila y le dijo: “muchísimo gusto, yo soy Carlos, el papá de Daniela….para servirte ve-ci-ni-ta”. Camila notó, como este tipo con un escaso disimulo, la miro detalladamente de arriba abajo y clavó su mirada en sus grandes senos. La actitud de Carlos fue completamente evidente y a tres mujeres presentes en el mismo lugar, no se les escapó lo sucedido. Aunque Camila, en su uniforme habitual de trabajo, se veía normal y sus femeninas curvas no se marcaban, lo cierto, era que igualmente se veía bella y atractiva, pues su rostro revelaba juventud, delicadeza y feminidad, mientras que también, para cualquier persona, era fácil de notar, que debajo de ese uniforme se escondía un deseable cuerpo de mujer, que además, eso sí, con uniforme y todo puesto, revelaba unos senos muy grandes, que marcaban un gran relieve sobre el overol de trabajo. El pobre tipo no tenía la culpa, a cualquier hombre (especialmente un cuarentón) lo hubiera atrapado la joven belleza de Camila. Ella se limitó a responder con un recatado y amable “mucho gusto, gracias, yo soy Camila”. María prosiguió y dijo a Camila: “sí, entonces como te decía, ya no es necesario que te molestes en llevar a Daniela al colegio, pues su padre lo hará de ahora en adelante…él ya consiguió la autorización en el trabajo para salir un poco más rápido y alcanzar a llevar a Dani…te agradezco enormemente tu ayuda, pero ya no te molestaremos más…gracias Camila”. Entonces, Camila se sintió morir y quiso llorar, pues de nuevo y esta vez más sólidamente se desvanecía la oportunidad de tener cerca a Daniela y mucho más, de compartir con ella algo en el sentido de la relación. Por eso sagazmente replanteo su oferta y no permitió irse con las manos vacías, respondiéndole a María: “claro, entiendo, pero antes de cualquier cosa, déjame decirte que en lo más mínimo fue una molestia, en realidad, fue todo lo contrario, lo hice con mucho gusto y francamente, me agrado su compañía, nunca fue un problema…..sin embargo, frente a lo que me dices, yo sigo sosteniendo mi oferta, no veo ningún inconveniente en seguir llevando a Dani, la única diferencia, es que ahora iría tu esposo en vez de ti, pero por lo demás, todo seguiría igual, ¿qué opinas?”, Carlos se apresuro en contestar, a pesar de que Camila no se estaba dirigiendo a él, sino a María, el tipo emocionado y con la rapidez del depredador que desea capturar a su presa, respondió: “por supuesto vecinita, que genial idea, no quisiera molestarte, pero si tú amablemente te ofreces, para mí…para nosotros, sería un honor ser pasajeros de tu vehículo jejeje”. Todas lo miraron con ojos reclamantes, pues el tipo no disimulaba ahora sí ni en lo más mínimo, que Camila la había atraído y que en cierta forma empezaba a coquetearle. Como buen hombre sumergido en los instintos de macho a la caza, no percibió la atmosfera de la situación y creía que su mujer, su hija y la misma Camila, ignoraban sus intenciones, mientras las 3 mujeres, con su sexto sentido, ya tenían entre sus pensamientos el contexto absoluto de la situación. “Qué le pasa a este estúpido” pensó María; “mi papá es un descarado”, dijo en su mente Daniela, quien ya estaba exasperada y muy molesta por lo incomodo de la situación y porque su padre, le estaba coqueteando a su mujer, y Camila, atinó a pensar “hombres, al fin hombres”. Como para todas fue tan notable la intención real de Carlos, Daniela pensó que Camila retiraría su oferta y buscaría quizá otro espacio para compartir con ella. María dijo entonces: “no Carlos, que le pasa, no podemos abusar de la confianza y amabilidad de Camila, ella es una mujer muy ocupada y la estamos haciendo perder el tiempo, más bien apresure el paso y lleve a Daniela al colegio, porque ya se les está haciendo tarde”. Daniela, se sintió aliviada, su madre había rotó la posibilidad que su cínico padre, pudiera cortejar de alguna manera a Camila, y agrego: “sí, por favor, vámonos ya, que se me hace muy tarde y luego no puedo entrar”. Daniela, María y el mismo Carlos ya asimilaban que hasta ahí llegaría todo el tema, hasta que Camila interrumpió abruptamente, casi ignorando las palabras dichas por Daniela e insistió: “no, para nada, de verdad, no es ninguna molestia en lo absoluto, para mí no es inconveniente llevar a Daniela al colegio, de hecho, siempre paso por ahí obligatoriamente, pues mi trabajo queda en esa dirección, yo no tengo problema con seguir haciéndolo y de hecho, todos ganamos, todos sacamos provecho, Daniela llega al colegio rápido y segura, y yo, me voy acompañada, no me aburro durante el trayecto y de paso, soy buena samaritana, colaborándoles a mis vecinos en lo que puedo….entonces ¿qué dicen? … ¿qué dice don Carlos, acepta mi propuesta?”, estas últimas palabras entraron como daga en el corazón para Daniela, pues aquí todo se volvió densa bruma y un malentendido de proporciones colosales, tomó lugar. Daniela, creyó que Camila le estaba correspondiendo a su padre, pues su actitud tremendamente mable y las últimas palabras dirigidas especialmente a él, la delataban, según ella pensaba. Era visible que Carlos le había atraído Camila, y aun así ella acepto su compañía en el auto, esto no quería decir otra cosa distinta, según Daniela, que Camila le estaba correspondiendo a Carlos. ¡Vaya lío! Lo cierto, es que Camila se comportó de esta manera, al percatarse que, si no era de camino al colegio, no existía otro momento para estar con Daniela, no habría otra oportunidad de tenerla cerca y eso la preocupaba severamente. Aunque con el padre en el carro, no podrían hacer nada, por lo menos, estaría cerca de su princesa y disfrutaría de su presencia, era mejor algo, que nada. Por eso insistió y al final se dirigió específicamente a Carlos, no por interés alguno, pues lo último que quería era corresponderle, pero supo manejar diestramente la situación, casi con filo ajedrecístico, al utilizar al “peón Carlos”, para desviar a la “reina María”, que no se veía convencida de su oferta y que estaba siendo un impedimento entre ella y Daniela. Sólo Carlos, como hombre de la familia, además interesado en ella, tenía el poder suficiente para controvertir a María y permitir que Camila siguiera llevando a Daniela, y así, finalmente, tenerla cerca. Fue una estrategia prodigiosa la formulada por Camila, pero lamentablemente su princesa malentendió todo. María se encontró bastante sorprendida por la insistencia de Camila, pero no llegó a desconfiar de ella, pues la había aprendido a conocer durante el tiempo que juntas llevaban a Daniela al colegio y sabía, del talante humano y altruista de Camila. La desconfianza verdadera, radicaba en Carlos, su esposo, que, en los últimos años, se mostraba cada vez menos interesado en ella y cada vez más abierto a las otras mujeres, especialmente jóvenes y bellas como Camila. Sabía que el motivo de su esposo, para estar subido en ese auto, no era otro más que cortejar a Camila, por eso no estaba nada convencida, sin embargo, ante la respuesta posterior de Carlos y ante el temor de pasar como grosera y desagradecida con Camila que tanto les había ayudado hasta entonces decidió guardar silencio y sencillamente no intervenir más, confiando en que la presencia de Daniela y la seriedad de Camila, frustrarían los planes de Carlos. El tipo luego del directo comentario de Camila, repleto de emoción al pensar que Camila, empezaba a tomarle confianza y por qué no, a corresponderle, dijo con una gran sonrisa en el rostro y mirando por momentos las tetas de Camila: “por supuesto vecinita, entonces está decidido, nos vamos en tu auto y nos hacemos compañía jeje….muchas gracias eres una MUUY BUENA samaritana…¿vamos entonces?”, Camila respiro hondo pues sabía que paquete de intenso se acababa de comprar, pero nada podía hacer si quería mantener cerca a Daniela. “Vamos” dijo Camila esbozando una casi dramática sonrisa. Se despidieron de María y emprendieron el rumbo hacía el ascensor. Los ojos de Daniela estaban en llamas, un nudo ahogaba su garganta y sus músculos, abrazaban una estrafalaria tensión; estaba furiosa a más no poder.
Ya en el ascensor, Carlos no se reservo nada y sin ningún reparo empezó la coquetería ahora con más libertad sobre Camila, “poco vigilado” por su hija que él creía inocente. Apenas bajando los pisos, ya le había preguntado a Camila si era soltera y le había dicho que era una vecina “muy linda, sí, muy linda por hacerles tantos favores” Camila sólo se concentraba en responder amablemente, pero sin pasar al terreno de lo personal. Lo último que quería era darle algún tipo de libertad o confianza a Carlos. Así continuo todo hasta llegar al auto. Camila, intentaba encontrar la mirada de Daniela, pero jamás sucedió, pues la niña enfoco su mirada hacia el frente y nunca permitió que se desviara hacia Camila. Esta, no entendía lo que pasaba, claramente Daniela se veía molesta, pero no sabía muy bien el porqué. Quería romper el hielo con alguna trivialidad, pero la avalancha de preguntas de Carlos, n le permitió entablar conversación con Daniela. En el auto, Carlos abusivamente se sentó en la silla del copiloto, mientras que Daniela tuvo que irse atrás. Incluso, cuando iban con su madre, Camila le daba el asiento de copiloto, al fin y al cabo, era su mujer, aunque fuera a escondidas y ese lugar le pertenecía, pero en esta ocasión, Carlos invadió el perímetro y Camila no intentó siquiera detenerlo, eso enfado todavía más a Daniela. Durante el camino, Carlos siguió con el bombardeo de preguntas y comentarios, dejándose ver con frases como “eres muy bonita y muy joven, para estar soltera”, “si yo tuviera 20 años….”, “me gustan las mujeres así, emprendedoras y profesionales”, “cuando necesites algo, cualquier cosa, sólo es que me avises”, y así varios comentarios por el estilo, sacando “todo su arsenal de los años 70” y convencido de que Camila le estaba correspondiendo, pues como buen hombre tonto, confundió la amabilidad y cortesía de esta mujer, con alguna especie de compromiso con él. En cierto punto del camino, Carlos le dijo a Camila que “estaba muy agradecido con ella y que luego se lo retribuiría” a lo que Camila contesto: “no se preocupe, no es necesario, yo lo hago sin ningún interés”, C: “para nada vecinita, tu te mereces algo de mi …. de nuestra parte, ¿cierto Dani?”, dirigiendo su mirada a la niña, que durante el trayecto había permanecido en silencio y con el ceño fruncido, mirando por la ventana y deseando estar en cualquier otro lugar, menos ese. Ni la presencia de Camila le bastaba, pues de nada servía, si ella, estaba interesada en su padre. La niña que estaba molesta a más no poder y que a cada comentario de su padre y respuesta de Camila había proferido en su mente esa prohibida palabra en el colegio y en la casa “hijos de puta”, miró a Carlos con fuego encendido, volteo los ojos en señal de molestia y de nuevo volvió a mirar hacia la ventana. Camila lo notó de inmediato y se preocupo mucho, porque no entendía nada de lo que pasaba. Carlos, que era algo lento para percibir las manifestaciones femeninas, ante el indudable gesto grosero de Daniela, solo dijo entre risas, pues el tipo quería agradar a Camila como fuera y estaba dispuesto a tolerar la mala actitud de su niña (que en el fondo no le importaba): “jaja está un poquito molesta, tú sabes las niñas (eso irrito más a Daniela) son así, seguramente no alcanzo ver su programa de caricaturas esta mañana o no durmió bien…pero ella también está agradecida, NO LE PONGAS ATENCIÓN”. Las palabras de Carlos, retumbaron en la cabeza de Daniela, como zumbido de mil zancudos durante una noche que se quiere dormir y ahora lejos de la molestia, Daniela sentía escozor, animadversión, fastidio del más puro y duro. Su rostro se torno completamente colorado y sintió unas increíbles ganas de abofetear a su padre, nunca antes le había sucedido, pero deseaba gritar y escupir a su padre. Estaba fuera de sí. Era entendible, de alguna forma Carlos la humillo y menoscabo, frente a la mujer que le gustaba, frente a la mujer que deseaba la viera, como a otra mujer y no como una simple niña, esa idea le resultaba chocante y ofensiva, y el torpe de Carlos dio justo en el blanco con su “paternal” comentario. De ahí en adelante todo fue martirio y Daniela soñaba con saltar del auto sólo para no tener que escuchar más las babosadas de su padre y ver a Camila “sonriendo como una tonta”, según pensaba. La pobre Camila, inocente pero muy preocupada por todo lo sucedido, hizo varios intentos por conectar su mirada con la de Daniela a través del retrovisor, pero todos fueron infructuosos, pues la niña la ignoro todo el tiempo y jamás cruzaron siquiera una brevísima mirada. Así, entre esa indecible tortura (para ambas), por fin llegaron al colegio y al detenerse el auto, Daniela sin mediar palabra y mirara a nadie, bajo del auto y cerro la fuerza con vehemencia, haciendo vibrar el carro tras el portazo. Su padre tonto y anonadado con Camila sonrió estúpidamente y de nuevo le brindó excusas a Camila, por el comentario de su ´pequeña hija rubia. Antes de bajarse, coloco su mano en el hombro de Camila y se acercó lo que más le permitía el cinturón de seguridad, incomodando terriblemente a Camila, y le dijo: “muchas gracias vecinita, ha sido todo un placer ser tu copiloto jaja….entonces mañana nos vemos a la misma hora, te espero (guiñando su ojo y sonriendo)”. Camila molesta e incomoda por el comportamiento descarado e intenso de este sujeto, cerro cortante la conversación diciendo: “con gusto don Carlos, claro, mañana también paso por Daniela…que tenga buen día”, y así, el hombre bajo del vehículo sonriendo a Camila, mientras esta, aceleró lo más rápido que pudo, procurando dejar atrás lo más pronto posible a este tipo tan pesado. Ni siquiera trato de buscar a su princesa con la mirada, pues se había perdido entre el tumulto de estudiantes mañaneros. Se fue para el trabajo, con la más terrible decepción y durante el día estuvo bastante desanimada, pues el plan salió terriblemente mal y de nada sirvió soportar a ese señor tan fastidioso, pues Daniela, por algún motivo, no quería ni mirarla. Ese día fue fatal.
El día siguiente, era un viernes y como era costumbre, sabía que Daniela iría todo el fin de semana a casa de sus familiares, impidiendo de nuevo tenerla cerca. Deseaba encontrar alguna excusa para estar a solas con Daniela, antes de que se fuera, pero no hallo ninguna lo suficientemente convincente. Se resigno a tenerla en su vehículo en compañía del fastidioso padre. Ya en el vehículo, de nuevo vino la tormenta de comentarios de Carlos, que esta vez, estaban más fuera de lugar que el día anterior y ya empezaba a hacer insinuaciones de salir los dos a comer o a tomar algo, entre chistes y bromas dejaba la idea en el aire. Daniela, no había variado en nada su actitud, aunque esta vez parecía más abstraída, como ensimismada. Todo el camino transcurrió de esta manera y parecía que no habría novedad. A una cuadra del colegio, Camila sentía que no podía más, Carlos estaba insoportable y de cada tres comentarios, cuatro eran coqueteos. Precia que el tipo no tenía nadad más que decir, fuera de chistes tontos, frases con cierto doble sentido, insinuaciones de propuestas y sobre todo halagos, que repetía incesantemente. Camila quería contestarle como se merecía, por su actitud cínica y fastidiosa y, sobre todo, por irrespetar a su hija y a su mujer. No se atrevía a hacerlo, por temor a enfadarlo y ahí sí, definitivamente, perder la oportunidad de estar con Daniela, así fuera sólo su presencia. Estaba colapsada y su estrés en niveles estratosféricos, pero lo disimulaba todo con amabilidad y cortesía. Al detenerse en el colegio de Daniela, esta se iba a bajar como el día anterior sin mediar palabra o cruzar mirada, pero al tomar la manivela de la puerta del carro para abrirlo, escuchó a su padre decir: “Vecinita, o Cami mejor, ya que estamos en confianza (confianza que él se atribuyo solo), yo te quería decir algo”, entonces Daniela decidió esperar para enterarse de la conversación, “claro Don Carlos, dígame” pronunció Camila, C: “mira, yo te quería invitar a almorzar para agradecerte por todo lo que has hecho por nosotros, de verdad que has sido, como un angelito puesto por Dios en nuestro camino”, Camila molesta por el atrevimiento de este sujeto que apenas conocía del día anterior, pero preocupada de perder a Daniela intento rechazar cortésmente la propuesta y decir que no disponía de mucho tiempo ese día, ni los próximos, porque iba a estar concentrada de lleno en la obra de construcción que supervisaba. El tipo no se rindió por supuesto y le dijo: “no te preocupes Cami, yo entiendo, pero no hay problema, de verdad que yo te quiero agradecer y no voy a aceptar un no como respuesta, si quieres me dices donde trabajas y al medio día de hoy, o de un día de la próxima semana, yo voy hasta allá y comemos algo en media horita, no es más, porque en todo caso, supongo, que aunque seas una mujer tan preparada, bonita, inteligente y profesional, jaja casi superhumana, debes sentir hambre y en algún momento debes comer, ¿o me equivoco?, Camila sintiéndose hostigada por la actitud impositiva de Carlos, perdió la paciencia y le iba a contestar como era debido, no lo soportaba más, luego miraría como entablar contacto con Daniela, pero por ahora, iba a poner en su lugar a este desagradable sujeto….. “mire Don Carlos…..”, “sí papi, es una excelente idea”, interrumpió bruscamente Daniela, sorprendiendo a Camila, que no le había escuchado la voz en dos días, “¿qué dices hija? No te entiendo”, respondió Carlos también sorprendido por la repentina exclamación de su hija, D:”sí papi, te digo que me parece una muy buena idea lo del almuerzo (Carlos sonrió, pensando que su hija aprobaba su propuesta), Camila ha sido muy buena con nosotros, especialmente conmigo y debemos agradecerle, entonces voy a decirle a mi mami (a Carlos se le desdibujo la sonrisa y quedó serio jaja), que prepare un delicioso almuerzo para un día de la próxima semana e invitamos a comer a Camila ¿qué te parece? ¿qué te parece a ti Camila?”, dijo la niña, con cierto tono de ironía, pues pensaba que acababa de dañarle “el plancito romántico” a Camila y a su padre. Camila se apresuró a responder, antes de que Carlos profiriera palabra y sintió que su princesa acababa de lanzarle un salvavidas de forma inconsciente, pues Camila lograba liberarse de estar a solas con Carlos o mejor, de ponerlo en su sitio, y además le brindaba la posibilidad de entrar a su casa, de ganar más terreno, de ampliar su confianza con la familia y, por ende, estar más cerca de Daniela. “Claro Dani, yo estaría encantada, ahora que lo recuerdo bien, lo más probable es que el próximo jueves o viernes tenga algo de tiempo al medio día y pueda pasar por el apartamento para almorzar, después de todo, como dice don Carlos (dijo Camila con bastante ironía, que Carlos no notó), yo debo almorzar sí o sí jaja, y mucho mejor si ESTÁ MARÍA, para almorzar en familia como Dios manda….”, D: “entonces está hecho, cuando llegue del cole hablo con mi mami…”, Carlos, ahora mucho más serio, no pudo refutar nada y terminó aceptando pues según lo que pensaba, eso era ganancia, porque en todo caso estaría cerca a Camila y ahora, existiría más confianza, el plan perfecto. Daniela bajó entonces del auto con una leve sonrisa de picardía en sus labios y dijo un “adiós” al aire, para despedirse de Camila, eso sí, sin mirar atrás y cerrando la puerta con un poco menos de fuerza que el día anterior. Sentía que le había ganado esa batalla a su padre. Vaya situación tan paradójica, hija y padre, disputándose una misma mujer. Carlos, de nuevo, se despidió atrevidamente de Camila y le dijo, que probablemente pasaría el fin de semana a molestarla a su apartamento, para preguntarle sobre algunas cosas de construcción, pues quería “remodelar su apartamento”. Obviamente, una excusa barata, para estar a solas con Camila. Ella no le contestó nada sobre eso y simplemente se despidió cortésmente. Por un lado, no quería hablar más con este tipo y por el otro, se quedó algo absorta pensando en el comportamiento de Daniela, restándole importancia a las tonterías de Carlos. Aceleró el vehículo y se dirigió a su trabajo, con su niña cruzada en sus pensamientos.
Llegó el fin de semana y como era esperado, Daniela se fue con su madre y su padre, a donde una tía. Carlos por supuesto, intentó quedarse, inventado que tenía trabajo y que estaba muy cansado, para fortuna de Camila, María llevo a Carlos casi que obligado, pues era el cumpleaños de una tía no sé qué y nadie podía faltar. Ese fin de semana, Camila reflexiono sobre todo lo sucedido en su vida y sobre el comportamiento de Daniela. Después de analizar todo, comprendió que seguramente Daniela estaba celosa y por eso se mostraba tan molesta. Todo parecía apuntar a que Daniela se sentía cambiada por su padre, ya que él era un hombre adulto mucho más equiparable a Camila, mientras ella era “sólo una niña”. Con su sexto de sentido de mujer, Camila confirmo lo que pensaba y decidió esperar, darle tiempo al tiempo y no desesperarse. Por ahora, una oscura nube se posaba entre su princesa y ella, pero no sería eterno, llegaría el momento de aclarar todo. Salió con su mejor amiga Fernanda a tomarse unos tragos en un reconocido bar de Bogotá, las miradas indiscretas de muchos hombres no faltaron, pero ella no tenía cabeza para nadie más que Daniela. Quien diría, al ver a Camila, una mujer adulta, profesional, con vehículo y apartamento propio, inteligente, atractiva, tomando tragos en prestigiosos lugares de la capital colombiana y a su vez, perdidamente sumergida, en una pequeña niña de 12 años, que le robaba el sueño y el aliento. Cualquier hombre al verla, pensaría que seguramente, es novia de algún tipo poderoso, atractivo y con dinero, que sus pensamientos están el viaje a París el próximo fin de semana o quizá, en un proyecto laboral sumamente complejo, que sólo una mujer de su talla realizaría. Nadie llegaría siquiera de lejos a pensar, que Camila en la barra de ese bar, suspiraba pensando en hacerle el amor a una niña de 12 años. Durante la noche de tragos, Fernanda tocó varias veces el tema de los hombres, el sexo y las relaciones afectivas, pero Camila guardaba silencio o contestaba que por ahora estaba muy ocupada en el trabajo y no tenía mente para eso. Resguardaba fielmente, lo que sentía por Daniela. Para Daniela, en efecto, ese fin de semana, fue algo similar, aunque con mucha molestia aún sobre Camila, le era inevitable pensarla de una forma romántica y cuando tenía oportunidad, sexual. Recordaba todo lo que habían hecho y se emocionaba. Pero su emoción no era completa, pues la tristeza y el resentimiento la invadía por dentro, al pensar que Camila se interesaba en su padre. La noche del sábado, mientras todos reían, bailaban y tomaban, Daniela lloró secretamente en el baño, al recordar a Camila y sentir que la perdía. Se fue el fin de semana y llegó el tan ansiado, para bien o para mal, lunes.
Este lunes, era particularmente especial para Camila, pues tenía reunión con algunos miembros de la junta directiva, de la empresa que dirigía la obra de construcción. Al ser ella, supervisora ingeniera en jefe, debía estar presente y acorde para la ocasión. Por eso, ese día no vistió como regularmente lo hacía, sino que, cada una de sus prendas fue reemplazada por otras, acordes a la ocasión. En vez de su rustico overol, Camila llevaba una minifalda, de color negro y ceñida a cadera, permitiendo observar su curvatura femenina. No llevaba tampoco su chaqueta de jean, que cubre el overol, esta vez, llevaba una camisa de cuello formal y manga larga de abotonar, color blanco y por encima de esta un blazer. Como Camila tenía las tetas tan grandes, los botones quedaron al límite y por un lado parecía que fueran a salir volando, especialmente los que quedaron sobre sus senos y por el otro, al quedar tan atirantados, permitían entrever por dentro de la camisa de Camila, que llevaba un esqueleto negro, muy escotado por lo grande de sus tetas. El blazer, por supuesto no le cerraba, porque en primer lugar el diseño era abierto y por el otro sus tetas lo impedían. En esta ocasión, no llevaba sus duras botas dieléctricas, al contrario, llevaba un par de tacones altos de color negro y con el empeine destapado, mostrando así la feminidad y delicadeza de su empeine. Tenía unas medias veladas del color de su piel que rentaban perfectamente el atuendo elegante y femenino. Su rostro no iba sobrecargado, prefirió un maquillaje natural, con la única excepción de una labial con una tonalidad fuertemente roja. Su cabello, lo llevaba recogido, dejando caer un mechón sobre un costado del rostro, armonizando perfectamente su contorno facial. Verdaderamente se veía hermosa, atractiva, muy sensual y eso ella lo sabía. No era su propósito vestir así para llamar la atención, simplemente al vestirse así, llamaba la atención naturalmente. Nunca le disgustó la idea, pues como toda mujer, le gustaba ser halagada y recibir miradas de hombres que a ella también le parecían atractivos, pero esta vez, eso no le interesaba y tenía en vez de eso, un par de emociones encontradas. Por un lado, se sentía contenta al estar vestida así, pues sabía de antemano, que su niña lo disfrutaría enormemente, al verla tan bella y sensual, así no pudieran hacer nada y por qué no, probablemente, la morbosearía en su mente e imaginaría momentos sexuales entre las dos. Pero en la otra cara de la moneda, estaba Carlos, el insufrible Carlos, que seguramente, esta vez, estaría peor que siempre, al verla tan bella y quien sabe, hasta donde llegaría con sus pesados y hostigantes comentarios. Tenía algo de temor, pero siempre fue una mujer de carácter y enfrentó la situación. Salió del apartamento y se encontró de nuevo a María, que hablaba por celular y revoloteaba con las manos. Se acercó y la saludó, y ella le indicó que la esperara un momento, pues estaba en la llamada. “No Carlos, sea serio, usted me dijo la semana pasada que ya le habían concedido el permiso para salir más rápido……….. la niña lo está esperando y se le hace tarde…………no Carlos, ya es demasiado tarde, mientras usted viene lo más seguro es que ya a Daniela no la dejen entrar……… ¿y ahora yo que hago?…….usted sabe muy bien que yo tengo que trabajar………¿cuánto se demora? aquí ya está Camila esperando………..son las 6 a, si usted no llega antes de las 6: 20 am, me tocará no enviar a Daniela al colegio……..hágale a ver, acá lo espero, muévase…….”. María colgó y se dirigió a Camila: “que pena Camila, es que ahora resulta que Carlos no alcanza a llegar puntual, porque en la empresa, lo más rápido que lo dejaron salir fue a las 6 am y pues tú sabes que a esa hora, es que Daniela se debe ir a estudiar para llegar temprano, discúlpame, si quieres vete, no te preocupes, nosotros por hoy resolvemos”, C: “para nada María, no te preocupes, yo no me voy a ir, no hay problema, yo soy muy cumplida y siempre salgo con bastante tiempo de anticipación, así que, si hoy me demoro un poco más, no hay lío, en todo caso, iría a tiempo”, M: “bueno, pues si tú lo dices, yo te creo, porque obviamente si Carlos llega tarde como va a suceder, lo que necesitamos es un medio de transporte rápido, como tu carro….me da muchísima vergüenza abusar de tu confianza, te lo recompensaré…sabes, Dani ayer estuvo diciendo que te invitó a comer esta semana y yo estuve de acuerdo, así que tú me dirás cuando tienes tiempo y vienes a almorzar, para agradecerte un poco todo lo que has hecho por nosotros”, C: “para nada, no te preocupes, yo lo hago con todo el gusto del mundo, no es ningún abuso, no hay problema…..y lo del almuerzo, por supuesto, yo encantada, aunque no hago esto por interés acepto la propuesta del almuerzo porque después de todo ustedes son mis vecinos y hemos tenido una bonita relación de cordialidad y por que no decirlo de amistad, además no quiero decirle que no a Dani, tú sabes que ella es muy dulce…..tendría tiempo el jueves”, M: “está bien, te creo, de nuevo, muchas gracias…y sí, Dani es muy dulce, es muy buena niña, es la luz de mis ojos y por eso la complazco en lo que más puedo y la cuido tanto…te agradezco mucho tus atenciones con ella….y perfecto, entonces el jueves quedas oficialmente invitada a almorzar en nuestro apartamento, te espero”. Pasaron algunos minutos y Carlos no llegaba, lo que empezó a preocupar a María, pues Daniela no podría entrar al colegio. Fue entonces cuando Camila vio su oportunidad y lanzo el anzuelo, proponiéndole a María llevar a Daniela ella sola, como alguna vez ya lo había hecho. María estuvo dubitativa, pero ante la falta de tiempo y Carlos que no llegaba, aceptó la oferta y le agradeció profundamente a Camila por tanta ayuda y buena voluntad. Llamó a Daniela y esta salió mirando hacia el suelo, sin ver todavía a Camila, dijo mientras caminaba por el pasillo de su apartamento: “¿ya llegó mi pa…..?”, en ese momento Daniela alzo la mirada y quedó impactada al ver a Camila, “¡está hermosa! Parece una diosa”, pensó Daniela, que quedo sin aliento y con las pupilas dilatadas, sintió sus piernas temblar, su estomago revolverse y su corazón acelerado brutalmente, estaba en shock ante esa mujer tan despampanante. “No Daniela, tú papá no ha llegado, hoy te vas con Camila nuevamente, porque si no, no alcanzas a entrar a clase…. vete ya mi amor, porque se está haciendo tarde….ya sabes, no te portes mal con Camila”. Le dio un beso en la frente y la dejó con Camila. Ambas caminaron hacia el ascensor y María cerró la puerta. Había un silencio total y una tensión casi palpable en el aire. Estaban pasando tantas cosas entre la dos, pero ninguna sabía como quebrar el velo que las separaba. Daniela, todavía estaba molesta con Camila, pero en todo caso, sentía la necesidad de hablarle e interactuar con ella. En el ascensor no dijeron nada y ambas con un nudo en la garganta miraban fijamente hacia el frente. Caminaron hacia el auto y se subieron. Por fin hoy, Daniela recuperó su lugar natural y ocupo el puesto de copiloto. Saliendo del parqueadero, Camila observo por el espejo retrovisor como a lo lejos venía caminando un tipo muy parecido a Carlos, de hecho, no era parecido, de hecho, era el mismísimo Carlos, que venía caminando a paso veloz, para llevar a Daniela al colegio. Carlos observo el carro de Camila, confirmando que era este, y adentro estaban su hija y la atractiva Camila, aunque sólo veía sus siluetas por la distancia. Entonces empezó a correr y alzar las manos para que lo vieran y lo esperaran. Camila nada tonta, aceleró rápidamente e hizo como si no lo hubiera visto, perdiéndolo a la distancia y escapando finalmente de él.
El tiempo apremiaba y Camila necesitaba derrumbar el muro entre ella y Daniela. Lo mejor que pudo decir fue “hola mi princesa, ¿cómo has estado?”, Daniela, con cara de indignación y los brazos cruzados, volteó a mirarla y le dijo: “¿tu qué? ¿de que me hablas? Yo no soy tu princesa”, Camila frenó en seco y le dijo: “¿cómo? ¿qué te sucede? ¿por qué me dices eso?”, Daniela la miro molesta y se fue lanza en ristre: “tú sabes, no te hagas la tonta, tú sabes de que te hablo”, C: “¿qué te pasa Dani? ¡respétame! No me digas tonta….no sé que te sucede, no sé de que me hablas, no sé porque estás así conmigo”, obviamente Camila si sabía, pero quería escucharlo de labios de su niña. Daniela guardo silencio y luego dijo: “ay, no te hagas, tú sabes, tú sabes muy bien de lo que te hablo…..lo que hay entre mi papá y tú…¿no te da pena con mi mamá y conmigo?”, Camila confirmo sus sospechas y dijo: “¿qué te pasa? ¿tu crees que entre tu papá y yo hay algo? No sabes lo que dices….”, D: “sí lo sé, yo lo vi, como se miraban, como se reían, las cosas que hablaban incluso lo que él te proponía y tú no rechazabas…yo podré tener 12 años, pero no soy tonta”, para este punto la conversación estaba muy acalorada y el tono de voz de ambas muy subido, por eso Camila decidió calmarse un poco y entrar en razón. Sin decir nada, aceleró de nuevo y se dirigió a donde la última vez habían estado juntas, en esa zona cercana al potrero, por donde no pasaba casi nadie. Al llegar se estaciono y un poco más tranquila le dijo a Daniela: “ bueno Dani, yo sé lo que está pasando aquí y todo fue un malentendido…..tú piensas que entre tu padre y yo hay algo, pero no es así…..yo entiendo…yo entiendo que quizá mi comportamiento con él te confundió, pero quiero que sepas, que todo lo que hice, lo hice por ti”, D: “¿por mí? ¿de qué hablas? (con cara de sorpresa y confusión dijo Daniela)”, C: “Sí mi Dani, lo hice por ti…era la única forma de tenerte cerca, de poder estar contigo y así fuera muy poco de compartir las dos…tu padre, sólo fue una herramienta, un pretexto, digamos que de alguna forma lo utilice, él no me interesa, aunque yo soy consciente como tú te diste cuenta, que yo a él sí le intereso….”, interrumpió Daniela y dijo: “ay, no me creas tonta, entonces ¿qué fueron todas esas sonrisitas? ¿qué fueron todas esas conversaciones?……yo te vi muy interesada”, C: te equivocas Dani, la razón por la cual yo fui amable, repito A-MA-BLE con tu padre, es porque no quería indisponerlo o que se molestara al ver mi rechazo tajante, pues temía que si se molestaba, te terminara de alejar de mí… (Daniela empezaba a cambiar la expresión de su rostro) ….. él nunca me interesó, es más me molestó todo el tiempo…yo entiendo que es tu padre y no quiero ofenderte, pero me pareció cínico y descarado, además de irrespetuoso, tener que aguantármelo fue todo un desafío, no te imaginas…llego a fastidiarme”, Daniela con un tono de voz calmado y noble dijo: “¿enserio? ¿enserio te fastidio? ¿entonces por qué ibas a aceptarle la invitación a comer a solas? …. Si no es por mí, terminan yendo juntos”, C: “Sí Dani, tengo que decirlo, me fastidia tu padre, no quisiera que fuera así, pero él se lo busco…y sobre lo que dices, no es cierto, yo no le iba a aceptar la invitación a comer, de hecho trate de rechazarlo sin ser grosera para no perderte, pero ante la insistencia obsesiva de él, estuve a punto de ponerlo en su lugar con palabras nada amables, pero justo ahí, tú, mi Dani, me salvaste (Daniela entrecierra los ojos al no entender), me salvaste porque convertiste un intento de cita de tu padre, en un almuerzo familiar con María presente…eso me alivio totalmente, por eso no dude en aceptar la propuesta, lo último que quiero y quería, es estar a solas con tu padre…”, Daniela guardaba silencio y procesaba lo que Camila decía, entonces Camila agrego para acabar de explicarle y convencerla: “es más Dani, esta mañana, tú no te fijaste, pero tu padre alcanzo a llegar y nos vio y yo lo vi a él, vino corriendo hacia el auto, pero yo acelere, pues no quería estar con él, sino contigo y vi la oportunidad perfecta…¿tú crees, que si él me interesara, no lo habría esperado?….de verdad, todo lo hice por ti, solo tú y nadie más que tú, me interesa….”, Daniela guardo silencio cerca de un minuto y con cara de agrado y alivio le dijo a Camila: “¿es cierto lo qué me dices? ¿de verdad no me estas mintiendo?”, Camila se acerco al rostro de Daniela quedando frente a frente y le dijo: “es absolutamente cierto, mi amor”, esas palabras penetraron como nunca antes algo había penetrado en Daniela y llegaron hasta lo más entrañable de su ser, no pudo resistirse más y acerco sus labios a los de Camila, entrando en un cálido y pasional beso. Se besaron por un minuto y luego se detuvieron, Daniela, sosteniendo el rostro de Camila con una lágrima bajando por su mejilla le dijo: “perdóname, no quería desconfiar de ti, pero termine confundiendo todo… gracias por hacer todo eso sólo por mí”, C: “no hay nada que perdonar, olvidemos eso y sigamos con lo nuestro….ven acá mi amor y me saludas como es debido”. Después de su primera pelea como pareja no oficial, Camila y Daniela siguieron la norma que dicta, que después de una pelea viene la reconciliación con todo el deseo y la pasión incluidos. Daniela podía estar molesta, pero deseaba totalmente a Camila y verla vestida como estaba ese día, la tenía encendida desde que se subió al carro. No lo pensaba conscientemente, pero en el fondo ansiaba el momento de estar a solar y empezar con ese jugueteo que dejaba de lado el romance y se ponía totalmente lujurioso. La niña sabía que su hembra le deseaba y estaba lista para complacerla, tenía la vagina cargada de deseo y sin lugar a duda, se iba a descargar sobre el cuerpo de Camila. El corazón de juntas estaba a mil y Daniela desabrochó su cinturón para luego treparse sobre Camila. Se subió sobre las piernas de Camila, quedando frente a frente, fueron directo al punto, pues el deseo las desbordaba y engancharon sus bocas en un beso repleto de lascivia, suciedad y saliva. Estaban como locas, sus lenguas se movían en frenesí lésbico e intercambiaban saliva con cada movimiento. Camila sin pensarlo dos veces, levando la falda de la niña y le agarro el culo por encima del short. Sintió por primera vez las nalgas de su niña, que para tan corta edad eran respingadas, redondas y algo carnosas, el culo perfecto. Las manoseaba de arriba abajo y las apretaba entre sus manos, mojándose al sentir la perfecta forma de ese culo. Mientras se besaban salvajemente y Camila tocaba el culo de su niña, el ritmo de la última vez empezó a aparecer y Daniela con fuerza e intensidad se sacudía sobre Camila, buscando llegar al orgasmo, la pequeña niña se había hecho adicta a la sensación y buscaba a toda costa sentir ese delicioso espasmo vaginal recorriendo todo su ser. Montada sobre Camila, la pequeña Daniela, cabalgaba como toda una zorra experta y se aferraba a Camila, mientras esta, le ayudaba a moverse impulsando sus caderas con sus manos puestas en el culo. Pronto la tensión llegó al máximo y Daniela sin ningún pudor, dejaba escapar los más bestiales gemidos, gritando como una perra en celo siendo atravesada por el pacer lésbico desde su ano, hasta su clítoris y llegando tras un intenso final y descomunal movimiento sobre Camila, al delicioso orgasmo que tanto la satisfacía, quedando sumida en un uniforme grito que expresó todo el deseo y lujuria acumulada durante la última semana, balanceando su cuerpo hacia atrás y blanqueando sus ojos, la niña entro en trance orgásmico mientras Camila la observaba maravillada y absolutamente excitada, segundos después, la niña cayó sobre su cuerpo y se recargo sobre Camila, mientras recuperaba el aliento. Camila sintió su falda y parte de sus muslos empapados, su niña, sin saberlo, se le había venido encima, Daniela tenía su primer squirt. El auto de Camila quedó inmerso en el particular olor de una vagina repleta de fluido, olía a lesbianismo puro. Daniela se recompuso y Camila notó que la niña seguía con toda la excitación encima y deseaba más. Camila tenía muy claro, que era eso otro que deseaba su niña. Siempre lo supo y desde que la vio en la mañana, observo como Daniela le miraba las tetas fijamente. El momento había llegado, era la hora de amamantar a su niña y que su niña le chupara las tetas, como si de una ubre de vaca se tratara. Camila miró a Daniela y le mostró con la mirada sus muslos y falda, diciéndole: “mira cómo me dejaste dejaste de empapada, te me viniste encima mi amor”, Daniela, que no sabía muy bien que era eso de “venirse”, se sonrojo y le dijo: “¿no te gusta? Estoy marcando mi territorio jaja” dijo muy pícara y cachondamente Daniela, lo cual encendió como pólvora que entra en contacto con fuego a Camila y le respondió: “por supuesto mamasita rica que me gusto, ese fluido tuyo sobre mis piernas es un manjar, es más, mira (Camila miro pícara y morbosamente a Daniela, separando levemente su piernas y metiendo su mano entre su falda negra), tu fluido ya llego hasta aquí, ya marco mi vagina”, Daniela se mordió los labios y sintió como un impulso sexual entraba por su vagina, deseaba profundamente acostarse con Camila y hacer las cosas más sucias y perversas que les llegaran a la mente. Camila siguió y le dijo: “pero antes, yo sé tú que quieres ver, o mejor chupar”. Camila se quito el blazer y mientras lo hacía le pregunto a Daniela: “¿te gusta como me veo? Me arregle así, especialmente para ti, mi amor”, Daniela con su vagina ardiendo y la excitación por las nubes respondió: “me fascinas, te ves, como dirían en el colegio, riquísima mamasita…. ¿todo eso es mio?”, C: “todo tuyo mi amor”, entonces Daniela se abalanzo sobre Camila y de nuevo empezaron a besarse con mucha lujuria, mientras Daniela atacó las tetas de Camila y empezó a tocarlas y apretarlas por encima de la camisa,“mmmm que rico…sácalas, te las quiero chupar, hace mucho tiempo que lo deseo….muéstrame ese par de tetas tan gigantes que tienes, amamanta a tu princesa”, Camila extraviada en la excitación, no se había percatado que el reloj ya marcaba las 6:40 am y siguió con su acto sexual. Por un momento Camila detuvo el beso con Daniela y le dijo: “quiero que veas, mientras me las saco”. Suavemente, Camila empezó a desabotonar su camisa permitiendo ver el esqueleto negro que llevaba debajo. Quería denudarse por completo y comerse a su niñita ahí mismo, en el carro, pero sabía que si alguien las atrapaba y la encontraban desnuda no habría forma de explicar tal situación, por eso decidió no hacerlo y mejor, dejar escapar sus tetas por encima del esqueleto. Antes de sacarlas al desnudo, sacó su brasier negro con difuminados azules del esqueleto. Sus tetas, en verdad eran muy grandes y tenían una forma fantástica. Se desbordaban por el brasier y por su peso, caían hacia abajo ocupando medio torso de Camila. Daniela estaba enloquecida, no lo podía creer, por primera vez vería unas tetas diferentes a las suyas o las de su madre, y por primera vez, sentía un vertiginoso deseo sexual ante ese par de gigantes senos. Camila lo disfrutó todo, con la paciencia del francotirador, que espera hasta el momento preciso, para realizar su disparo. Disfrutaba ver como su niña ponía ojos de loca, casi desorbitados y sacaba la lengua esperando las tetas de Camila. Esa espera, de algo demasiado exquisito que crea una tensión placentera que incrementa más y más al deseo y conduce a un estallido animal, frenético. No la hizo esperar más y finalmente, sacó una de sus tetas del brasier, cayendo por encima de este y llegando casi hasta su ombligo. Daniela estaba colapsada, era demasiado. Camila tenia una teta redonda, grande, caída por su gran peso, pero en la justa proporción, pues no se veía mal, ya que eran muy carnosa y con una forma delicada, no se le escurría, sino que encontraba el justo equilibrio entre su abdomen y su pecho. Su color era más claro que el resto de la piel del cuerpo, pues esa parte siempre permanecía cubierta y sólo para ocasiones intimas o sexuales, salía a relucir. El pezón era la maravilla, la mayor atracción de esa descomunal teta, ocupaba una gran parte de ella, medía más de 8 cm en su aureola y tenía una punta pronunciada y de buen tamaño, matizado por un color rojizo y café oscuro. Era una teta deliciosa, una teta de ensueño, perfecta. Daniela, por supuesto, no lo resistió y sucumbida ante el deseo carnal y lujurioso la tomo entre sus manos, pues era tan grande que aun sujetándola con las dos manos, sobrepasaba la capacidad de la niña, y empezó a masajearla. “Uff que delicia, las tienes gigantes, me encantan, me fascinan, esto es increíble…..quiero chupártelas, mi amor”, esa última palabra enloqueció a Camila que ya veía como de verdad, el vinculo entre las dos, se hacía real y sólido. “Por supuesto, mi muñeca preciosa, ven y me las chupas con toda comodidad». Camila recostó a Daniela sobre sus piernas boca arriba, de tal manera que la cara de Daniela, quedaba bajo la teta de Camila y sus piernas, en el asiento del copiloto. Literalmente, Camila iba a amamantar a Daniela.
HOLA QUERIDOS LECTORES, DE ANTEMANO ME DISCULPO POR EL ENORME RETRASO DE ESTA ENTREGA. TUVE UN INCONVENIENTE CON EL COMPUTADOR DONDE ESCRIBO Y PERDÍ EL ARCHIVO QUE TENÍA LISTO PARA SUBIR HACE TRES O CUATRO SEMANAS.
AGRADEZCO ENORMEMENTE A TODOS LOS QUE HAN COMENTADO LOS ANTERIORES TEXTOS. SIEMPRE ESTOY PENDIENTE, PERO NO HABÍA CONTESTADO, PORQUE ME SENTÍA ALGO FRUSTRADO AL HABER PERDIDO MI ANTERIOR ESCRITO. COMO SABRÁN, ESTO LLEVA HORAS Y NO HAY NADA MÁS DESANIMANTE, QUE PERDER UN ARCHIVO CON GRAN TIEMPO DE TRABAJO.
GRACIAS POR SEGUIRME HASTA AQUÍ, ESTO APENAS COMIENZA Y YA SE VIENE LO CHIDO JAJA. ENSERIO, NO SE IMAGINAN LO QUE VIENE.
SUBO ESTA CUERTA ENTREGA POR PARTES, PORQUE TIENE BASTANTE CONTENIDO ARGUMENTAL Y EN LAS PRÓXIMAS PARTES, MUCHO MÁS SEXUAL.
GRACIAS POR LEERME. COMO SIEMPRE, ESPERO ANSIOSAMENTE SUS COMENTARIOS, SIEMPRE, SIEMPRE, LOS LEO. GRACIAS, NOS VEMOS EN LOS COMENTARIOS, QUE LO DISFRUTEN.
Yo quiero ser Daniela para ver tus tetas y chupar y que me amantes que buen relato me dejaste prendida y super caliente quiero seguir leyendo más y más, te felicito por tus historias
Muchas gracias, ya está subida la siguiente parte.
Debo confesar un pecado, en primera instancia no me llamaba la atención el titulo que adornaba el contenido, y por curiosidad buscando oro en la pagina, me encuentro con esta joya. Estoy impresionado con tu redacción, y el contenido, sencillamente espectacular, si fuese una novela en físico la compraría. Maravilloso toparse con una historia fantástica. saludos!!
Muchas gracias, ya está subida la siguiente parte.
Gracias x seguir deleitandonos con esta historia superr interesante y cahonda y caliente que bueno que recuperaste el archivo saludos y espero con ansias la suguiente parte
Muchas gracias, ya está subida la siguiente parte.
Esperar tanto valió la pena,con cada relato me engancho más a la historia y solo quiero leer la continuación.
Me encanto
Muchas gracias, ya está subida la siguiente parte.
Esse conto me fascina