Camila y Daniela 4 parte 6
La historia de una atracción prohibida entre una mujer y una niña….
Camila estaba absorta, por completo impactada, todo su rostro bañado en fluido vaginal, su niña tendida sobre el asiento y con la cabeza contra la puerta, reflejaban el momento brutal e intenso que acababan de experimentar las dos. Con sus tetas al aire, Camila observaba la escena y sentía como si fuese un momento surreal, algo sacado de la imaginación, como si de un sueño se tratara. Era increíble lo que aconteció; ella una mujer adulta de 28 años profesional e independiente, le había practicado un fogoso y animal sexo oral, a una pequeña de tan sólo doce años, que, para ese momento, no era más que una colegiala y niña de la casa. La relación tan particular que surgía entre ellas dos, creaba un mundo de posibilidades, donde nuevas formas de lujuria y fantasías se hacían realidad, la intensidad de su deseo y lo sucio de sus encuentros, nacía precisamente de esa forma de relación tan poco ortodoxa, donde básicamente una mujer pretende sexualmente a una niña, entrando el morbo más aberrado en escena. Camila observaba y en su mente estos pensamientos aparecían como certezas, estaba envuelta en un aura desconocida, que la atraía y adentraba cada vez más en el profundo bosque de la lascivia sexual y lésbica, pero sobre todo prohibida. Una nueva realidad se tomaba su vida y era consciente de ello, ese día y ese momento fue el no retorno, Camila tuvo la plena certeza y la tremenda necesidad, de embarcarse en una historia de amor y de sexo con esa niña, de convertirla ya no en un juego pasajero y momentáneo, sino en una pareja para sus días y más que eso, el ser con quien llevaría a cabo las pasiones más prohibidas y lujuriosas, los deseos y fetiches más sucios y animales. Se daba cuenta, ella era Alicia y definitivamente estaba cayendo por el agujero del conejo, rumbo al país de las maravillas, su nueva realidad era magia y brillo absoluto, la rienda estaba suelta y no la iba a atar nunca más.
Daniela terminaba su jadeo y recuperaba el aliento, mientras que con los ojos entrecerrados miraba a Camila, la rubia de culo respingado no se veía para nada tensa y de hecho no lo estaba, en su mente no hubo reflexión después de ese momento, ella ya había aceptado esa posibilidad como nueva forma de realidad, y aunque ignorando lo que el futuro le deparaba, quería experimentarlo y no tenía ningún remordimiento por ello, la extrema juventud de Daniela, le facilitó enormemente asimilar de manera positiva, razonable y asertiva, este capítulo de su vida y la relación que entablaba con Camila. No se sentía “sucia”, asustada o como si estuviera haciendo algo malo, todo lo contrario, estaba fascinada y en sus pensamientos tan sólo rondaban ideas de placer, dicha y felicidad, estaba encantada con todo lo que estaba viviendo y al pensar en Camila, sentía una profunda emoción, que le aceleraba el corazón y la hacía sonreír al instante, lo vivió, como debía vivirlo, era su primer amor, con quien tenía su primera experiencia sexual y así lo entendió. Ambas, cada una a su manera, estaban convencidas de lo que estaban viviendo, y mayormente de lo que les faltaba por vivir. Camila se recostó nuevamente sobre Daniela con su cara bañada en fluido y le dio un húmedo beso, mientras le acariciaba el torso y el culo, produciendo de esta forma una mezcla homogénea entre su boca y la de Daniela, de saliva y fluido vaginal, quedando ambas impregnadas de este particular y erótico olor. Finalmente, Camila la miró a los ojos con mucha ternura, sonrió le toco los labios con su dedo índice de la mano derecha y le dijo: “shhh, no se lo puedes decir a nadie, es nuestro secreto mi muñequita”, cerrando con un pico (beso simple) en la boca de la rubia. Así ambas entendieron que era momento de recomponerse y vestirse de nuevo, lo cual procedieron a realizar; mientras lo hacían un silencio tranquilo, pacífico y relajante enmarcaba la atmosfera dentro del auto, en el aire rondaba una sensación de satisfacción y felicidad, aunque estaban en problemas por el tema del tiempo y la llegada tarde, no pensaban en eso y la paz más inquebrantable las acompañaba. Era esa sensación que tienen las parejas, tendidas sobre la cama totalmente desnudas y abrazadas en una tranquila tarde, después de haber follado como bestias y descargado toda su libido, cerrando los ojos en la paz más absoluta para encontrarse con el sueño más profundo y satisfactorio, así se sentían Camila y Daniela. Camila vio a su niña por última vez desnuda y esbozo una sonrisa, su pecho estaba inundado por un alivianador sentimiento, como si estuviera flotando en las nubes. Juntas se vistieron cruzando sonrisas y miradas indiscretas en medio del silencio, hasta que finalmente estuvieron listas. Como Daniela, se había venido en la cara de Camila, esta tenía su maquillaje algo corrido, pues, aunque no era muy cargado si se distinguía, como pudo lo intento arreglar, pero su cabello la delataba de forma mayor y decidió recogerlo con una moña tirando de este hacía atrás. Las raíces estaban mojadas de sudor y fluido, y Camila asemejaba a una mujer recién salida de la ducha, húmeda todavía. Daniela abrochó su cinturón y se dieron un último beso con lengua, antes de encender el auto y salir del parqueadero.
Eran las 7 de la mañana y Daniela estaba más que retrasada para su jornada escolar, ahora que se disipaba el ambiente sexual, algo de preocupación se presentaba en ambas. Camila, con las manos pegadas al volante, estaba nerviosa y manejaba a gran velocidad buscando llegar lo más pronto posible al colegio, en su mente cavilaba la excusa perfecta, para no delatarse y justificar la excesiva demora de la niña. No se le ocurría nada, no sabía qué hacer, pues reconocía lo cerca que estuvieron la última vez de meterse en un verdadero lío, aunque recordaba la amabilidad de la profesora de Daniela, no olvidaba el ogro que fungía como coordinadora. Estando a mitad de camino, llegó a su mente el método que utilizaba en su infancia, cuando por una u otra razón no deseaba asistir al colegio: fingir alguna enfermedad. Pensó por unos segundos, su cerebro bullía enérgicamente e intentaba procesas las ideas lo más rápido posible. Tuvo un pequeño conflicto moral, no quería ser mala influencia para su mujercita y hacerla literalmente fallar a clases, pero reconocía no encontrar una solución mejor, así que en una esquina donde se ubicaba un retorno, giro bruscamente el volante del vehículo y empezó a regresar hacia los apartamentos donde residía. “¿Qué pasa Cami? ¿Por qué te devuelves?” dijo Daniela ansiosa y sorprendida, “mi amor, no puedes ir a estudiar hoy, ya vamos demasiado tarde y si llegas a esta hora, no habrá quien nos saque de ese problema, tú ya sabes cómo es la coordinadora y por eso, debemos mentirle a tu mamá…..necesito que seas mi cómplice”, respondió Camila, hablando de manera acelerada, D: “¿cómplice? ¿a qué te refieres?”, C: “sí mí muñeca, mí cómplice…….aunque no lo deseo y no me agrada en lo más mínimo lo que te voy a pedir, necesito que le mientas a María y le digas lo que te voy a decir”, la niña la observo por unos segundos y sin saber lo que estaba aceptando en realidad, hizo un gesto afirmativo, le fue imposible reconocer que de esta manera, le otorgaba cierto poder a Camila sobre su vida, al estar dispuesta a mentir por petición de ella y mucho más, a obedecerla, C: “bueno Dani, vamos a decir que tu estabas con dolor de estómago desde que te subiste al auto, entonces llegando al colegio, nos detuvimos en una cafetería para que te prestaran un baño, estando ahí te demoraste bastante pues el dolor no te dejaba y además te vomitaste…yo muy preocupada no alcance a llamar a María sino que fuimos directamente a una farmacia, donde el encargado te revisó por encima y nos informó que se trataba de una indigestión y era mejor guardar reposo, entonces de nuevo tuviste que entrar al baño y finalmente decidí regresarte a la casa, pues no sabía si tu salud iba a ser lo suficientemente fuerte para soportar las clases… ¿entendiste?”, Daniela algo inquieta y nerviosa por mentirle a su mamá, asintió con la cabeza, sin pronunciar palabra, a lo cual Camila dijo: “a ver, repíteme lo que te dije, no podemos equivocarnos», entonces la niña obedeciendo a su hembra, recito el discurso falacioso tal cual lo había dictado Camila, recibiendo una sonrisa en felicitación por su exactitud en el relato. A unas cuadras del edificio, Camila detuvo el auto, beso a la niña y le dijo: “¿preparada mi amor? Ya sabes que NO te puedes equivocar….hazlo por mí, por las dos, por nuestro…..”, Camila guardo silencio, pues comprendió la palabra que estaba por salir de su boca y se sintió estupefacta al dimensionar la magnitud del lazo afectivo, romántico y sexual que estaba estableciendo con Daniela, no supo cómo continuar y al verla, la niña con una mirada brillante y fija sobre sus ojos pronuncio: “¿amor? ¿por nuestro amor?”, Camila se encontraba atónita, sin palabras, tenía un nudo en la garganta y con sus pupilas dilatadas observaba a la niña, mientras su mente se sacudía con violencia total, como nunca antes. Comprendió el tamaño real de los hechos y por un momento un ataque de razón la atacó, era verdaderamente descabellado lo que estaba haciendo, era una locura, estaba protagonizando y construyendo una relación de pareja CON UNA NIÑA DE 12 AÑOS. Si bien era cierto, que ya lo había percibido y en esa misma dirección, alcanzó puntos de no retorno, también era verdad que nunca lo examinó de esa manera y por eso le pareció tan chocante. De alguna forma, hasta ahora era el juego de lo prohibido, pero se estaba convirtiendo en mucho más que eso y Daniela literalmente, se transformaba en su pareja, en la persona con quien deseaba compartir su vida. Era una locura, un verdadero manicomio. Por la premura del momento y la mirada inquieta de Daniela, Camila no tuvo tiempo para pensar demasiado a profundidad y ese ataque de razón, así como vino, se desvaneció, fue inevitable, pues Camila reconocía la autenticidad de sus sentimientos por Daniela, por más irrazonables que fueran y como en el corazón nadie manda y al amor nada lo detiene, sin darle más vueltas al asunto, sólo lo dejo de lado y decidió valientemente asumir y afrontar su realidad: se estaba enamorando de Daniela, sí una niña de 12 años y ella una mujer adulta de 28, pero eso en realidad no le importaba. Ese momento fue clave para la vida de Camila y su percepción de Daniela, pues desde ahí la empezó a ver mucho más allá, en realidad ya no la veía como la niña con la que desfogaba prohibidas pasiones, verdaderamente la veía como su potencial pareja, como su muy posible novia, como la mujer de su vida, con la que compartiría el privilegio de existir, Daniela, era su amor, su mujercita. Entonces Camila respondió taxativamente y sin lugar a dudas, mirando profundamente a los ojos de su niña: “sí mí princesa, por nuestro amor, hazlo por nuestro amor”. El corazón de Daniela se quería salir, era como si una entidad espiritual hubiese ingresado en su cuerpo, provocándole una terrible pérdida de control, sus manos y piernas temblaban, su rostro se enrojeció por completo, sus labios secaron y sus ojos se cristalizaron, como dos fuentes repletas de lágrimas, las palabras de Camila y lo sucedido esa mañana, la habían atravesado hasta su alma, estaba absorta. No pudo responder rápidamente y con los ojos aguados miró a Camila y se prendió a sus labios, momentos después en medio del beso le dijo: “por nuestro amor, hago hasta lo imposible”, al separar sus labios de los de Camila, la descubrió con un par de lágrimas bajando por sus mejillas. Se abrazaron y sin dar más largas al asunto, juntas se tomaron de la mano y se dirigieron hacía el apartamento acelerando el vehículo, estaban listas para enfrentar su destino y ser cómplices, en la vida y en el amor.
En el ascensor se dieron los últimos retoques para aparentar normalidad y mientras Camila finalizaba una llamada de su superior que le preguntaba por su retardo, alcanzaron el quinto piso y encaminaron sus pasos al apartamento de la niña……………………
Golpearon la puerta, totalmente nerviosas y mientras escuchaban los pasos de María dirigiéndose a abrir los segundos parecían eternos, finalmente se escuchó el crujir de la chapa de seguridad y lentamente la puerta se abrió, M: “¿qué pasó? ¿qué hacen aquí?” preguntaba la madre de la niña con expresión de asombro, preocupación e incertidumbre, Camila tomó fuerza y aunque su voz tembló un poco al principio, se afirmó y contesto “hola María, disculpa llegar así sin avisar, pero es que sucedió un contratiempo…..” M: “¿qué paso? ¿paso algo malo? Dígame Camila por favor (decía la madre, con tono de preocupación notoria)”, C:”no, no te preocupes, cálmate, nada de eso, no paso algo realmente malo pero sí afectó a Daniela (entonces María observo detalladamente a Daniela)…… mira, lo que sucedió fue lo siguiente……….”, Camila conto la historia tal cual había acordado con su mujercita y a su vez, Daniela respaldo la versión, entregando detalles extra y sobre todo, colaborando con la actuación de un supuesto malestar estomacal, María escucho en silencio y con plena atención, generando expectativa y tensión en la parejita de lesbianas mentirosas, que por desfogar su deseo sexual, no cumplían con sus responsabilidades. Luego de que Camila y Daniela recitaron la mentira, ambas estaban ansiosas y muy nerviosas, observando con atención a María y su posible respuesta….. M: “Camila, usted es, usted es…….. (la mujer de grandes tetas tensiono sus músculos, pues temía un reclamo o un enfado de María)…..un ángel, muchas gracias Camila (esta abrió sus ojos en señal de sorpresa y dejo escapar una sonrisa que era más bien un suspiro, desahogando su tensión), de verdad le agradezco todo lo que hace por mi Dani, de verdad, no era necesario que se molestara, me hubiera llamado y ya está, yo hubiera ido hasta allá y la recojo, de verdad, que pena con usted, con su tiempo, francamente no note a mi Dani enferma esta mañana, o sino no la habría mandado a estudiar, me siento apenada con usted, discúlpeme, no quería hacerla perder su tiempo”, Camila con un tono mucho más tranquilo y con un gozo tremendo en su interior, se reía dentro de sí misma, al ver lo perfecta que resultó la mentira y el efecto inesperado de la misma. Sonrió una vez más y le respondió a María: “no te preocupes, enserio, no hay ningún problema y se que esta situación no fue intencional, un percance de salud puede suceder en cualquier momento y Dani no es la excepción….no hay de que disculparse, no fue una molestia en lo más mínimo y lo único importante es que Dani ya está en casa y puede estar tranquila, para reposar y recuperarse… de verdad, lo hice con mucho gusto (no sabe con cuanto gusto se lo hice -pensaba al tiempo Camila-)”, M: ”muchas gracias, enserio, pero no se hubiera molestado, dígame, por lo menos ¿cuánto le debo de los gastos médicos?, C: “jaja no te preocupes, no me debes nada, como se te ocurre, de verdad no hay problema, todo lo contrario estoy muy complacida.. de poder ayudar…. aunque bueno si de recompensa se trata, espero que siga en pie el almuerzo de mañana jajaj”, M: “por supuesto, claro que sí Camila, usted es bienvenida a mi casa cuando quiera, no tengo como agradecerle toda su ayuda, y me siento muy contenta de poder retribuir en algo su enorme ayuda….claro que sí, la espero mañana al medio día….y de nuevo mil gracias por su ayuda con Daniela, ahora llamo al colegio y explico el motivo de su falla, gracias Camila, muchas gracias…..Dani, despídete y agradécele a Camila”, la niña con una mirada pícara y una sonrisita algo maquiavélica, se dirigió a Camila y le dijo: “gracias Camila por todo, sin tu ayuda no estaría tan bien como ahora, gracias por ayudarme tanto (sonreía), nos vemos mañana”, entrando de esta forma al apartamento. M: “gracias Camila, la espero mañana, adiós”, C: “adiós María, con mucho gusto”. Así la puerta fue cerrada y Camila muy abstraída de la realidad se fue hacía su trabajo, mientras bajaba por el ascensor sonreía como una niña tonta y se mordía los labios, al recordar todo lo que le había hecho a Daniela.
La mañana del jueves Camila estaba muy ansiosa, pues ese era un gran día, por supuesto no era oficial en ningún sentido y la idea de por sí era muy loca, pero esa tarde comería con los papás de su mujercita, técnicamente iba a almorzar con sus suegros, que no tenían ni la más mínima idea de lo sucedido entre ellas dos. Era algo muy interesante de pensar, tan cerca, pero tan lejos. Cuando fue a recoger a Daniela como de costumbre para llevarla al colegio, María le comentó que la niña seguía enferma y por eso no lo pensaba enviar a estudiar, Camila estaba algo confundida pues era evidente que Daniela por cuenta propia decidió alargar la mentira, con quien sabe qué propósito, tal vez era simple pereza de ir a clase o tal vez preparaba algo más, no lo sabía, pero no le dio demasiados rodeos al asunto y opto por esperar al medio día para averiguarlo. Durante toda la mañana pensó en el almuerzo del medio día, alcanzando amplios márgenes de nerviosismo y ansiedad. Pidió la tarde libre para evitar estar de afanes y su superior se la concedió a cambio de trabajar el día sábado. Por fin llegaron las 12:30 y Camila tuvo vía libre para salir del trabajo e irse a su apartamento para alistarse, obviamente no quería presentarse a tan especial ocasión en el overol de trabajo.
Salió de su apartamento sobre la 1:40 de la tarde, efectivamente iba algo retrasada para el almuerzo y ya había atendido una llamada de María preguntando si se iba a presentar, pero no existía otra posibilidad, así debía ser, Camila se arregló acorde para la ocasión y quiso presentarse muy atractiva para la mirada de su niña. Un pantalón negro de dril ceñido a su cuerpo, y unas botas negras de tacón y gamuza, con cierre de cremallera, que llegaban algunos centímetros más arriba de su rodilla, eran las prendas escogidas para cubrir sus esbeltas piernas, que no eran la más gruesas y torneadas, pero que tampoco estaban nada mal, pues se mantenían en un punto medio, bastante esbeltas. Además, su torso y enormes tetas los adorno con una blusa blanca, con franjas en forma de ondas bordadas alrededor del cuello de la prenda, la cual caía en forma de V, presentando un escote de tamaño normal, pero ante la proporción de los senos de Camila, convirtiéndose en un amplio acceso hacía el interior, descubriendo una buena parte de sus tetas. Se dejó el cabello suelto y remato su look, con un collar de plata, que su madre le había regalado en navidad y el cual cerraba perfectamente a la altura del escote y resaltaba la feminidad y delicadeza del cuello y pecho de Camila. Eso fue todo, decidió no utilizar algún tipo de prenda superior o accesorio exterior, pues no quería ser tan obvia y llamar excesivamente la atención, quería presentarse muy bien arreglada, pero parecer algo casual. Toco la puerta y su corazón latía a mil, pues ansiaba ver la reacción de su niña cuando se presentara de esta manera, abrieron y detrás de la puerta se encontró a Carlos, que la saludó con un “bienvenida vecinita, te estaba…te estábamos esperando… sigue por favor”, a lo cual Camila respondió con un saludo formal y mientras cruzaba junto al padre de Camila, no pudo dejar de notar como este ya se había perdido en su escote y no disimulaba, además de agregar un casi inaudible comentario “estás muy linda”. Camila reconoció de inmediato la dificultad del almuerzo, con los muy seguros comentarios indiscretos de Carlos, pero no prestó más atención, sólo le importaba su niña. Llegó hasta la sala, donde se encontró a María algo apurada acomodando la mesa y ultimando detalles, la saludó y esta hizo lo mismo, luego la invito a sentarse y en ese preciso instante llamó a Daniela con voz alta, pues la niña se encontraba en su cuarto terminando de alistarse, Camila observo abrir la puerta de cuarto de Daniela y como en cámara lenta, la vio salir de este, de nuevo quedó atónita, sin palabras, su niña se había puesto especialmente hermosa para la ocasión; lucia un vestido color vainilla, con estampados de flores rosas y rojas por toda la superficie, no estaba ceñido al cuerpo ni tampoco era muy ancho, más bien un punto medio, finalizaba a la altura de la rodilla y en la parte de la falda encargada de cubrir las nalgas, vagina y muslos de la niña, el vestido tenía tres pliegues a modo de capas una sobre la otra, también tenía puestos unos tenis blancos, con algunos bordados azules pastel, y para rematar su cabello dorado y brillante, lo llevaba recogido en dos “moñitas” que se deprendían hacía los costados de su cabeza, cayendo sobre sus hombros. Camila al verla, sólo podía deleitarse y sintió que los ojos de Daniela brillaban mucho más que de costumbre, su color verde parecía reflejar el brillo de una esmeralda, sencillamente la niña estaba hecha una belleza y en su atuendo revelaba una cierta feminidad, pero también inocencia, enarbolando la mezcla perfecta para incendiar el corazón y la vagina de Camila. La mujer adulta intentó disimular y mientras se dirigía a tomar asiento, saludó con tono amable pero serio a Daniela: “hola Dani, ¿cómo estás (esbozando una sonrisa)”, la niña respondió de igual forma y se dirigió hacia la mesa. Mientras María se ocupaba de traer la comida y servir el alimento, Carlos aprovechó el momento para bombardear de preguntas y comentarios a Camila, quien intentaba responder los más cortésmente posible, pero sin darle un milímetro de confianza. Su niña observaba la escena con plena atención y bajo el escrutinio de su mirada Camila se esforzaba por no decir nada equivocado y producirle alguna molestia, la miraba fijamente, como queriendo decirle: “ya sabes que tú eres mi mujer y no me puedes fallar”. Camila notaba además de la vigilante mirada de Daniela, una mirada indiscreta, detallista, morbosa, la niña en rápidos pero puntuales vistazos, recorría le parte visible del cuerpo de Camila y se centraba particularmente en su escote, lo había logrado, una vez más, el objetivo de Camila se estaba cumpliendo: atrapar la atención de Daniela, con deseo y morbo. Por fin el almuerzo estuvo listo y María se dispuso a sentarse, ya en el plato de Camila se encontraba una apetitosa carne roja, bañada con salsa de ciruela, acompañada por puré de papa y arroz con ajonjolí, además de una ensalada dulce compuesta por algunas frutas picadas y lechuga. Antes de poder decir algo, María se dirigió a su esposo, que se había sentado junto a Camila, precisamente a su costado derecho: “Carlos, por favor traiga esa botella de vino blanco que tiene guardada en la licorera, la ocasión lo amerita”, “por supuesto (respondió Carlos acelerado y alegre), ya la traigo, estoy de acuerdo, está es una ocasión muy especial”, el tipo se levantó apresurado, sin percibir que había mordido en anzuelo y su mujer le acababa de tender una trampa: “Dani, por favor cambia de puesto con tu papá, me equivoque y le serví tu porción a él, además lo necesito de ese lado de la mesa para que me ayude en un momento a traer el postre….dale Dani, por favor cámbiate”. Jaja la astuta María, conocía muy bien las intenciones de su marido, y sabía que iba a ser una constante molestia para Camila y seguramente trataría de acosarla de alguna manera, ya fuera intentando mirar descaradamente por el costado de su escote o tal vez, por qué no, pretender tocar la pierna o la mano de Camila en algún momento de la reunión, alegando amabilidad o sencillamente, de forma “inconsciente”, por eso, envío a su esposo por una botella que ella misma podía traer y aprovechó el momento para arrebatarle el puesto y colocar a su dulce Dani, “con la cual no había ningún problema” (jaja craso error). Carlos de regreso, perdió su sonrisa al ver la escena y comprender con claridad el verdadero objetivo de su esposa con esa botella, no pudo refunfuñar nada, pues ya sería cruzar el límite y delatarse absolutamente, en silencio se sentó en el lado opuesto de la mesa, solitario, quedando frente a Camila y Daniela, y teniendo al costado en la parte superior del rectangular comedor a María, que no se había sentado en ninguno de los laterales para estar cerca a la concina y supervisar toda la escena. Finalmente la comida dio inicio con unas palabras dichas por María agradeciendo a Camila por su enorme ayuda: “bueno Camila, estamos muy honrados de que estés aquí, este almuerzo es en gratificación por toda la ayuda prestada y el apoyo que nos has brindado con Daniela, verdaderamente has sido un ángel en el camino y no tenemos más que palabras de agradecimiento para ti…..”, Car: “Sí vecinita, estamos…”, M: “Carlos por favor, no me interrumpa, déjeme terminar (María miró fija y ofuscadamente a su esposo)….. disculpa Camila… se que este almuerzo es muy poco, para todo lo que nos has ayudado, pero es con mucho respeto y con sincero agradecimiento, espero lo disfrutes totalmente, jaja preparé un plato especial como puedes ver, espero te guste y quieras repetir jaja….disfruta por favor”, Car: “sí, es cierto, este plato es muy especial, cuando estamos solos, ella nunca lo hace jaja (replicaba el hombre que no podía comerse semejante golpe de su esposa y buscaba en medio de un chiste pesado, responderle a María y en cierta medida molestarla, el ambiente empezaba a tensionarse)… igualmente vecinita, te agradezco mucho tu ayuda, eres muy especial y espero que podamos seguir contando con tu preciada compañía (sonriendo pícaramente)”, el tipo literalmente acababa de lanzar una bomba atómica y era cuestión de minutos para que estallara. El almuerzo comenzó con gran tensión y Camila intentaba relajar el ambiente, elogiando la comida y poniendo temas triviales a la orden de la conversación. Sin embargo, los intentos eran infructuosos y a cada comentario de María, Carlos contestaba con alguna ironía o sarcasmo mal disimulado y a su vez, María no perdía ocasión para molestar a Carlos de alguna forma e incluso hacerlo quedar mal. Había una guerra en medio del almuerzo. Mientras todo transcurría, Camila observaba de reojo a su mujercita y sin quererlo notó un inquietante detalle: la niña parecía no traer brasier. En el vestido se marcaban dos relieves inconfundibles para ella como mujer, parecían ser los pezones erectos de su niña. De inmediato una avalancha de preguntas llegó a su mente: “¿por qué está así?, ¿por qué no se puso brasier?, ¿estará bien?, ¿le dolerán los pezones?”, Camila se preocupaba al no encontrar una respuesta satisfactoria y al ver a su niña bastante apenada por la actitud y la discusión nada discreta y mal disimulada de sus padres, entre comentarios y mientras María le hacía algunas preguntas a Camila sobre su vida profesional, académica y familiar, para luego cargar de nuevo contra Carlos, esta aprovechó para sutilmente en medio de la distracción por en conflicto familiar, para deslizar su mano derecha lenta e imperceptiblemente, por debajo de la mesa y el largo mantel, para apretar la mano izquierda de su niña, que reposaba sobre su vestido, buscando de esta manera manifestarle su cariño y apoyo. Con gran nerviosismo y enorme precisión, Camila lo logró, hizo contacto con la mano de su niña y tiernamente la acaricio, mientras Daniela se sonrojaba y sonreía tenuemente, este gesto duro cerca de 5 segundos y luego Camila, guiada por un impulso inconsciente, acercó su mano a la falda de la niña, para acariciar sus piernas, pero tan sólo puedo rozar la pierna izquierda de lejos, pues la distancia entre sillas era pronunciada y un movimiento demasiado brusco llamaría la atención, por esto, al notarlo, Daniela desplazo lentamente su cuerpo hacía el costado de la silla, brindando la facilidad del tacto a Camila, que percibió la intención y desplazo su mano hasta alcanzar las piernas de la niña. Primero por encima del vestido, acariciando suavemente y luego, en un jugueteo de sus dedos, bailo sobre la prenda de la niña y removió la falda, introduciendo su mano por debajo de esta, tocando así las piernas de su mujercita, con tranquilidad y absoluta parsimonia, para no realizar ningún movimiento brusco. La acariciaba con ternura y cariño, sin ir más allá, solamente pasaba su mano sobre las delicadas piernas de la niña, yendo de la rodilla al muslo y de una pierna a la otra, todo iba bien, hasta que en un momento determinado, María centró su atención en Camila y esta se sintió morir, pues pensó que había sido descubierta, M: “¿Camila?” mirándola fijamente, C: “¿s..si..i?” respondió con la voz algo temblorosa y el rostro pálido la tetona de 28 años, M: ¿qué haces…. (Camila pensó en fingir un desmayo, cuando escucho esa primera pregunta)….los fines de semana cuándo no trabajas?”, Camila reconoció como estuvo a punto de salir corriendo y como su respiración no estaba fluyendo, produciendo gran tensión sobre su ser, pero al descubrir la naturaleza de la pregunta, el alma le volvió al cuerpo, además con una extraña y ciertamente perversa satisfacción, no podía creerlo, estaba manoseando a Daniela frente a sus propios padres y estos no se daban por enterados, toda una fantasía. Justo en el momento que iba a responder y alejar sin alboroto la mano del cuerpo de su niña, sintió como la pequeña rubia la sostuvo con algo de fuerza, al atraparla entre sus piernas, no a la altura de su vagina, pero sí de sus muslos. Era increíble, parecía como si Daniela quisiera jugar ese macabro juego que alguna vez la misma Camila le había enseñado: provocar pero no entregar, subir el deseo hasta las nubes, pero no permitir su materialización, incitarla al morbo frente a sus propios padres, sabiendo que nada podía hacer y que necesariamente asumía un extremo riesgo, toda una locura, esta niñita guiada por el instinto y el deseo, sabía recorrer los caminos más deliciosos pero prohibidos, según le dictaba su propio cuerpo. Camila no tuvo otro remedio, así que decidió contestar, aún con su mano atrapada entre los muslos de la niña. Como Daniela disimulaba muy bien, pareciendo ajena a la situación y concentrándose en comer, Carlos y María no se percataban de nada, entonces Camila una vez más, se dejó llevar por el deseo y apostar el todo por el todo, definitivamente esta mujer estaba perdiendo la cabeza por esa niña, aunque es algo descabellado, le excito la idea de tocar a Daniela frente a sus propios padres sin importarle las consecuencias, el amor y el deseo sexual, hacían estragos en su cabeza. Mientras la conversación avanzaba, Camila disimuladamente y de forma muy pausada, empezó a mover su mano para continuar las caricias, pero esta vez, no deseaba quedarse solamente en las piernas, quería tocar la chochita de su mujer por encima de los cucos y luego, por qué no, debajo de estos. Subió lentamente por el muslo de Daniela, y en un momento, sintió gran inquietud, pues a pesar de la cercanía con el área vaginal de la niña, no encontraba rastros de tela, es decir de ropa interior, su tacto encontraba más y más piel, por eso no se explicaba qué sucedía, pensaba que tal vez por la forma en como estaba sentada Daniela, los cucos se le habían subido más de la cuenta o que tal vez, escogió unos pequeños, aunque no tenía sentido, porque evidentemente la niña no tenía ropa interior de ese estilo. No comprendió nada, hasta que sin dar más largas llegó hasta el área vaginal de Daniela e hizo contacto con los labios mayores cerrados de la niña: C: “¡¿CÓMO, QUÉ!? (dijo en su mente gratamente sorprendida)”, efectivamente la niña no traía ropa interior, Camila no entendía el por qué, pero sospechaba la razón, probablemente la niña lo había hecho a propósito para tener algún tipo de contacto sexual rápido en un momento de soledad entre las dos, si se daba la ocasión. Una intensa sensación recorrió el estomago de Camila y tuvo el loco impulso de inventarse alguna excusa barata para poder llevarse a la niña a su apartamento y devorársela como una fiera a su presa, de la forma más salvaje y sucia posible, pero reconoció que esa idea estaba fuera de su alcance y que lo único real, era adaptarse a la situación. Por eso, con la lujuria y lascivia más perversa recorriéndole el cuerpo, no tardo ni un segundo y entro al juego que Daniela estaba proponiendo. Con total cuidado y transmitiendo la orden a su mujercita con un leve movimiento, hizo que esta separara un poco las piernas, para que su rosada vulva quedara expuesta al aire y sus labios superiores fueran fáciles de abrir para Camila. Luego, apoyo su dedo de en medio sobre el labio vaginal izquierdo de Daniela, produciendo al instante un saltito de la niña, que fue notado por María y le dijo: “¿te pasa algo Daniela?, D: “no mami, nada, es que me estaba acomodando (dijo con gran esfuerzo y conteniendo la respiración)”, M: “mmm ya, ¿y te gustó el almuerzo? ¿está rico?”, D: “riquísimo mami, no te imaginas (respondía esta pequeña zorrita con toda la doble intención en sus palabras)”, entonces María cambió su mirada y se dirigió a Carlos conversando sobre algunas trivialidades, integrando a Camila en ese contexto, todo iba bastante bien, pues parecía que los adultos hablaban de sus tonterías de siempre, mientras que la niña comía juiciosa, eso sí, mientras recibía placer vaginal por debajo de la mesa con los dedos de su mujer. Camila prosiguió luego de ese susto y la misma Daniela entendió que sus próximas reacciones debían ser más controladas, “concentrándose” entonces en comer y no llamar la atención. Camila empezó a mover su dedo suave y marcadamente sobre los labios vaginales superiores de la niña, como amasando esas masas de carne encargadas de resguardar esa vulva rosadita y virginal, mientras esta, apretaba cada vez más fuerte los cubiertos con los que comía, Camila movía su dedo y ya sentía como los labios de Daniela bailaban como si estuvieran deslizándose sobre aceite, seguramente la vagina de la niña, ya estaba hecha una laguna, por eso de la manera más maquiavélica posible, metió levemente su dedo medio por entre los labios vaginales y sustrajo un hilo de fluido que se estiró hasta romperse, cuando Camila inesperadamente retiró la mano de la vagina y piernas de Daniela para llevarla a su boca, saboreando así el fluido vaginal de la niña en la cara de sus propios padres a la vez que lubricaba su dedo, para momentos después satisfacer con más ahínco a su princesa, “¿Camila jaja? ¿tanto te gustó?”, dijo María algo sorprendida al ver a la tetona chupando su propio dedo, C: “discúlpenme, pero es que está deliciosa, no lo pude evitar (sonriendo demoniacamente)”, M: “jaja gracias, yo misma la hice”, C: “ uff sí, y te quedó muy bien hecha, no me cabe duda (dijo en un tono algo sexual, como burlándose de María que no sospechaba ni de lejos a que se refería Camila)”, entonces Carlos interrumpió con uno de sus estúpidos comentarios y de nuevo la atención se centró en él, aprovechando Camila para hundir de nuevo y tranquilamente, su mano por debajo del comedor y el mantel, instalándose de nuevo sobre la vulva de Daniela, que no se preocupó ni por acomodarse el vestido y lo tenía a la altura de su zona pélvica. Continuo su masaje, pero esta vez sin muchos más rodeos pues la comida se estaba acabando y no quedaba demasiado tiempo, puso su dedo justo sobre el clítoris enrojecido de su niña, dando inicio a un movimiento circular, moviendo de lado a lado “la campanita” de su princesa, buscando generar placer puramente clitorial, evitando tocar las demás partes de la vulva, para no producir un movimiento fuerte. Pasaban los segundos y el joven clítoris de Daniela recibía todo el masaje sexual de Camila con plena potencia, no importaba que la estuviera masturbando por debajo de su mesa y delante de su padres, su vagina no entendía de eso y sus terminaciones nerviosas estaban más activas que nunca, produciendo una sensibilidad hasta ahora desconocida, Camila marcaba mucho más su movimiento y presionaba con más fuerza el hermoso círculo rojizo encargado de dar placer a Daniela, la niña apretaba los cubiertos y trataba por todos los medios de mantener la compostura, era una tortura, pues después de casi un minuto, los gemidos se le querían salir hasta por los ojos y tenía que guardar estricto silencio para no ser descubierta, además como es natural deseaba moverse y sacudir su cuerpo al son del lujurioso baile de la masturbación lésbica, pero no podía hacerlo, entonces la presión se le subió hasta su rostro que estaba enrojecido a más no poder y además transpiraba por sus costados, Camila notándolo, de nuevo no se detuvo sino que de forma tremendamente macabra, aceleró al máximo dentro de la medida de las posibilidades el movimiento de su dedo; el cuerpo de Daniela no resistía más y unos segundos después, mientras apretaba sus piernas una contra la otra intentando contener el inminente orgasmo clitorial y mientras escuchaba al fondo casi en forma de susurro la voz de sus padres, no aguanto más y dio un violento salto, que sacudió la mesa regando todas las bebidas sobre esta y dando un gran susto a sus padres, ante lo inesperado de su acción, pero brindando la oportunidad perfecta por la brusquedad del movimiento para que Camila retirara su mano velozmente y saliera impune de su cometido sexual. M: “¿pero qué te pasa Daniela?…. mira lo que hiciste…. ¿qué te pasa?”, dijo muy ofuscada la madre de la niña, mientras que esta en pleno shock por la mezcla del placer orgásmico y la gran adrenalina del momento, no podía ni hablar, por eso Carlo replicó y le dijo “ya María, no regañe a la niña, seguramente se iba a parar y sin querer golpeo la mesa, ¿cierto mi amor? (sin saberlo, le acababa de abrir la puerta para salir ilesa de la situación)”, Daniela se esforzó y dijo con la voz agitada por el orgasmo que hasta ahora se empezaba a disipar: “sí, sí, eso, lo que tú dices papi…me iba a parar para ir al baño y sin querer le pegué a la mesa”, Car: “eso, si ve María, la niña no lo hizo con intención… tranquila mi amor, ve al baño y ya regresas, no te preocupes, tu mamá limpia”, Daniela ni corta ni perezosa, aprovecho semejante oportunidad para salir de la escena, mientras María se quedaba con una rabia como hace años no la sentía, estaba furiosa por la forma como Carlos la desautorizó delante de Daniela pero sobre todo, por como la hizo ver delante de Camila, obviamente el tipo hizo todo con intención para quedar bien frente a la invitada, pues de no estar ella, el regaño para Daniela hubiese sido colosal. El ambiente no podía estar más tenso y mientras Carlos y María discutían sin mucho disimulo, Camila como una perra hambrienta vio la posibilidad de ir tras su presa y acabar de devorarla, por eso pidió permiso y se retiro con la excusa de también querer ir al baño, además de ver si Daniela estaba bien, como María y Carlos estaban sumergidos en su discusión, no le prestaron demasiada atención. Casi como una loca despavorida y con una sonrisa en el rostro, Camila llegó hasta el baño del apartamento y toco la puerta pues estaba cerrado “toc, toc” “¿quién es” respondió Daniela desde dentro, “soy tu mami, vengo a ver si estás bien”, Daniela por el susto del momento no le prestó mucha atención al tono de voz que le estaba hablando y abrió la puerta sin mucha precaución esperando encontrarse a María, pero lo que vio literalmente la dejó con la boca abierta: ahí estaba Camila, que en el pasillo mientras se dirigía al baño, saco una de sus tetas por encima de su blusa y brasier, dejándola al aire para que su niña pudiera verla y chuparla, C: “entonces mamasita, vengo a ver como está esa vagina”, la niña estupefacta no tuvo muchas más palabras y en un momento se vio arrollada por el cuerpo de Camila que la tomó con gran fuerza y la metió al baño casi de un tirón, amacizándola contra su cuerpo y pegando su cara contra su teta desnuda, Camila cerró la puerta y acto seguido, metió su lengua a tal profundidad, que poco llega hasta la garganta de su niña, le importaba poco que todavía ella o su niña tuvieran algo de comida entre sus dientes o el sabor de la misma en sus bocas, estaba poseída por la lascivia sucia y bestial, y nada le importaba más que comerse a Daniela de todas las formas posibles. Después de ese frenético beso (si es que se le puede decir así), Camila se enloqueció sobre el cuerpo de Daniela, que apenas podía recibir esa exorbitante cantidad de desenfreno sexual por parte de su hembra, y pasaba su lengua de manera desordenada y sucia por todo el cuerpo de la niña, llegando incluso a lamer parte de sus mejillas y mentón, bajando por el cuello y apretando su culo con una fuerza animal, la niña apenas podía coordinar en su mente lo que pasaba y sólo sabía que su mujer se la estaba devorando con vehemencia. Camila enloquecida por la enorme excitación de todo lo que estaba sucediendo, al ver a su niña sin ropa interior, en vestido y con ese par de moñitas que la hacían ver como una mezcla de niña tierna y adolescente perversa, la giró bruscamente y sin mediar palabra, le propinó una fuerte nalgada, que literalmente dejó su mano marcada en el blanco culo de la niña, diciéndole al instante: “niña mala, te voy a castigar ¿por qué no te colocaste cucos, ah? ¿eres una perra acaso?….yo creo que sí”, al instante y con suprema velocidad, Camila clavó su rostro entre las nalgas de la niña, restregando su rostro contra estas, como queriendo quedar impregnada de su olor, llevada por el deseo más brutal posible, dio un lengüetazo desde el inicio de la cavidad vaginal de la niña, subiendo por el ano, hasta llegar a la base de la columna vertebral, lamiendo de esta manera toda la raya del culo de su niña y todo lo que en ella había. Como demente, Camila dio un par de lamidas a la vagina de Daniela, que estaba apoyada contra la taza del baño, dejando su culo suspendido al aire, para que Camila se lo devorara. El deseo animal sembró en Camila una fantasía nunca antes pensada y en un abrir y cerrar de ojos, la deliciosa hembra tetona, atacó directamente el ano de la niña, pegando su lengua y succionando la cavidad rectal mientras que al mismo tiempo hacía círculos con su lengua alrededor de este y por momentos la introducía levemente, no le importaba el sabor o el olor, realmente lo único que llegaba a ella, era la poderosa sensación de estar chupándole el ano a su niña. Daniela estaba perdida, ante la rapidez de todo lo sucedido y la naturaleza de los acontecimientos, no tuvo tiempo para razonar mínimamente nada de lo sucedido, sólo se dejaba llevar y aunque no podía procesar la avalancha de sensaciones y emociones, simplemente disfrutaba postrada de pie con el culo abierto, una sensación que le ponía a temblar las piernas y que era una mezcla de ansiedad rectal y debilitamiento anal, llevándola a una poderosa satisfacción sexual. Daniela estaba totalmente llevada y Camila parecía una niña lamiendo una paleta, por eso ninguna de las dos sintió venir a María por el pasillo, que al alcanzar la puerta tocó “toc, toc”, Camila y Daniela quedaron frías y de un salto ambas se recompusieron y María en su instinto de madre abrió la puerta para ver qué pasaba, pues le pareció extraña la demora: “¿Qué pasa aquí? ¿por qué están las dos en el baño?”, Camila de espaldas a la puerta y con la teta al aire todavía, pues no había tenido tiempo de meterla, se sintió morir y no supo que hacer o decir, por eso su niña una vez más con su habilidad innata de mujer, improviso a la perfección el momento: “no mami, es que quería mostrarle tu maquillaje a Cami, porque tú vieras, ella tiene uno muy lindo y quería que viera el tuyo, pero no lo encuentro”, M: “ay Daniela, por favor, deja en paz a Camila y ven para terminar de almorzar, el maquillaje ni siquiera lo tengo acá en el baño, no sé de dónde sacas eso…..ya no molestes más y ven para el comedor, deja que Camila use el baño tranquila”, en ese instante Camila volteo levemente su cabeza para mirar a María y sonreírle de reojo, evitando a toda costa dar un giro, pues sería descubierta la desnudez de su teta, luego dijo: “tranquila María, no te preocupes, Dani no me molestó, yo la entiendo….y bueno Dani, ve y termina de comer, luego me lo enseñas”, Camila respiró de nuevo cuando sintió a María moverse y decir desde el pasillo “vamos Daniela”, a lo cual la niña miro a Camila, le sonrió y esta le dijo susurrando “ve princesa, sal del baño”, entonces la rubia con el ano recién chupado obedeció y se dirigió de nuevo a la sala. Camila se quedó un momento mirándose al espejo, incrédula de todo lo que acababa de suceder y de la suerte infinita que tenía, para no haber sido descubierta, pero lejos de aprender de su gran riesgo sólo se sintió satisfecha, cuando saboreo sus labios y percibió la fragancia del ano de Daniela, definitivamente le dio igual, como el drogadicto que después de un mal viaje promete que no lo volverá a hacer, pero que luego recae al recordar el enrome placer, así Camila no se sintió amilanada, sino todo lo contrario, una vez pasó el susto, quiso más.
AMIGOS, AQUÍ UNA NUEVA ENTREGA, DE SU SERVIDOR MARIO. ESPERO LA DISFRUTEN TANTO COMO YO AL ESCRIBIRLA. GRACIAS POR SUS COMENTARIOS, SIEMPRE LOS LEO. GRACIAS POR EL APOYO A LA SERIE.
COMO SIEMPRE LES DIGO, ESPERO SUS COMENTARIOS, PUES ME GUSTA SABER QUE OPINAN Y SOBRE TODO, ME MOTIVA A SEGUIR ESCRIBIENDO.
GRACIAS, NOS VEMOS EN LOS COMENTARIOS.
S8gue asi, me gustaria verlas a ellas dos solas en la playa
Gracias, tu sugerencia será tomada en cuenta.
Estuve esperando este relato con muchas ansias,está tan bien hecho que te introduces en la historia con facilidad y la hace sentir como propia.
Mi único pequeño disgusto es la larga espera por cada capítulo,espero una nueva continuación
Gracias por tu apoyo. Disculpa la demora, las obligaciones personales no me dan tiempo muchas veces de escribir, pero trataré de hacerlo en el menor tiempo posible. Gracias nuevamente.
Cada paso que das con esa historia se pone cada dia muy caliente y se esta poniendo arriesgada para los personajes sigue a si
Gracias por el comentario y por tu apoyo.
Hombre esto se pone cada vez mejor, ja ja ja, x 1 momento ornse que todo se iria al diablo por descubiertas por la mamá de la chamaca
Por favor, que camila le haga el amor en la cama de su madre o en la cama de rubia de culo respringado 😛
Gracias por tu comentario y por el apoyo. Tu sugerencia será tomada en cuenta.
Felicitaciones Mario lo dicho cada capitulo es mejor que el anterior sigue asi con esta historia cargada de morbo y deseo seguire al pendiente del proximo capitulo saludos
Gracias por tu comentario y por el apoyo.