CON NATALIA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nyctidromusles.
La penumbra de la noche entraba por la ventana de la habitación, con algunos destellos de luz de la luna donde reposábamos. Ya llevábamos 2 semanas de verano en un pueblecillo a 2 horas de la ciudad, mi prima Natalia y Yo (Verónica).
Contábamos con 18 años, éramos primas hermanas por parte de papá, quien se encontraba de viaje con mamá en su aniversario. Me dieron la oportunidad de pasar el verano con Natalia en casa de los abuelos, estos últimos de 75 años y algo sordos, pero siempre muy queridos. En estas 2 semanas ocurrió de todo; yo resulté bastante bien en el 5º de bachillerato y entré en la universidad, estaba muy feliz y desde mi primer día la pase súper.
En nuestro segundo día fuimos al pueblecillo, en él se encontraban algunos turistas. En una esquina nos topamos con 2 chicos bastante guapos que me miraban descaradamente, no sé pero esto me calentó un poco, vestía con short de licra, sin ropa interior y una franela blanca pegadita al cuerpo y con buen escote lo que hizo que mis senos grandes, redonditos y paraditos se hicieran notar bastante y sensualmente. Se lo comenté a Natalia y ella rió por lo bajo. Ella siempre de recatada vestía con jeans negros pegaditos y blusa verde jade, a mí me pareció que lucia espectacularmente sexy, su trasero grande, redondito y paradito se veía perfectamente por lo ajustado que traía el pantalón, sus senos se movían sensualmente al caminar y esto me calentó aún más.
Miré con lujuria a los chicos y masajee con mis dedos mi sexo, metiéndome un dedo entre mis labios a través de mi licra para que esta quedara incrustada en mi vagina, percibí su erección y risueña me tocaba los senos mientras que me seguía metiendo el dedo en mi sexo. Natalia me vio, se asustó y me dijo:
– ¿Qué haces?
– Nada, me los vacilo- respondí- nada más.
Ya en casa a las 7:00 PM cuando subí a mi habitación estaba demasiado caliente por lo ocurrido, además mi prima estaba demasiado sexy ese día, yo soy lesbiana desde que mi novio me dejó después de comerme, pero no he tenido sexo con una mujer todavía y eso me cohíbe un poco. Estando en mi habitación me desnudé, el calor era insoportable y me acosté en mi cama. La habitación de Natalia estaba a la derecha de la mía pero sé que no estaba allí por que estaba en la cocina, bueno o eso suponía. Yo tocaba mis senos y así comencé a masturbarme, apretaba mis pezones y estos se erectaron de inmediato. Bajé a mi abdomen entre caricias y me rocé el ombligo con las yemas de mis dedos. Estaba extasiada al llegar a mi sexo, mi monte de Venus estaba bien limpio ya que me depilaba con regularidad y lo rozaba con las yemas de mis dedos. Comencé a meterme los dedos entre mis labios, las sensaciones eran escandalosas, al principio eran gemidos los que retumbaban en habitación, ahora eran gritos de placer. Lubriqué mis dedos en saliva con la intención de penetrarme:
– Uhm, oh- decía mientras lubricaba la entrada de mi vagina, al primer envión no pude penetrarme, abrí mis piernas al máximo y abría mis labios con mi mano derecha mientras que con los dedos de mi izquierda hacia un segundo intento. Con un grito lo conseguí, que creo asustó a Natalia que me espiaba por la puerta entre abierta, ya que oí sus pasos perderse en el pasillo:
– Oh, ah, Dios, sí, que rico, uhm
Me iba penetrando con todos mis dedos, mis gritos no dejaban de retumbar en la casa (gracias a Dios que los abuelos son algo sordos), decidí probar una experiencia que me recomendó una amiga, penetrarme por el ano pero antes estimularía mi clítoris algo abandonado. No más faltó un roce para llegar al orgasmo y vaciarlo increíblemente en las sabanas.
– Oh, ah, Dios-gemía mientras intensificaba la estimulación rozando mis labios, mi clítoris y me penetraba ocasionalmente, continuando hasta el final de mi sexo estimulé mi perineo, vacié otros 2 orgasmos y podía sentir mi temperatura elevarse:
– Oh, no, uhhh, ah, que rico, sí- era lo que lograba articular.
Con mis manos llenas de jugos me masajee los senos y abdomen mientras descargaba orgasmos.
Me lubriqué con mi mano izquierda empapada en fluidos y saliva el ano, lubriqué mis dedos de la derecha. Empecé metiendo uno de mis dedos y estando adentro le daba vueltita, no desaprovechando mi mano izquierda me penetré la vagina, así estaba gozando en penétrame mis orificios, alternando la velocidad de los movimientos. Todo mi cuerpo temblaba, estando en un limbo donde los orgasmos me estremecían y sacudían en mi cama, mi ano se abría y cerraba al compás de mi respiración entrecortada, esto me dolía un poco pero el placer era inmenso y eclipsaba el dolor sentido, además el roce en mi ano y vagina me llevaban al espacio, a un lugar de sólo placer. Así llegue a un clímax grandioso empapado y algo escandaloso, ya gritaba desproporcionalmente:
– Oh, sí, ahhh, uhhh, oh, mi cuquita, mi culito, me duele oh, sí, que rico…
[…]
Después de semejante sesión quedé empapada de sudor, fluidos y lágrimas (en él ultimo y más grande orgasmo se me bajaron las lagrimas). Fue exquisito todo eso, quedé completamente exhausta y creo que dormité. Natalia me despertó bruscamente para avisarme que estaba lista la cena desde un rato y los abuelos habían comido e ido a dormir, así después de darme una ducha reconfortante fui a comer, ya que traía un hambre de perros.
[…]
Al entrar en el comedor comprobé que los abuelos se habían ido a dormir, estaba Natalia sola en mesa; al entrar se levantó para servirme de cenar diciendo:
– Debes tener hambre-mientras me servía un plato de pollo con papas- después de semejante entrada cualquiera.
– ¿Acaso me espiabas?-le dije no como reparo sino lujuriosamente, pues ya sabía bien que ella me había estado mirando, pero quería ver su reacción.
– No, yo no te espiaba- dijo pero reconocí un rubor en sus bellas mejillas-solo me asustaron tus gritos y subí, menos mal que los abuelos no los oyeron, ni se dieron cuenta.
– Sí claro-balbucee.
– ¿Cómo es la cosa?- me preguntó algo enojada.
– Nada, lo que pasa es que cuando llegamos del pueblo- le expliqué mientras engullía la comida rápidamente- estaba demasiado caliente y no me pude aguantar, a demás a ti te gustó ¿no?
– No, nunca? bueno no voy a discutir contigo mis preferencias…- se percató de que estaba hablando demasiado y no terminó la frase, fue hacia la puerta y completó- deja todo limpio por favor- y de manera expectante salió del comedor.
– No te preocupes- le dije pero ya estaba en las escaleras.
Terminé de comer y limpiar la cocina y el comedor y me fui a la cama, pero al llegar a la entrada de mi cuarto oí los gemidos de ella, seguramente tenia rato masturbándose porque estaba en pleno orgasmo. Yo fui a curiosear, me estaba excitando de nuevo, Natalia me gustaba y quería verla en acción. La puerta de su habitación estaba entre abierta, supongo que quería que yo la viera, yo aparté un poco más la puerta para tener mejor visión de su cama y de ella:
Natalia estaba acostada en la cama, ella de tez acanelada, cabello castaño claro, ojos también canelos, labios delicados y delgados, pero muy sensuales, senos grandes y paraditos, firmes y redonditos, abdomen sensualmente ejercitado adornado despiadadamente con un muy sexy ombligo, una cintura estrecha, caderas en proporción a sus senos, un monte de Venus magnifico sin un vello y sus labios abiertos pues se masturbaba y penetraba intensamente con su manos empapadas. Su mano derecha penetraba en su sexo, mientras que su izquierda estimulaba su clítoris. Entre gritos llegó a un orgasmo, desparramando sus jugos en las sábanas. Ella me vio en la puerta, yo quedé paralizada en la puerta y después de lanzarme una mirada muy sensual hizo algo que no esperaba, se puso a gatas con su trasero en dirección donde yo me encontraba, se abrió las nalgas, dejando al descubierto un ano que predispuesto se abría a la dosis placer que le aguardaba, también su vagina chorreante y abierta se exhibía para mí; Natalia se masajeó el ano y con sus dedos de la mano derecha se penetró de un solo golpe, su ano se comió tres de sus cinco dedos. Esto no lo podía soportar, me fui enseguida a mí habitación, oí sus gritos al llegar a su orgasmo:
– Oh, sí me vengo, sí me vengo, oh, ah, sí…
Al entrar me desnudé, no me llevó mucho tiempo, vestía con un short y franela. Mi imaginación me hacia pasadas, imaginé que era yo la que penetraba ese ano, yo la que estimulaba su flor empapada, en mi cama desnuda comencé por penetrar mi sexo todavía rojo, pero ya abierto por lo que había visto en ese cuarto y lo que imaginaba. Y metiendo mis dedos comenzó su festín; me penetraba y estimulaba mis labios y clítoris, haciendo círculos o apretando en ellos, deseando que fuera Natalia quien me masturbaba y penetraba, mis movimientos eran más rápidos, mis gritos acallaban ??Natalia?
– Oh, ahhh, me duele, Dios- gritaba pues sentía un dolor en mi sexo, ahora el orgasmo se reprimía, me lubriqué el ano y al roce sentí algo de dolor pero no hice caso. Al primer envión lo penetré con dolor exclamando un grito:
– Ohhh, duele, sí, ahhh-gemí mientras intensifica el movimiento, miré a la puerta, y vi en la oscuridad a Natalia, sólo con percibir el olor a su sexo, su aroma después de su sesión llegué al orgasmo -Ohhh, sí- y con esas palabras caí entre las sabanas rendida de cansancio.
Tuve sueños eróticos con Natalia, sentía que mi sexo era penetrado, sentí gemidos salir de mis labios, su boca en mi sexo, sus dedos penetrando en mi ano, el roce de sus senos en los que paraditos temblaban al contacto con mi lengua. Después de lo que creo, fue un orgasmo muy húmedo, entré en un limbo con el cual no recuerdo nada de esos sueños.
[…]
La siguiente semana fue muy increíble por un acontecimiento que me cambió por completo, pero de eso hablo luego. La pase súper bien en la casa de campo, tenía sesiones deliciosas masturbándome casi todos los días, soñaba con Natalia que me hacía el amor y esos sueños siempre me gustaban. También fui buscando lugares más atrevidos para masturbarme: en la sala, porche, garaje, en el carro allí fue estupendo el orgasmo. La noche que llevaba más o menos una semana lo quise hacer en la cocina, siempre me ha parecido un lugar muy erótico para tener sexo y la casa de mis abuelos, ese era el premio mayor. Así pues esa noche me arriesgué a hacerlo descaradamente allí, aun sabiendo que ya me había masturbado ese día.
La tentación me llevó a la cocina después que sospeché que ya todos se habían ido a dormir. Usando un plátano para darme mayor placer lo metí en mi vagina y mientras lo gozaba Natalia entró en la cocina, no me importó, mas bien ella observándome me excitó aún más. Eran ya las 12:00am y yo tenía las luces de la cocina para tener mayor visión de la experiencia, supongo que Natalia se despertó y percibió la luz en la cocina, bajó a echar una ojeada, y al llegar la escalera comprendió lo que sucedía porque mis gemidos resonaron hasta las escaleras, decidió curiosear y al llegar yo me penetraba por mi raja. Al verla me descaré, me puse a gatas encima del paredón donde me recostaba en dirección a ella, puse mi trasero abriéndomelo, y lubriqué mi ano y el plátano, me lo clavé hasta el fondo dando un gemido de dolor y excitación, al parecer a ella le gustó porque sus ojos brillaron. Yo pasando mi mano derecha por entre las piernas penetré mi vagina, haciendo círculos en mis labios y clítoris. Llegué a un orgasmo perfecto:
– Ohhh, sí, que rico, me duele mi culito… – gemía sin vergüenza. Al voltearme para ver ella ya no estaba allí. Supuse que estaría en su habitación en otra de sus sesiones de placer auto estimulado.
No queriendo molestarla me quedé en la cocina jugueteando con mi cuerpo pero creo que dormité. Al despertarme, sobresaltada me fui a la cama, ella dormía delicadamente desnuda mostrando mi perdición, me acerqué a ella y empecé a masturbarla, tocando sus senos. Entre caricias llegué a su sexo y comencé a masajear sus labios y clítoris, ella solo abrió sus piernas y desfloró su vagina para mí, incursioné en su ano, ya habiendo comenzado a penetrar en su sexo. Su ano se abrió para que mis dedos lo penetrasen y no habiendo dado muchos movimientos se vació sobre mií en orgasmos silenciosos y reparaciones entre cortadas…
[…]
La penumbra de la noche entraba por la ventana con algunos destellos de luz plateada de la luna, donde reposábamos, ya llevábamos dos semanas de verano en un pueblecillo a dos horas de la ciudad, mi prima y yo tomábamos whisky y conversábamos animadamente (más animadas que de lo normal):
– ¿Te gusta alguien en particular?- me preguntó.
– Después de lo de Hansen ??? dije mientras me tomaba un fondo blanco- no quiero saber más de hombres, estos son mujeriegos, sucios y malos en la cama.
– No te creo que fuera tan malo en la cama, prima- dijo Natalia apurando otro trago de whisky.
– Oh, sí, es malísimo??? y eso que se jactaba de hacer gritar a sus novias en la cama, bueno a mí no, yo fingí. Lo único que quería era penetrarme por el culo y ya, ni siquiera me chupó mi cuca- repliqué- no, ahora lo que quiero es una mujer que coja bien ¿no te parece?- dije esto con atrevimiento??? ya me estaban pegando los tragos.
– Sí, las mujeres son mejores amantes que los hombres??? ¿Quieres probarme?
No me aguanté dos pedidos y me lancé sobre ella, nos besamos largamente, sentí su lengua en mi garganta, nadie en toda mi vida me había besado así, mis manos temblaban. Natalia me dijo:
– Sé que quieres hacérmelo bien, ya que una vez me lo hiciste mientras dormía.
– Bueno sí, no me resistí a tu cuerpo cuando dormías después de tu masturbada, y además tu también me cogiste- le repuse, pero yo no quería hablar, lo que quería era comerme su cuca. Nos quitamos nuestras ropas y yo ataqué sus senos que estaban erectos y temblantes, los besé, soplé, acaricié, mordisquee, haciendo círculos con mi lengua. Natalia gemía muy entrecortadamente:
– Uh, umm, sí, fóllame la cuca- decía mientras gemía.
Yo por mi parte me tomé todo mi tiempo explorando cada centímetro de su piel acanelada, mi placer iba en aumento, besando su ombligo, ella gritaba:
– Oh, sí Vero, más abajo, sí más abajo en mi cuca mi vida, oh…
Seguí con mi procesión erótica, llegando a su monte de Venus. Natalia agarró mi cabeza y la enterró en su sexo diciendo entre gemidos:
– Ahí, mi amor fóllame ahí.
Sumisa abrí sus labios y me comí su conchita, rosadita y húmeda, muy húmeda, estimulé su clítoris, ella dejó de gritar y sacando un consolador me dijo:
– Ah, Vero oh, sí Vero ven usa esto para que me folles el culito, oh, ah, sí, oh, los dedos sí los dedos métemelos en mi raja, sí, mastúrbame… -llegó a un orgasmo increíble que descargó sobre mi rostro- Ah, sí que rico, mierda, ahora fóllame el culo???
Yo con mi boca llena de sus fluidos sacié mi sed, ella lamió mi cara y me dijo:
– Sé que nunca lo habías hecho pero, lo haces muy bien. Ahora mi culo con el consolador ¿Si mi amor?
Lubrique el aparato en aceites, y me dispuse a complacerla, ella a gatas ya, masturbaba y me repetía:
– Ábreme el culo y penétrame.
Le chupé el ano y lo lubriqué con saliva y aceite. Se abrió como sabiendo y ansiando el placer que se le acercaba, se lo metí hasta la mitad, ella se lo comió y gimió:
– Oh, sí más adentro, sí.
Se lo terminé de meter hasta el fondo, ella entre gemidos me decía:
– Ah, sí, oh, ahora Vero, fóllame.
Comencé con movimientos, pero ella quería más. Entre gemidos provocados por sus orgasmos me repetía:
– Más, más duro, fóllame con fuerza.
No temiendo más, la follé con fuerza, y sus gemidos me llevaron a unos orgasmos prematuros:
– Oh, sí -dije mientras ella gritaba gozando:
– Sí, sí, fóllame, fóllame ahora mi cuca- Yo la penetré con un consolador por la cuca y le metí los dedos por el ano, mis movimientos eran muy rápidos, pero esto era el cielo para ella, pues lo gozaba entre gritos y gemidos de placer:
– Oh, duele, sí, más duro, nena, sí duele, más duro, fóllame rico- Con todos estos, entre gritos y gemidos, su reparación era muy entre cortada, su sexo y ano se abrían y cerraban al compás de su respiración; llegó a un orgasmo superior, yo entre sus piernas recibí todos sus fluidos y ella me dijo:
– Ahora te voy a follar a ti, mi amor.
Yo estaba limpiando su cuca y culo que estaban muy mojados. Me besó, metiendo su lengua hasta mi garganta, mientras me masajeaba mis senos, seguidamente me tiró en la cama y se me echó encima; comenzó a lamerme todo mi cuerpo, en ocasiones daba palmaditas en mis senos (eso me excita mucho) y amarró mis manos al respaldo de mi cama. Me lamió mi cara, besaba mi cuello, chupaba mis senos que temblaban de la emoción, empecé a gemir por las sensaciones experimentadas:
– Ah, si uhm, sí, dios, oh…
Chupaba mis senos con su lengua, haciendo círculos a su alrededor mientras llevaba su mano a mi sexo. Siguió bajando con su lengua a mi abdomen, donde me daba lengüetazos certeros, que sentí extraordinariamente. A cada chupada sentía que mis entrañas se derretían y el clásico vació en él estomago, continuo a mi ombligo en donde se detuvo, echo un chorrito de whisky en él y lo sorbió, se sintió tan bien que pensarlo ahora me pone cachonda. Terminó por llegar a mi sexo, allí fue un poco brusca pero yo estaba tan excitada, que me gustó. Abrió mis labios y empezó a chupar mi clítoris, se sintió rica su lengua en mi rajita, yo arqueé la espalda y gemía continuamente:
– Ah, sí, uhm, que rico, primita, sí…
Ella me penetra con tres dedos, después con cuatro, hasta meterme la mano completa en mi rajita, donde sentí una mezcla de dolor y placer y vacié en sus manos otros orgasmos:
– Ahhh, siiii, que rico, oh sí fóllame…
Después de sacar la mano me penetra con un consolador, me lo clavó de un tirón y yo grité de dolor:
– Ayyy, primis, me duele.
Ella se hizo de oídos sordos y prosiguió con los movimientos más y más rápidos, pero me encantaba, ella era una muy buena amante, nunca dejó mi clítoris, así entre la penetración y la estimulación logró vaciar varios orgasmos:
– Ah, prima si, cojéeme así, más prima.
Ella al verme empapada en sudor y fluidos me dijo:
– Te fallaré el culo, sí mi amor.
-Oh, si prima viólame el culo, quiero comerme uno bien grande por el culo…
Ella me desató una mano para poder ponerme a gatas, todavía teniendo un consolador en mi sexo, ella me dio la vuelta y me chupó el culo; primero las nalgas que lamió, y abriéndome el culo dejó al descubierto mi ano, que penetró con su lengua y lubricó con aceites. En todo ese tiempo no dejé de gritar, esto me gustaba mucho:
– Ah, primita, fóllame, sí, quiero que me folles el culo.
– No te preocupes mi vida porque te follaré muy bien-me decía sin dejar de masturbarse. Ella tenía las piernas empapadas en fluidos y de cuando en cuando daba gemidos excitados.
Después de lubricar todo mi culo lubricó otro consolador, me lo ensartó completo, yo di un gemido de placer estremecedor, sentí el temblor que dio Natalia y su orgasmo desparramarse por las sábanas. Ya impregnadas de nuestros fluidos, el consolador entró solito y completito, grité pues sentí mi culito partirse en dos, pero me gustó??? Natalia lo sabía usar. Sacaba y metía, primero suave para acostumbrar mi ano a su tamaño, después con mayor y asombrosa velocidad. Totalmente extasiada perdí la cuenta de mis orgasmos, después de un rato ella dejó de masturbarse y reanudó el movimiento de cogerme por mi vagina, desde que Natalia me mostró su culo siempre imaginé y soñé con ese momento, ser penetrada por la mujer más sexy y sensual del mundo. En un momento comenzó a darles vuelta a los consoladores y yo llegué a un orgasmo agotador, desparramando gran cantidad de fluidos que ella recibió con su boca, yo quedé exhausta y caí rendida entre las sábanas.
A la mañana siguiente al despertar no podía levantarme, mi raja y culo me dolían muchísimo. Natalia me preguntó:
– ¿Como amaneciste?- risueña le contesté:
– Bien, me encantó que me violaras anoche- ella me dijo:
– Que te violara, pero si eres una ninfómana calenturienta- Yo le respondí:
– Bueno tu no eres una frígida que digamos???
El resto de verano fue estupendo, follamos a todas horas??? pero eso es para otro día???
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