El reencuentro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Karla_patito.
Parecía como si a ambas nos hubiera tragado un hoyo negro. Ninguna sabía de la otra. Casi un año de ausencias, tal vez más, tal vez menos. Eso no importaba, ahora, lo único que realmente importaba era que una tarde golpearon mi puerta y al abrirla, allí estaba ella, mi Kitty hermosa.
Esa tarde fue ayer, la mañana de hoy apenas despuntaba, los rayos solares se colaban por la ventana de nuestro nido de amor, donde esa densa neblina de amor, deseo y lujuria se sentía en el ambiente.
Esos rayos fulgurantes lograron despertarme con una sonrisa dibujada en mi rostro, sin abrir los ojos, desperezarme poco a poco, llenar de aire mis pulmones y detectar el delicioso aroma de su maravilloso cuerpo, abrir mis ojos y contemplar su bello rostro mientras mi nena dormía aún, sentir la tibieza de su cuerpo que respira tranquilamente, respirar entre sus cabellos para llenarme de su aroma, juntar mi cara a sólo un palmo de la suya y respirar el mismo aire que ella respira. Me puse a esperar a que abriera sus ojos para que lo primero que viera fueran mis ojos contemplándola, robarle un tierno beso con el que le doy los buenos días y agradecerla que me hagas la mujer más feliz y plena del mundo.
Su boca aún sabe a mí, el aire en sus pulmones aún guarda mi calor. Kitty se quedó sin respiración, pero lo disfruta, disfruta la ausencia de aire, su rostro me lo hace saber. Mi dulce gatita disfruta como se enredan nuestros cabellos mutuamente, disfruta como mis medias de seda que forran sensualmente mis piernas, las mismas que fueron el pincel con el que pinté su intimidad con el barniz sagrado, transparente y tibio de su feminidad. Su boca aún diluye el sabor de mi pecado, necesito beberla nuevamente. Su lengua se deja acariciar por mis medias, quienes la recompensan con un delicioso espasmo que hace brotar un manantial cristalino de su deliciosa intimidad.
En mi rostro se dibuja una nostálgica sonrisa recordando la maravillosa noche que me ha regalado, cierro mis ojos y aún siento su cuerpo tibio abrazándome por la espalda, su suave tacto recorriendo mi piel, mis senos, mi vientre, siento su cálido aliento en mi cuello, sus labios que besan mi piel me derriten, cierro los ojos y sólo puedo murmurar que la amo. No sé cómo es que he podido soportar tanto tiempo sin mi adorada Kitty, mi gatita hermosa.
El calor de su cuerpo sobre el mío quema mi piel de ese exquisito fuego de pasión, mis manos recorren cada milímetro de su piel mientras mis labios reclaman el dulce sabor de su boca, veo mi rostro reflejado en sus bellos ojos marrones mientras sus manos juegan con mi cabello. Ahora su boca recorre mi cuello y provoca que leves suspiros escapen de mi ser, mis piernas se enredan a su cintura y siento cómo ese delicioso nudito de tu chamarra que tiene amarrada en la cintura de su cuerpo desnudo comienza a hacerme suya, húmedamente suya, cómo repetidas veces le digo con voz entrecortada por los deliciosos gemidos que se me escapan. Ese hermoso nudo de su suave chamarra está completamente humedecido por mis jugos, que alimentan su dulce fetiche. Sus caderas menean la chamarra, moviendo el nudito que quiere poseerme y hacerme gritar con locura.
Sus movimientos se apaciguan, hasta quedarse quieta. Kitty cerró los ojos y con una angelical pose quedó como una escultura de piel suave y cremosa en la mitad de mi cama.
Quise despertarla de su letargo con la tibieza de mi aliento. Sus ojos se abren y ven mi sonrisa, y mi boca se adhiere a la suya y me propone un dulce beso de buenos días. Sus labios aún saben a nuestro pecado, a esa deliciosa lucha de amores que tuvimos la noche anterior. Yo aprovecho para saborear ese exquisito coctel de amor. Kitty levantó las sábanas y vio que ella tenía puestos mi liguero y mis medias favoritas. Acarició con ternura y sensualidad sus propias piernas forradas en ese delicioso tejido y con excitación regresó su mirada hacia mí y me invitó a acariciarlas. Su rostro expresaba un morbo tremendo al notar mi prenda favorita cubriendo su hermosa piel. Al notar la picardía en su mirada, decidí darle una pequeña sorpresa que hizo que su rostro cambiara completamente al levantar la sábana que cubría mi cuerpo.
Se trata nada más y nada menos que el arnés que mi amada Kitty utilizó la noche anterior para hacerme gozar inmensamente y que ahora estaba atado a mi cintura. Me acerco felinamente a ella, me quedo parada a la orilla de la cama y contemplo su hermosa figura, la tomo de las piernas y la halo tiernamente hacia mi hasta poder colocar sus suaves y bellas piernas sobre mi pecho, restregando y acariciando mis senos con la sedosidad de las medias que ahora ella sensualmente usa. Siento como mis pezones comienzan a endurecerse por esa sublime sensación que tanto adoro, cómo el dildo del arnés ha quedado convenientemente en medio de sus piernas, con toda la delicadeza que siempre la ha caracterizado, Kitty toma el dildo con su mano y comienza a estimular su clítoris con él mientras mis labios comienzan a besar y devorar sus pies, con besos suaves, húmedos y provocadores.
Suelto una de sus piernas mientras ella se gira de costado, conservo una de sus piernas pegada a mi mientras me siento sobre la otra, deliciosamente ha quedado su exquisito muslo entre mis piernas. A estas alturas ya estoy bastante húmeda y mis esencias no pueden evitar mojarla, me froto suavemente en su pierna disfrutando esa indescriptible sensación de su piel envuelta en mis medias apaciguando mi sexo, mis labios no dejan de besar su otra pierna comiéndosela a besos. Mi doncella ya no necesita sujetar el dildo para acariciar su empapado sexo.
Sus ojos se cerraban con desesperación, aguardando ese idílico momento de ser penetrada, completamente llena con mi delicioso arnés, tiernamente, despacio, con todo mi amor, fui introduciéndome en ella, el gemido de placer que sale desde lo más profundo se su alma me enloquece, quedo quieta unos instantes y después el movimiento de mi pelvis que se frota en su pierna acompañan mis envestidas provocando en ambas un inmenso e indescriptible placer.
Pero Kitty aún no sabía que mi sorpresa estaba incompleta y había un detalle más en nuestra aventura matutina. Haberla iniciado con un arnés no fue suficiente para mí. Mi corazón y mi deseo querían mucho más. Era el primer arnés que mi hermosa Kitty probaba, y su corazón me decía que había disfrutado cada uno de los momentos en que mi dildo había acariciado cada milímetro de sus humedecidas entrañas.
El suéter que aún emanaba mis aromas fue amarrado alrededor de su cabeza para enceguecerla, y que ella pudiera disfrutar de mis aromas tan deliciosos y adictivos que Kitty tanto disfrutaba. Luego con la picardía que su deseoso cuerpo me producía y completamente embriagada de lujuria y de pasión, tomé uno de mis tesoros: una de mis pantimedias de seda, hermosamente suaves y delicadas, y enfundé el falo de goma que llevaba amarrado en mi cintura, como si fuera un delicado y brillante condón de seda.
El dildo, brillante por los deliciosos ámbares de mi amada Kitty, acogió con ternura el abrigo de la seda de mis medias. Con mayor delicadeza posible, acerqué mi dildo enfundado en seda a la entrada de su húmeda gruta de feminidad. Sentí como mi hermosa amante derramaba un par de lágrimas de placer al sentir esa dulce textura de seda empapada acariciando sus entrañas. Mi Kitty me respondió con el beso más dulce y apasionado, moviendo la lengua de forma lenta y sensual, al compás del bombeo que mis caderas le daban a su cuerpo, con un ritmo sereno, tranquilo y sensual, que estimulando todos sus sentidos hasta llevarla a un estado de gloria único.
Sin embargo, nunca pensé que yo terminaría disfrutando mucho más, cuando mi hermosa Kitty se decidió a hacerme gozar como nunca, y demostrarme con sus caricias y besos el amor, deseo y lujuria que nos profesamos, quedando como siempre……
Húmedamente Tuya mi gatita golosa!!!
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