Encuentro inesperado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por becca.
Mi nombre es Rebeca, soy una mujer lesbiana, alta, tez clara, cabello negro, no soy muy atlética, aunque soy delgada y de pechos firmes, por lo que usualmente resulto atractiva. Me gusta salir de fiesta y disfrutar un buen rato con amigas, en su mayoría chicas lesbianas también
Lo que les contaré ocurrió justo al comenzar la primavera, había comenzado a sentirse el calor de manera intensa, al salir a la calle podías sentir como tu piel se volvía sudorosa y la ropa se adhería al cuerpo. Yo realizaba algunas diligencias de mi trabajo en un pequeño pueblo cerca de mi ciudad natal, no era un sitio muy grande, pero sí bastante pintoresco, los habitantes del lugar parecían ser personas amables y llenas de alegría, por las noches se acostumbraba acudir a un pequeño río y tomar bebidas embriagantes y bailar, lo que permitía convivir con otras personas, pues en realidad no había mucho más que hacer.
Una tarde, me encontraba tratando de soportar el calor de la habitación de la finca en la que me había hospedado, el lugar no contaba con aire acondicionado y la ventana en el cuarto era pequeña, por lo que el calor durante la tarde se tornaba insoportable.
Decidida a hacer caso omiso del clima, abrí mi ordenador buscando entretenerme en alguna charla con mis amistades, pues en el lugar que me encontraba conocía a muy pocas personas, nadie con quien me interesara pasar el rato.
Luego de unos momentos, me percaté que Sol, una vieja amiga, había publicado algunas imágenes, donde además mencionaba su ubicación y para mi sorpresa se encontraba en el mismo lugar que yo. Al parecer, se encontraba de visita con algunas amistades y estaría ahí por un día más.
Luego de ver esto, pensé que sería buena idea saludarla y quizá ir por ahí a conocer más del pueblo. He de confesar que ella me parecía una mujer bastante guapa; es alta y delgada, con un cuerpo bien formado, tez blanca, cabello largo de color negro, ojos claros y expresivos, con una boca que no necesita labial para ser apetecible y una linda sonrisa.
Luego de charlar un poco por un mensajero de internet, quedamos de vernos unos minutos más tarde, me apresuré a prepararme para la salida, esperando pasar un rato agradable con ella y sus acompañantes. Así que muy de prisa salté a la ducha, elegí una camisa ajustada de botones que marcaba mis pechos y unos jeans color negro, me puse un poco de perfume y acomode mi cabello rápidamente, justo a tiempo pues Sol había tardado menos de lo estimado en llegar a la finca en la que me encontraba.
Al leer el mensaje en el que me comunicaba que estaba en el exterior del edificio, me apresuré a salir, ella se encontraba en afuera de un automóvil compacto y agitaba su mano saludándome muy alegre, como era característico en ella. De inmediato noté que se veía muy atractiva, como siempre, traía su cabello suelto, unos jeans ajustados y una blusa color gris con un escote en forma “V” con un par de botones sueltos, que dejaba ver un poco sus seños, usaba lentes oscuros y traía consigo una cerveza en la mano, por lo que intuí que nos dirigíamos a continuar una fiesta que había comenzado sin mí.
Abandoné rápidamente mis pensamientos y me apresuré a su encuentro, ella me abrazó muy fuerte rodeando con su brazos mi cintura y me invitó a subir con ella a la parte trasera del automóvil, presentándome a otras dos chicas que viajan en la parte delantera, Paula y Alejandra, quienes saludaron amablemente y me pusieron al corriente al contarme que tenían ya algunas horas bebiendo cerca del río, pero nos dirigíamos a una finca privada de un amigo de ellas para poder estar más cómodas.
En el trayecto, me pareció evidente que no era la única persona que sentía atracción por Sol, Paula (quien es una chica muy linda de 24 años, de estatura media, morena y con un cuerpo que daba a entender que se ejercita regularmente), observaba fijamente a Sol a través del retrovisor, podía notarse nerviosa cuando ella encontraba su mirada, pues veía de inmediato a otro lado y sonreía nerviosa.
Al llegar al lugar de destino, descendimos del auto llevando con nosotras una botella de vodka, jugos y varias cervezas, me adelante caminando con Alejandra para encontrar a su amigo Alberto, ya estaba en la entrada del lugar y se ofrecía a ayudarnos con las bebidas.
La finca era un lugar muy cómodo, era un terreno amplio lleno de árboles, con una cabaña en la parte central, la cual tenía una fuente y un pasillo amplío que conducía al sanitario. Al fondo del lugar se encontraba la casa principal, la cual era completamente independiente.
Seguimos a Alberto al interior de la cabaña central, en la cual había una sala justo en la entrada, seguida de un área de juegos, con una mesa de villar, un tablero para dardos y una mesa de cartas, además de una barra con algunas botellas. Acomodamos las bebidas en una hielera que estaba encima de la barra pues al parecer no contaba con un refrigerador.
De pronto noté que alguien se acercaba detrás de mío, colocando una botella sobre la barra, me giré y pude ver que era Sol, cuyo rostro quedo a centímetros del mío y me sonrío poniéndose aún más cerca para luego dar un paso atrás y dirigirse a la sala, con una sonrisa pícara, pues sabía que lograba intimidarme.
Le seguí y todos tomamos asiento, estuvimos bebiendo durante un rato y conversando, la plática rápidamente pasó de una charla de introducción a comentar experiencias sexuales y situaciones comprometedoras, Sol coqueteaba con Paula, quien no perdía oportunidad de tomarle de la mano y acercarla a ella haciendo broma sobre su orientación sexual. Según comentaron, todos ahí se sentían atraídos por los hombres, incluido Alberto, por lo que comenzaron a bombardearme con preguntas de cómo era estar con una mujer.
Al inicio no comenté mucho, me limite a decirles que era una experiencia muy diferente pues existe una complicidad especial y que resultaba muy excitante descubrir que le provocaba placer a otra mujer, tópico que capto el interés de Paula y Sol de manera muy evidente.
Al continuar con la charla, Sol confesó que había tenido experiencias con algunas chicas, las cuales habían resultado muy satisfactorias, por lo que estaba segura que sería algo que volvería a probar.
Esa confesión era algo que no me imaginaba y me sorprendió bastante al igual que al resto del grupo. Alberto propuso dejar la charla de lesbianas y jugar un poco de villar, lo cual aceptamos todas, nos acomodamos en equipos y comenzamos la partida. Debido a que nos encontrábamos todos algo tomados, el resultado del juego no era muy bueno, pero dio pie a que entre las bromas y los tiros bailáramos un poco.
Sol bailaba muy pegada a Paula, mientras Alejandra, Alberto y yo reíamos y jugueteábamos bailando, yo observaba a la distancia y no podía evitar sentir algo de envidia al mismo tiempo que me resultaba muy excitante verlas acariciarse discretamente dentro de su juego.
De pronto Sol tomó de la mano a Paula dirigiéndose al resto del grupo, caminaba bailando dando pequeños saltos, se aproximó directo a mí y me dijo al oído algo referente a la música, al parecer le recordaba el tiempo en el que nos habíamos conocido. Los tragos que habíamos estado ingiriendo comenzaban a surtir efecto y sentía poco a poco como las inhibiciones se perdían junto con los nervios que me provocaba estar cerca de ella.
Como efecto de nuestra platica comenzamos a seleccionar música electrónica que nos recordaba algunas ocasiones que pasamos juntas, no lo recordaba muy claramente pero siempre había existido cierta tensión entre las dos cuando nos encontrábamos cerca, usualmente yo me alejaba de ella pues sentía una inevitable atracción, a la cual me negaba a ceder pues en ese momento ella salía con un amigo cercano, yo podía notar que ella disfrutaba ponerme nerviosa, pensaba que para ella resultaba divertido.
La música, la situación y nuestras platicas me habían puesto a pensar en todo eso y de pronto caí en cuenta de que ahí estábamos de nuevo, con un magnetismo que a mi parecía evidente entre las dos. Me encontraba sentada en un banco alto de la barra y ella se me acercaba situándose entre mis piernas, rozando con su mano mi brazo y acariciando mi cabello de vez en cuando, supuestamente para ponerlo en su lugar.
Después de armarme de valor y pensar que esa era una oportunidad que no podíamos dejar pasar, puse mi mano en su cintura, acercándola un poco más, pude advertir un poco de sorpresa de su parte y quizá algo de nervios, pero lejos de alejarse o evadir la situación me miró fijamente y me sonrió, mientras deslizaba su mano de mi cabello a mi espalda bajando hasta mi cintura y haciendo formas con sus dedos.
Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración, lo cual aumentó mi excitación, apenas podía contenerme, moría de ganas de probar de su boca y besar su cuello. Nuestra charla repentinamente condujo a debatir sobre la música y el DJ de algunas de las canciones que escuchábamos. Ella aseguraba tener la razón y comenzó a sugerir una apuesta, en la que quien ganará podría algún desafío a la otra. A pesar de que estaba consiente que ella tenía la respuesta correcta, la contradije, esperando siguiera con el juego, pues podía ver en su mirada que sus intenciones eran romper por fin esa distancia.
– ¿Qué me darás si tengo razón?- Preguntó Sol.
– Lo que tú quieras- le dije segura, con una sonrisa desafiante.
– Y ¿si tu ganas?- Me preguntó ocultando la sonrisa.
– Si tú tienes razón yo también gano y si fallas pues sin lugar a dudas saldré ganando- respondí.
Ella se acercó aún más a mí dejando no más de tres centímetros de distancia entre nuestras bocas, le noté nerviosa pero excitada, el mundo a nuestro alrededor parecía inexistente en esos minutos.
– -Si yo gano podre besarte, por fin- dijo entre susurros. -Tu ¿qué ganarás?-
– No hace falta que dé explicaciones, ambas sabemos que es lo que vamos a ganar- afirmé.
– Entonces es Ganar- Ganar al parecer- dijo Sol inclinando ligeramente su cabeza a su costado derecho.
Aproveche su afirmación para terminar lentamente con la distancia entre nosotras, llegando con mis labios hasta su boca, la cual era tan dulce como había imaginado. Sus labios se abrieron dando paso a un beso intenso entre ambas, podía sentir como se agitaba su respiración entre nuestros besos, ambas habíamos olvidado completamente que no nos encontrábamos solas.
Entre besos y mordiscos juguetones, la situación comenzó a sentirse muy caliente, hábilmente deslice mi mano bajo su blusa acariciando ligeramente su cintura, ella se agitó un poco y subió su brazo derecho hasta mi cuello, mientras se apoyaba en su costado izquierdo sobre la barra. En ese momento pudimos percatarnos del silencio que se había generado en el lugar, nos separamos por un instante riendo, para luego constatar que todas las miradas se habían centrado en nosotras, de inmediato todos pretendieron hacer algo más y continuar su charla, haciendo caso omiso de la situación, yo podía sentir la mirada de Paula que se notaba algo sorprendida y confundida.
Sol se acercó lentamente a mi oído, y me dio un beso justo entre el lóbulo de la oreja y mi mejilla, tomo mi mano derecha, que se encontraba en su cintura y la condujo a su entrepierna sobre la ropa, permitiéndome notar el calor que emanaba. Esto pasó desapercibido por los demás pues yo me encontraba con mi lado derecho hacia la barra y bloqueaba la vista con mi espalda.
En el momento en el que la toque y presioné mi mano sobre ella, pude escuchar un pequeño gemido, al verla note como mordía su labio inferior y sonreía disimuladamente. Se alejó de mí y comentó a los demás que se dirigía al tocador, al salir del lugar me miró fijamente con una mirada traviesa con la que me invitaba a seguirla.
Por un momento lo dude, pues no esperaba nada de lo que estaba ocurriendo, pero eso era algo que había esperado por mucho tiempo, así que di un salto y salí sin dar mucha explicación.
Ella me esperaba entre los árboles que se encontraban antes de llegar al pasillo que conducía al tocador, me aproxime a ella y la abrace por la espalda llevando mis manos a su vientre, ella echó la cabeza atrás permitiéndome besar su cuello, sentí su cuerpo reaccionar a mis besos agitándose un poco, baje mi mano derecha introduciéndola dentro de su pantalón y por encima de su ropa interior, comprobando que se encontraba muy mojada.
Al sentirme tocándola, ella pegó un brinco y me tomó de la mano guiándome a través del pasillo rumbo al tocador, el cual era algo reducido pues se encontraba dividido en su interior, dejando solo un módulo para lavarse las manos en el exterior y dos puertas, una conducía a la regadera y la otra al sanitario. Entramos de prisa, emparejando la puerta tras nosotras y besándonos apasionadamente mientras buscábamos a tientas con las manos la luz, luego de encender vi su cara sonrojada y su mirada inquieta que se posaba sobre mi boca impaciente. Me empujó contra la pared y siguió besándome los labios, bajando por mi barbilla y hasta mi cuello, lo cual me puso aún más caliente.
Brevemente se echó atrás y me pregunto: ¿Estás consciente de lo que estamos haciendo? Lo deseó mucho.
Yo asentí y le dije que estaba consciente y que yo también lo quería. Me reincorpore y la atraje a mí tirando de su cintura, mientras dirigía mi boca a su cuello para besarlo trazando un camino hasta su oído, para luego decirle que la había deseado desde hace tiempo.
Ella respiraba agitadamente y me acariciaba sobre la ropa. Se recargo dando su espalda a la puerta y me llevó directo a ella separando un poco sus piernas y elevando su pelvis, para permitir que con mi muslo pudiese rozar su entrepierna. Se agitaba y jadeaba manteniendo sus ojos cerrados y sus manos sujetas a mi cuello, comenzó a descenderlas desabotonando mi camisa con desesperación. Yo tome su blusa y comencé a subirla, por lo que ella rápidamente levantó sus brazos permitiéndome quitársela.
Finalmente pude sentir su piel rozando la mía a la vez que los besos se volvían cada vez más intensos; mi lengua jugaba con la suya intensamente, mientras bajaba mi mano acariciando su abdomen hasta toparme con los botones de su pantalón, los cuales solté pasando a bajar su bragueta, para finalmente introducir mi mano bajo las prendas y su acariciar su sexo húmedo.
Ella soltó un gemido de placer al sentir que mi mano la recorría desde la abertura de su vagina hasta su clítoris, no me detuve mucho, pues estaba gozando sentir cada centímetro de ella, me gustaba la sensación de mis dedos explorándola poco a poco y descubriendo lo que mis dedos provocaban en contacto con su coño perfectamente depilado.
Sol comenzó a desabrochar mi cinto, para luego bajar mi pantalón junto con mis bragas, llevó sus dedos a mí, acariciándome con su dedo medio, lo que provocó que mis piernas temblaran y mi respiración se hiciera muy profunda, mi mano seguía tocándola, podía sentir que le gustaba sentirme entre sus dedos pues cada vez estaba más mojada.
Con mi mano izquierda comencé a luchar con el broche de su sujetador, no tarde mucho cuando logre soltarlo, nos separamos para poder liberar sus hermosos senos de su sostén blanco, por fin pude contemplarlos, tenían un tamaño perfecto, no eran pequeños pero tampoco muy grandes, sobrepasaba ligeramente lo que mis manos podían abarcar, sus pezones eran rozados y pequeños. Pase las yemas de mis dedos por ellos suavemente provocando que estuvieran aún más erectos y luego de contemplarle unos segundos, le sonreí volviendo al ataque sobre su cuello con mi lengua, dando un par de mordidas ligeras mientras mi mano volvía a buscar su sexo.
Mi lengua siguió trazando círculos hasta llegar a su pezón derecho, lo saboreé como si se tratara de un dulce para luego meterlo en mi boca succionándole. Con mi mano acariciaba su clítoris haciendo uso para ello de mi dedo índice y medio, ella se sostenía del picaporte y del módulo de madera.
Podía sentir entre mis dedos su clítoris palpitar, su espalda se arqueaba y su gemidos cada vez eran más fuertes, seguí lamiendo sus senos hasta alcanzar su otro pezón, no pensaba dejarlo abandonado así que le dí el mismo trato. Sol comenzó a mover sus caderas buscando que mis dedos llegaran a ese agujero que esperaba ser explorado.
-Estoy muy caliente- me dijo. –No pensé que fueras así, quiero que me metas tus dedos, ay! aaahhh, por favor quiero sentirte dentro de mí.
Un poco asombrada por sus palabras y obedeciendo sus deseos, introduje mi dedo medio en ella, lo que provocó un respiro y un grito ahogado
-Aahhh-
Sentí como sus piernas cedían ante su peso, provocando que se deslizara por la pared intentando sostenerse con los brazos sin éxito. Ella quedó sentada y yo de rodillas ante ella, aprovechamos para acomodarnos un poco quedando ella casi completamente recostada y yo encima apoyándome en mi mano izquierda a un costado de su cabeza y mi pierna derecha entre las suyas, seguí metiendo mi dedo en ella y besando su cuello, deslicé pronto mi dedo índice también y seguí el movimiento de sus caderas con las mías provocando en ella gritos cada vez que nuestros cuerpos se encontraban provocando que mis dedos llegaran más profundo.
Ella susurraba maldiciones que parecían casi incomprensibles pues se veían sofocadas entre los gritos y gemidos que salían de su garganta-
-Maldita seahhhh! Ahhhhh. Que rico! Ahhhh ahhh así ahhh cógeme-
Su cuerpo comenzó a tensarse mientras se sacudía violentamente y clavaba sus uñas en mi espalda, abrió sus ojos y con una mirada hundida en el placer me pedía que le diera más, yo aceleré mi movimiento dándole mordidas entre besos a mi paso, finalmente la sentí correrse en mi mano y nos besamos apasionadamente.
Unos momentos después, Sol recobró el aliento y me pidió que nos pusiéramos de nuevo en pie, comenzó por besar mi cuello mientras decía que había sido una grata sorpresa para ella la manera en la que la había cogido.
Ambas nos despojamos de las prendas que aún llevábamos, lo que le permitió besar mis pechos, que son un poco más grandes que los de ella, los recorría dando de lengüetazos intensamente, lo cual me podía a temblar y me arrancaba pequeños gemidos que intentaba contener. Por un instante se detuvo y me dijo:
-Rebeca ¿puedo hacer algo que siempre he deseado hacer?
Yo vuelta loca asentí y le dije: -Hazme lo que tú quieras!
Ella se puso de rodillas y llevó mi pierna izquierda sobre su hombre acercando su cada a mi intimidad, para luego comenzar a pasar su lengua por mi vagina.
La sensación que su lengua humeda provocaba al encontrarse con mi clítoris me hacía jadear intensamente, yo buscaba mantener el equilibrio así que me apoye en el módulo de madera y acariciaba el cabello de sol empujando su cara había mi sexo. Unos minutos después mis gritos anunciaban que había llegado a un delicioso orgasmo. Ella se puso en pie y me besó, aún podía saborear mi esencia en sus labios.
-wow- le dije un poco agitada, me encantas.
Le di una pequeña vuelta un poco accidentada debido al poco espacio del lugar, le ayude a sentarse sobre el modulo y me puse entre sus piernas de pie haciendo que las mantuviera muy abiertas, ella se recargó quedando inclinada, lo que me permitía tocar su coño caliente y mojado mientras la besaba.
Entre besos fui bajando nuevamente por su cuello, recorrí sus senos y su ombligo sin dejar de acariciar su clítoris, baje lentamente sin despegar mi lengua de su piel hasta llegar a su sexo, pasando de pronto a sus muslos provocando en ella un gemido frustrado que reflejaba mucha excitación.
-ahhhhg ahhh-
La besé hasta su rodilla mientras baje mis dedos y comencé a introducirlos en su vagina con la palma de mi mano hacia arriba, subí de nuevo por sus largas piernas hasta posarme sobre su entrepierna, podía notar que el calor de mi respiración cerca de ella la estaba volviendo loca, comencé a sacar y meter mis dedos haciéndola gritar, ella tapaba su boca con una mano y se tocaba los senos con la otra, sin dudarlo comencé a besar su sexo en busca de su clítoris, ella se sacudía frenéticamente y sus quejidos llenaban la habitación, pronto llego a su orgasmo.
Desesperadamente Sol jaló de mi haciéndome subir a encontrar sus labios, me besaba y repetía:
-Maldita Rebeca, no pensé que fueras así.
Le cuestioné a que se refería, ella aclaró:
-A que fueras así en el sexo, me ha encantado-
-Esto aún no termina- le dije sonriente y le hice dar la vuelta recargando sus codos sobre el mueble, lleve mi mano a sus glúteos y los acaricié para luego buscar la ruta hasta su vagina nuevamente para seguir hurgando su interior con mi dedos, ella movía sus caderas dejándome un panorama muy sensual de su trasero moviéndose y chocando contra mi pelvis, con mi otra mano me estiré acariciando sus senos, mientras besaba su cuello desde la espalda.
Frente a nosotras había un espejo que nos permitía tener una mayor imagen del panorama, ella se veía y cerraba sus ojos, diciendo que no quería verse, gritaba sin control, deslicé mi mano desde sus senos para llegar su clítoris.
Con mis dedos dentro de ella y mi otra mano en su clítoris, no tardó mucho en alcanzar otro orgasmo, pero la excitación me impedía detenerme, así que continué, ella comenzó a moverse cada vez más rápido observando ya muy atenta sus gestos de placer, se acariciaba los pechos viéndose en el espejo y llegaba de nuevo al orgasmo, sus espasmos me daban a entender que no terminaba una vez más, segundos después nuevamente alcanzaba el climax, parecía que no terminaba de sentir un orgasmo cuando otro ya comenzaba, la situación era por demás deliciosa y la disfrutamos intensamente.
Ella echaba su brazo atrás acariciando mi cabello, se presionaba contra mi sacudiéndose con desespero, sus gemidos continuaban y yo gozaba verla correrse entre mis dedos, continuamos así un rato más hasta que alguien tocó a la puerta provocando que nos detuviéramos de inmediato, Sol pregunto de quien se trataba con la voz entrecortada.
-Soy Paula- se escuchó una voz del exterior -¿Se encuentran bien? Ya nos tenían algo preocupados.
Ambas reímos y contestamos al unisono que estábamos bien. –Muy bien reafirmó Sol mientras me besaba.
De prisa nos pusimos la ropa que yacía tirada por el lugar, nos acomodamos lo mejor que pudimos y salimos pretendiendo que nada había pasado.
Al encontrarnos afuera, notamos que Paula no estaba sola, Alejandra y Alberto se encontraban con ella, mirándonos atónitos, Alberto solo rió y dijo que no pasaba nada, que podíamos pretender que nadie había estado escuchando nuestros gritos y gemidos por más de una hora.
Volvimos a la sala de juegos y luego de unos minutos decidimos irnos, las chicas me llevaron de vuelta a mi habitación donde me despedí de Sol con un beso en la mejilla, ella me susurró al oído:
-Me ha encantado, espero que se repita y seguimos tan amigas como siempre-
Le sonreí pues se había adelantado a decir lo que pasaba por mi cabeza durante el trayecto, baje del automóvil y volví a ese cuarto caluroso a fantasear con lo que había ocurrido.
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