Feminista y enamorada
En una reunión de mi grupo de feministas conocí a quien es ahora mi novia.
Este relato lo cuenta una amiga mía feminista, se cambian los nombres por seguridad.
Me llamo Nohora, soy una abogada simpatizante activista en la causa feminista, tengo 32 años, me considero muy linda, tengo cabello negro, piel mestiza quemada por el sol, senos grandes, cintura delgada y trasero tonificado debido a que también voy mucho al gimnasio, normalmente trabajo como abogada defensora de mujeres que son maltratadas y violadas y busco maneras de ayudarlas a superar esos flagelos, también voy a reuniones y marchas, en las cuales pedimos que se revaliden estos derechos pero no me gusta el vandalismo de algunas desadaptadas pero voy a las marchas y reuniones para tratar el tema del feminismo y como hacer valer nuestros derechos.
En una de estas marchas fue donde conocí a una nena hermosa, llamada Miranda, y aunque se que no es moralmente bueno igual lo cuento, ella tiene 13 años, es una estudiante de octavo grado, una nena de cabello mono, ojos castaños, piel blanca, delgada, pechos pequeños, una boquita hermosa y una mirada que inspira ternura, ella iba a la marcha con su madre, Ruby quien fue cliente mía en el cual su exmarido fue encerrado por violencia intrafamiliar, a Miranda no la conocía ya que en el juzgado no permitían menores de edad, pero cuando ví a esa nena mi corazón y mi cuerpo tuvieron esas sensaciones que no logro explicar. Al final de la marcha, fuí a refrescarme a una cafetería, en esa misma cafetería llegó Ruby con Miranda:
– Doctora Nohora cómo está?
– Bien muy bien señora Ruby como está todo?
– Bien gracias a Dios todo muy bien, le presento a mi hija Miranda, es un poco tímida, hija salude a la doctora Nohora.
– Mucho gusto doctora.
– Mucho gusto Miranda, veo que estás muy linda.
– Gracias doctora. Sonreía sonrojada Miranda.
En mi mente pensaba porqué le había dicho eso a una niña, y me veía tonta delante de ella, afortunadamente Ruby, su madre no se había dado cuenta.
El siguiente lunes en la mañana estaba en mi consultorio trabajando cuando mi secretaria me anuncia:
– Doctora Méndez, hay una niña esperándola aquí en recepción, dice llamarse Miranda Cortés.
– Miranda cortés?- no lo podía creer, la niña hermosa estaba en mi oficina, mi corazón aceleró y hasta extrañamente, mi vientre emitía un calor y mi vagina empezaba a mojar. – Dígale que pase a mi oficina. – Ordené recuperando mi naturalidad.
Luego entraba aquella niña, con su timidez típica y su mirada inocente que en cierto modo me atraía – Que haces aquí?
– Vine a tu oficina a agradecerte por lo que has hecho por mi mamá, para nosotras ha Sido muy difícil asimilar lo de papá y que tú estés ahí para mi mamá es algo especial para ella.
– Gracias muñequita y tu mamá sabe que estás aquí?
– No, he salido del colegio y vine para acá.
– No hagas eso que preocupas a tu mamá y las calles son peligrosas, ella debe estar preocupada si quieres la llamo para decirle que estás aquí y estás bien.
Sin esperar respuesta llamé a su madre, y, como pensé estaba demasiado preocupada por Miranda pero al escucharme a mi diciéndole que estaba bien y conmigo se tranquilizó.
– Gracias doctora, ya me siento tranquila, igual tengo que buscar una niñera, porque esta noche tengo que trabajar y mi niña queda sola.
– Doña Ruby, le propongo algo, porqué no deja que su hija se quede conmigo esta noche, con eso trabaja tranquila y su hija está segura conmigo.
– Ayy doctora, me da mucha pena con usted. – No señora, yo lo hago con todo el gusto. – Déjeme hablar con mi hija y si ella quiere pues irá. – Bueno.
– Hija, por favor no me vuelva a hacer eso estaba preocupada por usted. – Perdona mamá, simplemente quería agradecer a la doctora por todo lo que hace por nosotras. – Bueno hija pero por favor me avisa ahora bien si quiere quedarse esta noche con la doctora? – Si mami, no veo ningún problema, además con ella me siento segura.
Acabó la llamada, Miranda se fué a su casa y yo seguía trabajando, pero no dejaba de pensar en porqué ofrecí eso, ya al final de la tarde, me cambié y fui al gimnasio a ejercitarme un poco pero sobre todo a dejar de pensar en esa niña, logré descansar pero no pude dejar de pensar en ella, luego me di cuenta de que ella llegaría a mi apartamento, así que me fuí rápidamente, no tuve tiempo de bañarme ni cambiarme, estaba terminando de preparar la cena cuando escuché el timbre, era Ruby, uniformada y Miranda, tan hermosa llegaba con una blusita blanca, moños en coletas, faldita azul, medias blancas y zapatos negros, estaba hermosa. Nos saludamos, y luego de recomendarme a la niña, Ruby partía a su trabajo (cabe recordar que los estudiantes estaban en vacaciones).
Luego, cenabamos, pero no podía dejar de ver a aquella niña y ella se veía hermosa, hasta que por fin decidí hablarle:
– Uhhmm y cuántos años tienes Miranda? – 13 años doctora y voy en el grado octavo. – Ahh que bien me alegra mucho, veo que eres muy inteligente y aparte bonita. – Gracias doctora, puedo decirle algo y no se pone brava? – Dime Miranda. – Usted también está muy bonita. – Ayy gracias.
No entendía porqué me sonrojaba y me ponía más nerviosa su cumplido si solo es una niña. El caso fue que en medio de mi letargo me cambié y me puse una bata transparente dejando mis senos empitonados, mis senos morenos, cuando me di cuenta ya era tarde, estaba en la sala y miranda me veía sonrojada, no sabía ni que hacer no que decirle hasta que fue ella quien me preguntó:
– Doctora, porqué tu pecho es grande y el mío es pequeño? No sabía que hacer pero procuré ser lo más natural y le dije: – Miranda, eso es porque soy una mujer grande, pero cuando crezcas también te crecerán y te verás mucho más hermosa que ahora. Más bien nos sentamos a ver una película en mi habitación? – Si claro doctora. – Solo dime Nohora. – Está bien Nohora.
Luego fuimos a mi habitación, puse una película infantil para verla con ella, de un momento a otro en su instinto de hija me abrazó, eso me calentó más, pero traté de llevar la calma y empecé a acariciarle el cabello, Miranda, para mí sorpresa suspiraba, seguía bajando mis caricias a su espalda, y logré tocar su cola – Nohora, qué hace? – Ohh perdón. – Tranquila, me siento bien. Luego seguí acariciándola, luego ella subió su mirada hasta mí, mi mente estaba indecisa porque mi reputación estaba en juego, me acomodé un poco y le robé un pico en sus labios, Miranda se sonrojó y mostró cara de sorpresa pero no me dijo nada, luego tomé su cara y la besé, Miranda quería retirarse pero, creo, que le gustó esta nueva sensación que decidió dejar que yo la besara, que cada segundo se volvió más apasionado, le quité su blusita, no traía ni top ni brasier dejando sus pequeñas tetas a mi Merced, que, aunque pequeñas eran rosaditas muy hermosas, seguí besando su oreja, luego su cuello, luego bajé hasta sus senitos, los chupaba y me sentía que tenía un gran premio, también sentía pesada su respiración, empezaba a sudar, luego la acosté a ella para seguir besando su barriguita y su ombligo, ya Miranda se dejaba llevar de lo que quisiera hacerle, le quité su faldita y sus calzoncitos, dejando una vagina con labios hermosos, lampiña y cerradita, luego seguía besando sus piernas, los pies, cuando llegué alrededor de su vagina, escuché su primer gemido, luego, pasé uno de mis dedos en sus labios, los abrí y realmente estaban cerrados, entendí que era virgen y yo era su primera mujer en el sexo, luego empecé a besar su vagina, Miranda ya gemía y escuchaba decir – que bien Nohora, me gusta lo que me haces, no pares -. Estaba degustando ese cuerpito virginal, con cuidado fui metiéndole un dedo, un quejido de dolor se escuchó, era de Miranda. – Despacio Nohora, es mi primera vez. – Luego dejé mi dedo quieto mientras su vagina se adaptaba a mi dedo invasor, fui moviendolo lentamente mientras besaba y chupaba su vagina, Miranda volvía a gemir – Más ohh más quiero más Nohora no pare por favor. – Ella me pedía más, yo era su primera mujer, la mujer que iba a introducirla en el mundo del sexo, miranda ya movía su pelvis metiéndose más mi dedo, se movía mucho más rápido hasta que finalmente contrajo si cuerpo y tuvo su primer orgasmo, que yo no dudé en beberme, sabía a un dulce néctar que me llevaba a la gloria. – Te gustó? – La verdad si, me encantó. – Ésto no lo puede saber nadie, solo nosotras vale? – Si señora. – Luego me levanté de mi cama y me quité mi bata, desnudandome completamente ante aquella niña de 13 años, que aunque ilegal, le había brindado un gran placer, me volví a acostar y la volví a besar luego le puse mis senos café en su cara y, instintivamente Miranda abrió su boquita y empezó a chupar mis senos, la verdad casi no cabían en su boquita, la miraba chupar mis senos y esa mirada me calentó más de inocencia pero de picardía, luego me levanté y Miranda al ver mi vagina velluda, morena y con ganas de ser chupada por esa inocente niña me preguntó: – Cuando sea más grande voy a tener pelos ahí? – Si claro que sí, pero ven que esto lo tienes que probar.- Luego me senté en mi sofá y abrí mis piernas, Miranda se arrodilló y fué acercando su carita a mi vagina, jugó con mis vellos, los corrió un poquito y pasó su lengua por mis labios, se corrió un poquito, y ahí volví a recordar que no me bañé, así que mi vagina no tendría un buen sabor, pero Miranda se sintió atraída y volvió a pasar su lengua para lamer otra vez mis labios, le empezó a gustar tanto que empezó a chupar inclusive con mis vellos, cuando veía hacia la carita de ella y ella me miraba con su carita inocente, con mis vellos tapando sus labios y pasando por su nariz, me calentó mucho más y empecé a hacer un movimiento pélvico, ella seguía chupando, yo gemía y agarraba la cabeza de Miranda y la pegaba más a mi vagina y me seguía moviendo, mis gemidos creo que se escuchaban en todo mi apartamento, es tan bien que me chupa Miranda que me contraje y tuve mi orgasmo en la boca de Miranda, cada vez botaba chorros de corrida, sentía que ella me succionaba toda, hasta que finalmente descansé. Al ver la carita de ella, untada de mi corrida, un líquido blancuzco en sus labios y en su nariz, y mirándome con inocencia, me enterneci y la tomé nuevamente entre mis brazos, la besé y abracé, luego nos acostamos nuevamente en la cama. – Sabes Miranda, me ha gustado todo, yo sé que de pronto no es el momento pero… Quieres ser mi novia? – Está bien. – Gracias Miranda, me haces la mujer más feliz del mundo.
Luego dormimos y al otro día Ruby recogió a Miranda, no sin antes yo bañarla y dejarla lista.
Desde entonces, yo recojo a Miranda en el colegio, y Ruby me deja tenerla en las noches cuando tiene turno, la pasamos muy bien y la amo mucho y se que ella también….
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