Flora invita a su amiga Gilda un fin de semana (1)
Es una especie de continuación de las experiencias de Tuzo y su dueña (mirar el relato»Me gusta desde chica andar desnuda por casa»).
Flora invita a su amiga Gilda un fin de semana (1)
Es una especie de continuación de las experiencias de Tuzo y su dueña (mirar el relato»Me gusta desde chica andar desnuda por casa»)
Flora invita a su amiga Gilda un fin de semana a su casa (el sábado)
Hoy os traigo el suceso que ocurrió el día que la dueña de Tuzo invitó a pasar un fin de semana a su amiga más fiel, a la que le tenía prometido un par de días de disfrute total en la más íntima privacidad.
Resultó que Flora (el nombre de la dueña de Tuzo ha sido cambiado) tenía previsto pasar ese fin de semana veraniego a solas, puesto que sus progenitores iban a tomarse dos días de relax en un spa por un premio obtenido por el trabajo realizado del padre, que era un buen currante, días antes ocurrió lo siguiente:
– Hola Flora, ¿qué tal? Hacía mucho tiempo que no hablaba contigo y me acordé de ti hoy, y dije, voy a llamarla a ver que planes tiene para el verano.
– Ufff, pues… -en ese momento estaba «sufriendo» una de las deliciosas lamidas que le daba Tuzo ya a diario- estoy muy… agustito… en estos momentos… siii…
– ¿Qué te pasa? ¿Tomaste algo con alcohol o te estás medicando? Te noto como si estuvieras en trance o drogada por las medicinas.
– Nooo… deja eso para los yonkis… yo estoy… mmm… es que esto… no es para explicarlo…, es para vivirlo mi querida Gilda… mmm… -Tuzo seguía a lo suyo dejando asomar de vez en cuando su pequeña salchicha puntiaguda-.
– Oye… eso que escucho no serán gemidos… ¿verdad? Me estás poniendo cachonda, jajaja, -tenían una confianza excesiva las dos amigas- y ya sabes que mis dedos se pueden empezar a empapar con mi clítoris de un momento a otro como continúes.
Gilda también llevaba ya unos años a pesar de su juventud, en que la investigación de su vagina había tocado fondo, sin llegar a perder su virginidad, se había hecho experta en ser sodomizada por todos los chicos con los que tenía relaciones… y hasta por su amiga Flora, con la que tenía también en ese sentido una muy estrecha amistad.
– Ufff… si yo te contara… ¿te quieres venir a pasar…. ooohhh… el fin de semana conmigo? Estaré a solas…ufff que rico…, y te enseñaré… porqué me pongo de esta manera… y espero que tu también… lo disfrutes Gilda.
– Por supuesto, pero antes… ya que he empezado… espera que me voy al baño… no sea que mi madre se entere de algo… me gustaría que me comieras por todos los lados de mi vagina como otras veces has hecho, pero por teléfono…
– Eso ya… está hecho mi querida amiga…
Y empezó a relatarle lo que le haría, pero lo que le estaba haciendo el perro a ella (Flora) en ese momento:
– Espero que estés… ooohhh… con las piernas muy abiertas y desnuda del todo porque…te abriría los labios… ufff… y con mi lengüita… te lamería…
– Oooh, estaba ya tan caliente… que me está llegandooo… sigue sigue…
– Te lamería todo, los dos labios… muy rapidamente… ufff, a mi también me llega… ooohhh, muy rápidamente te pasaría la lengua, te la metería en tu interior… ooohhh, me llega me llega…
– Ooohhh, amigaaa… sigueee… sigueee… que me llega a mi también… uffff qué rápido esta vez…
Y a toda velocidad, le relató lo que el perro le terminaba de hacer hasta que…
– Siiii, todo te lo comería ooohhh no puedo más… me voy a correrrrr… siiii rápido, rápido… siiii, más rápidooo -y Gilda también había cogido el ritmo de la velocidad y estaba llegando al orgasmo-, ooohhh que orgasmooo… siiii. Tuzooo, no paressss… ¡¡¡yaaaaa!!!
– Ooohhh… siii, no dejo de tocarme mi culito, tengo dos dedos dentro y mi clítoris chorreandooo, se me tensan las piernas… ahora me doy bien rápido en mi clítoris, mmm, acaricio el interior de mi vagina… que gustitooo… ufff, ahora se me cierrannn ooohhh ¡¡¡qué ricooo!!!
Y ambas se quedaron en silencio tras el orgasmo en paralelo que tuvieron, a continuación, lo único que se escuchó fue un ladrido de Tuzo, que intentó montar sobre su querida ama…
– No Tuzo, ahora no…
– ¿Qué le pasa a tu perro? ¿Es que te ha visto tocarte?
– Ufff, jajaja, si yo te contara… vente este fin de semana.
– Ok, Flora, eso haré, lo pasaremos muy bien, te lo aseguro, y te prometo que te haré esto que me has hecho por teléfono, pero… en vivo…
– Yo también te enseñaré… cosas nuevas Gilda.
Ese sábado veraniego y caluroso, Flora estaba con los preparativos, sin saberlo los padres, había alquilado «instrumentos para juegos muy placenteros», dildos, bolas chinas, la chica, ya sabía mucho de la temática sexual, y un poco de «mermelada» para perros, aunque eso seguro que sobraría, puesto que Tuzo sabía realizar bien su trabajo.
– Flora, ya sabes, cuida bien de la casa, no vayas a traer gente extraña -cuando decía eso el padre reía bastante al mismo tiempo, puesto que sabía que su hija era de confianza y que no lo haría- y no te expongas mucho al sol no te vayas a quemar.
– Si padre, dame un beso que te quiero mucho, tú sabes bien que soy una buena niña y no hago cosas malas, por cierto, a la única que he invitado es a mi amiga Gilda, ya sabes quien es ¿no?
– Ah, muy buena idea, me gusta tu amiguita -dijo el padre, que se le caía la baba respecto a esta chica que estaba loco por metérsela en caliente también a pesar de su edad.
Pasada las doce del mediodía, llamaron a la puerta, evidentemente era Gilda, Tuzo ladraba como un desesperado, aún sabiendo de quien se trataba, pero el perro no había terminado de aprender que a los conocidos no había que ladrarles de esa manera, en cuanto puso un pie dentro de la casa, comenzó a mover el rabo y a rozarse con la amiga de su amita, que, por cierto, iba en minifaldas y no llevaba bragas, pero sí llevaba bastante perfumado su pubis sin pelo alguno, por lo que Tuzo, en cuanto acercó el hocico a la altura de sus rodillas, estornudó en un par de ocasiones.
– Hola Flora, cuanto tiempo -y le fue a plantar dos besos amistosos a ambos lados de la cara, pero Flora, con más reflejos, le detuvo la intención y…
– Hola Gilda, mmm -le plantó un beso en la boca que jamás se le olvidaría a su amiga, siempre mejoraba al último que le había dado- no están mis padres, has llegado justo a tiempo -y siguieron morreándose y poniéndose erectos los pezones mientras se abrazaban y acariciaban las espaldas mutuamente.
– He venido todo el camino acariciándome en los momentos en que podía, para ello me puse en la parte trasera del autobús, ya sabes, donde da más botes y con mis dedos en mi clítoris… te puedes imaginar como estoy en estos momentos… en cuanto bajé me fui al servicio a limpiarme un poco pero no del todo, para que tu estimaras «lo contenta que estoy de verte», pero sí que me puse un poco de perfume, como Tuzo ha descubierto… ¿quieres… ver cuanto estoy de contenta?
Como Flora ya sabía lo que le estaba proponiendo, fue bajando lentamente mientras le besaba la barbilla, delicadamente el cuello, sentía que Gilda se estremecía, besaba sus pezones muy despacio bajaba hasta su ombligo y cuando consiguió poner las rodillas en el suelo, le levantó la minifalda para observar y besar con avidez lo que tenía delante, un chochito muy mojado, perfumado y con ganas de que lo besaran y le pasara una lengua o un dedo sobre su clítoris, Flora no dudó en hacerlo, Gilda se tuvo que apoyar de espaldas en la pared mientras sentía como su amiga le comía todo el clítoris y se levantaba el camisón, para que Tuzo le lamiera por detrás… mientras abría la vagina de su amiga para sacar el capullito del clítoris, Tuzo lamía su culito recién lavado y con algo de mermelada para no desaprovechar ningún momento… a Gilda no le dio tiempo nada más que apretar la cabeza de Flora cuando tuvo un orgasmo tremendo, y cuando vio al perro lo que le hacía a su mejor amiga… casi se muere de la impresión y del gusto que volvió a transmitirle Flora cuando se corría con la lengua del animal mientras le seguía comiendo su ya mojadísimo clítoris. Gilda se rindió al placer, a la impresión y tuvo que sentarse con las rodillas abiertas y la espalda en la pared, no podía tenerse en pie, mientras Flora seguía en la postura perruna con la que había comenzado a comerle todo el clítoris y Tuzo ya había intentado montarla en un par de ocasiones sin puntería.
Gilda estaba alucinando, en la postura que estaba de piernas abiertas recién corrida tras al paseo que se había dado Flora con su lengua por tan rico pubis.
Tuzo sabía que su ama no era como las perras con las que había que perder el tiempo dando vueltas y jugando para que se pusiera cachonda, su ama ya estaba cachonda y dispuesta de nuevo a ser follada por tan magnífica polla perruna, así que…
– Mira Gilda, esto es lo que quería enseñaaaarrrrte… -en ese preciso instante se había abierto un poco más de piernas y Tuzo había atinado en el pequeño agujero vaginal de su amita, lo que le hizo echarse hacia adelante e instintivamente echar una pierna hacia atrás, ya le había pasado en varias ocasiones… y siempre igual, ya tenía la polla bien adentro y el perro se movía con todo el furor del mundo.
– Yo quiero… también… -le dijo a continuación Gilda- pero yo quiero que me penetre por el culo… -utilizaba sus dedos y sus propios jugos para masajearse el esfínter anal y proporcionarse placer por el culo y por su propia vagina, de nuevo estaba cachonda.
– Mmmm que bien se siente… muy riiiico… ¿por el culo? Será su primera… vez… conmigo no lo ha hecho… así… tenemos todo el fin de semana… para ello…
En menos de un minuto, pasó Tuzo del más frenético de los movimientos… a quedarse absolutamente quieto y pegado a su ama Flora… le había hecho el nudo y ella ni cuenta se había dado, sólo sentía la calidez de los chorros que recibía en su interior.
– Uffff… que caraaa… de felici…dad… se te ve… debes estar muy a gustito -decía Gilda mientras estaba a punto de llegarle otro orgasmo.
– Me tiene ahora mismo… totalmente llena… estoy orgullosa de mi mascota-amante.
Y tan llena que la tenía, que Tuzo tuvo que pasar una pierna a través de la espalda de su dueña para quedar más cómodo quedado pegado a su dueña, para esperar a que se deshinchara su bola, que le había sacado todo el aire de su vagina, ahora no había prisas ningunas, sólo la presencia de Gilda que alucinaba con lo que veía y cada momento se sentía más excitada y con ganas de perro.
Pasados unos minutos… con toda la tranquilidad del mundo, Tuzo pudo separarse de su dueña, Gilda observó como salían grandes chorros de la vagina de Flora, quedó alucinada del todo, y consiguió correrse al fin observando la escena, también alucinó con lo que le había metido Tuzo a Flora… y le dio un poco de miedo de que eso la fuera a partir por la mitad, se tomaron un descanso… los tres… comieron algo… y después de descansar una siesta… pasaron más cosas…
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